~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


sábado, 18 de agosto de 2012

LO QUE SIEMBRAS, RECOGES (Neville - sin fecha)

Neville Goddard (sin fecha)


LO QUE SIEMBRAS, RECOGES



En el octavo capítulo del Libro del Génesis se le hace una promesa al hombre, que “Mientras la tierra permanezca, la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, no cesarán”. Entonces el hombre fue colocado en un jardín que era completo en cada detalle. Él no fue llamado para plantar nuevos árboles, o hacer crecer nuevas plantas, sino para mantener en buen estado su jardín y guardarlo.

El Libro de Juan nos dice, “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis”. ¿Por qué? Porque la creación está terminada. Todo drama concebible humano, toda trama, todo plan en el sueño de la vida, ya está elaborado. Son meras posibilidades cuando tú los contemplas, pero muy poderosamente reales cuando entras en ellos.

La conciencia es tu jardín en el que tu imaginación puede ponerte en contacto con el estado del que tú desees ser consciente. Lo único que se te pide hacer es entrar en lo que ya está terminado, y ver tu mundo desde su consciencia.

Haz esto y has sembrado la semilla de su cumplimiento y cosecharás sus frutos en la forma de eventos y circunstancias en tu vida.

Desafortunadamente, la memoria del hombre es tan corta que él se olvida de su siembra, pero todos los finales son fieles a sus orígenes. Si el hombre imagina la desgracia, la experimentará. Te puedes preguntar por qué [ciertas] cosas te pasan a ti, y negar que tú las pusiste en movimiento, pero tu Dios nunca olvida, y siempre te permite recoger lo que tú, y sólo tú, has sembrado.

Tú y yo somos seleccionadores. No somos creadores. El vasto mundo entero de la creación está terminado, como se nos dice en el Libro de Eclesiastés. “Yo soy el principio y el fin. No hay nada que venga que no haya sido ya.”

Considera la creación como terminada y tú y yo como seleccionadores de lo que es (de lo que ya existe). Es nuestro privilegio seleccionar un aspecto de la realidad, responder a él y traerlo a la existencia. Sin embargo, cuando no sabemos esto, vamos por la vida reflejando sus circunstancias en vez de usar nuestro poder para cambiarlas.

Ahora bien, si todo está terminado, ¿por qué se hace la promesa de que habrá una siembra y una cosecha mientras la tierra permanezca? Las actitudes son las semillas de la vida. En el momento que tú reaccionas a un objeto, una persona o una noticia, una respuesta emocional es sentida y tu actitud es formada.

Aunque puede que no recuerdes el momento en que reaccionaste, la naturaleza nunca olvida. Tu reacción aparecerá en la forma de circunstancias en tu vida, ya que su aparición está causada por una continuidad oculta.

Tú y yo podemos cosechar cualquier cosa que deseemos, pero primero tenemos que plantar la semilla. Cada cosecha ha de ser precedida por un momento de reacción o una actitud.

¿Cuántas veces te has arrepentido de tu actitud y deseado poder cambiarla? Sabes que cuando tus circunstancias cambian, tu actitud cambia automáticamente. Eso es un reflejo de la vida. Pero tú puedes, consciente y deliberadamente, cambiar tu actitud y, al hacerlo, cambiar tu mundo. Si lo haces, estarás controlando tu suerte.

El noventa y nueve por ciento de la gente espera a que ocurra cambio en el exterior para poder reflejarlo, pero eso no es un logro. Si despertáramos, nos volveríamos seleccionadores de la belleza del jardín que Dios nos ha dado. Escogeríamos un aspecto que deseáramos expresar y deliberadamente cambiaríamos nuestra actitud hacia la vida misma.

La pequeña fábula de la zorra y las uvas muestra la importancia de la imaginación. No consiguiendo las uvas, la zorra se convenció de que estaban agrias y, al imaginarlas así evocó, dentro de ella, un cambio de actitud por el que ya no se sentía de la misma manera respecto a las uvas.

Aunque esta pequeña fábula tiene un tono negativo o trágico, puedes tomar la misma historia y hacerla positiva contemplando tu noble concepto de la vida.

Aunque puede que no te parezca que tienes el talento para realizar tu deseo, no afirmes que su posesión está más allá de ti y por lo tanto está agria. Por el contrario, regocíjate en el conocimiento de que es tuyo. Haz esto y producirás una respuesta emocional que es necesaria para la siembra.

Puede que no veas una cosecha inmediata. Quizá tu deseo es un roble y no un pequeño hongo que crece durante la noche. Tal vez tu sueño necesitará un intervalo de tiempo más largo entre su plantación y su cosecha, pero sabe que todas las cosas son consecuentes.

¡Ved aquellos campos!
El sésamo fue sésamo,
El maíz fue maíz.
El silencio y la oscuridad lo sabían,
Así nace la suerte del hombre.”

Si en tu momento de respuesta plantaste maíz, maíz debe aparecer en el tiempo de la cosecha.

Selecciona la naturaleza de las cosas que quieras experimentar, luego cumple los deseos de aquellos en tu círculo íntimo (familia y amigos). Después muévete más allá de tus amigos, luego [más allá] de conocidos, completos extraños e incluso estados impersonales, sabiendo que la ley siempre se mantiene cierta, que sin importar cuándo la emplees, ya sea consciente o inconscientemente, vas a obtener resultados en armonía con la plantación.

Supongamos que a tu amigo le llega una gran suma de dinero. ¿Te regocijarías con él? Estoy seguro de que lo harías. Ahora, asume que esto es cierto y realmente mantén una conversación mental con tu amigo desde esa premisa. Mientras haces esto en tu imaginación, estás estableciendo un cambio de actitud hacia ese amigo y produciendo una respuesta emocional positiva deliberada dentro de ti. Esta es tu siembra.

Ahora bien, tu amigo puede no tener conocimiento de que tú sembraste riqueza en su jardín, así que no busques su alabanza, sino resultados. Cuando veas al hombre convertirse en la encarnación del éxito que tú deseaste para él, esa es suficiente alabanza, pues cada cosa es un regalo.

Tu Padre celestial te dio un jardín, completo y en plena floración. Luego te dio el mayor regalo de todos, plena libertad para elegir la naturaleza del fruto que cosecharías. Sin embargo, no puedes sólo irrumpir en el jardín y empezar a escoger fruta.

Debe haber una siembra antes de cada cosecha. El deseo, plantado, contiene todos los planes y energía necesarios para desarrollarse como un hecho objetivo para que tú lo coseches al volverte consciente de tu deseo como una realidad externa. En ningún momento añades ningún trabajo para hacer que así sea, ¡simplemente sabes que así es!

¿Puedes imaginar un Dios infinito que no sea infinito en todos los sentidos? Si fueras incapaz de asumir un estado desagradable, no podrías ser hijo de tu Padre, porque Él es infinito y tú y tu Padre sois uno. Un Dios infinito te dio todo, incluyendo tu libertad de elección, con la esperanza de que llegarías a ser selectivo y plantarías todo lo que es bello en tu jardín.

Un piano contiene ochenta y ocho notas en su teclado. Si extrajeras toda disonancia que se pudiera tocar de esas notas, ya no tendrías un teclado. Pero si aprendieras el arte de tocar el piano, podrías sacar bella armonía de esas mismas ochenta y ocho notas.

Esto es cierto de ti. En vez de mirar la enfermedad que has producido en tu mundo, y aceptar la evidencia de tus sentidos como definitiva, puedes negar este así llamado hecho y afirmar la salud. No trates de analizar el problema desde fuera preguntándote cómo y cuándo pudo haber sucedido. Mira dentro.

Nunca encontrarás su causa en un laboratorio, pues la única causa reside en tu consciencia. En un momento en el tiempo, quizás hace mucho olvidado, plantaste la pobre salud que ahora estás cosechando.

Su causa nunca será encontrada en ningún análisis externo, pues las cosas vistas siempre están hechas de cosas que no aparecen, como se nos dice en el capítulo 11 del Libro de Hebreos.

No creyendo esto, el hombre insiste en extraerse sangre, analizar trocitos de piel y afirmar que en uno de estos ha encontrado la causa. Él puede haber encontrado el problema, ¿pero por qué está ahí? Porque, en algún momento en el tiempo, mientras ejercías tu derecho como un hijo de Dios libre, elegiste un estado desagradable, sentiste su dolor y lo pusiste en marcha en tu mundo.

Todos los pensamientos resultan lo esperado. Lo que siembras, recoges. No te sorprendas por su repentina aparición. Es sólo repentina porque tu memoria es realmente muy corta, y has olvidado la plantación. George Meredith escribió un pequeño poema encantador con respecto a esta idea:

Olvidadiza es la verde tierra,
Los dioses sólo recuerdan.
Eternamente golpean despiadadamente,
Y siempre igual por igual,
Por su gran memoria
Los dioses son conocidos.”

Si sólo pudieras recordar esos momentos de siembra, nunca te sorprenderías cuando su cosecha apareciera. Cada vez que respondes emocionalmente a algo que contemplas, aciertas a oír u observas, su semilla cae en tu fértil mente. No tendrás que trabajar para llevar el pensamiento a cosechar, sino que lo encontrarás como algo ya completamente crecido. Habiendo seleccionado tus semillas por tu actitud y tu reacción, cosecharás aquello a lo que no has añadido ningún trabajo.

Ahora, ¿eres responsable de las otras personas en tu mundo? Sin duda lo eres. No pienses que sólo porque tu Padre te dio tu imaginación, puedes usarla mal y no dañará a otro. Lo hará, por la sencilla razón de que la conciencia está enraizada en ti, y tú estás enraizado en cada persona, como todos nosotros estamos enraizados en Dios. No hay ser despegado individual separado en el reino del Padre. Somos todos una gran Imaginación, cada uno completamente responsable de su buen o mal uso.

Catorce años antes del espantoso hundimiento del Titanic, un inglés con el nombre de Walter Lord escribió un libro titulado, “Una noche para recordar”. En él concibió un fabuloso transatlántico llamado el 'Futilidad'.

Tenía 800 pies de largo, triple hélice y transportaba tres mil pasajeros. Creyendo que era insumergible, el transatlántico llevaba sólo unos pocos botes salvavidas. Entonces, una noche, el Sr. Lord lo llenó hasta el borde de ricos y complacientes y lo hundió contra un iceberg en el Atlántico.

El Titanic fue construido por la White Star Line. Tenía 800 pies de largo, triple hélice y era capaz de transportar tres mil pasajeros. Creyendo que era insumergible los botes salvavidas eran pocos.

Terminado catorce años después de que fuera imaginado el ficticio 'Futilidad', el Titanic zarpó de Southampton en su viaje inaugural todo lo lleno que era capaz con los ricos de Europa. Cinco días después, este glorioso barco chocó contra un iceberg y se hundió en una fría noche de Abril.

No conozco el motivo detrás del libro del Sr. Lord, pero sí sé que el barco idéntico fue construido catorce años más tarde. Que llevaba el mismo tipo de lista de pasajeros y se fue a pique del mismo modo que el barco ficticio.

Te digo, no hay ficción. El mundo de mañana es la ficción de hoy, lo mismo que el mundo de hoy es la ficción de antaño. Un hombre soñó con hablar con alguien a través del espacio utilizando sólo un cable, otro con escuchar música que estuviera siendo tocada a través de la tierra en su propia sala de estar, otro deseó tener luz sin usar una vela. Todos estos deseos se han hecho realidad, pero cuando fueron concebidos por primera vez eran todos ficticios, todos productos irreales de la imaginación.

No hay nada irreal porque Dios, que es infinito, ha terminado la creación. Tú no puedes concebir nada que tu Padre no haya creado ya y resuelto cada detalle de su cumplimiento en todas sus ramificaciones. Tú y yo sólo estamos tomando conciencia de porciones crecientes de lo que ya es. No estamos creando cosa alguna, sino descubriéndola.

Deja de reflejar la vida a tu alrededor y empieza a seleccionar los pensamientos que eliges plantar en tu maravillosa mente e imaginación. Escoge ese aspecto de la realidad al que quieras responder, sea éxito, salud, la dignidad o nobleza. Hazlo algo maravilloso donde tú contribuyas al bien de la sociedad, la comunidad y el mundo.

Si ves la necesidad de una iglesia en tu comunidad, o una escuela, no esperes hasta que la gente se reúna para discutir la posibilidad; en cambio, contempla la alegría de tener una iglesia para elevar al hombre espiritualmente y una maravillosa escuela para los niños.

Siente la emoción de atestiguar estas cosas desde dentro y habrás plantado tu semilla. No necesitas trabajar para producir tus semillas, pues ellas ya están terminadas, espera a que te las encuentres en tu comunidad. Planta tus semillas y deja que los demás piensen que las están trayendo a la existencia.

Vuélvete a un amigo, y en el ojo de tu mente felicítale por su buena fortuna. Siente la emoción de tal contacto. En ese momento de respuesta (o reacción emocional) descubrirás que tu actitud ha cambiado con respecto a él, y tu semilla se ha plantado. Esa semilla pasará por su normal y natural travesía oculta y aparecerá como una realidad.

Entonces conocerás el poder latente dentro de ti y dejarás de reflejar la vida convirtiéndote en un sabio seleccionador de estados, dándole expresión a todo lo que es bello en este mundo.

Cada momento es tu tiempo de siembra y de cosecha. No esperes a que las circunstancias cambien; cambia primero tu actitud. Si tu jefe es grosero y no está dispuesto a subirte el sueldo, pregúntate cómo sería si él ahora te viera como la persona útil que tú sabes que eres.

Supón que viera, en ti, a alguien a quien pudiera elogiar y subirte el sueldo debido a tu esfuerzo aportado. Contempla al jefe viendo esas cualidades en ti y recompensándote en consecuencia, y has plantado esa semilla. Puede que él no te llame esta noche y te hable de tu aumento salarial. Puede que incluso no aparezca en tu nómina de esta semana, pero vendrá.

Debes seguir plantando pensamientos hermosos [sobre ese asunto], sin embargo. No puedes marcharte de la oficina pensando que tu jefe es un tacaño. No puedes ir a casa y decirle a tu madre o marido lo malo que él es pues ellos, creyéndote, simpatizarán contigo, ya que están teniendo el mismo enfoque negativo reflector hacia la vida. Por el contrario, ahora debes marcharte de la oficina en la actitud de que él te ha subido el sueldo y elogió tu trabajo.

Haz esto día tras día, a pesar de que las cosas digan lo contrario, y producirás, en tu jefe, un cambio de ánimo porque lo produjiste tú primero en ti mismo. Él verá entonces cualidades en ti que no había visto antes y te recompensará abiertamente.

¿Conoces a alguien que se encuentre solo y le gustaría estar felizmente casado? ¿O a alguien deseoso de tener un agradable hogar? No seas envidioso. Siente su alegría y habrás plantado la semilla de cumplimiento para ellos que ellos cosecharán.

Desafortunadamente, muchos de los movimientos de la iglesia tienen una actitud muy seria hacia la vida. Orígenes muy sabia y humorísticamente dijo una vez, “Los cristianos creen que Dios tiene una enorme lucha contra los pronósticos impotentes; por lo tanto, Él produce, en el individuo, la emoción de 'Padre que ayuda al pobre'.” – ¡este es un Padre que creó el mundo entero y se lo dio a sus hijos!

Luego, Orígenes, trajo a colación otro punto interesante con respecto a la actitud científica hacia la vida. Después de haber descubierto la construcción ordenada de lo que hace al mundo, la actitud de los científicos es de “insignificancia ordenada”.

Creyendo que el mundo está quemándose gradualmente, y por lo tanto consumiendo todos sus recursos, no será nada de todos modos, así que no importa qué tan ordenado esté hoy, aún es sólo insignificancia ordenada.

Pero yo te digo, yo he visto más allá del velo y sé que no hay final. La vida es para siempre. El tuyo es un peregrinaje eterno, siempre en movimiento ascendente hacia la revelación de tu gloria infinita como Dios Padre. Decídete a ser más selectivo, más cauteloso en tu elección de las ideas que entretienes. Elige un pensamiento que bendecirá a un individuo.

Produce dentro de ti la respuesta emocional del cumplimiento del pensamiento y sabe, en ese momento de respuesta, que él está enraizado en ti. El pensamiento fue plantado en relación con él y es él quien lo cosechará. Todo lo que tienes que hacer es plantar y dejar que la cosecha cuide de sí misma.



Traducido por Manu LDA
Tomado de la red




sábado, 11 de agosto de 2012

CRISTO ES TU VIDA (Neville - 18 de octubre de 1968)

Neville Goddard (18 de octubre de 1968)


CRISTO ES TU VIDA



Esta enseñanza es esencialmente una revelación del Cristo Resucitado. No estoy hablando de la vida de algún hombre entre su nacimiento y su muerte físicos, sino del Cristo que ha resucitado en mí y que resucita en todos. Yo no tengo ninguna imagen mental de un ser fuera de mi vida, o la vuestra.

Pablo nos dice: “Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es nuestra vida, aparezca, vosotros apareceréis con él en gloria.” (Col. 3:3,4) Aquí vemos que Pablo equipara tu vida con Cristo. Estás vivo ahora, así que ¿qué quiere decir Pablo cuando afirma que has muerto? Todas las cartas de Pablo equiparan la muerte con un sueño tan profundo que el pasado es olvidado. Es del sueño de la muerte del que él te insta a levantarte diciendo: “Despierta Oh durmiente y resucita de los muertos.”

El sólo y único Cristo es tu vida. Ahora dormido en la humanidad, este poder cree él mismo ser tú. Y cuando despierta y resucita en ti, eres tú el que resucita como Cristo. El poder y la sabiduría de Dios están dormidos en ti como tu propia vida. ¡Dios es amor!

Cuando Dios murió os dio a vosotros, sus hijos, vuestra herencia. No fue un hogar o alguna tierra fabulosa, ¡sino el poder de su amor! El poder de crear cada deseo de vuestro corazón.

Permitidme comenzar con un punto que ha confundido a algunos. Un caballero escribió: “Tú dices que los demás tienen cuerpos y vidas propios, pero que su realidad está enraizada en tí así como tu realidad está enraizada en Dios. Yo tengo un deseo que implica a los demás, sin embargo tengo la sensación de que ellos no quieren ser parte de él. A pesar de que tú dices que no debo preocuparme de influir a los demás, ya que el mundo – enraizado en mí – jugará el papel que debe jugar si yo soy fiel a mis objetivos; ¿pero qué derecho tengo yo a influir en los demás?

“Creyendo que imaginar crea la realidad y que ahí no hay ficción, yo parto de una premisa que no tiene nada en el mundo externo que la apoye; pero en medio de mi proyecto me desvío, pues yo no puedo influir en estos hombres. Ahora me pregunto si tal vez éste es también su deseo oculto y ellos no me quieren en él. Tú dices que cuando estoy ejerciendo amorosamente mi imaginación en nombre de otro, estoy haciendo de mediador de Dios con ese otro. Sé que lo que imagino beneficiará a todos; sin embargo debido a mi duda en cuanto a su deseo de ser implicados, ¿debería yo continuar haciéndolo?”

Yo le diría, toma sólo el objetivo. Tal vez debido a sus talentos tú los has escogido como compañeros, pero si ellos se fueran ¿todavía tendrías el deseo? Si es así, entonces ellos no son esenciales.

Si te pones en el final regocijándote en el cumplimiento del objetivo, los que son igual de talentosos – y tal vez más – vendrán a buscarte; permaneciendo en el final, atraerás a las personas necesarias para jugar el papel que ellos deben jugar para ayudar al nacimiento de lo que tú estás haciendo.

Ahora, tú preguntaste si todas las cosas trabajan para bien. El capítulo 8 de Romanos nos dice que lo hacen. Esta verdad es dramatizada para nosotros en el capítulo 50 del Libro del Génesis. Es la historia de José, uno de los doce hijos de Jacob. José tenía la capacidad de soñar vívidamente. Sus visiones eran ciertas y él podía interpretarlas. Sus hermanos, volviéndose envidiosos, conspiraron para matarlo, pero Judá intercedió, instándoles a venderlo en su lugar.

José fue vendido como esclavo, y cuando nadie podía interpretar los sueños del Faraón, José fue llevado ante él. Él interpretó los sueños tan precisamente, que el Faraón lo hizo igual a sí mismo, y todo lo que dijera José era instantáneamente ejecutado. Él predijo la hambruna que iba a venir, y cuando sus hermanos llegaron en busca de comida, José – ahora sentado en el trono – los reconoció, y dijo: “No temáis, vosotros pensásteis hacer mal contra mí, pero Dios lo encaminó para bien.” Así que todo trabaja para bien cuando hay tiempo para reflexionar sobre el acto.

Podría regresar a mi propia pequeña familia. Llegó un momento en nuestra vida en que parecía que el mundo había llegado a su fin. Los socios de mi padre, deseando tomar el control del pequeño capital que él tenía en el negocio, tuvieron éxito y nuestro mundo se derrumbó. No teníamos nada, e incluso nuestros amigos se hicieron escasos.

Pero lo que parecía ser una cosa mala resultó ser una bendición, pues al separarnos de esta asociación – que era pequeña, en el sentido de que no podían pensar en grande – mi padre empezó por su cuenta con los hijos que podían imaginar. La familia ha convertido ahora nuestro negocio en una gran empresa de muchos tipos de negocios sin asociaciones de fuera, dejando pequeño todo lo que habíamos creído posible hace cuarenta años cuando sucedió. Ha tomado tiempo y reflexión, pero ahora podemos ver que – aunque los socios de mi padre intentaron un mal contra él – Dios lo encaminó para bien.

Ahora, un amigo tuvo un sueño en el que recibía una carta con el boletín de calificaciones de su hijo dentro, indicando que debe mostrar una notable mejoría en cuatro materias, una de las cuales era el álgebra. Dado que su hijo siempre ha sido primero en matemáticas, él se enojó e instantáneamente revisó el boletín de calificaciones. De pronto, enfadado consigo mismo, dijo: “Estoy cansado de la responsabilidad de este poder y de las muchas necesidades de revisión de la vida. Mi hijo es un chico mayor ya, que lo haga él mismo,” y se despertó.

Pedro hizo la pregunta: “Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿con qué frecuencia tengo que perdonarle, siete veces?” Y el Señor contestó: “Yo no dije siete, sino setenta veces siete.” Esto no quiere decir cuatrocientas noventa veces. Setenta es el valor numérico de la letra hebrea Ayin, cuyo símbolo es un ojo. Siete es el valor numérico de la letra hebrea Zayin, cuyo símbolo es una espada.

Aquí se nos está diciendo que imaginemos hasta que el ojo sea fijado como clavado con una espada. Puede suceder la primera vez o puede tomar un millar de veces convencerte a tí mismo de que las cosas son como tú deseas que sean, y no como parecen ser. Pero, en la medida en que tú estés auto-convencido de que lo has hecho en tu imaginación, el mundo exterior reflejará su armonía.

William James, un profesor de psicología en Harvard, es uno de nuestros grandes educadores. Él dijo: “La mayor revelación de mi generación es el descubrimiento de que los seres humanos, por un cambio de actitud interno pueden producir cambios externos en armonía con sus convicciones internas.”

Eso está en la Biblia. En el Libro del Génesis se nos muestra en forma de historia cómo las actitudes internas producen estados externos. Conociendo el momento en que los animales estarían listos para el acto de creación y el abrevadero al que ellos vendrían, Jacob hizo un trato con su suegro, de que – a pesar de que todos los animales eran o negros o marrones, si hubiera alguna descendencia de rayas o con manchas sería suya.

Creyendo que el hombre se convierte en lo que contempla, y que lo mismo se podría aplicar al mundo animal, Jacob pintó rayas en los álamos de modo que sólo rayas aparecían. Luego llevó sólo a los animales sanos al abrevadero, dejando a todos los débiles para criar – el marrón con el marrón y el negro con el negro. Cuando las hembras llegaron a los abrevaderos y engendraron, vieron sólo rayas y produjeron lo que contemplaron, sus descendientes fueron rayados.

Así que esta lección nos fue dada en el principio. Lo que quiera que estés contemplando en el ojo de tu mente, lo producirás en tu mundo externo. Es tan simple como eso. Espero que estés contemplando tu deseo cumplido en el ojo de tu mente, pues las Escrituras te dicen que: “Todo lo que desees, cree que lo has recibido y lo habrás hecho.” Esto te está diciendo que, en la medida en que estés auto-convencido, te convertirás en lo que has asumido que eres.

En el caso de mi amigo, su sueño le estaba diciendo que continuara revisando y no tuviera miedo de la responsabilidad de su tremendo poder para imaginar; pues la vida misma no es más que una actividad de la imaginación. Cuando hablo de que Cristo es tu vida, estoy diciendo que es tu imaginación, pues la vida es una actividad de la imaginación. Pregúntate qué estás imaginando ahora mismo y descubrirás lo que Cristo ha creado. Pues por él todas las cosas son creadas, y sin él no se crea nada de lo que es creado.

Cada cosa formada ahora y llamada un hecho fue una vez sólo una imagen en la mente de alguien que persistió en esa imagen y la proyectó en la pantalla del espacio. Así que no renuncies a la responsabilidad de la revisión, y – en cuanto a influir a los demás – ¿puedo decirte que tú no puedes evitarlo? Cuando caminas por la calle, involuntariamente influyes en la gente ahí. Simplemente no puedes evitarlo.

Otro punto que quiero plantear es este: Los profetas que escribieron el Antiguo Testamento eran siervos del Señor. Ellos recogieron lo que vieron u oyeron, pero ellos no lo entendían. La visión de cada verdadero profeta está esbozada. Viendo como presente lo que es futuro: “Los profetas profetizaron sobre la gracia que iba a ser tuya. Buscaron y preguntaron en cuanto a qué persona o tiempo fue indicado por el Espíritu de Cristo dentro de ellos cuando predijeron los sufrimientos de Cristo y la posterior gloria. Les fue revelado que estaban sirviendo, no a ellos mismos sino a tí, en las cosas que ahora están siendo reveladas.”

Algunos de vosotros están teniendo visiones maravillosas y tratando de interpretarlas en este mundo. Yo os insto a no hacerlo, ya que os extraviareis cuando tratéis de determinar la partida de una persona – pues nadie sabe la hora, el día o la estación. Sólo el Padre lo sabe y sigue siendo su secreto. No hay ninguna diferencia en cuán perfecta sea la visión, fue esbozada. Tú la viste como teniendo lugar ahora. Puede ocurrir hoy o mañana, pero no puedes preverlo. Viste la visión. Siendo un verdadero profeta, recoge tus visiones con detalle pero no trates de interpretarlas.

Esto me lleva a otra cuestión que ha intrigado a mi amigo. Cuando hablo de Dios, o el Señor, Jesús o Cristo, estoy hablando de la imaginación humana. Cuando se le pidió que nombrara el más grande de todos los mandamientos, él no nombró uno de los diez, sino la confesión de fe de Israel, diciendo: “Escucha Oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno.” La palabra “Señor” es JOD HE VAV HE [pron. “YOD HEY VAV HEY”] que significa “Yo soy”. La palabra “Dios” es “Elohim” [pron. “e-lo-HEEM”], que es una unidad compuesta de uno hecho de muchos. En el capítulo 44 de Ezequiel, el Señor Dios dijo: “Ellos no tendrán herencia; YO SOY su herencia. No darles ninguna posesión; YO SOY su posesión.” Estudia este pasaje cuidadosamente y descubrirás que, en lugar de heredar de Dios, nosotros heredamos a Dios.

Ningún hombre tiene mayor amor que este: que de su vida por su amigo. No simulando, sino abandonándose voluntariamente a sí mismo por los que amaba, Dios murió para que pudiéramos heredarle. ¿Qué es lo que nosotros heredamos?

Él nos dijo “YO SOY la luz del mundo.” Un día heredaréis la experiencia de ser la luz del universo. No habrá estrellas, ni sol, ni luna, ni circunferencia – sólo infinita luz viva palpitante, la cual tú sabes que eres tú mismo. Tú heredarás a Dios como amor infinito. Todo lo que Dios fue antes de que se individualizara, lo experimentarás como tú mismo.

Dios era un padre antes de que se convirtiera en tí y cuando él te posea, tú eres el idéntico padre. El Salmo segundo revela al que fue su hijo antes de que él se convirtiera en ti. Pero nadie sabe quién es ese hijo excepto el Padre, y nadie sabe quién es el Padre excepto ese hijo y cualquiera a quien el hijo elija revelársele.

Un día ese hijo elegirá revelársete y tú verás – no a un David, sino al David de la fama bíblica. Y no habrá incertidumbre en cuanto a la relación entre tú y el hijo de Dios, David. Cuando él te llame padre, sabrás que tú eres Dios.

Cuando heredes a Dios, heredarás su infinito pasado, y desde ese momento verás las Escrituras de manera diferente. Reconocerás los acontecimientos en la vida de Jesús como signos de la iniciativa de Dios en la redención del hombre. Entenderás cómo Dios se da él mismo al hombre.

Juan recoge ocho signos de la iniciativa de Dios en la redención del hombre. Muchos estudiosos han puesto el primero y el último juntos, el segundo y el séptimo, el tercero y el sexto y el cuarto con el quinto, haciendo cuatro signos mayores. Cuando estos signos comiencen a desarrollarse en ti, cuenta los días y descubrirás que hay 1.260 días entre la primera visión y la última, cuando heredes a Dios.

Tú no eres alguna cosita que Dios anima, da vida y posee. Dios se entregó a tí en el sentido último de la palabra, así que no tendrás herencia, pues YO SOY tu herencia. No tendrás posesión en Israel, pues YO SOY tu posesión. ¡Si tú posees a Dios, todo lo que Él es, tú debes serlo!

Acabo de citar el capítulo 44 de Ezequiel. Léelo con cuidado. Hazte consciente de poseer a Dios, y ya no serás el pequeño pigmeo que te enseñaron que eras. No reacciones a las tonterías que leas en los periódicos. Ellos registran los acontecimientos de la mente superficial. Lo que le sucede a un hombre entre la cuna y la tumba no debería interesarte. Sea un cocinero o un millonario, el hombre (o la mujer) mejor vestido del año, o el más altamente publicitado – todo eso es relevante para este mundo y no tiene nada que ver con el Cristo en ti, quien – como tu vida – despertará un día y resucitará.

Cuando Cristo despertó en mí yo fui tan sorprendido que no me di cuenta de que había estado dormido. Cada mañana me había despertado a un nuevo día y retirado esa noche, tal como tú has hecho a lo largo de los años. De la cuna a la tumba, has caído dormido de noche y despertado por la mañana. Con el tiempo has muerto, sólo para ser devuelto a la vida a continuar el mismo largo viaje. Pero un día te despertarás en la tumba donde la conciencia fue colocada en el comienzo. Para tu asombro ni siquiera vas a recordar haberte quedado dormido, y nunca ni por un segundo pensado que tu cráneo fue la tumba donde ellos colocaron a Jesucristo.

Pero al despertar tu herencia se desplegará, como todo lo dicho de Jesucristo será experimentado por tí en una experiencia en primera persona del singular del tiempo presente. Descubrirás que tú eres el actor central en el drama divino del descenso y el ascenso, pues nadie puede ascender sino quien ha descendido.

Sólo Cristo ha descendido, así que cuando tú asciendes tú debes ser Cristo. Esta es la esperanza que se hace sabiduría para soportar el sufrimiento de esta larga noche oscura del tiempo. ¡Habita en esa esperanza que es la gracia que está viniendo a ti en el desvelamiento de Cristo en ti, como tú! ¡Nunca hubo otro y nunca habrá otro, pues Cristo es tu vida!

Lee el tercer capítulo, el 3º y 4º versos de Colosenses, con cuidado. Tú has muerto y tu vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es tu vida, aparezca, tú también aparecerás con él en gloria, ¡porque tú eres Cristo! Su aparición es su resurrección y despertar en ti. Su nacimiento se convierte en tu nacimiento. El descubrimiento de la paternidad de Dios te revela a tí como el padre, y el capítulo 44 de Ezequiel es cumplido. ¡YO SOY tu herencia! ¡YO SOY tu posesión!

Recuerda: todo lo que ves, aunque parezca estar en el exterior está dentro de ti. No tienes que preocuparte por influir en las personas si construyes objetivos. Si quieres una gran cantidad de dinero, ve el dinero dentro de tí. ¡Luego proclama que es tuyo!

Hoy un hombre muy rico está recibiendo una gran cantidad de publicidad debido a su matrimonio. Nacido como un chico pobre en Turquía, de padres griegos, fue llevado a Argentina cuando tenía dieciséis años, donde comenzó a importar tabaco, empezando su negocio con sesenta dólares. Él ha olvidado completamente esos días, y con la que se casaría – por ambición de grandeza en el nombre – te haría olvidar sus humildes comienzos. Shakespeare tenía una frase para ello: “Él niega la escalera por la cual ascendió.” Empezando con sesenta dólares, este hombre comenzó a soñar y hoy es un multimillonario. Yo no le preguntaría cómo lo robó. Hasta ahora él se ha salido con la suya y es considerado suyo, pero cualquiera con mil millones de dólares debe haberlos robado. No importa sin embargo, ya que todas las cosas trabajan para bien al final.

No debería importar lo que un hombre hace con su vida entre la cuna y la tumba. Lo importante es lo que está sucediendo dentro del hombre. ¿La vida que anima ese cuerpo ha sido removida? ¿Está empezando a resucitar en él? Debe resucitar a fin de heredar a Dios, pues sólo Cristo hereda a Dios. Cristo es tu vida, que debe resucitar en ti, y cuando lo hace tú heredas a Dios Padre.

Si tú juegas el papel de un cocinero o de un rey, un carpintero o un ídolo de película, eso no es importante – pues tu estado externo no significa nada. Hay hombres que ahora están jugando el papel de un cocinero, un carpintero, un limpiabotas o un barbero, sabiendo que son redimidos, esperan pacientemente ese momento en el tiempo en que puedan quitarse el ropaje de carne y sangre por última vez. Pero sólo el Padre conoce ese momento. Que nadie especule sobre cuándo sucederá. Recoge tus visiones, pero no las interpretes. Todos somos consumados maestros en la malinterpretación de la gran misión de Dios para nosotros.

En cuanto a mí, ya he resucitado. Yo soy del mundo, no estoy en él. Mis sueños y experiencias de noche no están relacionados con este mundo, así que llevo una doble vida. Mientras yo esté aquí hay trabajo que hacer para continuar alentando a todo el mundo contando la verdadera historia de la redención.

Toma esta maravillosa historia a pecho. Es verdadera. Cristo es tu vida, la cual es totalmente sobrenatural. El nacimiento es sobrenatural. El descubrimiento del Padre es sobrenatural. El rasgado del templo de arriba a abajo y el ascenso al reino son sobrenaturales, así como el descenso de la paloma. Ninguna paloma física desciende sobre tu hombro – es una experiencia sobrenatural, pero esta fantástica verdad ha sido plasmada en una historia que el hombre pudiera entender; pues, como Tennyson dijo: “La verdad encarnada en un cuento entrará por las puertas de los humildes.”

Recuerda lo que he dicho. ¡Olvida la influencia! Asume objetivos. Concibe una escena que implicaría el cumplimiento de tu deseo y sueña sueños nobles, ¡pues nada es imposible para Cristo, y Cristo es tu vida!

Ahora vamos a entrar en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es CHRIST IS YOUR LIFE (Neville Goddard 10-18-1968)




lunes, 6 de agosto de 2012

SU NOMBRE (Neville - 26 de febrero de 1963)

Neville Goddard (26 de febrero de 1963)


SU NOMBRE



La Biblia no es un producto de los seres humanos; no está construída por el hombre. Es la historia del descubrimiento del hombre, por la revelación de Dios, del nombre cambiante de Dios, y ello aumenta su valor para el hombre. En el Génesis 4:26 se nos dice que un niño nació cuyo nombre era Enosh, nacido de Sarah, y los hombres comenzaron a invocar el nombre del Señor. Esa es la primera vez que el hombre comenzó a invocar el nombre del Señor. La palabra Enosh significa “hombre mortal”, algo que es frágil, algo que simplemente se agota y desaparece. El hombre mortal empezó a preguntar respecto a su origen: ¿Por qué estoy yo aquí, cuál es la causa de los fenómenos de la vida?

La siguiente vez que lo vemos es en el capítulo 32 del Génesis. Es de noche, se nos dice, un hombre llamado Jacob (el suplantador) luchaba con Dios, y cuando llegó a romper el día Dios le dijo: “Déjame partir.” Y él le dijo: “No te dejaré partir hasta que me bendigas.” Y Dios le bendijo. Luego le dijo a Dios: “¿Cuál es tu nombre?” y Dios contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Él no se lo dijo, así que Jacob llamó al sitio donde Dios le tocó “Peniel”, que significa “la cara de Dios”, pues dijo él, “Yo he visto a Dios cara a cara y sin embargo mi vida se ha conservado.” Luego, cuando el sol salió Jacob vaciló porque donde Dios había tocado se contrajo. Fue el tendón de su muslo. Eso es lo que el hombre en ese nivel de conciencia creyó que era el poder creativo del universo.

Hoy, en 1963, tú y yo somos testigos de las cosas más fantásticas que el hombre ha concebido. Misiles espaciales que pueden llegar al sol, esas máquinas IBM, cerebros electrónicos – pero nada que el hombre haya diseñado o traído a la existencia alguna vez se puede comparar con un niño. Nada en este mundo que el hombre pueda concebir es comparable al cerebro de un niño. Pues el niño concibió el instrumento que ahora nos asusta. Tenemos una bomba, una bomba nuclear, pero eso no se puede comparar con el cerebro que la concibió, no importa lo que hagamos con ella. Leed el Génesis 32, donde el hombre una vez pensó que el acto sexual era Dios. El acto mismo de producir la cosa más sensible del mundo en la forma de un niño. (No hay una parte del mundo en la que alguien no haya erigido imágenes fálicas en su adoración a Dios.)

Ahora regresemos al Libro del Éxodo, donde el nombre cambia porque no había sido revelado aún. El hombre comenzó a invocar el nombre del Señor, pero ellos no sabían lo que invocaban. Ellos pensaban que era el sexo. Lee Éxodo 3:13-15, cómo Dios se revela a su depositario elegido, Moisés. Y Moisés dijo al Señor: “Cuando yo vaya al pueblo de Israel y les diga, 'el Señor, vuestro Dios, me ha enviado a vosotros', y ellos me pregunten, '¿Cuál es su nombre?', ¿qué les diré? Y el Señor contestó: “YO SOY quien YO SOY.” Las palabras son cada forma del verbo “ser” – “YO SOY el que YO SOY” – Yo seré lo que yo seré. “Diles, 'YO SOY me ha enviado a vosotros.'” Así que cuando vayas al pueblo de Israel diles, el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob me ha enviado a vosotros, y éste es mi nombre para siempre: “YO SOY.” No otro. Y este os llevará fuera del desierto a la tierra prometida. Esa fue la segunda gran revelación del nombre de Dios. El hombre pensaba que era el acto creativo. ¿Quién podría negar que nada en este mundo que el hombre haya creado alguna vez sea comparable al de un hijo? – nada. Y él tiene que remontarse hasta el origen del acto, y de repente sale de este fantástico organismo. Y entonces viene una revelación de otro tipo, que el nombre es “YO SOY”.

Luego viene la revelación final, que encontramos en el Nuevo Testamento, y él trae algo enteramente diferente que el hombre no ha visto antes. Él revela el nombre como “Padre”, “Santo Padre, guárdalos en tu nombre el cual me has dado a mí, para que ellos puedan ser uno como tú y yo somos uno.” Él les dió el nombre que fue su nombre y el nombre fue 'Padre' – la revelación final de Dios al hombre respecto a quién es él realmente: su padre. “Así, en muchas y diferentes maneras Dios habló desde la antigüedad a nuestros padres por los profetas, pero en estos últimos días él nos ha hablado por un hijo.” Si él ha hablado por medio de un hijo, entonces él es un padre. Y así Dios habla al hombre en sus días finales a través de su hijo, y el hijo revela a ese hombre que él es el padre de ese hijo, y entonces – y sólo entonces, el hombre sabe quién es él realmente. Pero hasta que ese día llegue, toma la segunda revelación del nombre de Dios, que es “YO SOY” y úsala, y úsala sabiamente. Tú puedes usarla para cualquier cosa en el mundo. Se te dijo que si tú blasfemas contra su nombre debes ser apedreado hasta morir, como se nos dice en el Levítico 24:16: “Cualquiera que blasfeme contra el nombre YO SOY”, y el nombre ya había sido revelado en Levítico 3. Éxodo 2 reveló el nombre. Ahora, si tú blasfemas contra este nombre, apedréale hasta morir.

Uno que nació de una mujer hebrea que conoció a un egipcio, maldijo el nombre de Dios, y ellos se aprestaron a ver qué diría Dios hacer a tal hombre: apedreadlo hasta morir. Apedrear no significa que tomes piedras y se las arrojes, como hará la gente. Las piedras son los hechos literales de la vida. ¿Cómo podría yo blasfemar contra el nombre de Dios? Con Dios todas las cosas son posibles, así que su nombre es “YO SOY”. Y me atrevo a decir: “Yo soy indeseable; yo soy pobre; yo estoy enfermo; yo soy completamente ignorado en este mundo.” Bien, esto es blasfemia contra Dios. Pues no es lo que yo quiero realmente en este mundo, ni para cualquiera que yo ame. Así que aquí yo estoy blasfemando contra Dios.

Se me dice en Juan 8: “Excepto que creas que yo soy él, morirás en tus pecados.” “Pecar” es errar el blanco. Si no creo que yo soy el hombre que quiero ser, permanezco donde estoy en ese momento de no atreverme a asumir que yo soy el hombre que quiero ser, y permanezco en esa limitación, así que muero, errando el blanco. Así que el ser que tú realmente eres – si la segunda revelación es cierta (y puedo decirte que es cierta, que su nombre es “YO SOY”) – no significa que adores algo de fuera cuando dices, “Yo soy”. Y el día que efectivamente lo contactas como si el concepto ”Yo-Tú” estuviera dentro de tí mismo, sientes quién eres tú realmente.

Ahora he aquí una historia verdadera que oí este sábado pasado. Yo no soy miembro del Club Turf, pero voy ocasionalmente cuando estoy invitado y alguien me lleva. Así el sábado pasado mi mujer y yo fuimos llevados al Club Turf. Me presentaron a este pequeño hombre que estaba sentado justo en la fila de abajo. Un tipo extraño, un tanto raro, y entonces me contaron su historia. Él había venido desde Kentucky sin un centavo. Cómo consiguió el dinero necesario para comprar una pequeña parcela de tierra, yo no lo sé, eso no me lo dijeron; pero él compró una pequeña parcela de tierra en el condado de Ventura. Quería tener petróleo, así que dormía allí mismo echado sobre la tierra. No se construyó ninguna pequeña choza – dormía directamente en el suelo. Con la cabeza apoyada en el suelo oiría el petróleo subir, olía el petróleo, y a veces llegaba a su casa a las 6 de la mañana y su esposa estaba angustiada. “¿Qué te ha pasado?” Él había estado durmiendo allí echado sobre la tierra trayéndolo.

Hoy día el hombre – yo diría que es unos diez años mayor que yo, que es 68, o como mucho 70 – no tiene problemas financieros. Ha regalado fortunas. Tiene más de 6 millones, como me dijo él mismo, pero ahora tiene otro problema, y ha olvidado el nombre de Dios. Su problema actual es el aburrimiento. Él va al hipódromo cinco días a la semana, de martes a sábado. Si gasta diez mil, no hay problema, si gasta veinte mil, eso no es problema. Pero está aburrido y no está físicamente bien, y no recuerda cómo trajo el petróleo a la existencia por el nombre de Dios. Cuando él puso su cabeza en esa tierra y empezó a escuchar, ¿quién estaba escuchando? Si le hubieras dicho: “¿Qué estás haciendo?” “Yo estoy oliendo el petróleo”. Eso es lo que él hubiera dicho. Tú has invocado el nombre de Dios. “Yo estoy oliendo el petróleo. Yo estoy oyendo el petróleo”, es lo que él hubiera dicho. Él lo atrajo todo, pero no recuerda el nombre de Dios.

Ahora está diciendo: “Yo estoy achacoso”. Él está blasfemando el nombre de Dios. Se te dijo: “El hombre que blasfeme el nombre de Dios, apedreadlo hasta morir.” La piedra está “mostrando los hechos de la vida”, así que él está mostrando los hechos de la vida. “No te sientes bien, ¿verdad?” De modo que ves que todas las cosas del mundo le van mal, y se lo dices. Estas son las piedras, pero él ha olvidado y los que están a su alrededor no lo saben. Una vez usó el nombre de Dios sabiamente y trajo la riqueza a su mundo. Él podría traer la salud a su mundo si usara el nombre de Dios.

“Éste es mi nombre para siempre”, dijo Dios en Éxodo 3. Pero revelaré un nombre aún más grande cuando el hombre comience a despertar, y el nombre final es “Padre”. Y así: “Muéstranos al Padre”, y tú serás satisfecho. “¿He estado tanto tiempo contigo y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre, ¿cómo entonces puedes decir 'muéstranos al Padre'?” Así que aquí, te digo, yo soy el padre, y nadie sabe que él es el padre. “Santo Padre guárdalos en tu nombre, que tú me has dado, para que puedan ser uno igual que nosotros somos uno.” No hay modo en este mundo de que tú y yo sepamos que somos uno, salvo a través de este último acto de Dios revelándose, cuando él te da su último nombre, que es “Padre”. Yo soy el Padre, que yo conozco, y tú serás el Padre del mismo y único Hijo engendrado de Dios. Y cuando tú le ves, como yo le he visto – y tú le verás, y tú eres su Padre – entonces tú y yo somos uno. Pues yo no puedo ser el padre de tu hijo y no ser tú. Y esa es la revelación final de Dios al hombre en este nivel.

Así, “De muchas y diferentes maneras Dios habló desde la antigüedad a nuestros padres por los profetas, pero en estos últimos días él nos ha hablado por su Hijo.” Y el hijo revela la naturaleza del padre. Nadie conoce al padre excepto el hijo, y todo aquel a quien el hijo escoge para revelársele. Hasta que ese día llegue, usa la segunda revelación – que es su nombre para siempre – y úsala sabiamente, como se nos dice en el Salmo 9, verso 10º: “Aquellos que conocen tu nombre confían en Tí.” Si tú conoces el nombre, el nombre es el indivíduo mismo. El nombre de Dios es YO SOY y eso es Dios. Así que esta noche, si tú conoces el nombre, cree en él, confía en su nombre. Y escuchas como si oyeras lo que oirías si fueras el hombre que tú quieres ser, y confías en su nombre, y él nunca te abandonará.

Aquí el nombre cambia cuando el hombre comienza a despertar como Dios, y la revelación final – no conozco capítulo más grande que el capítulo 17 de Juan, donde él se revela y se da al hombre. “Santo Padre, glorifícame con tu propio ser.” Él no quiere ninguna otra gloria. Es Dios mismo dándose al hombre, pues ése es su propósito. Y cuando él consigue su propósito, el hombre a quien él mismo se ha dado es Dios y Dios es “Padre”, la revelación final. Por lo tanto, debe haber un hijo. ¿Dónde está el hijo si yo soy un padre? Y aquí viene el hijo a la existencia y él es David, el único hijo engendrado de Dios. “David, tú eres mi hijo, en este día yo te he engendrado.” Eso está oculto en el hombre hasta ese último momento en que el velo es levantado y la paternidad es revelada al hombre a través de la naturaleza del hijo. Ahí tú ves a David, y David te dice quién eres. Tú eres su padre, él te llama padre, y llamándote padre el Salmo 89 se ha cumplido: “Yo he encontrado a David” y éste me grita: “Tú eres mi padre, mi Dios y la Roca de mi salvación.” Y tú le ves, y sin embargo no hay cambio en tu YO SOY-dad. El yo que se convierte en su padre es el mismo que había antes, sólo que un yo mucho más grande. Incluye la paternidad, pero el mismo sentido de YO SOY-dad. No has cambiado tu definida individualidad, pero ahora se ha ampliado hasta incluir la paternidad, y ese padre es Dios. Y tú se lo cuentas al mundo con la esperanza de que puedas hacérselo tan claro como lo es para tí.

Lo aceptes o lo rechaces, es verdad y el día vendrá, con el tiempo, en que cada indivíduo tendrá la misma experiencia y pasará a través de todo. Hasta que eso suceda, usa su nombre sabiamente, como se nos reveló a través de su profeta Moisés en el 3er capítulo del Éxodo. Úsalo para riqueza, salud o reconocimiento, pero no blasfemes contra el nombre de Dios. “A menos que creas que yo soy él, morirás en tus pecados.”

Así se nos dice: “Ellos tomaron piedras para arrojarle, porque les había ofendido, había blasfemado contra el nombre de Dios, pues él afirmó 'Yo soy Dios'.” Eso era blasfemia en su nivel y tomaron piedras para arrojárselas. ¿Qué piedras? Le dijeron que ellos conocían a su padre. Conocían a su madre, a sus hermanos y a sus hermanas terrenales, y los nombraron. Dijeron: Yo conozco a tu padre y a tu madre, José y María, y le nombraron a sus cuatro hermanos. Ellos implicaron a múltiples hermanas, y entonces comenzaron a mostrarle los hechos de la vida, y los hechos contradecían su afirmación. Por tanto estaban apedreándole con los hechos de la vida. Esas eran las piedras. Entonces él desapareció de entre ellos. No podía argumentar con esa mentalidad, porque ellos conocían exactamente sus antecedentes físicos, y él les estaba diciendo: “Si vosotros recibís lo que os digo, yo os daré poder para convertiros en hijos de Dios, que no nacieron de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Este verso es algo enteramente diferente en la fisiología griega. “Nacer de la sangre” para ellos significaba que la semilla de hombre se mezcló con la sangre de mujer, y de esta unión vino un hijo. Nacer de la “voluntad de la carne” es por impulso sexual. No nació de esta manera. Nacer de hombre significa tener parentesco humano. No nació de esta manera. Nació de Dios. Algo enteramente diferente, en que el hombre de repente despierta dentro de si mismo y sale de su propio cráneo para descubrir que todo el tiempo ha estado dormido.

Entonces lees estas palabras en Revelación 1:18: “Y él se creyó vivo y estaba muerto.” Aquí un hombre estaba muerto, y durante todo el tiempo creyó que estaba vivo. Para todo el mundo, el sueño es tan profundo, es tan hondo, que no sabe que está dormido. Y el sueño es tan profundo que es comparado espiritualmente a un hombre muerto. Entonces un día, en el propio maravilloso tiempo de Dios, él se despierta en el hombre y lo saca adelante, y entonces despierta por primera vez para darse cuenta de que a través de las edades él ha estado muerto pero no lo sabía. Pero ahora él ha resucitado por la misericordia de Dios. Pensaba que estaba dormido mientras pensaba que estaba despierto, y sin embargo estaba muerto.

Mientras tanto, tú que te crees vivo, intenta este principio por el uso del nombre de Dios. No te fallará, te prometo que no lo hará. Pero ten en cuenta esto: puedes tener riqueza esta noche y haberla asegurado fuertemente – mobiliario, joyas, pieles, pero la dejaste cuando viniste aquí esta noche, la dejaste donde quiera que tengas esta riqueza externa. Puedes tener acciones y bonos, pueden estar asegurados, pero los dejaste donde quiera que estén, quizás en cajas fuertes, en vuestras casas. Estando justo aquí hace alrededor de dos años dejé este estrado y miré hacia fuera y vi esas enormes llamas y todas esas bellas casas ardiendo. Estaban quedando atrás donde quiera que la gente estuviera, todo consumido en cuestión de minutos. Pero una cosa no puedes dejar atrás, y siempre la llevas contigo después de encontrar el nombre. ¿Puedes ir a algún lugar donde puedas dejar atrás tu “YO SOY”? ¿Dónde puedes ir en este mundo donde dejes tras de tí el único poder en el mundo, “YO SOY”? “Aquellos que conocen Tu nombre ponen su confianza en Ti.” No en el banco, no en su posición social, su posición financiera, intelectual o cualquier otra. “Ponen su confianza en Ti”, ¿Quién eres tú? “YO SOY”. Así que cada uno que vino aquí esta noche trajo ese nombre con él. Cuando salgas de aquí vas a llevarlo contigo. Quizás tú no sabes que lo transportas contigo. Puedes tener un tesoro y no saber que lo tienes. Si yo tuviera mil millones de dólares depositados en el banco pero no lo supiera, podría morir de hambre por falta de un dólar; y sin embargo podría firmar un cheque si supiera que lo tenía, y podría retirarlo para mi necesidad terrenal.

Tú no puedes dejar tras de tí el nombre de Dios. Él mismo se puso en tí, tu mismo ser, tu propia YO SOY-dad – eso es Dios. Y puesto que es Dios, no blasfemes contra el nombre. Úsalo sabiamente, úsalo amorosamente, y yo te digo: “¿Qué estás escuchando?” Y tú me dices: “Yo estoy escuchando esto y esto”, o “Yo estoy pensando esto y esto”. Bien, mira que lo que estés escuchando, sintiendo, que lo que estés pensando, esté en armonía con tu más alto ideal. Pues tú lo atraerás igual que este hombre atrajo su petróleo de este pedacito de tierra, y hoy tiene millones – pero aburrido. Tú serás capaz de usarlo sabiamente a través de tus días terrenales, y quizás en esta encarnación el final te será revelado, pero sólo Dios sabe cuándo revela el final.

Yo puedo hablarte y contarte sobre ello, pero no puedo levantar la cortina por ti – sólo el hijo mismo puede revelarte como el padre. Yo puedo decirte: tú vas a ser el padre, eso lo sé, pero yo no tengo poder para rasgar esa cortina y mostrarte a David. Él y sólo él te revelará como el padre. “Nadie sabe quién es el hijo excepto aquel a quien él ha escogido para revelársele.” Pero yo te diré: un día él va a rasgar esa cortina de la mente y presentarse ante tí y llamarte padre. Tú sabrás exactamente quién es él; no habrá duda alguna en tu mente. Tú estás mirando a tu único hijo engendrado. Engendrado no por ninguna mujer en este mundo. Engendrado de tu propio ser maravilloso – tu mente, y ése es David. Y él será igual que es descrito en el Libro de Samuel, no hay duda sobre ello.

Yo no puedo contarte la emoción que hay guardada para ti después de que suceda. Estás tan excitado que no puedes pensar en ninguna otra cosa. Puedes aburrir a tus amigos, puedes aburrir a todo el que te encuentres, porque no puedes pensar en nada sino en este enorme acontecimiento que te ha sucedido, esta cosa celestial que ha tenido lugar. Tú puedes ser un hombre soltero, un hombre que nunca ha conocido a una mujer en este mundo, pero de repente eres un padre, y lo eres en el verdadero sentido de la palabra. Entonces sabrás que él “no nació de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios,” y él te llama padre, y tú sabes que Dios es su padre. Él te dice exactamente quién eres.

Entonces tienes que caminar por la tierra durante los años restantes excluído, porque aún estás vistiendo el ropaje de carne. Y aunque eres ahora heredero de un regalo y de una promesa que ya ha sido cumplida, aún no puedes compartirlo con los demás, de modo que no puede convertirse para ti en efectivo o completamente realizado en ti hasta que te quites el ropaje por última vez. Y entonces eres uno con el huésped celestial. Todo el mundo está destinado – no puedes alardear de ello, no puedes jactarte de ello, porque no lo has ganado. Fue todo el plan de Dios desde el comienzo: “El que comenzó una buena obra en ti” en ese momento la lleva a completarse “en el día de Jesucristo.” Y Jesucristo es Dios Padre. Por tanto, si Jesucristo es Dios Padre, y David le llama “Señor”, ¿quién eres tú? ¿No eres entonces Jesucristo? Entonces realizas las palabras: “No te das cuenta de que Jesucristo está en ti, a menos por supuesto que fracases al afrontar la prueba.” Espero que te des cuenta de que no hemos fracasado en nuestro esfuerzo.

Finalmente leerás las palabras: Y todo desapareció, y estaba sólo Jesús. Moisés estaba presente, Elías estaba presente, todos ellos vieron la gloria de Dios, y cuando todo disminuyó sólo estaba Jesús. Pues ante el nombre de Jesucristo cada rodilla se doblará y cada lengua confesará que él es el Señor, la gloria de Dios Padre. Sólo está Jesús y él tiene un hijo y está compartiendo a su hijo contigo – no andando por la calle contigo como un amigo, sino como tu hijo. Él se da a cada ser en el mundo, y no hay modo de que pueda probar que efectivamente te dio ese don de si mismo a tí, salvo como David, su único hijo engendrado, como tu hijo. La Biblia en miniatura está en Juan 3:10: “Y Dios tanto amó al mundo que le dió su único hijo engendrado.” La gente piensa que dió su único hijo engendrado y que su nombre es Jesucristo. ¡No! Jesucristo por su propia confesión es Dios Padre: “Tú me ves Felipe y sin embargo tú no me conoces. El que me ha visto ha visto al Padre. ¿Cómo entonces puedes tú decir muéstranos al Padre?”

Así que el hijo dado no podría ser ese ser que se llama a si mismo padre, y el padre es Jesucristo. ¿Quién le llamó padre? David. Así él hizo la pregunta; nadie le preguntó. Él dijo: “Yo soy el Padre.” ¿Entonces dónde está el hijo? Así que el trae la pregunta: “¿Qué pensáis de Cristo?”, y ellos dijeron: “Es el hijo de David.” ¿Entonces por qué David en el espíritu le llama Señor? ¿Si David le llama Señor, cómo puede ser él hijo de David? Y nadie hizo ninguna pregunta más. David en el espíritu le llama “Adonai”, una palabra usada por todo hijo cuando se refiere a su padre. Todo hijo habla de su padre como “Adonai”, traducido al español: “Mi Señor”. Así David le llamó “Mi padre”. De modo que él te dice quién es él y quién es David respecto a él mismo. De modo que él va a llamar a todo ser en este mundo “mi padre”. Y como Dios es uno y su nombre es uno, y ante ese nombre cada rodilla debe doblarse, tú estás destinado a saber que tú mismo eres Jesucristo, o Dios Padre.

Pero hasta que te sea revelado, usa su nombre como es revelado a través de su profeta Moisés. “Y cuando vayas a ellos sólo diles 'YO SOY' me ha enviado a vosotros.” Llévalos fuera del desierto a la luz por mi nombre. Cuando tú puedas llevarte a ti mismo hoy, no importa dónde estés, si ahora estás confundido, si eres indeseable, (como piensas que eres), o estás desempleado, (como puedes estar) – llévate de esos estados de esterilidad a estados de fructificación, un estado fructífero, en el nombre. Sólo asume simplemente “YO SOY”, y nómbralo, escúchalo, huélelo, vélo lo mejor que seas capaz, y en la medida que permanezcas leal a lo que estás imaginando y escuchando, tú efectivamente lo exteriorizarás en tu mundo. No lo juzgues antes de intentarlo.

Ahora, si lo que he dicho esta noche ofende, si estuviera en conflicto con lo que tú creías cuando viniste aquí, de nuevo vuelve a las Escrituras: “Y él les ofendió y entonces le vendieron por treinta piezas de plata.” Volvamos al Libro del Levítico. Aquí se nos dice: “Si un buey cornea a un esclavo, mujer u hombre, entonces el dueño del buey debe pagar al dueño del esclavo treinta piezas de plata y luego el buey debe ser apedreado.” El símbolo de Cristo es el de un buey. Si la doctrina cristiana ofende, bueno entonces él te ha corneado por lo que tiene que decir. Y ahora, habiéndolo corneado, el esclavo será compensado, de manera que él debe ser vendido por treinta piezas de plata. De modo que tú siempre cumples las Escrituras. La palabra siempre será cumplida. El prototipo de Jesús el Cristo fue José, y él fue vendido por veinte piezas de plata. Veinte significa “expectación decepcionada.” Treinta es perfección divina. Redúcelo a tres y tres es también asociado con la resurrección. Al tercer día de enterrado, se levantó de las profundidades. Así que aquí, si yo te ofendiera por lo que digo, entonces hazme pagar por mis treinta piezas de plata, pues las Escrituras es todo sobre mí. Pues “Si el buey cornea y de algún modo hiere a un esclavo” … entonces el buey debe ser apedreado con los hechos de la vida.

La gente siempre te arrojará ladrillos y te recordarán “Cuando ellos te conocían”, o incluso cómo ellos te conocen – pues todos nosotros estamos limitados ya que vestimos estos ropajes. Ningún hombre en este mundo puede decirme mientras viste el ropaje que él no está limitado. El Presidente Kennedy está espantosamente limitado en su mandato como Presidente. Le están viniendo ladrillos desde todas partes – lo que él prometió en su campaña para obtener su mandato, y lo que él está entregando. Y en el conflicto entre lo que él prometió y lo que en verdad ha entregado hasta ahora, tú podrías arrojarle todos los ladrillos del mundo. Y él es completamente consciente de ello. Puedes arrojárselos al Papa, a la Reina de Inglaterra, arrojárselos a cualquier persona en este mundo por no obtener cualquier ambición de los suyos. Si yo te introduje en mi secreto y te conté mi ambición, y tú como amigo sabes que yo no la he realizado, y me arrojas todas las piedras del mundo, y me recuerdas lo que dije frente a lo que he cumplido – esto es cierto de cada ser en el mundo. Sin embargo, lo cumplas o no, vuelve y aplica este principio al cumplimiento de tus sueños.

Yo puedo decirte: en mi propio caso, por pequeño que haya sido, todo se ha cumplido cuando fui fiel al uso del nombre de Dios. Cuando me atreví a asumir que soy lo que en ese momento la razón niega y mis sentidos niegan, y permanecí fiel a ello, entonces invariablemente lo realicé. Ha habido innumerables veces en que no he sido fiel a ello. Me detuve, como todos nos detenemos después de un tiempo. Luego somos subidos de repente y tenemos que volver al uso del nombre. Y así, “Aquellos que conocen tu nombre ponen su confianza en ti.” No en algo fuera de tí. Y tu nombre es “YO SOY”, y es tu nombre por siempre y para siempre. Así que pon tu confianza en el nombre de Dios saliendo de aquí esta noche en la creencia de que eres ya el hombre o la mujer que te gustaría ser y ve el mundo como lo verías si fuera verdad. Y en la medida en que permanezcas leal a esa asunción, en esa medida la exteriorizarás y la recogerás como fruto dentro de este mundo.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es HIS NAME (Neville 02-26-1963)