~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


miércoles, 14 de diciembre de 2011

NAVIDAD: EL NACIMIENTO DEL HOMBRE COMO DIOS (Neville - 13 de diciembre de 1968)

Neville (13 de diciembre de 1968)


NAVIDAD: EL NACIMIENTO DEL HOMBRE COMO DIOS



“En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios y la Palabra era Dios. La Palabra se hizo carne y habita en nosotros.” (Juan,1) Nuestro nacimiento físico es la encarnación de Dios, pues encarnación significa la asunción por un ser divino de la forma humana o animal. Cuando tú naciste tu pequeña forma humana fue asumida por Dios. La Navidad marca la partida de la encarnación de Dios y tu nacimiento como Dios.

Hay dos nacimientos: uno cuando Dios asume tu forma humana y el otro cuando tú asumes la forma divina ¡como Dios! El primer nacimiento es desde abajo, mientras el segundo nacimiento – llamado Navidad – es desde arriba. Cada niño nacido de mujer es Dios encarnado, o el niño no podría ser consciente de que él es. Su conciencia es la encarnación de Dios. El mundo, no sabiendo esto, celebra el evento equivocado; pues la Navidad es cuando el hombre se hace consciente de ser Dios.

Hay unas cuantas paradojas que perturban a mucha gente. Todas ellas son citas efectivas o interpretaciones de una cita:

“Ya no os hablaré en imágenes, sino os hablaré abiertamente del Padre.”
“Salí del Padre y vine al mundo. De nuevo dejo el mundo y voy al Padre.”
“Yo y mi Padre somos uno.”
“Yo voy al Padre, pues el Padre es más grande que Yo.”
“Cuando me veis, habéis visto al Padre.”
“Aquel que llamáis Dios, es mi Padre, pero yo conozco a mi Padre y vosotros no conocéis a vuestro Dios.”
“Muéstranos al Padre. Si me conociérais no lo pediríais, pues nadie puede conocerme en el verdadero sentido y no conocer a Dios, pues Él y yo somos inseparables.”

¿Quién es el padre que es uno con su hijo, y sin embargo es mayor que él? ¿Puede ser él el hijo de Dios y sin embargo Dios Padre? ¿Y cómo puedo yo saber que yo y mi Padre somos uno? Tratemos de resolver estas extrañas contradicciones.

En el último capítulo del Libro de la Revelación, Dios dice: “Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana.” Dios es la raíz, la fuente, la causa de toda vida. Él es el padre de David, ¡y sin embargo su descendencia!

Como la fuente, Dios es el padre de David, llamado Jesse o YO SOY. Como la descendencia, David es llamado el hijo de Dios. El profeta Samuel habló a David diciendo: “Dios declaró que cuando tus días se hayan cumplido y yazcas con tus padres, yo resucitaré a tu hijo detrás de tí que saldrá de tu cuerpo. Yo seré su padre y él será mi hijo.” (Samuel II,7)

Aquí vemos que la raíz y la descendencia son una. Yo (la raíz de David) soy la causa de toda vida. A pesar de eso yo vengo de David, le reconozco y digo: “Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.”

Como Dios Padre, asumo las limitaciones de la carne; y utilizando uno que es un hombre según mi corazón y hará toda mi voluntad, me vuelvo consciente de ser un hombre rico, un hombre pobre, un mendigo y un ladrón, hasta que David me revele como su padre. “Yo vine a hacer la voluntad de mi Padre, sin embargo yo soy el Padre, pues Dios Padre y el Hijo de Dios es un solo YO SOY.”

Sólo hay Dios en el mundo. Como el Padre, Dios creó una obra perfecta. Como el Hijo, Dios hace todos los papeles. Como el Hijo, Dios está restringido en sus actividades. Pero cuando el drama haya terminado, Dios deja el mundo del César – grandemente expandido – y regresa a sí mismo, al Padre.

Como el Hijo, Dios sufre. Pregunta a una persona quién está sufriendo y él responderá: ¡Yo soy! Ese es el Padre, que se ha encarnado asumiendo la forma humana. Cuando la representación se termine para él, Dios dejará el mundo como el Hijo, para regresar al reino de los cielos como el Padre. En nuestro misterio este acontecimiento es llamado Navidad. Tu entrada en este mundo es la encarnación de Dios. Su partida ocurre cuando su promesa a sí mismo esté cumplida en tí y tú experimentes una maravillosa serie de acontecimientos místicos.

Como Pablo, yo rezo para que aquellos que creen en mi mensaje de salvación sepan que es verdadero; que el nombre que yo les di para Dios no es mera poesía, sino un hecho – que tú eres el Padre. Os he dicho qué sucedió en mí. Les aseguro saber que es verdad. Estoy seguro de que mi partida acelerará la marcha para aquellos que han oído, aceptado y creído en mis palabras.

Ahora, un caballero escribió diciendo: “Me quedé dormido y soñé que estaba leyendo el periódico, mirando un anuncio a toda página de Wester Airlines. Estaban anunciando su nuevo sistema P.D., que eliminaría toda la congestión de pasajeros cuando aborden el avión. Súbitamente la página se volvió animada y yo estoy en la imagen, sonriendo de oreja a oreja mientras despierto.” En su carta se preguntaba por qué las iniciales P.D. Él pensaba que la D podría ser de “departure” (partida), pero no podía entender la P, aunque él utilizaba la palabra “plan” a lo largo de toda su carta.

Todo contiene dentro de sí mismo la capacidad de significación simbólica. Este caballero está en publicidad tan naturalmente que en el sueño está mirando un anuncio. En este mundo moderno tenemos aeroplanos que llevan al hombre desde la tierra a los cielos y los traen de vuelta de nuevo. Pero este es un plan de transporte.

En el Libro de Efesios leemos: “Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad en toda sabiduría y penetración de acuerdo con su propósito que él establece como un plan en Cristo por la plenitud del tiempo para unir todas las cosas en él, las cosas en el cielo y las cosas en la tierra.”

Mi amigo lo llamó partida. Esto no significa necesariamente que él se vaya esta noche o en los próximos cuarenta años. Para mí como intérprete del sueño, significa que él ha terminado el viaje. Como Pablo, el tiempo para su partida ha llegado. Él ha luchado bien. Ha terminado la carrera y conservado la fe. Desde entonces está preparada para él la corona de la justicia.

Esta corona no es algo lleno de joyas, sino la corona de la victoria. Sólo cuando uno ha terminado la carrera le puede ser dada la corona. Él ha luchado su propia batalla consigo mismo, y ha vencido. Su vuelo a los cielos es un plan que irrumpirá, haciéndole partir de este mundo del César para experimentar personalmente la Navidad.

La Navidad no es la encarnación de Dios, sino la partida del hombre como Dios; pues Dios se convirtió en Hombre para que el Hombre pueda convertirse en Dios. En el sueño de mi amigo, él tomó las imágenes del siglo veinte, y puesto que todo contiene dentro de sí la capacidad de significado simbólico, un aeroplano simboliza lo que lleva hacia los cielos. Está destinado a subir por encima de la tierra. La “P” es el plan de partida que comienza con un nacimiento espiritual, seguido por la revelación de la verdadera identidad del hombre.

No hay modo de saber quién eres tú realmente hasta que el Hijo de Dios lo revela, pues “Nadie sabe quién es el Hijo excepto el Padre, y nadie sabe quién es el Padre excepto el Hijo y aquel a quien el Hijo elije revelársele.” El Hijo debe elegir revelarse a tí, pues sólo entonces tú sabes que eres Dios Padre.

Yo soy el camino. Yo soy la verdad. Yo soy la luz. Nadie llega a la conciencia de ser el Padre excepto por el plan de Dios. La dieta no lo hará. Vestir ciertas ropas, invernar en algún lugar llamado sagrado, o ser un sacerdote y subir de rango no lo hará. Hay sólo un camino al Padre, y ¡Yo – todo imaginación – soy el camino!

Mi amigo es un hombre felizmente casado con tres hijos, sin embargo está tan hambriento de la verdad; así que yo digo: Padre, deja que la verdad de mis palabras sea conocida, que él y todos aquellos que creen en mis palabras sepan que el amor con el que Tú me has amado, puede estar en ellos, y yo en ellos.

Un día tú descubrirás que Dios – el Padre que se convirtió en tí – ha completado su obra. Y debido a que él era Dios cuando se convirtió en tí, cuando su obra esté completada, tú te volverás consciente de que eres Dios. Hay sólo un camino para saber esto como un hecho, y es cuando el hijo de Dios, David, está ante tí y te revela como su padre. Entonces el templo del Dios Vivo – que es espíritu – es dividido en dos, y tú asciendes al cielo como una serpiente incandescente. Y finalmente, el símbolo del Espíritu Santo en forma de una paloma desciende, y – vistiéndote con Él mismo – una vez más te envía de nuevo a este mundo, para contar tu historia a aquellos que escuchen.

Este caballero tuvo un maravilloso sueño. Él puede algún día diseñar un plan que Wester Airlines utilice para facilitar la congestión de abordaje, pero ese no fue el mensaje del sueño. Él está partiendo de este mundo del César. Habiendo ya tenido estas experiencias, las ha olvidado. Pero recordará y sabrá que cuando llegue el momento para que él parta de esta pequeña sección de tiempo, no será restituído a la vida, sino que entrará en la Nueva Era. Siendo uno con el cuerpo de Dios, no conocerá restricciones, sólo la completa libertad de ser Dios Padre.

Habiendo entrado en el mundo, Dios el Padre de toda vida se encarnó en tu cuerpo de carne y hueso como el Hijo. Cuando la obra de Dios esté completa, Él partirá de este cuerpo y regresará a su cuerpo celestial como el Padre, redimiéndote. Este es el camino a la redención, y no hay otro camino.

Aunque las palabras “Yo y mi Padre somos uno, sin embargo mi Padre es más grande que Yo” parecen ser contradictorias, son verdad. Cuando Yo – la conciencia – asumo la limitación de la carne, soy consciente de la limitación. Encontrándome en la forma de un esclavo, me vuelvo obediente hasta la muerte en la cruz llamada Hombre, donde permanezco como Dios, restringido por mi encarnación. Entonces un plan predeterminado irrumpe y me libera de mi auto-encarcelamiento, y regreso al ser que yo era – pero ahora mejorado a causa de mi auto-impuesta restricción. Entonces yo puedo decir con Pablo: “He luchado bien. He finalizado la carrera. He conservado la fe. Ahora está preparada para mí la hoja de laurel – la corona de la justicia.”

Recuerdo una historia contada de Charles William Eliot, a quien – cuando se retiró como presidente de la Universidad de Harvard – le fue dado un regalo por un viejo amigo de Boston, que él atesoraba en gran medida. Su amigo le envió un envoltorio que contenía una sola hoja de laurel. Su mensaje era claro. Se le estaba diciendo que fue victorioso. Cada uno finalmente recibirá esa corona de la justicia, como la misma corona le es dada a todos los que llegan al final del viaje.

Saliendo de la conciencia de ser Dios Padre, tú vienes al mundo, haciéndote consciente de ser Hombre. Estás predestinado a regresar a la conciencia de ser Dios Padre una vez más. Ésta es la historia del Hombre.

Dios viene al mundo asumiendo la forma humana. Él se encarna en el nacimiento de un niño a fin de que respire. Mientras está aquí, Dios pasa a través de un literal infierno, porque su vida no termina con la tumba. Haciendo su salida de este mundo de muerte, Dios es devuelto a la vida para continuar el viaje; para morir y ser devuelto una vez más, una y otra vez, hasta que encuentra esta serie de acontecimientos sobrenaturales que llevan a Dios a su casa – en Navidad.

La Navidad marca el nacimiento del hombre como Dios, no el nacimiento de Dios como hombre. Hay toda la diferencia del mundo. Mateo y Lucas cuentan la historia del nacimiento, no como un niño pequeño físico, sino como una señal del nacimiento de un individuo como Dios, pues Dios ha nacido ese día en la ciudad de David.

Cuando Dios haya nacido en tí será en la ciudad de David. En ese momento tú naces como Dios. Y desde entonces crecerás en estatura. Crecerás a favor del Padre porque tú sabrás que eres uno con él. Continuarás estando encarnado, sin embargo, hasta el momento en que expreses tu último aliento. Entonces descubrirás que tú eres la vida misma, pues habrás entrado en el cuerpo único, Espíritu único, Señor único, Dios y Padre único de todo.

Una vez la individualidad se difundió en todo, como se nos dice en el Salmo 82: “Yo digo, 'Sois dioses, hijos del Altísimo, todos vosotros; no obstante, moriréis como hombres y caeréis como cualquier hombre, oh príncipes.'” Aquí está esta difusión universal del único YO SOY. Tú dices, yo soy. Yo digo, yo soy. Nosotros decimos, yo soy. Ese es el ser único que cayó, encarnándose convirtiéndose en Hombre.

No me importa qué se ha contado sobre el camino de Buda o Confucio; yo te he contado el único camino de vuelta al Padre. Mi testimonio no está basado en una teoría, sino en mi propia experiencia personal, y te digo una verdad: hay sólo un camino ¡Yo soy el camino!

Otro caballero (un artista de profesión) escribió diciendo: “Me encontraba en el fondo de un profundo pozo. Mirando hacia arriba veía un bello cielo azul con pequeños cúmulos de nubes blancas que se convirtieron en palomas, con las alas extendidas como si flotaran. Entonces me dije: 'Esto es lo que Neville enseña. La paloma realmente flota.'”

Estoy emocionado de que en el sueño de este hombre él recordara la enseñanza. En el Libro del Génesis se nos dice que cuando la inundación de la ilusión hubo terminado, la paloma apareció trayendo de vuelta la hoja de laurel [sic]: la ramita de la victoria. Y la paloma realmente flota sobre el agua cristalina.

Yo he visto esta gran inundación de la ilusión como atmósfera cristalina y ahora se que para mí, el arca, la inundación ha terminado. El hombre es o el arca de Dios o un fantasma de la tierra y el mar, ¡y él no es un fantasma! El hombre es el arca de Dios, conteniendo todo dentro de sí mismo.

Recientemente un gran médico fue preguntado sobre la gripe que se está extendiendo por todo nuestro país. Cuestionado por dónde va el microbio cuando la gripe remite, él respondió: “No va a ninguna parte. Permanece en el hombre para ser activado otra vez.” Yo digo que los estados de ánimo lo activan.

La lepra no viene de fuera. El cáncer tampoco. Todo está dentro del hombre. Lees el periódico y reaccionas. Esa reacción pone una sensación en movimiento, sea cólera, frustración o irritación. Cuando la sensación se va, ¿dónde va? Vuelve a dormir dentro de tí, pues tú contienes el mundo y todo lo que hay en él.

Dios se convirtió en tí y, conteniéndolo todo, Dios es absoluto. El mundo enseña que Dios es todo lo bueno y nunca lo malo. Pero si hay mal, y Dios no es mal, entonces Dios no es absoluto.

Si tú puedes experimentar algo que Dios no puede, entonces tú debes ser más grande que Dios, y eso no es posible. Cuando lees de un chico inocente que fue asesinado y reaccionas, activas algo dentro de tí. Ello puede ser el dolor de muela o de estómago de mañana. No sé lo que será, pero Dios no es burlado. Cuando tú siembras una reacción, recoges un acto, pues tú y Dios sois uno.

Dios realmente se hizo como tú eres en el momento en que respiraste, pues el aliento y el espíritu son una y la misma palabra en hebreo y en griego. Cuando te dieron una palmada en el trasero, tomaste una inhalación profunda y respiraste, Dios se encarnó en tí. Luego atraviesas los hornos de la experiencia para llegar al final, cuando experimentas esta serie de acontecimientos. Ningún otro acontecimiento o acontecimientos te llevarán de vuelta.

El primer acontecimiento es tu despertar y resurrección del cráneo donde Dios entró. Luego, tu nacimiento como Dios. Saliendo de tu cráneo, todo el simbolismo de las Escrituras como es descrito en Mateo y Lucas está ante tí.

Los tres testigos están ahí, así como el niño envuelto en pañales. Los testigos hablan sobre tí, pero no pueden verte, ya que ahora eres espíritu.

Entonces, a causa de que nadie ha visto nunca a Dios, sino a su único Hijo engendrado, que está en el seno del Padre, ocurre el segundo acontecimiento, cuando el Hijo de Dios está ante tí y te hace conocido para tí mismo. Entonces tú, también, dirás: “Yo soy la raíz y la descendencia de David.” Pues, saliendo del ropaje que has vestido a lo largo de tu viaje en el mundo de muerte, tú eres David, ¡el único Hijo engendrado de Dios!

No hay otro camino de vuelta al darse cuenta de ser Dios Padre, pues Él literalmente se convirtió en tí para que tú puedas convertirte en Dios. Se nos ha dicho que Jesucristo es el Hijo de Dios, sin embargo es él quien afirma: “Yo y mi Padre somos uno.” Él que me envió ha visto al Padre. Afirmar ser el Hijo que es el Padre es una paradoja; sin embargo es resuelta cuando tú te das cuenta de que el Hijo – salido del Padre – sigue siendo el Padre, pero está restringido por la encarnación.

Dios Padre toma en sí mismo la forma de un esclavo, y – convirtiéndose en el Hijo – es obediente hasta la muerte, incluso la muerte en la cruz del Hombre. Ésta la viste Dios, mientras se mueve de un estado a otro, a otro de lo que el mundo llama muerte, hasta que Dios experimenta el único plan definido para regresar a Sí mismo – el Padre. Así que la Navidad marca, no la encarnación de Dios, sino el nacimiento del hombre como Dios.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es
CHRISTMAS: MAN'S BIRTH AS GOD (Neville Goddard 12-13-1968)




martes, 13 de diciembre de 2011

ELECCIÓN –– LIBRE ALBEDRÍO - Neville Goddard

ELECCIÓN – LIBRE ALBEDRÍO

La creación está terminada y tú tienes libre albedrío para elegir el estado que vas a ocupar. Por lo tanto, es importante determinar las ideas en las que basas tu manera de pensar. Cualquier concepto que sea aceptado como verdad se exteriorizará en tu mundo externo. Elegir en lo que vas a enfocar tu atención es la única libertad que puedes ejercer. Una vez que un pensamiento es aceptado y cargado con sentimiento, el poder creativo interior procede a exteriorizarlo.

Tanto si tus asunciones son conscientes como inconscientes dirigen toda acción para su cumplimiento. Es una ilusión que, además de asumir el sentimiento del deseo cumplido, puedas hacer algo para ayudar a su realización. Tu propia maravillosa imaginación humana determina los medios que usará para llevar tus asunciones a su realización.

Cada uno de nosotros está sujeto a un mar de ideas. Escuchamos la radio, vemos las noticias en la televisión, o escuchamos algún chisme. Si lo que observamos provoca una emoción, hemos reaccionado y, con ello, plantado una semilla que germinará en algún momento futuro. Los pensamientos no se alejan hacia el pasado, sino que avanzan hacia el futuro para confrontarnos de modo que podamos ver lo que hemos plantado, ya sea con sensatez o imprudentemente.

Hay un ejercicio que merece el esfuerzo y es al levantarte por la mañana imaginarte al final de tu día, habiendo logrado todo lo que querías y sintiéndote feliz y contento. Si hay una situación que te encontrarás más adelante en el día y que es de tu interés, dedica unos momentos a imaginar el desenlace que deseas experimentar. Estas actividades imaginarias avanzarán entonces hacia tu futuro para revelar la cosecha que tan sabiamente plantaste.

~Neville Goddard



Traducido por Manu LDA
Tomado de Rare Lectures by Neville Goddard




miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL DESEO - Neville Goddard

EL DESEO

El deseo es un regalo de Dios. Al hombre no se le pide hacer nada más que aceptar el regalo simplemente dando gracias por la realidad invisible antes de observarla en su mundo exterior. A través del deseo, Dios nos invita a elevar nuestra conciencia a niveles cada vez más altos de conciencia.

Durante nuestro viaje a través de este sueño de la vida, es necesario experimentar todos los estados posibles para que así podamos regresar como Dios, el Padre, pero mejorado por haber experimentado tanto lo bueno como lo malo. El deseo de hacer más, ser más y tener más de lo que actualmente estás expresando es el impulso para la expansión.

Puedes preguntar si un deseo de matar o herir a alguien puede ser inspirado por Dios. La respuesta es que ningún hombre desea en realidad matar o hacerle daño a otro. Él puede desear ser libre de ese aparente otro y, a través de su limitada comprensión, siente que la única manera en que puede lograr esa libertad es destruyendo al otro. El hombre no se da cuenta de que el deseo de libertad contiene en sí mismo el poder y los medios para realizarse. Debido a su falta de fe, el hombre distorsiona estos regalos de Dios. No se da cuenta de que Dios, la sabiduría y el poder en su interior, tiene caminos que él, como hombre, no conoce y esos caminos son inescrutables.

Aprende a ser agradecido por los deseos que te han sido dados. Ellos ya existen y están listos para encarnarse en tu mundo. No se te pide hacer nada para ayudar a que se realicen excepto liberar tu mente de cualquier duda en cuanto a la forma en que se producirán y aceptarlos completamente como si fueran un regalo de un ser querido.

~Neville Goddard



Traducido por Manu LDA
Tomado de Rare Lectures by Neville Goddard




viernes, 2 de diciembre de 2011

Extracto del libro “Imaginación Despierta”, pág. 14

Extracto del libro “Imaginación Despierta”, pág. 14

El mundo presenta diferentes apariencias según difieran nuestros estados de conciencia. Lo que vemos cuando estamos identificados con un estado no podemos verlo cuando ya no estamos unidos a él. Por estado se entiende todo lo que el hombre cree y acepta como verdad. Ninguna idea presentada a la mente puede realizarse a menos que la mente la acepte. Depende de la aceptación, el estado con el que estamos identificados, cómo las cosas se presentan. En la fusión de la imaginación y los estados se encuentra la formación del mundo tal como se muestra [ante nosotros]. El mundo es una revelación del estado con el que la imaginación se funde. El estado desde el que pensamos determina el mundo objetivo en el que vivimos. El hombre rico, el pobre, el bueno, el ladrón, son lo que son en virtud de los estados desde los cuales ellos ven el mundo. De la distinción entre estos estados depende la distinción entre los mundos de estos hombres. Individualmente tan diferente es este mismo mundo. No son las acciones y el comportamiento del buen hombre que deberían armonizar sino su punto de vista. Los cambios externos son inútiles si no se cambia el estado interno. El éxito no se logra por imitar las acciones externas del exitoso sino mediante correctas acciones y conversaciones internas.

Si nos separamos de un estado, y podemos hacerlo en cualquier momento, las condiciones y circunstancias que resultaron de esa unión se desvanecen.

Fue en el otoño de 1933 en la ciudad de Nueva York que acudí a Abdullah con un problema. Él me hizo una simple pregunta, “¿Qué es lo que quieres?” Yo le dije que me gustaría pasar el invierno en Barbados, pero que estaba arruinado. Yo, literalmente, no tenía un centavo.

“Si te imaginaras estar
en Barbados,” dijo, “pensando y viendo el mundo desde ese estado de conciencia en lugar de pensar acerca de Barbados, tú pasarías el invierno allí. No debes preocuparte por las formas y los medios para ir allí, porque el estado de conciencia de estar ya en Barbados, si es ocupado por tu imaginación, creará los medios más adecuados para su realización.”

El hombre vive comprometiéndose con estados invisibles, fusionando su imaginación con lo que él sabe que es distinto a sí mismo, y en esta unión él experimenta los resultados de esta fusión. Ningún hombre puede perder lo que ha conservado al separarse del estado donde las cosas experimentadas tienen su vida natural.

“Debes imaginarte exactamente en el estado de tu deseo cumplido,” me dijo Abdullah, “y quedarte dormido viendo el mundo desde Barbados.”

El mundo que describimos por observación tenemos que describirlo relativo a nosotros. Nuestra imaginación nos conecta con el estado deseado. Pero tenemos que usar la imaginación con maestría, no como un espectador pensando en el final, sino como un participante pensando desde el final. Tenemos que estar allí en la imaginación realmente. Si hacemos esto, nuestra experiencia subjetiva se llevará a cabo de manera objetiva.

“Esto no es mera fantasía,” dijo él, “sino una verdad que puedes probar por experiencia.”

Su apelación a
entrar en el deseo cumplido era el secreto de pensar desde el final. Cada estado ya está ahí como “mera posibilidad” siempre y cuando pienses en él, pero es tremendamente real cuando piensas desde él. Pensar desde el final es el camino de Cristo.

Empecé justo ahí y luego [comencé a] fijar mis pensamientos más allá de los límites de los sentidos, más allá de ese aspecto al que mi estado presente daba existencia, hacia la sensación de estar ya
en Barbados y ver el mundo desde ese punto de vista.

Él enfatizó la importancia del estado
desde el que el hombre ve el mundo cuando se está quedando dormido. Todos los profetas afirman que la voz de Dios se oye por el hombre principalmente en sueños.

“En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre su lecho; entonces él abre los oídos de los hombres y sella sus instrucciones.” [Job 33:15:16]

Esa noche y durante varias noches después de eso me quedé dormido en la asunción de que yo estaba en la casa de mi padre en Barbados. Al cabo de un mes recibí una carta de mi hermano diciendo que tenía un fuerte deseo de tener a la familia junta en Navidad, y pidiéndome que usara el billete de barco adjunto para ir a Barbados. Dos días después de recibir la carta de mi hermano navegué, y pasé un invierno maravilloso en Barbados.

Esta experiencia me ha convencido de que el hombre puede ser cualquier cosa que quiera si hace habitual la concepción [de su deseo] y piensa
desde el final. También me ha demostrado que ya no puedo excusarme echándole la culpa al mundo de las cosas externas – que mi bien y mi mal sólo dependen de mí, que depende del estado desde el que veo el mundo cómo las cosas se presentan.

~Neville Goddard



Traducido por Manu LDA
Tomado del libro Awakened Imagination, pág. 14
Copyright © 1954 Neville




jueves, 1 de diciembre de 2011

LA IMAGEN PERFECTA (Neville - 11 de abril de 1969)

Neville Goddard (11 de abril de 1969)


LA IMAGEN PERFECTA



Él es nuestra paz, quien a ambos nos hará uno derribando el muro de la hostilidad, para que pueda crear en sí mismo a un nuevo hombre en lugar de los dos, trayendo así paz.” Este ser de paz es una persona, no una doctrina o filosofía. Él es una persona que derriba el muro de la hostilidad entre el tú que está sentado aquí y tu verdadera identidad, que es un hijo de Dios, uno con su Padre.

Ahora, una señora escribió diciendo: “Me vi radiantemente perfecta en una visión, sin embargo, sabía que éramos dos. Recordando las palabras 'Sed perfectos', sabía que al mismo tiempo no lo era, pero ahora mi reflejo presente es uno de perfección. Luego me desperté, salí de la cama y tropecé en la puerta, entonces perdí los estribos y les grité a mis hijos por verter jabón sobre mi bonita alfombra limpia. Así que debe haber sucedido en alguna otra dimensión de mi ser, pues desde luego yo no soy perfecta aquí.” Ella está en lo cierto. Mientras llevamos estas vestimentas de carne y sangre, perdemos la paciencia, corremos hacia las puertas y hacemos todas las cosas que la gente hace aquí. ¿No fue el perfecto, el hombre modelo, quien llamó a Herodes “ese zorro”, y a los escribas y fariseos “sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de hipocresía e iniquidad”? Mientras estás aquí, encerrado en tu cuerpo de carne y sangre, ciertamente perderás la paciencia. Tal vez no como lo hiciste antes de que fueras perfecto, pero sí hasta cierto grado en tanto continúes aquí.

Ahora, ¿cómo el que es nuestra paz derriba el muro de la perdición y hace de nosotros dos uno? Cumpliendo su deseo primordial, que era: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza.” Dios se quedó dormido a su verdadera conciencia y comenzó una buena obra en ti, que llevará a termino el día de Jesucristo – que es descrito como siendo la imagen perfecta de Dios, el que refleja e irradia la gloria de Dios. Cuando su buena obra esté terminada en ti, entonces tú – la imagen – serás superpuesto sobre él, y te conocerás como el Padre. Sólo hay Dios en el mundo. Habiendo tomado sobre sí la limitación del hombre (como tú eres) él está trabajándote a su imagen desde dentro. Y cuando tú – el hecho, seas tan perfecto como él – el Hacedor, surges como único hombre, mejorado a causa de la experiencia de hacer una imagen que irradia y refleja tu gloria. De modo que su visión era perfecta, basada toda en las escrituras.

Hay otra hermosa [visión]. Esta señora dijo, “Me encontré en un bosque, sentada en el suelo [con la espalda] apoyada en un árbol, cuando oí una voz llamando, 'Padre, Padre', pero no respondí, porque no quería ser descubierta. De pronto apareciste tú, vestido como un pastor, y me dijiste: '¿Por qué no me contestas? Te he estado buscando.' Y yo respondí: 'Tú estás siempre buscándome y encontrándome, a pesar del hecho de que el Buen Libro dice que puedo descansar en el Sábado.' Entonces me miraste y dibujaste la sonrisa de un padre indulgente; sin embargo, por extraño que parezca, yo – muy femenina – sentí que yo era el padre.”

En el capítulo 4 de Gálatas se dice: “Cuando hubo llegado el momento plenamente, Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: '¡Abba! ¡Padre!'” Pero el Padre, profundamente dormido en el hombre, no quiere ser encontrado, aunque el Hijo siempre está llamando: “Despiértate, ¿por qué duermes, Oh Señor? ¡Despierta!” Y cuando aquel que es llamado el Hijo de Dios despierta a la Paternidad, es enviado al mundo para despertar a sus hermanos, pero encuentra que ellos todavía quieren posponer el día del despertar, queriendo aún aferrarse a estas pequeñas prendas de carne y sangre. Pero yo siempre te encontraré y no te dejaré descansar, pues “En verdad, en verdad os digo, que los muertos oirán la voz del hijo de Dios y los que la oigan vivirán.” Esta señora oyó la voz y la reconoció, por lo que no está lejos de despertar. Enviado como pastor, el hijo de Dios hace la voluntad del Padre llamando al Padre (en el hombre) para que despierte y se levante de entre los muertos.

Dios entró en este mundo con el único propósito de hacerte perfecto como él es perfecto. Cuando su trabajo esté terminado, él se superpondrá a esa imagen y ellos serán perfectamente uno. Esta señora supo que ella era perfecta. Recordó las palabras: “Sed perfectos.” La frase completa es: “como vuestro Padre celestial es perfecto.” Sí, sed perfectos para entonces llegar a ser uno con vuestro Hacedor; despertad de este sueño de la vida y resucitad de este mundo de muerte a un mundo de vida eterna. Sin la resurrección padecerías circuitos infinitos, repitiendo los mismos estados una y otra vez. Pero después de moverte alrededor del círculo innumerables veces, se forma la imagen perfecta, sacándote del círculo para entrar en una espiral y subir como la persona que lo creó todo.

Puedes unirte a todas las doctrinas, firmar todos los contratos entre personas y naciones; sin embargo, no conocerás la perfección hasta que Él (en ti) te encuentre perfecto y los dos en ti se conviertan en uno. Así que aquel que es tu paz te hará uno con él derribando el muro divisorio de la hostilidad. Luego, sin contárselo a los demás caminarás sabiendo quién eres en realidad. Si se lo cuentas al mundo, ellos sólo se reirán de ti porque – mientras estés en este mundo, como mi amiga que tuvo la visión – correrás hacia una puerta y perderás la paciencia. Cada uno está aquí para un propósito definido, que se desvela a través de revelaciones, dando así propósito a toda la vida. Sin propósito, ¿qué tiene el mundo que ofrecer? Si poseyeras todo lo que pudieras comprar con dinero, si tuvieras todo el dinero necesario para vivir cómodamente – y tu alma es llamada, ¿qué importaría?

El mundo puede llamarte muerto, quemar tu cuerpo y esparcir tus cenizas, pero tú eres inmortal y no puedes morir. En lugar de estar muerto, te encuentras en un mundo igual que este, caminando mentalmente por las mismas vías una y otra vez. O quizás no experimentarás las mismas situaciones, pero tu mundo será igual de sólidamente real. Volverás a [ser] una hermosa forma de veinte años de edad, a casarte y envejecer, y perderás la paciencia cuando te golpees con una puerta – hasta que tu imagen sea tan perfecta que sea superpuesta sobre su Hacedor. Luego de ti depende conocerte como el único cuerpo, el único Espíritu, el único Señor, el único Dios y Padre de todo. Ese es el gran cuerpo viviente del Señor Resucitado. Parece increíble, pero es cierto. Estás destinado a conocerte como el creador del mundo. Estás destinado a participar en la unidad de ese único cuerpo, ese único Espíritu, ese único Señor, ese único Dios y Padre de todo. Lo sé, porque lo he experimentado. Fui enviado de regreso para contar mis experiencias con la esperanza de que aquellos que están a punto de moverse al mismo cuerpo, como el mismo Espíritu, puedan oír mis palabras y ser alentados por ellas.

Pablo hace la declaración: “Me presento ante vosotros en el juicio por la esperanza en la promesa que Dios hizo a nuestros padres. Oh Rey Agripa, ¿por qué debería parecer increíble para cualquiera de vosotros que Dios resucitó a los muertos? ¿No es esta la promesa a nuestros padres?” Busca en las escrituras y encontrarás que la promesa fue hecha en el capítulo 46 del Génesis. “El Señor habló a Israel en visiones de la noche diciendo, 'Jacob, Jacob.'” (Como sabes, el nombre de Jacob fue cambiado a Israel que significa “un hombre que gobierna como Dios porque sabe que él es Dios.) Jacob responde, “Aquí estoy”, y el Señor dijo, “Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto y también te sacaré de nuevo.” Egipto no es un pequeño lugar en el norte de África; este mundo de muerte es Egipto, donde todo aparece, crece, mengua y desaparece. He bajado a Egipto contigo y voy a cumplir mi promesa y sacarte. Cuando este mundo estaba llegando a su fin, Pablo se encadenó ante el príncipe cuyo reino estaba desapareciendo; pero no podía renunciar a él, y dijo: ¿”Por qué crees que es increíble que Dios resucite a los muertos?” y el rey no pudo responder.

Te digo: Dios literalmente asumió las debilidades y limitaciones de la carne, con el fin de conocerte y hacerte a su imagen. Y cuando esa imagen sea perfecta como Él es perfecto, no serás ya dos sino uno. Entonces despiertas del sueño de la vida y asciendes a tu verdadero ser, llamado el reino de los cielos. Nuestra comunidad está en el cielo y somos residentes en esta extraña tierra donde estamos esclavizados. Pero ten fe y pon tu esperanza completamente en ese momento del tiempo cuando la imagen sea perfecta. Entonces se desvelará dentro tuyo para revelarte como el ser que lo hizo. Aunque tú eres el hecho, eres el Hacedor; pues el Hacedor derriba el muro de hostilidad entre ti, haciéndoos a ti y a Él uno. Entonces regresas a tu estado celestial como el que descendió, pero grandemente mejorado debido a tu viaje a Egipto.

Habiéndome impuesto a propósito esta limitación sobre mí mismo, sentí como si estuviera hablando con otro, pidiéndole cosas y dándole las gracias por su cumplimiento. Ahora no tengo sentido de otro. Me siento solo como el que me formó a su semejanza; pues cuando desperté Él y yo no éramos dos nunca más, sino uno. Esta señora me vio vestido como un pastor. Ella vio correctamente; pues aunque el Padre y el hijo son uno, es el Espíritu de su hijo quien es enviado al corazón, clamando: “Padre, Padre.” Ella oyó el grito y supo que ella no era sólo Hombre, sino un padre; sin embargo en este mundo ella es una gran dama. Ella escuchó mi llamado, pero no queriendo ser molestada no respondió; pero puedo decirte, el Hijo de Dios nunca dejará descansar al Padre. Él está siempre llamando: “¡Despierta dormilón! ¿Por qué duermes, Oh Señor?” Pero el Padre en ti no puede despertar hasta que haya completado su trabajo. Él lo comenzó en ti y lo llevará a su cumplimiento en el día de Jesucristo.

Ese día, la imagen de Dios mismo es formada en ti, y te despiertas para expresar esa imagen irradiando y reflejando la gloria de Dios. Noche tras noche yo estoy clamando y clamando al Padre en todos; y aquellos que oigan mi voz empezarán a despertar del sueño de la vida y comenzarán su viaje de vuelta al ser que eran antes de que el mundo fuera, para encontrarse siendo más gloriosos, más maravillosos, de lo que eran cuando descendieron.

Esta noche algunos amigos están aquí que no me han oído hablar en muchos años. Cuando estuvieron conmigo la última vez yo estaba hablando sólo de la ley, puesto que la promesa no se había cumplido en mí. Así que por su bien dejadme decir: la promesa es la ley en un nivel más alto, y la ley es muy simple.

Hay un número infinito de estados. El estado de salud, el estado de enfermedad, el estado de riqueza, el estado de pobreza, el estado de ser conocido, el estado de ser desconocido – todos son sólo estados y todo el mundo está siempre en un estado. Todos tenemos un estado en el que nos sentimos muy cómodos, por lo que regresamos a él momento tras momento. Ese estado constituye nuestra morada. Si no es un estado agradable, siempre podemos salir de él. Cómo se hace esto es el secreto que compartiré ahora con vosotros. Todos los estados son mentales. No puedes sacarte de tu estado presente tirando de cuerdas en el exterior. Tienes que ajustar mentalmente tus pensamientos para que procedan del estado deseado, todo dentro de ti mismo. Caíste en tu estado actual ya sea de manera deliberada o involuntariamente; y porque tú eres su vida, el estado empezó a tomar vida y a crecer como un árbol, produciendo su fruto que a ti no te gusta. Su fruto puede ser el de pobreza, o angustia, pena o dolor.

Hay todo tipo de frutos desagradables. Pero tú puedes separarte de tu cosecha desagradable haciendo un ajuste en tu imaginación humana. Pregúntate lo que te gustaría cosechar. Cuando sepas lo que es, pregúntate cómo te sentirías si tu deseo estuviera listo para ser cosechado ahora mismo. Cuando conozcas el sentimiento, trata de atraparlo. En mi propio caso me resulta más fácil capturar el sentimiento imaginando que estoy con gente que conozco bien y que ellos me están viendo como lo harían si mi deseo fuera ahora un hecho. Y cuando la sensación de realidad me posee, me quedo dormido en esa asunción. En ese momento he entrado en un estado. Ahora, debo hacer ese estado tan natural como hice mi estado presente. Conscientemente debo regresar a mi nuevo estado constantemente. Debo sentir su naturalidad, como la de mi propia cama por la noche. Al principio mi nuevo estado parece poco natural, como si llevara un nuevo traje o sombrero. Aunque nadie sabe que tu traje es nuevo, eres tan consciente de él que crees que todo el mundo está mirándote. Estás consciente de su forma y de su sensación hasta que se vuelve cómodo. Lo mismo sucede con tu nuevo estado. Al principio eres consciente de su rareza; pero llevándolo regularmente, el nuevo estado se vuelve cómodo, y su naturalidad causa que tú constantemente vuelvas a él, haciéndolo así real.

Ahora bien, la mayoría de nosotros, sabiendo lo que queremos, lo construimos en nuestro ojo mental, pero nunca lo ocupamos. Nunca nos movemos al estado y permanecemos allí. Yo llamo a esto construcción perpetua, ocupación aplazada. Podría soñar con poseer una casa hermosa y esperar ir allí un día; pero si no la ocupo ahora, en mi imaginación, lo pospongo para otro día. Puedo desear que mi amigo tenga un trabajo mejor. Puedo imaginarle teniéndolo; pero si no ocupo ese estado creyendo que él ya está ahí, meramente he construido el estado para él pero no lo he ocupado. A lo largo del día puedo desear que él o ella sean diferentes, pero si no entro en el estado y les veo desde él, no ocupo el estado, por lo que permanecen en el estado desagradable relativo a mí. Este es el mundo en el que vivimos.

No puedes concebir una cosa que no sea parte de un estado, pero la vida de cualquier estado está en el individuo que lo ocupa. No puede dársele vida a un estado desde fuera, porque el nombre de Dios es “Yo soy”. No es “Tú eres” o “Ellos son”. ¡El nombre eterno de Dios es Yo Soy! Esa es la vida del mundo. Si quisieras darle vida a un estado, debes estar en él. Si estás en un estado hermoso, amable y gentil, estás viendo a los otros hermosamente, viviendo con gracia, y disfrutando la vida al máximo.

Ahora, para hacer ese estado natural, debes ver a cada uno en tu mundo como hermoso, amable y gentil. Otros pueden no verles en esa luz, pero realmente no importa lo que ellos piensen. Estoy bastante seguro de que si hiciera una encuesta sobre lo que la gente piensa de mí, no habría dos que estuviesen de acuerdo. Algunos dirían que soy un impostor, mientras que otros dirían que soy la cosa más cercana a Dios. Encontraría una gama extendiéndose desde el diablo hasta Dios, todo basado en el estado en que la persona se encuentra cuando le piden que me defina.

Puedes ser lo que quieras ser si conoces y aplicas este principio, pero tú eres el poder operante. No opera por sí mismo. Puedes conocer la ley de la A a la Z, pero conocerla no es suficiente. El conocimiento debe ser llevado a la acción. “Yo soy” es el poder operante en ti. Pon tu conciencia en el centro de tu deseo. Persiste, y tu deseo se objetivará. Aprende a usar la ley, porque hay un largo intervalo entre la ley y la promesa. Los que me han oído antes de 1959 no están familiarizados con mis experiencias desde entonces, y mis palabras pueden pareceros extrañas. No puedo negar la ley, porque no he venido a anular la ley y los profetas, sino a cumplirlos. Esto he hecho.

Os he dicho que en la resurrección, el Hombre está por encima de la organización de sexos, y ese Hombre puede cambiar su sexo a voluntad. Esta semana recibí una carta hablando de una visión que da testimonio de la verdad de esta afirmación. Este señor está casado con una chica encantadora y es en todo un hombre, sin embargo esta es su experiencia. Él decía, “Me encontré tumbado en una cama sintiéndome como si fuera una mujer. Deseando a un hombre de ascendencia oriental y piel olivácea, asumí que lo había encontrado. Al instante apareció y, aunque no se realizó ningún acto, sentí la emoción de imaginarlo y del cumplimiento instantáneo de mi acto imaginario. Entonces me desperté.” La visión de este hombre verifica lo que os he estado contando: que en la resurrección el Hombre cambia su ropaje sexual a voluntad, y estando por encima de la organización de sexos, no necesita la imagen divina de hombre/mujer para crear. Creo que su visión es maravillosa. Cuando regresó a este mundo, él estaba sorprendido por la experiencia; pero os digo a todos: estáis destinados a saber que sois cada ser del mundo, ¡sin excepción!

Al igual que esta señora que es tan femenina, respondiendo cuando un pastor la llamó “padre”. Aunque no quería responder a mi llamada, ella sabía que yo siempre la encontraría. Siempre lo haré, porque yo – la Palabra de Dios – fui enviado como el hijo de Dios, y no voy a retornar a mi padre vacío. Debo traer de vuelta ese propósito por el cual él me envió. Agité el sentimiento de la paternidad de Dios en ella, y traeré de vuelta conmigo a aquellos que mi padre me dio.

Pero mientras estés en este mundo del César es importante que domines la ley. Piensa de cada uno como representando un estado. No hay tal cosa como un hombre bueno o un hombre malo, sólo estados buenos o malos como tú los concibas que son; pero el ocupante de cada estado es Dios. Blake dijo en su “Visión del Juicio Final”: “En esto será visto que yo no considero que ni el justo ni el malvado están en un estado supremo, sino a cada uno de ellos estados del sueño en que el alma puede caer en sus sueños mortales de bien y mal cuando abandona el Paraíso siguiendo a la serpiente.” Identifícate con un estado y eres considerado por los demás bueno o malo; pero tú sólo estás en un estado. Esta noche si estás desempleado, o encuentras difícil obtener un ascenso en tu trabajo actual, recuerda: la solución a tu estado actual ¡sigue siendo un estado!

Espero haber dejado claro como moverse a estados. Se hace a través del acto de asumir con sentimiento y persistencia. Asume salud. Sitúate en su centro y vístete con su sentimiento. Persiste en reclamar un cuerpo sano y una mente sana, y tu asunción se solidificará en un hecho mientras penetras y objetivas el estado de salud.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Manu LDA
La conferencia original en inglés es THE PERFECT IMAGE (Neville 04-11-1969)