~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


martes, 1 de noviembre de 2011

TU HACEDOR (Neville - 7 de enero de 1969)

Neville Goddard (7 de enero de 1969)


TU HACEDOR



Tu hacedor es tu esposo, el Señor de las Huestes es su nombre. Por él todas las cosas son hechas, y aunque él es una actividad no vista dentro de tí, sin él no es hecho nada de lo que es hecho. Yo os pido, como Pablo le pidió a los corintios, que os examinéis vosotros mismos para ver si estáis manteniendo vuestra fe. Que os probéis. ¿No te das cuenta de que Jesucristo está en tí? – a menos, por supuesto, que dejes de cumplir con la prueba. Yo te digo: Jesucristo es un poder dentro de tí, que tú debes encontrar y probar. Pablo no dijo que Jesucristo hace sólo el bien, sino todo – sea bueno, malo o indiferente. Y Blake dijo: “No conozco otro cristianismo ni otro evangelio que la libertad de cuerpo y mente para ejercer las divinas artes de la imaginación. Imaginación, el real y externo mundo en el que viviremos [sic] cuando estos mortales cuerpos vegetativos no sean más. Los apóstoles no conocían otro evangelio.”

Ahora, John Mills define la causalidad como la conjunción de fenómenos, que ocurriendo, algunos otros fenómenos empiezan a aparecer en el mundo. En otras palabras, la causalidad es el conjunto de un estado imaginario que implica el cumplimiento del deseo, cuya sensación lo activará y lo producirá en el mundo.

Y H. G. Wells lo pone de este modo: “A través de las edades, la vida es nada más que una solución continuada a un problema sintético contínuo.” Como muchas veces te has dicho a tí mismo: si sólo tuviera X dólares podría vivir cómodamente, luego aparece la inflación y eres forzado a utilizar tu poder creativo para construir una solución imaginaria a tu nuevo problema.

El Webster define un cuerpo sintético como la recopilación de elementos separados que producen una nueva forma. En este mundo nunca encontrarás permanencia, pues algo penetrará en el estado que estás ocupando ahora y te forzará a concebir una nueva solución. Así es como está hecho. No juzgues el problema – más bien pregúntate cuál podría ser su solución. Supón que estuvieras en la cárcel. La solución sería estar fuera de la cárcel, perdonado y durmiendo en tu propia casa. Así, mientras aún estás enfrentándote con el problema, y durmiendo en tu catre en la cárcel, cerrarías tus ojos a la celda y sentirías que ya estás en casa, como un hombre libre. Entonces quédate dormido permitiendo al hacedor de todas las cosas crear eso que será visto de eso que no aparece.

Hace unos años una señora en mi audiencia de San Francisco se levantó y dijo: “Mi hermano está en el ejército. No sé lo que hizo para provocar su castigo, pero ha sido sentenciado a seis meses de trabajo forzado, y yo quiero que esté libre.” Después de establecer el hecho de que él iría a su apartamento si estuviera libre, la insté a imaginar que él estaba ahí ya. Esa noche esta señora imaginó que oía la campanilla de la puerta. Corriendo escaleras abajo abría la puerta para encontrar a su hermano ahí, un hombre libre. Ella ensayó esa escena una y otra vez hasta que le pareció natural. Una semana después, estando sentada en su apartamento, la campanilla de la puerta sonó. Ella corrió escaleras abajo, abrió la puerta, y abrazó a su hermano – que le dijo que estaba honorablemente liberado. Quién interpuso la acción contra él o quién le liberó no lo sé. Yo sólo sé que el hermano no se escapó del castigo, pues la señora vino a mi reunión el domingo siguiente y compartió su historia con todos los que estábamos allí. Ahora, si ella no hubiera conocido y puesto en práctica este principio, podría haber permanecido en casa enojada y frustrada durante seis meses hasta que su hermano fuera liberado.

Todas las cosas son hechas por tu imaginación, pues sin imaginar nada se hace. La imaginación no está limitada a este nivel de conciencia. Hay niveles y niveles de imaginación, como tus sueños y visiones demuestran. Este mundo está sostenido por la Imaginación Divina, que es la imaginación humana en un nivel más alto. Nuestra imaginación está con baja intensidad, pero nosotros somos llamados a ejercer este poder, a examinarnos para ver si estamos manteniendo nuestra fe. A este nivel, la fe no es completa hasta que, a través de experimentación, se convierte en experiencia. Experimenta con esta afirmación: “Lo que quiera que tú desees, cree que lo has recibido y lo habrás recibido.” (Marcos 11). Si la fe no es completa hasta que a través de experimentación se convierte en experiencia, debes tomar un objetivo no visto y colocarlo en un conjunto de estados mentales que implicarían su cumplimiento. Entonces este deseo debe ser activado entrando en su centro, sintiendo su realidad, y caminando en la fe de que sucederá. Yo te digo: de un modo que no podrías concebir, lo que tú has asumido vendrá a tu mundo.

No tienes que construir un puente de incidentes para pasar a través de él; simplemente te mueves hacia el cumplimiento de lo que ya has preparado para tí mismo. Luego cumple otro deseo del mismo modo, y cuando aparezca sabrás exactamente qué hacer cuando te enfrentes con algún problema. Tú simplemente vuélvele la espalda construyendo una escena imaginaria que implicaría el cumplimiento de su solución. Actívala y déjala que llegue a ser.

Desgraciadamente es muy fácil hacer de la aceptación del cristianismo un sustituto por el que vivir. En Nueva York sólo hay más de un millón de personas dando ayuda, y me atrevo a decir que el 90 por ciento de ellas declaran ser cristianas, sin embargo no conocen el significado del cristianismo. Cristo no está en el exterior, sino dentro de tí. Y cuando Él aparezca tú serás como él. Eso es lo que se nos ha prometido en el libro de Juan. ¿Verás a alguien en el exterior que se parezca a tí? ¡No! Cristo está en tí, y él hace todas las cosas. ¡Ponlo a prueba y descubrirás que él es tu imaginación!

Cuando era un muchacho yo vivía en Barbados. Inescolarizado, sin bagaje alguno, soñaba con venir a América. Me enamoré tanto de la idea, que a la edad de 17 mis padres me pusieron en un barco hacia América con 600 $ en el bolsillo. Ellos pensaban que yo volvería una vez que el dinero se hubiera ido, pero yo quería vivir en América por malamente que yo hubiera venido y hacerla mi hogar.

¿Estás dispuesto a enamorarte tanto de un deseo? ¿Estás dispuesto a enamorarte de su cumplimiento que imaginas que es tuyo ya? Si es así, yo te prometo que se plasmará en tu mundo. Y cuando lo haga, habrás encontrado a Cristo, o las palabras de las escrituras: “Por él todas las cosas son hechas y sin él no es hecho nada de lo que es hecho”, son falsas.

¡Cuando pongas a prueba a tu imaginación descubrirás que es Él quien produce tu deseo y el Hacedor de todas las cosas! Yo lo he comprobado innumerables veces. He enseñado este principio a otros que lo han comprobado y compartido sus experiencias conmigo. Ahora yo sé quién es realmente Jesucristo. Las palabras, “A menos que creas que yo soy él, morirás en tus pecados”, no son dichas en el exterior, sino en el interior. Ahora vistiendo un ropaje de carne, mis palabras parecen venir de fuera, y un día yo pareceré morir y convertirme en un hecho histórico. Pero yo no estoy hablando como un hombre externo. Estoy hablando como el verdadero Jesucristo, que viene a cada individuo desarrollando su historia como se recoge en las escrituras. Hay sólo una historia, y sólo un ser para interpretar el papel. Ese ser es Dios. Es él solo quien actúa y está en todas las cosas.

Cuando el Antiguo Testamento se cumpla en tí – un indivíduo – no serás un espectador observando el drama, sino el actor central. Y, sabiendo que es Dios solo quien actúa, tú sabes que eres Él. Y cuando cuentas tu historia, aquellos que te oyen verán el ropaje de carne que vistes, y pensarán que tienes un demonio y estás blasfemando el nombre de Dios. Pero sabiendo que tu padre es el que los hombres llaman Dios – tú conoces a tu padre, mientras los hombres no conocen a su Dios.

Mientras estoy vistiendo un ropaje de carne yo conozco mi origen y destino, pues las escrituras se han desarrollado en mí. Muchos de los que oyen mi confesión no están esperando este tipo de revelación, así que me excluyen como uno que blasfema el nombre de Dios. Pero las palabras de las escrituras están dichas desde dentro. Esta afirmación te la estás diciendo a tí mismo: “A menos que crea que yo soy él, moriré en mis pecados.” Pecar es perder tu deseo. Si no crees que tú eres su creador, estás errando tu blanco. ¡Debes creer para lograr! Debes asumir que ya eres la persona que tú quieres ser, a fin de llegar a serla. Aunque tu asunción es negada por la razón y tus sentidos, si persistes en tu asunción se materializará en un hecho. Así es como algo se hace de lo que no aparece.

Sabiendo lo que quieres, asume que tu deseo ya está cumplido imaginando que un círculo de amigos te están felicitando. Quédate dormido sabiendo que los que empatizarían contigo ya han atestiguado tu buena fortuna. Sabiendo que has puesto el cumplimiento de tu deseo en movimiento, camina confiado de que lo que estás asumiendo es verdad. Y cuando suceda, comparte tu experiencia con otros, con la esperanza de que ellos lo intentarán y funcionará para ellos. No me importa lo que los demás piensen, pues he descubierto que mi Padre – al que el mundo adora y llama Dios – ¡es mi propia maravillosa imaginación humana!

La gente compra imágenes de Jesús y las cuelga en la pared para postrarse ante ellas, sin embargo las imágenes son tan distintas como el artista que las pinta. Cuando Cristo aparece, tú serás como él. Esto lo sé por experiencia. Cuando Cristo apareció en mí yo era el que interpretaba su papel. Puesto que sólo Dios actúa y está en todos los hombres, Dios se pone en el papel central y desarrolla el drama eterno en cada indivíduo, que entonces sabe que él es Dios.

El año pasado dí diez conferencias en San Francisco. Justo antes de la primera reunión una señora me dijo que ella pensaba que yo era el maestro de la verdad más grande del mundo. Se lo agradecí y comencé la conferencia afirmando que el hombre es todo imaginación y Dios es el hombre. Que el cuerpo eterno del hombre es la imaginación, y que es Dios mismo. Luego conté la historia de una señora que se encontró sentada en una silla en una habitación muy grande, cuando apareció un carruaje autopropulsado. La puerta se abrió y salí yo, vistiendo una capa y llevando un maletín. Personificando el poder absoluto, yo entré en la habitación y comencé a proclamar el poder de Dios. Mientras ella me miraba, se dijo: “Ese es Neville, y sin embargo es Dios.” Sin darle ninguna señal de reconocimiento, yo terminé mi prédica, me volví y – como a petición – apareció el carruaje, yo entré en él y desapareció.

Continué diciendo a todos que la vida misma es una gloriosa obra, que fue concebida por Dios, dirigida por Dios, y cada papel está siendo interpretado por Dios. Que este mundo es como un glorioso poema, que existe no por sí mismo, sino por el que lo concibió. Habiéndose enamorado Dios del mundo que había concebido, Él quiso que todos los personajes existieran por sí mismos. Pero, no encontrando a nadie para interpretar los papeles, Dios murió a su verdadera identidad a fin de tomar sobre él la limitación de los personajes de su obra. Ahora, interpretando el papel de cada indivíduo, Dios experimenta todas las tribulaciones de ser hombre, hasta que Él despierte en el personaje que Él está interpretando. Yo sé que soy Neville, un personaje de la obra, pero también sé que soy Dios. Esta señora, que sólo unos minutos antes me había dicho que yo era el maestro de la verdad más grande del mundo, estaba tan impresionada que nunca volvió a las otras conferencias. Ella había esperado que yo me conformara a su pequeño concepto de Dios y no lo hice. En vez de eso, proclamé atrevidamente que éramos todos Dios, incluso aunque no fuéramos todos conscientes de ello. A menos que la historia contada en los evangelios respecto a Jesucristo despierte y se desarrolle en el indivíduo, ese indivíduo no sabe que él es el Cristo.

Pablo descubrió que Cristo es su imaginación humana e instó a cada uno a comprobarlo por sí mismo. Como Pablo, yo te insto a poner a prueba a tu imaginación humana. No necesitas dinero o tiempo para ir a cualquier parte en tu imaginación, sin embargo puedes ponerte ahí, igual que si hubieras hecho el viaje. Si lo haces, y tus circunstancias cambian de modo que el dinero y el tiempo aparecen, permitiéndote ir, ¿no has descubierto que Jesucristo es tu imaginación? Esto es lo que las escrituras enseñan, pero el hombre ha personificado la historia y hecho de Jesucristo un pequeño ídolo para postrarse ante él, cuando el verdadero Dios es la imaginación humana. Todas las cosas son hechas por la imaginación humana. Imagina algo que ahora no es un hecho. Persiste en tu acto imaginario, y cuando se convierta en un hecho, has encontrado a Dios. Y una vez que lo has encontrado, ¡nunca lo dejes ir!

Al final del drama se dijo que uno que conocía a Jesús le traicionó. Ahora, para traicionar a alguien, ¡debes conocer su secreto! Así que el que conoce su secreto le traiciona. ¡Ese es uno mismo! Dios es auto-revelado. A menos que Dios se te revele, ¿cómo tú le conocerías? Volviéndose a aquellos que no le conocían, Jesús dijo: “Ahora que me habéis encontrado, no me dejéis ir, pero dejad ir a todos esos.” Deja ir toda creencia en un poder en el exterior, pero no dejes ir la creencia en tu poderosa imaginación – pues la verdad está dentro de tí. Cuando encuentras al Hacedor en tí, entonces no importa qué argumentos los sacerdocios puedan dar, no les creas, pues el Cristo que buscas es la imaginación humana.

Mañana puedes olvidar y ser penetrado por rumores que perturban tu cuerpo y te hacen sufrir. Cuando esto sucede debes reestablecer tu armonía imaginando que las cosas son como tú deseas que sean. Viviendo en este maravilloso mundo, no podemos detener la penetración. Para percibir a otro, ese otro debe primero penetrar en tu cerebro; por lo tanto, él está dentro de tí como también fuera e independiente de tu percepción. Ciudades, montañas, ríos y arroyos deben primero penetrar en tu cerebro para que seas consciente de ellos. En ese momento de conciencia están dentro de tí, incluso aunque aún mantengan una cierta independencia de tu percepción y estén fuera. Intenta esta penetración interna seriamente y descubrirás que todo lo que necesitas hacer es ajustar tu pensar. Que tú eres todo imaginación y debes estar donde piensas que estás. Si quieres contactar con un amigo simplemente ajústate a su comunidad haciendo allí, “aquí” y luego, “ahora”. Visítalo en su casa haciéndola penetrar dentro de tí. Dale tu mensaje y ve sus ojos iluminarse con el placer de tus palabras.

Si Dios está en tí, ¿hay algún lugar donde Dios no esté? Y si no hay ningún lugar donde la imaginación no esté, ¿dónde irías para estar donde quieres estar? Si todo penetra en tí, entonces debes elegir qué quieres y ajustarte a la sensación de que ya estás ahí. Sabrás que has llegado cuando veas el mundo desde allí.

El movimiento puede ser detectado sólo por un cambio de posición relativo a otro objeto. Mientras estás físicamente sentado en una silla tú pareces no moverte, pero debido a que todo penetra en tí, por un ajuste mental puedes pensar desde la conciencia de ser la persona que quieres ser. ¿Cómo sabrás que has cambiado? Por la expresión de las caras de tus amigos. Si ellos ahora ven el nuevo tú, entonces te has movido. Así que déjalos mirarte hasta que sus caras te digan que están viendo eso que tú estás asumiendo que es verdad.

Debe haber siempre un marco de referencia desde el que moverte. Tu marco es tus amigos, que conocerían cualquier cambio en tu vida. Si yo muriera, el movimiento sería detectado, ya que un amigo llamaría a otro, quien llamaría a otro, y finalmente docenas de personas sabrían que Neville habría muerto. Si, por otro lado, me hago millonario, ocurriría esa misma reacción en cadena.

Después de asumir que eres ya lo que tú quieres ser, haz de tus amigos tu marco de referencia oyéndolos felicitarte. Siente la realidad de sus acciones. Relájate en la paz de saber que está hecho. Y cuando llegue a pasar, has encontrado a Cristo, pues es Él quien hace todas las cosas y sin él no es una cosa hecha que se haga. ¡Haces el cambio de tu vida descubriendo que Cristo es tu imaginación!

Yo te digo: Dios se convirtió en tí, con todas tus debilidades y limitaciones, para que tú puedas convertirte en Imaginación. Convirtiéndose en nuestra imaginación, Dios existe en nosotros y nosotros en él. Nuestro cuerpo eterno es la imaginación, y eso es Dios mismo. ¡Y Dios solo actúa! Puede actuar en el papel del loco o el rey, el pobre o el rico. Cada deseo es un estado. Muévete a tu deseo, y Dios interpretará ese papel – ¡como tú! Si deseas riquezas, pero no conoces este poder, tu permanecerás pobre porque estás buscando a un Dios en el exterior, tratando de coaccionarlo a darte riqueza adquiriendo mérito. Puedes emplear tu vida adquiriendo mérito y ser tan bueno que el mundo piense que eres maravilloso, sin embargo sigues siendo pobre. El hombre debe buscar y encontrar su verdadera identidad dentro de sí mismo, pues él y sólo él es el revelador y hacedor de todo en este mundo.

No he visto nunca a Neville hacer algo. No fuí nunca un espectador, sino el actor interpretando el papel. Ahora vistiendo este ropaje de decadencia, llamado Neville, cuando cuento mi historia la gente se sorprende. Piensan que soy un blasfemo por hacer esas atrevidas afirmaciones, sin embargo no puedo negar mis experiencias místicas como no puedo negar la evidencia más simple de mis sentidos. Sé lo que he comido esta noche, sin embargo su recuerdo no es tan vívido para mí como mis experiencias de las escrituras. Así que les digo a todos: el que hace todo es la imaginación humana. Esto puede parecer cruel para el que esté ahora experimentando dolor, pero es verdad. Yo he sufrido. Yo he conocido el dolor físico. Incluso aunque puedo decir que he cogido la gripe, yo sé que la cogí dentro de mí. Leí el periódico donde me enteré que el 50 por ciento de la gente tenía la gripe, y – convirtiéndome en una estadística – la hice el cincuenta y uno. Experimenté sus molestias y dolores, y aprendí una lección. Ahora yo sé que incluso aunque he experimentado el drama de Jesucristo, aún estoy sujeto a todo lo que el hombre está sujeto. Sé que no puedo señalar a ninguna otra causa que mi propia imaginación, pues la causa no puede venir de fuera. Si tengo dolor, la causa es mía. Se nos dijo en Gálatas que Dios – tu imaginación – no es burlado. Que como siembres, así cosecharás. “¿Ves los campos de allá? El sésamo era sésamo, el maíz era maíz, el silencio y la oscuridad conocían, y así es el destino de un hombre nacido.”

Así que repito: la causalidad es la conjunción de estados mentales, que al ocurrir producen eso que la conjunción implica. Reúne un estado mental que implique que tú eres ya lo que quieres ser. Entra en ese estado. Permanece ahí hasta que te hagas uno con él realizando actos internos como si fueran externos. Continúa haciéndolo así y observa, pues tu mundo externo cambiará a medida que esos actos internos se convierten en hechos en tu mundo. Y no pienses que encontrarás nunca un lugar donde detenerte. Ningún estado que hayas creado nunca durará inamovible, imperturbable, para siempre – porque cada momento del tiempo estás siendo penetrado. Tu idea de perfección y armonía hoy será perturbada mañana, forzándote a utilizar tu talento para construir un cambio imaginario.

Tu partida de este mundo será así sólo para aquellos que no pueden seguirte a otra sección del mismo mundo. Ahí tú continuarás imaginando hasta que la historia del evangelio se repita en tí. Lo hará, pues es la historia de Dios despertando y naciendo en el hombre. Donde Dios no está en el hombre como su imaginación humana, la historia no puede ser repetida. Pero cuando irrumpe y Cristo se despliega dentro del individuo, él deja que una sección de tiempo entre en una edad completamente nueva llamada el reino de Dios.

Tú puedes comprobar que eres todo imaginación si lo crees, pues tú vives por tus creencias. De palabra no es suficiente. La creencia debe hacerse viva. ¿Crees realmente que tu imaginación hace todas las cosas? Entonces ponte a prueba a tí mismo y ve. Cuando te enfrentes a algún problema inmediatamente construye una solución imaginaria. Entra en esa imagen y permanece en su verdad. Siempre recuerda quién es el hacedor, pues él hace las cosas de lo que no aparece. Él es como azogue(1), pero tú puedes comprobarlo mejor en un sueño despierto.

Fawcett dijo: “La imaginación divina es como la imaginación pura en nosotros mismos. Vive en la profundidad misma de nuestra alma subrayando todas nuestras facultades, incluyendo la percepción, pero fluye en la superficie de nuestra mente menos disfrazada en forma de fantasía creativa.” Todos los sueños proceden de Dios sean de día o de noche. Todo es precedido por un sueño, ¡llamado acto imaginario!

Tómame en serio y pon a prueba al hacedor en tí. “Examináos para ver si os estáis manteniendo en vuestra fe. Poneos a prueba. ¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros? A menos que, de hecho, dejéis de someterlo a prueba.” (Corintios II, 13) ¡Espero que descubras que no has fallado!

Ahora entremos en el silencio.


(1) El nombre antiguo del elemento químico mercurio. (N.T.)



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es
YOUR MAKER (Neville 01-07-1969)




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