~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


domingo, 20 de febrero de 2011

INFINITOS ESTADOS (Neville - 22 de marzo de 1968)

Neville (22 de marzo de 1968)


INFINITOS ESTADOS



Muy a menudo alguien me dice: “No creo que los demás te entiendan”. Me hicieron esta pregunta: “Cuando usas la palabra 'estado' no creo que los demás sepan lo que quieres decir, así que ¿podrías explicarlo, por favor?” Esta noche intentaré explicarlo.

Se nos dijo: “Sois hijos del Altísimo, todos vosotros”. (No sólo unos pocos, sino todos nosotros.) “Sin embargo, moriréis como hombres y caeréis”.....en infinitos estados de conciencia, pues son estados en los que caen los hijos del Altísimo. Un estado es una actitud de la mente, un estado de experiencia con un cuerpo de creencias que domina en tu vida. Siempre que expresas un estado, te identificas con él diciendo: “Soy pobre o soy rico. Soy conocido o desconocido. Soy querido o no querido.” Podría seguir indefinidamente, porque hay infinitos estados en los cuales puede caer un hijo individual del Altísimo.

Blake hizo esta declaración: “La eternidad existe y todas las cosas existen en la eternidad independientes de la Creación que fue un acto de misericordia. Esto implica que yo no considero que ni el justo ni el malvado estén en un estado supremo, sino que están en cada uno de aquellos estados del sueño en los que el alma puede caer en sus sueños mortales del bien y el mal.” Cuando te encuentres en un estado o veas a un aparente otro [ser] en un estado, no condenes o alabes el estado, pues todos los estados existen y ninguno es superior a otro. Cada estado es una actitud, un estado de experiencia con un cuerpo de creencias que un hijo individual del Altísimo ocupa. Y si ese es un hijo individual del Altísimo, entonces ¿no somos hermanos de la más Alta Unidad? ¿Y no somos también miembros del cuerpo supremo que es Dios el Padre? Así que los estados en los que caemos no pueden dañar o de ninguna manera imposibilitar a nuestro ser inmortal que cae.

Tu poder creativo no decayó voluntariamente. Fue la voluntad de tu Padre que tú, su poder creativo, descendieras en los estados y los experimentaras. En el capítulo 8 de Romanos, Pablo nos dice: “Él fue sometido a la inutilidad, no de su propia voluntad, sino por causa del que lo sometió en la esperanza”. Hay unidad en Dios, pero Dios el Padre se compone de dioses, los hijos. Así que el poder creativo de Dios cayó en división y pasa a través de estados que dan como resultado resurrección en la unidad. Como hijo del Altísimo puedes, en un abrir y cerrar de ojos, moverte a cualquier estado, pero lo más probable es que no permanecerás allí pues un estado ¡se compone de un cuerpo de creencias! Si te pasas el día pensando desde una cierta base, desde un cierto cuerpo de creencias, lo más probable es que te quedarás dormido esa noche en la misma creencia. Sabiendo que puedes entrar en otro estado, en otro cuerpo de creencias, puedes tratar de entrar, pero debes persistir en mantenerte en el nuevo estado hasta que se convierta en algo natural.

Hay innumerables estados y el ocupante de un estado no es mejor que el ocupante de otro, pues cada uno es un hermano en la más alta unidad y todos son uno en el cuerpo de Dios el Padre. Pero el estado, la actitud de la mente a la que más regresas constantemente, constituye tu morada. Si habitas en la autocompasión expresarás el estado, pero por ocupar ese estado no eres menos que alguien que tiene ambiciones de entrar en la Casa Blanca, o en el Vaticano como el Papa. El individuo que desea un estado ambicioso no es superior o inferior al que no sabe que está en un estado y permanece sometido a él.

¿Cómo sales de un estado? ¡A través de la creencia! Debes creer en la doctrina. Se te dijo: “Cualquier cosa que desees, cree que la has recibido y la recibirás”. Los preceptos de Cristo deben ser aceptados literalmente, porque se cumplirán literalmente. ¿Puedes creer en el precepto de que el creer que ya has recibido tu deseo te lo traerá a tu mundo? Si es así, entonces esta noche puedes cambiar las cosas que están sucediendo en tu mundo. Y si puedes creer y persuadirte a ti mismo de que las cosas son como tú quieres que sean hasta el punto de entrar realmente en el sentimiento de que son ciertas, serán sentidas y vistas en tu mundo. Debes sentir que tus deseos ya se han realizado, que ya son reales, pues la verdad de cualquier concepto es conocida por el sentimiento de seguridad de que el pensamiento es cierto.

Suponiendo que no eres el hombre (o la mujer) que quieres ser, sabrás que realmente lo eres por el sentimiento de seguridad que inspira en ti, pues si sientes certeza, actuarás sobre ella. Si no actúas no estás convencido, ya que Dios en ti es tu propia maravillosa imaginación humana y ¡Dios está actuando siempre! Puedes estar físicamente incapacitado, pero estás actuando siempre en tu imaginación, que es Dios, el Padre de tu vida.

Por estados quiero decir actitudes de la mente. El Nuevo Testamento comienza: “El tiempo se ha cumplido y el reino de los cielos está a la mano; arrepentíos y creed en el evangelio”. La palabra “arrepentirse” significa “un cambio radical de actitud”. Tu actitud no tiene que ser hacia otro, sino una actitud respecto a uno mismo. Si sientes que no tienes nada por qué vivir debes arrepentirte cambiando radicalmente tu actitud de ese estado. No te condenes a causa del estado en el que has caído. Si no te gusta entra en otro. No sientas lástima por ti mismo, ya que si lo haces harás del estado un hábito y permanecerás allí por el resto de tus días en la tierra. En lugar de eso, puedes creer en esta doctrina y salir de cualquier estado.

Permíteme ilustrarte con esta historia. Un caballero, que asiste a las conferencias, y su esposa, se mudaron a su nueva casa en la playa. Deseando hacer algo con el diseño del paisaje, invitaron a cinco paisajistas para que les hicieran ofertas. Dos ni siquiera les hicieron una por la ubicación de la propiedad, pero después de elegir una de las que recibieron, los céspedes y jardines así como varios árboles fueron plantados. Al cabo de seis meses tres árboles habían muerto. Ahora, en vez de enfadarse y llamar al hombre, exigiendo que los árboles fueran reemplazados, mi amigo decidió poner a prueba su imaginación; así que mientras estaba sentado en su coche imaginó que estaba apoyándose contra un árbol sano, mientras contemplaba a los tres que parecían estar muertos, pero ahora estaban sanos y hermosos. Entonces un día el paisajista llegó a la casa, preguntando por el jardín, especialmente por los árboles. Parecía que sus hombres habían usado demasiado nitrógeno en el fertilizante, lo que causó que las raíces se quemaran. Al ver los árboles, regresó al martes siguiente, y los reemplazó de manera gratuita.

Este mismo caballero compartió otra experiencia conmigo, diciendo: “De camino al trabajo la otra mañana pasé por un edificio muy importante y me dije a mí mismo, 'Me pregunto cómo sería trabajar ahí'. Sin saber nada de la compañía, jugué con la idea de que me ofrecían un sueldo fantástico e incluso imaginé que veía mi nombre en la puerta de la oficina. Ese mismo día mientras estaba en el trabajo recibí una llamada de una agencia contratada para cubrir los puestos ejecutivos de la compañía por cuyo edificio yo había pasado, y cuyo empleo había imaginado. La agencia estaba llamando para preguntar si yo consideraría la idea de trabajar para su cliente. Me sorprendí mucho al darme cuenta de que la ley podía trabajar tan rápido, ¡pero ahora sé que lo hace!”

No tienes que permanecer en un estado si has cometido un error. Puedes cambiar los estados por la mañana, al mediodía y por la noche, pero el estado al que más regresas constantemente constituye tu morada. Es a partir de ahí que vas a vivirlo y perpetuarlo hasta que te muevas en el pensamiento. Como dijo Blake: “El roble se corta con el hacha y el cordero se degolla con el cuchillo, pero sus formas eternas permanecen para siempre y reproducen su forma externa a través de la semilla del pensamiento contemplativo”.

El ser que realmente eres descendió a la debilidad de la carne causando que experimentes el estado en el que ahora estás. Si contemplas otro estado, el mismo ser que trajo tu forma actual a la existencia restaurará y dará vida al otro estado, el estado deseado. Esto lo seguirá haciendo hasta que su propósito se cumpla. Ese propósito es seguir un patrón determinado de regreso a la unidad del ser. Ya ves, en el principio fuimos reclutados. No nos ofrecimos como voluntarios para caer en esos estados. Fuimos sometidos a la inutilidad, no voluntariamente sino por la voluntad de aquél que nos envió. Pero cuando regresamos descubrimos que somos el mismísimo ser que nos sometió. Ahora somos los hijos, ¡destinados a volver como Dios el Padre!

Ahora déjame compartir contigo una palabra que yo uso noche tras noche. La palabra es “David” y significa “amante; amado” pero específicamente “hermano del padre”. Todos somos hermanos, pero después de mi resurrección y retorno a la unidad David (hermano del padre) me llamó Padre. Llegará el día en que David te llamará también Padre, pues él es [el] hermano del padre. Todos somos hermanos de la más alta unidad, predestinados a resucitar en esa unidad que se desunió en nuestra caída en la división. Así que el nombre de David en el sentido más específico es “tío”. Si David es el hermano del padre y cada uno de nosotros es un hermano en la caída en la división, cuando resucitamos en la unidad David es el que se da a conocer a cada persona como el Padre. La unidad se desunió por un propósito. El poder creativo de Dios descendió para experimentar estados de modo que llegara a ser mayor de lo que era antes del descenso. Habiendo unidad en el pensamiento, el poder creativo cayó en la división y será resucitado de vuelta a la unidad del pensamiento una vez más.

Así que cuando hablo de estados estoy hablando de estados de conciencia, actitudes de la mente que crean un cuerpo de creencias. Mi hermana y mis hermanos en casa no creen en el mismo Cristo que yo, a pesar de haber nacido todos en la misma familia y de habernos criado en el mismo ambiente. Mis hermanos se llaman a sí mismos cristianos pero su definición de Cristo sería diferente de la mía. Desde su estado de conciencia creen en un hombre que vivió hace dos mil años, sin embargo yo te diría que Cristo es la sabiduría y el poder creativo de Dios que desciende a estados, resucita, y regresa como el ser que los envió. Llegará el día cuando comprenderás todos estos preceptos como siendo literalmente verdaderos. Aquí hay uno que se encuentra en la primera epístola de Juan, tercer capítulo, segundo verso: “Ahora somos hijos de Dios; aún no se ha manifestado lo que seremos, pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él”. ¿Cómo le conoceremos? ¡Al convertirnos en lo que él es! Los predicadores del mundo te dirán que cuando él venga, serás como él en carácter, en tu actitud hacia la vida. Serás amable y considerado y tendrás sus buenas cualidades, pero yo te digo: ¡serás como aquél que está en el fondo de tu alma meditándote! Esto lo sé por experiencia.

Fue en el año 1936 cuando vi la roca que las escrituras declaran como el Dios que me dio a luz. Un día mientras estaba tranquilamente sentado en el silencio, una roca apareció de repente ante mi vista. Luego se dividió e igual de rápido se volvió a unir en la forma de un hombre sentado en la postura del loto, meditando profundamente. Cuando miré más de cerca descubrí que ¡estaba viéndome a mí mismo! Y entonces supe que cuando se despertara yo no podría desaparecer, ¡sino más bien sabría que yo era él! Esta cosa llamada Neville que está frente a ti es su emanación. Él la trajo a la existencia, y aunque le cortes su cabeza un millar de veces él restaurará su forma eterna a través de la semilla del pensamiento contemplativo.

Nada deja de ser, porque todas las cosas existen en la eternidad y pueden ser traídas a la existencia por este ser meditativo, que se ve exactamente como tú, excepto que elevado a la enésima potencia de la majestad. Nunca has visto tu cara lucir tan hermosa. Nunca la has visto contener tal poder majestuoso, tal fuerza de carácter. Mirándose a sí mismo y sabiendo que no hay otro, mientras brilla como el sol tú regresas al ser que él está meditando en este mundo de mortalidad. Cuando tengas esta experiencia no tendrás nada que ver con nadie que afirme que él o ella es Cristo. No dejarás que nadie te detenga, ya que cuando le veas serás como él. ¿Has visto alguna vez a alguien en este mundo que sea exactamente como tú? Tus hijos pueden parecerse a ti, pero si pones una foto de uno de ellos al lado de la tuya sabrías que serían fotos de personas diferentes, ¿no es cierto? Nadie tiene las mismas huellas dactilares o el mismo olor que otro. Pero cuando conozcas a la roca que te engendró y al Dios que te dio a luz, le conocerás porque serás exactamente como él.

Cuando ves a este ser en la profundidad de tu alma estás viendo al que descendió a estos estados, meditándose a sí mismo. Eres su emanación, su reflejo interpretando los papeles que él sueña. Y cuando él despierta de su descenso y empieza a ascender, ¡eres Él! No hay dos semillas de pensamiento contemplativo en la profundidad del alma que sean idénticas. Todos somos hermanos, y habiendo sido sometidos, cuando regresamos a la unidad somos Dios el Padre. Ahora ves a quién se refiere la palabra “David” – “el hermano del Padre”. Dios el Padre es mi hermano, que un día se levantará y, llevándome de vuelta a la unidad del ser, me llamará Padre. ¡Ése es David! ¡Ése es el juego! ¡Ése es el misterio de la vida!

Ahora volviendo al principio: todo es un estado. Puedes ser cualquier hombre, cualquier mujer que quieras ser cuando entiendes el misterio de los estados. Un estado es simplemente una actitud de la mente, un cuerpo de creencias, una fase de la experiencia. Ahora bien, no seas como la luna, que cambia de una cuarta parte a la mitad, luego a tres cuartos y luego a luna llena – o como la tierra que se repite una y otra vez estación tras estación. ¿Alguna vez has notado que en ciertas épocas del año el mismo conjunto de circunstancias te suceden? Cada año está siempre muy caluroso cuando te toca ir de vacaciones o siempre te encuentras sin dinero cuando se acerca la Navidad. O siempre que comes fresas estallas en una erupción. Todos estos son patrones creados en el mundo de los estados en el que todos vivimos.

Hay infinitos estados e infinitas combinaciones de estados en los que Dios, tu propia maravillosa imaginación humana, cae. Afortunadamente hay un límite, que llega cuando la infinita misericordia (que está dentro de ti) da un paso más allá y se despierta a sí misma, y mientras lo hace, tú – el que ella atormentó – despiertas, reforzado por el descenso a estos estados. Y regresas como uno, trayendo tus dones que son el resultado de tus experiencias viajando a través de estos estados. Traes tus talentos, de los cuales el mayor es el arte del perdón, la capacidad de entrar dentro y aceptar lo contrario. ¿Cuando ves a alguien en la desesperación puedes representártelo a ti mismo como a él le gustaría ser visto? ¿Y puedes convencerte a ti mismo de que lo que ves es real? En la medida en que te convenzas a ti mismo él se convertirá en ese hombre. ¡Entonces habrás conquistado a través del perdón! Le habrás sacado de un estado y colocado en otro.

Ahora, cada acto de bondad es una muerte en la imagen divina pues en cada acto te sacrificas a ti mismo. Al darle vida a lo que ya no quieres ver, mueres a eso y vives en lo que tú quieres ver, así que cada bondad hacia otro es una muerte en la imagen divina. Al representarme a otros y persuadirme a mí mismo de que ellos son como me gustaría que fueran, en la medida en que me convenzo a mí mismo llegarán a serlo, y mientras llegan a serlo yo muero a lo que anteriormente di vida. Viví en lo que pensé que ellos eran, y entonces morí a ese pensamiento. Lo hice deliberadamente, ¡así que yo mismo lo sacrifiqué! Tengo el poder para sacrificarlo y el poder para levantarlo otra vez. Sacrifiqué mi vida a propósito para lo que vi, y la levanté para lo que quería ver, resucitando así a otro (que soy yo mismo) en un nuevo estado. ¿Con qué frecuencia debo hacerlo? Setenta veces por siete o el tiempo que me tome convencerme de que es cierto. Cuando sacrifico mi vida por otro él es mi hermano, porque tenemos el mismo Padre. Como hermanos caemos en estados y nos resucitamos a nosotros mismos en la unidad del Padre.

Así que el mayor talento, el mayor reto a superar, es el arte del perdón. Por perdón no quiero decir un acuerdo verbal, abandonando el recuerdo de lo que fue perdonado. Para perdonar completamente debo olvidar por completo el evento. No importa lo que fue dicho, si me perdonas ni siquiera puedes recordar lo que yo hice o dije. Sólo estando dispuesto a ver lo que quieres ver, si te persuades a ti mismo de que ahora eres lo que quieres ser, has olvidado lo que eras antes. Eso es el perdón.

El verdadero perdón es el olvido completo. Blake nos dice: “El arte de vivir es olvidando y perdonando”. Si no perdonas completamente no puedes olvidar, porque perdonar es cambiar tu actitud hacia otro [ser], y en la medida que la cambias perdonas lo que ellos hicieron o dijeron, ¡por lo tanto ya no los mantienes en el estado que les obliga a hacer lo que hicieron! Mientras permanezca en un estado, el hombre debe desempeñar el papel que el estado dicta, y el hombre debe interpretar cada papel. Dios en su infinita misericordia nos ha ocultado los papeles que hemos desempeñado, porque el shock sería demasiado grande si fuéramos a ver los horrores que hemos cometido mientras pasábamos a través de todos estos estados. Lo que sucede es que cuando caes en un estado no puedes evitar actuar desde esa premisa, ¡y puedes caer en cualquier estado!

No te estoy diciendo que un estado es bueno y otro malo. Simplemente te estoy pidiendo que juzgues todos los estados con amor. Si alguna vez tienes alguna duda siempre haz lo que sea amoroso. Entonces sabrás que estás haciendo lo correcto. Si alguien se te acerca y te cuenta que quiere un trabajo, no le preguntes cómo perdió su trabajo anterior, simplemente escúchale [en tu imaginación] decirte que ahora tiene un trabajo maravilloso. Haz eso y le has sacado del estado de desempleo y le has colocado en el estado de trabajador bien remunerado.

Te insto a usar tu propio maravilloso poder creativo y entrar deliberadamente en el estado de tu elección. Hazlo ahora ocupando el estado el tiempo suficiente para que se sienta natural. ¿No has tenido un traje que se sentía tan nuevo que eras consciente de él a cada momento? Sé que cuando me compré mi primer traje caminaba por la Quinta Avenida pensando que todas las personas con las que me cruzaba sabían que mi traje era nuevo. La gente que pasaba no me prestaba atención, pero yo era muy consciente, muy consciente de mi traje nuevo. Eso es exactamente lo que sucede cuando entras en un nuevo estado. Si el estado de riqueza es nuevo, crees que todo el mundo lo sabe, pero nadie sabe ni a nadie le importa si eres rico o pobre, por lo tanto camina en el estado hasta que llegue a ser natural. ¡En el momento en que la sensación sea natural la riqueza es tuya!

Pagué treinta dólares por mi primer traje. Hoy en día un traje me costaría 200 dólares, pero sin importar el costo cuando el traje es nuevo soy consciente de ello. Pero déjame llevarlo el tiempo suficiente para sentirlo natural y ya no seré consciente de su novedad. Lo mismo es cierto para un estado. Es posible que desees el estado de fama. Si pensaras que eres famoso y permanecieras consciente del estado el tiempo suficiente para hacerlo natural, a medida que los pensamientos fluyen de ti llegarían a ser una parte natural de tu cuerpo de creencias, y el mundo daría testimonio de tu fama.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Manu LDA
La
conferencia original en inglés es INFINITE STATES (Neville 3-22-1968)




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