Neville
Goddard (10 de junio de 1956)
TIEMPO
DE SIEMBRA Y COSECHA
Como se
les ha dicho, el tema de esta mañana es “Tiempo de Siembra y
Cosecha”.
Aunque
tiene el mismo título que mi último libro, esto no lo encontrarán
en ese libro, ya que ese libro tiene como objetivo interpretar
algunos de los pasajes más difíciles de la Biblia. Les he dado en
esos nueve capítulos una observación mística, y también un tipo
de enfoque para que tú mismo puedas tener un tipo de interpretación
de la Biblia, porque como ya sabes, no es un libro de historia.
Cuando yo descubrí un significado más profundo en los pasajes, del
significado que normalmente se les asigna, comencé a verlos o
comprenderlos de manera mística, y es por eso que les he dado una
interpretación mística de muchos de los pasajes más oscuros.
Por
ejemplo, cuando Salomón se hizo para sí mismo una carroza de madera
del Líbano, la hizo él mismo – nadie la hizo para él. Eso es lo
que tú debes hacer – lo que yo debo hacer – eso es lo que todos
deben hacer – y en ese capítulo, les muestro que la madera no es
madera como ustedes piensan. La madera del Líbano significa la mente
incorruptible. Pero la haces tú mismo, y les hemos mostrado los
costados, de qué estaban hechos y cuál es el verdadero significado.
Luego
vemos ese pasaje muy extraño, las instrucciones a los discípulos
para que se saquen sus zapatos o que no tengan zapatos cuando viajen,
y les mostramos que la palabra “zapato” no es solo la cosa que
llevo puesta en mi pie; es el símbolo del espíritu de “déjame
que lo haga por ti”. Porque el zapato no solo se hace cargo de la
mugre y del barro que naturalmente caería sobre el pie del que lo
usa, sino que también lo protege de todo contacto con el mundo
exterior, así que cualquiera que se ofrezca a hacer por nosotros lo
que deberíamos hacer nosotros, y que podríamos hacer mucho mejor
nosotros mismos, se está ofreciendo como nuestro zapato, y si yo
tengo que despertar espiritualmente, yo debo hacerlo por mí mismo.
Debo
tomar mi propia mente y controlarla – debo tomar mi maravillosa
imaginación y realmente controlarla y usarla para propósitos
nobles, y no debo tener ningún intermediario entre yo mismo y Dios.
Porque el Dios de este mundo, es un Dios interno. Él es esa fuerza
inevitable que expresa en hechos externos, las tendencias latentes
del alma, y entonces, si yo quisiera descubrir a ese Dios, no puedo
dejar que tú hagas el trabajo por mí. No puedo dejar que comas mi
comida espiritual y esperar que yo crezca espiritualmente. Así que
ese es el objetivo de los nueve capítulos del libro “Tiempo de
Siembra y Cosecha”.
Pero
(respecto) al tema de esta mañana – lo voy a enfocar de una manera
diferente. Esta declaración fue tomada del libro del Génesis, del
capítulo 8 de Génesis – es una promesa hecha al hombre que
“mientras la tierra permanezca, tiempo de siembra y cosecha, calor
y frío, verano e invierno, el día y la noche, no cesarán”
(Génesis 8:22). Se nos dijo que el hombre fue puesto en un jardín.
Que el jardín estaba completo. Cada árbol daba fruto. Todo en el
mundo estaba terminado. Y el hombre fue puesto en el jardín para
cultivarlo y cuidarlo. Él no tiene que plantarlo, no tiene que hacer
nada más que cultivarlo y cuidarlo. No fue llamado para hacer
árboles o plantar nuevos árboles; ¡todo está terminado!
Como se
nos dice en Juan – “Yo os envié a segar lo que no habéis
trabajado” (Juan 4:38). Porque la creación está terminada. Cada
drama humano concebible, cada pequeña trama, cada pequeño plan en
el drama de la vida ya ha sido elaborado, como meras posibilidades
(mientras no estemos en ellos), pero son poderosamente reales cuando
estamos en ellos. Así que el hombre puede contactarse con ese
particular estado de su elección, porque mi imaginación puede
contactarme internamente con el estado deseado entonces me encuentro
en él. Si estoy en él, yo lo manifestaré en mi mundo. Los estados
en los que nos encontramos son el tiempo de siembra. La cosecha es
simplemente el encuentro con los eventos y circunstancias de la vida.
Pero la
memoria del hombre es tan corta, que se olvida del tiempo de siembra,
pero todos los finales son consistentes con su origen, así que si el
origen, digamos que es una desgracia, el final será una desgracia.
Pero cuando cosechas desgracias, tú te preguntas: ¿Por qué me pasó
a mí? ¿Cuándo puse en marcha una cosa como esta? ¿Acaso no les he
dado a los pobres? ¿Acaso no he rezado todos los días? ¿Y por qué
este tipo de cosas deberían suceder?
Pero
verás, mi Dios nunca se olvida porque Él siempre da el final en
armonía con el origen, y tú y yo somos seleccionadores: nosotros no
hacemos, no somos creadores; la creación está terminada, el mundo
entero de la creación, como se nos dice en Eclesiastés: “Yo soy
el principio y el fin. No hay nada por venir que no haya sido y que
es.” Así que ve la creación como terminada – y tú y yo somos
solo seleccionadores de aquello que ya es. Por seleccionadores me
refiero a que tú y yo tenemos el privilegio (podemos no utilizarlo)
pero es nuestro privilegio seleccionar aquel aspecto de la realidad
al cual responderemos, y al responder a él, lo manifestamos en la
existencia para nosotros mismos. Sin saber que somos tan
privilegiados, simplemente vamos por el mundo reflexionando las
circunstancias de la vida, sin darnos cuenta de que tenemos el poder
de crear o de generar las circunstancias de nuestra vida.
Ahora,
analicemos aquello a lo que personalmente yo me refiero con tiempo de
siembra. Si todo está terminado y completado, entonces ¿por qué se
nos promete que habrá un tiempo de siembra y de cosecha entre tanto
la tierra permanezca? El tiempo de cosecha, para aquellos que están
aquí esta mañana, como deberíamos saber, no lo estamos tomando
literalmente, nuestro tiempo de cosecha es ese momento en el tiempo
cuando tú y yo reaccionamos a lo que sea en este mundo. Podrá no
ser un objeto, podría ser que reaccionamos a un individuo, podría
ser a unas noticias de las que nos enteramos, pero el momento de
reacción, esa respuesta emocional, es nuestra actitud. Nuestras
actitudes son los tiempos de siembra de la vida, y aunque podremos no
recordar el tiempo de siembra o el momento de respuesta, la
naturaleza nunca se olvida, y de repente aparece en nuestro mundo, y
eso repentino es tan solo lo emergente de una continuidad escondida.
Fue continuo desde el momento de reacción hasta que apareció en el
mundo.
Su
aparición en el mundo es la cosecha, así que tú y yo podemos
cosechar cualquier cosa que deseemos pero primero debemos tener un
tiempo de siembra. Debe ser precedido por un momento de respuesta o
una actitud. ¿Qué tan seguido dices: “Lo tomé con la actitud
incorrecta”, o: “Él está en la actitud incorrecta”; o: “Tú
debes cambiar tu actitud si quieres continuar en esta vida”? Yo lo
he dicho – tú lo has dicho – quizás nos lo hemos dicho el uno
al otro – pero sabemos la importancia de la actitud correcta.
Hasta esto sabemos: que yo puedo cambiar mi actitud si las
circunstancias cambian – eso es automático. Sabemos que si algo
pasa de repente en mi mundo, de lo cual hasta ese momento yo no
estaba enterado, yo, enterándome de un cambio de circunstancias,
automáticamente produciría en mí mismo un cambio de actitud. Todos
hacemos eso, mañana, tarde y noche, pero eso no es importante, eso
es un reflejo de la vida. El noventa y nueve por ciento del mundo
refleja la vida.
Ahora,
¿puedo conscientemente, voluntariamente, deliberadamente producir en
mí mismo, un cambio de actitud, uno de mi propia discreción, uno
que yo mismo elegí, y no uno que es determinado o de alguna manera
dependiente de un estímulo de un cambio en el objeto mismo? ¿Debes
cambiar tú primero antes de que yo cambie mi actitud hacia ti?
Sabemos que si tú sí cambias yo cambiaré mi actitud hacia ti, pero
¿debo ir por la vida reflejando simplemente estos cambios en los
objetos? ¿Y acaso no puedo deliberadamente determinar el cambio
antes del cambio en el objeto?
Porque
si puedo, estoy moviéndome hacia el completo control de mi destino y
convirtiéndome en el amo de mi destino, si puedo asumir una actitud
activa y positiva y no depender de los cambios en el objeto para que
haya cambios en mí mismo. Si puedo hacerlo, realmente estoy (si no
soy ya un amo completo) teniendo más control de las circunstancias
de la vida, pero el noventa y nueve por ciento del mundo espera a que
las cosas sucedan en el exterior y luego ellos reflejan; eso no es un
logro para nada. Si nos despertáramos, y nos hiciéramos verdaderos
seleccionadores de la belleza de este jardín que Dios nos dio, para
que podamos seleccionar ese aspecto en particular al cual
responderemos, entonces lo haremos al cambiar deliberadamente nuestra
actitud hacia la vida misma.
Hay una
pequeña fábula que nos muestra cómo se hace. Si tú estudias la
fábula cuidadosamente, tú verías la importancia de la imaginación.
La fábula es la del zorro y las uvas. Todos ustedes la conocen.
Cuando él fracasó en obtener las uvas, entonces él se convenció a
si mismo de que las uvas eran agrias, y al imaginar que las uvas eran
agrias, él evocó en sí mismo un cambio de actitud. Él ya no
sentía lo que sentía antes respecto a las uvas. Ahora, esa es una
pequeña fábula en un tono negativo o un tono trágico.
Tú y yo
tomamos la misma historia pero ahora la ponemos en un tono positivo.
Contemplamos nuestro sueño ambicioso, nuestro concepto noble de la
vida. Podría parecer que no tenemos los talentos para realizarlo. En
vez de decir lo que el zorro dijo, que la cosa esta fuera de nuestro
alcance y por lo tanto es algo amargo de todas maneras, podemos tomar
la misma técnica y preguntarnos cómo sería si se hubiera ya
realizado. ¿Cómo sería el sentimiento si sucediera (y mencionamos
lo que deseamos). Si yo puedo contemplar cómo sería el sentimiento
si yo fuera el hombre que quiero ser, si tú fueras la persona que
quisieras ser, y regocijarnos en ese estado como si fuera verdad,
estoy produciendo dentro de mi esa respuesta emocional necesaria para
el tiempo de siembra.
Quizás
no vea una cosecha inmediata, quizás la cosa a la que ahora le estoy
dando expresión en la forma de tiempo de siembra es un roble, y no
es un pequeño hongo que crecerá en una noche. Quizás, mi sueño
tome un intervalo de tiempo un poco más largo desde la plantación
verdadera y la cosecha, pero si yo sé que todas las cosas son
consistentes, – “¡Mirad allí los campos! El sésamo era sésamo,
el maíz era maíz. ¡El Silencio y la Oscuridad sabían! Tal es así
como el destino de un hombre nace” – así que si ese momento de
respuesta es la verdadera plantación de la semilla, y si era maíz,
debe ser maíz lo que aparecerá en el tiempo de cosecha, entonces
puedo seleccionar la naturaleza de las cosas con las que yo me quiero
encontrar en mi mundo.
Yo puedo
tomar, no solo los requerimientos de Neville como hombre sino también
de, primero mi círculo, mi círculo íntimo, como hombre de familia
– los deseos de mi esposa para su hija, para su esposo, para ella
misma – el deseo propio de mi hija – y moverme más allá de mi
pequeño círculo como hombre de familia, al círculo de las
amistades, y moverme más allá de ése, hacia mis conocidos, y
moverme más allá de ése hacia completos extraños, estados
impersonales, pero si yo sé que la ley es fiel, no importa cuándo
la opere, o si la utilizo consciente o inconscientemente, de todas
maneras obtendrás resultados, y los resultados están en armonía
con la plantación, con la verdadera siembra.
Ahora,
qué es nuestro tiempo de siembra de hoy. Quizás hayan dos mil y
pico aquí, tenemos dos mil y pico de pedidos diferentes,
multiplicado por un número grande porque tenemos pedidos para otros,
pero puedes tomar hoy – mientras estás sentado aquí, y puedes
realmente contemplar cómo sería si – y supón que fuera cierto.
Supón que yo puedo dirigirme hacia un amigo ahora, y regocijarme con
él por su buena fortuna y realmente llevar una conversación mental
con él desde la premisa de que él o ella ya han realizado su sueño.
Ahora, mientras lo hago en mi imaginación, estoy generando dentro
de mí un cambio de actitud respecto a ese individuo. Estoy
produciendo dentro de mí una cierta respuesta positiva, deliberada y
emocional, y en ese preciso momento en que lo hago, es el tiempo de
siembra. Yo me encontraré con ese individuo mañana, o la semana
entrante, o el mes que viene, y él dará testimonio de esa cosa que
estoy plantando ahora.
Él
podrá no saber para nada que yo planté esto en el jardín. Yo no
estoy buscando sus elogios, no estoy buscando crédito – yo estoy
buscando resultados. Si veo a ese hombre convertirse en la
encarnación del éxito que yo sé que él desea y yo deseo para él,
eso es elogio suficiente, eso es un pago suficiente. ¿Qué otro pago
podría desear uno más que el resultado? Porque todo es un regalo.
¿Por qué se me debería dar más? Mi Padre me dio el jardín. La
cosa entera está completa y totalmente florecida, y me dio elección
– el regalo más grande de todos, completa libertad de elección de
la naturaleza de la fruta que voy a cosechar en mi mundo; pero yo no
puedo entrar bruscamente en el jardín y empezar a agarrar frutos –
debe haber un tiempo de siembra, pero debo tener en cuenta que yo
cosecharé aquello en lo que yo no he trabajado.
No
trabajo para hacerlo posible, yo simplemente lo planto, porque en ese
momento de respuesta, están contenidos todos los planes, toda la
energía necesaria para desarrollar aquel plan en un perfecto y
maravilloso hecho objetivo, el cual luego cosecharé al darme cuenta
de él en la realidad externa, pero yo no trabajo para hacer que
suceda; yo simplemente debo saberlo.
Así que
ese es nuestro privilegio, esa es nuestra elección. Si tú lo crees,
¿no estás asombrado ante el tipo de cosas que has plantado, el tipo
de siembras que, en tu ignorancia, en nuestro adormecimiento,
permitimos que realmente se dispersen en nuestro mundo? Verás que
algunos dirán, “¿Pero por qué Dios lo ha permitido?” No puedes
concebir de un Dios infinito que no sea infinito en todo sentido.
Si yo
fuera incapaz de asumir, por ejemplo, un estado desagradable, yo no
podría ser el hijo de mi Padre porque mi Padre es infinito, y si Él
fuera realmente incapaz de asumir cualquier estado entonces Él no
sería Dios. Todo está dentro de mí – todo. Tú no puedes
concebir algo que yo no contengo – si yo no contuviera la cosa más
horrenda del mundo, no podría ser infinito, y por lo tanto, no
podría ser el hijo de un Padre infinito. Así que Dios es infinito y
nos ha dado todo, pero nos dio libertad de elección para que
nosotros nos convirtamos en seleccionadores, discriminadores y para
que saquemos todo lo que es hermoso de ese jardín. Si yo tomara al
piano, las 88 notas del piano, y si pudiera sacar del teclado de ese
piano, cada sonido fuera de tono, y continuara extrayendo las notas
que producen ese sonido fuera de tono, yo removería las 88 notas –
no quedaría ninguna nota en las que pudiera tocar la armonía del
mañana. Pero permíteme dejar las notas y aprender el arte de tocar
el piano así puedo sacar de esas mismas 88 notas, todas las armonías
del mundo.
Lo mismo
es verdad respecto al hombre. En vez de mirar a alguien y aceptar
como final la evidencia de los sentidos; digamos que hay alguien que
trajo a su mundo, por ejemplo, una enfermedad: él está tratando de
analizarlo desde lo externo – cuándo contraje el virus, cuándo es
que me puse en contacto cercano con alguien que tenía el virus, y me
están llevando al laboratorio con mi sangre y están tratando de
encontrarlo allí. Nunca lo encontrarás allí, a pesar de toda la
sabiduría del hombre. Lo encontrarás solo en la conciencia del
individuo, quien en un momento que ahora ya fue olvidado hace rato,
plantó la cosa que ahora está cosechando – y no vas a encontrarlo
en ningún análisis externo porque las cosas que se ven no fueron
hechas de cosas visibles. Eres advertido una y otra vez en todos los
libros de la biblia, pero especialmente en ese capítulo 11
(versículo 3) del libro de hebreos, que: “lo que se ve, no fue
hecho de cosas visibles”, pero ningún hombre lo cree.
Él
insiste en encontrarlo en las cosas visibles, así que extrae mi
sangre, extrae un pedacito de mi piel, y empieza a hacer un análisis
de eso, y él me dirá que sí, que lo ha encontrado. Está en mi
sangre. No estoy negando que lo haya encontrado en mi sangre, pero
¿por qué esta en mi sangre? Está en mi sangre, o está en mi
cuerpo, o en mi mundo porque en algún punto en el tiempo, yo,
ejercitando el derecho como un hijo libre de Dios, seleccioné algún
estado desagradable relativo a otro individuo. No necesita ser sobre
mí; puede ser respecto a otro, en que yo me regocijé en el dolor de
otro; en donde mi respuesta emocional al escuchar esas noticias fue
“¡Bien!”, así que, yo lo puse en movimiento, pero cuando
sucedió en mi mundo, yo no pensé que fuera bueno, pero fue mi
cosecha – y todas estas cosas son la cosecha de cosas que tú y yo
hemos plantado; porque todas las cosas corren conforme a lo esperado.
No te sorprendas de lo repentino en nuestro mundo como cuando alguien
se enferma; es solo repentino porque nos hemos olvidado, y la memoria
del hombre es muy, muy corta.
Ustedes
conocen ese hermoso pequeño poema de George Meredith:
Olvidadiza
es la verde tierra;
Solo los
Dioses Recuerdan eternamente;
Ellos
atacan Despiadadamente, y siempre de igual a igual.
Por sus
grandes memorias los Dioses son conocidos.
Si tan
solo el hombre pudiera recordar estos momentos de siembra, él nunca
estaría sorprendido cuando la cosecha aparece en su mundo. Pero
porque no tiene recuerdo sobre ese momento en el tiempo cuando él
tiró esa semilla, que es simplemente su respuesta emocional a algo
que él contempló, algo de lo que se enteró, algo que observó, en
ese momento la cosa fue hecha; él no tuvo que trabajar para traer la
cosecha – él simplemente lo encontró como algo ya completamente
crecido, así que cosecha ahora aquello en lo que él no trabajó,
sin poder elegir. Él ya lo había elegido por su actitud, por su
reacción.
Ahora
¿acaso soy yo responsable por otros en mi mundo? ¡Ciertamente lo
soy! Cuando tomo a mi pequeña mente, a mi pequeña imaginación y
pienso que porque es mío – mi Padre me la dio, que puedo
simplemente usarla incorrectamente, porque no puede lastimar a otro.
Yo te digo, tú sí tienes que tener más control por la simple razón
de que yo estoy arraigado en ti y tú estás arraigado en todos y
todos nosotros estamos arraigados en Dios. No hay individuo separado,
ni un ser separado en el Reino de mi Padre. Somos uno. Soy
completamente responsable por el uso o mal uso de mi imaginación.
¿Te
acuerdas de haber visto en la televisión, una versión dramatizada
del hundimiento del Titanic? ¿Lo recuerdas? ¿Has leído el libro
“Una noche para recordar”? Bueno, el libro fue escrito por Walter
Lord; pero 14 años antes de la cosecha, o de ese temeroso evento del
hundimiento del Titanic, un hombre en Inglaterra escribió un libro.
Él concibió este fabuloso transatlántico, y allí lo construyó
tal como el Titanic, (solo que el Titanic no fue construido hasta 14
años más tarde) pero él, en su imaginación, concibió el
transatlántico de 800 pies. Tenía triple atornillado, llevaba 3000
pasajeros, tenía pocos botes salvavidas porque era inhundible; podía
llegar a los 24 nudos; lo llenó hasta las manijas de gente rica y
complaciente, y luego en una noche fría de invierno lo hundió con
un iceberg en el Atlántico.
Catorce
años después, la compañía White Star Line construye un barco. El
barco tiene 800 pies, triple atornillado, puede llegar a los 24
nudos, puede contener 3000 pasajeros, no tiene suficientes botes
salvavidas para los pasajeros, pero éste también es etiquetado como
inhundible. Está lleno hasta su capacidad máxima con los ricos,
quizás no complacientes, pero con los ricos, porque su lista de
pasajeros era valiosa en aquel entonces, cuando el dólar estaba a
cien centavos, así que esa lista de pasajeros valía doscientos
cincuenta millones de dólares. Hoy sería un billón de dólares.
Toda la riqueza de Europa y toda la riqueza de este país estaban
zarpando en ese viaje inaugural, partiendo de Southampton. Cinco
noches en el mar en este maravilloso y glorioso barco, y se hundió
en una noche fría de Abril al chocar con un iceberg.
Ahora,
ese hombre escribió un libro para quizás despecharse porque le
desagradaban los ricos y complacientes, o quizás pensó que podría
venderse, o pensó que era un medio por el cual podría ganar algún
dólar como escritor. Pero sea cual fuere su motivo detrás de su
libro que, dicho sea de paso, lo llamó: “Futilidad”, para
mostrar la absoluta futilidad de las riquezas acumuladas, pero el
barco idéntico que fue construido 14 años después y que llevaba el
mismo tipo de lista de pasajeros se hundió de la misma manera como
el barco ficticio. ¿Existe la ficción? ¡No existe ficción!
El mundo
de mañana, es la ficción de hoy. El mundo de hoy, es la ficción de
ayer – los sueños de ayer de los hombres. ¿No sería maravilloso
si pudiera hablar con alguien a través del espacio y usar solo un
cable? Y yo no podría verlo; él estaría a una milla de distancia y
lejos para escuchar mi rango de voz – y luego a cinco millas, y
luego a mil millas de distancia – qué sueños fantásticos – y
luego, se convirtieron en realidad. Cuando se convirtieron en
realidad, supongamos que ahora quisiera poder hacerlo sin necesitar
un cable. Y eso se hizo realidad; y ahora supón que ahora no solo
puedo hacerlo en audio sino también en video. Supón que puedo ser
visto. Y eso también se convirtió en realidad, pero cuando fueron
concebidos, eran todos ficción, todos irreales.
No hay
nada irreal, porque Dios es infinito, y Dios ha terminado la
creación. No puedes concebir algo que tu Padre no solo ya ha creado
y concebido, sino que también ha sido elaborado con cada detalle,
con todas sus ramificaciones. Tú y yo solamente nos estamos haciendo
conscientes de porciones cada vez mayores de lo que ya existe. No
estamos creando nada – estamos descubriendo el maravilloso mundo de
Dios. Pero ahora, en esta iglesia – al menos aquí debería
hacerse, porque esta es la iglesia de la mente: esto es la Ciencia de
la Mente, donde hay una ciencia para la plantación, y tú lo haces
de cierta manera científica. Tú no vas a la calle y reflejas; no
lees lo diarios y reflejas – tú sales como una persona más
positiva que la gente que se junta en áreas similares, por la simple
razón de que ellos van solo a escuchar un sermón y a que les digan
qué tan malo es el mundo.
Ustedes
no vienen aquí para que se les diga qué tan malo es el mundo,
porque si tú crees que es malo, entonces hay algo que tú debes
hacer al respecto porque tú has plantado el mundo. Tú has tenido tu
tiempo de siembra. Así que la gente se reúne aquí para que se les
explique cómo operar este maravilloso regalo que el Padre les ha
dado. Existe esta maravillosa mente, e imaginación. Así que se les
dice que salgan y que sean selectivos en sus selecciones; elige aquel
aspecto de la realidad al que tú quieres responder, ya sea éxito,
salud, dignidad, nobleza, algo maravilloso con lo que tu contribuyes
para el bienestar del mundo. Mientras caminas, estás contribuyendo a
la sociedad, contribuyendo a la comunidad en la que vives, no
necesariamente porque das dólares, sino que contribuyes con tu
maravilloso tiempo de siembra.
Si en tu
comunidad ves la necesidad, por ejemplo, de que haya una iglesia, o
ves la necesidad de que haya una maravillosa escuela, tú no esperas
hasta que la gente se junte para hacerlo, tú realmente, en el ojo de
tu mente, contemplas la alegría que es tuya a causa de la
maravillosa escuela que hay aquí para los chicos, o la maravillosa
iglesia que hay aquí para elevar al hombre espiritualmente, y te
imaginas cómo sería si fuera cierto. Tú sientes el éxtasis de
experimentarlo en tu interior. Eso es el tiempo de siembra. Luego, de
una manera que tú no conoces, y no necesitas trabajarlo para
producirlo, tú te encontrarás con esa escuela y esa iglesia y estas
cosas hermosas en tu comunidad.
Así que
tú plantas la semilla, y dejas que otros, que piensan que son ellos
lo que lo están trayendo a la existencia, les permites que ellos
piensen eso. Tú vas por este mundo plantando lo bueno – es por eso
que estás aquí. Nos reunimos aquí los domingos por la mañana para
descubrir más sobre este maravilloso regalo que Dios nos dio, para
que seleccionemos todas las cosas amorosas en este mundo y las
hagamos nacer en nuestro mundo.
Esta
mañana no solo lo tomas para ti – aunque comienzas con tu propio
ser – luego dirígete a un amigo en el ojo de tu mente, y
felicítalo por su buena fortuna – felicítalo por su expansión en
su mundo, y siente realmente la excitación de tal contacto – en
ese momento de respuesta, que fue un cambio de actitud respecto a ese
amigo – en ese momento tú has plantado. Ahora, de una manera que
tú no conoces y que no necesitas conocer, esa semilla va a ir a
través de su pasaje invisible natural y aparecerá como una realidad
en tu mundo. Y así conocerás el poder latente dentro de ti y
dejarás de reflejar la vida, y te convertirás en lo que yo llamo un
verdadero creador, y con creador me refiero a que tú estás creando
por seleccionar sabiamente las cosas amorosas en este mundo y les
estás dando expresión en este nuestro mundo.
Así
que, a eso me refiero con “tiempo de siembra y cosecha”; la
importancia de la actitud correcta: y tú puedes hacerlo, no
necesitas esperar a que las circunstancias cambien, no necesitas
esperar por el estímulo de un cambio en el objeto para producir en
ti mismo el cambio de actitud. En tu oficina ¿tienes un jefe que
actúa de manera agresiva contigo? Bueno, entonces ¿cómo sería si
él me viera como la señorita, la persona servicial que realmente
soy, o quiero ser? Supongamos que él me ve como una persona a la que
él puede elogiar por mi trabajo, y ascenderme en el mundo salarial;
darme un aumento en mi salario por mi esfuerzo extra; supongamos que
él puede ver eso en mí. Bueno, contempla al jefe viendo eso en ti
como si él lo hubiera notado, y compensándote con un incremento.
Ese
momento es el momento de plantación. Podrá no venir esta noche,
quizás no venga ni esta semana en el salario, pero vendrá. Tú
simplemente continúas plantando las cosas amorosas; pero si todos
los días cuando te vas de la oficina tú dices, “que miserable que
es”, y vas a tu casa y hablas así de él con tu madre o tu esposo
o con alguien más, y ellos se compadecen de ti porque realmente te
creen, porque ellos también están teniendo el mismo enfoque
reflectivo, negativo a la vida; pero si mientras conduces a casa, o
caminando a tu casa, tú caminas en la actitud de que él ya lo ha
hecho – ya te ha aumentado tu salario, ya te ha alabado por tu
trabajo, y día tras día, a pesar de todas las otras cosas que
muestran lo contrario, tú persistes en ello, ¿sabes que él lo
hará? Tú producirás en él un cambio de corazón porque tú lo has
producido primero en ti mismo, y él verá en ti las cualidades que
ahora no puede ver, y luego tu mundo entero comienza a florecer –
tú lo haces en todo el sentido de la palabra.
Conoces
a alguien que está solo – alguien que debería realmente estar
felizmente casado en este mundo. ¿Cómo sería si te contaran, no
necesariamente este individuo, pero una tercera persona sobre las
buenas noticias respecto a Juan, respecto a María o alguien más?
Alguien deseoso de tener un amoroso hogar y una casa lujosa. ¿Cómo
sería si fuera así? No seas envidioso. Trata de regocijarte. Siente
la alegría de que ellos ya lo tienen, y ese momento es el tiempo de
siembra para ellos. Ellos lo cosecharán – y esa es nuestra
oportunidad de ir por el mundo plantando, y plantando sabiamente.
Desafortunadamente,
aunque no creo que lo encuentren en esta iglesia – pero muchos de
nosotros en los movimientos de iglesias tenemos una actitud muy seria
hacia la vida. Y por supuesto, la actitud básica es la actitud hacia
la vida, no necesariamente la actitud individual hacia un objeto o
hacia un individuo, pero la actitud misma que el individuo adopta a
través de la vida, hacia la vida, y tienen una muy seria. Bueno,
Orage dijo muy sabia y humorísticamente, que la actitud seria es
esta: realmente creen que Dios tiene una gran lucha contra las
inevitables adversidades. Y dijo que eso produce en el individuo el
sentimiento de: “ayudemos al pobre Padre”. Ellos van a ayudar al
pobre Padre que ha creado el mundo y se lo ha dado a sus hijos.
Ahora,
el habló de otro punto interesante respecto a la actitud científica
hacia la vida. Habiendo descubierto la pequeña molécula o el
pequeño átomo y la maravillosa construcción, eso es, teóricamente
– habiendo descubierto esta maravillosa y ordenada construcción de
los ladrillos que hacen al mundo, su actitud es de insignificancia
respecto al orden, porque ellos creen que el mundo está gradualmente
desgastándose, no importa que tan ordenado sea, si ellos creen que
el sol eventualmente se apagará y la tierra consumirá todos sus
recursos, qué otra actitud podrían adoptar que la de estar todos
vestidos sin un lugar a donde ir, porque eventualmente todo esto no
servirá para nada, no importa qué tan ordenado sea hoy, solo podría
ser un orden insignificante, pero yo les digo, como alguien que ha
visto detrás del velo, que no existe tal cosa como el final de todo.
La vida es por siempre y para siempre y para siempre – y por
siempre estás moviéndote para arriba en esta eterna peregrinación
revelando las glorias infinitas de tu Padre.
Así que
salgan de manera sabia hoy – salgan determinados a convertirse en
más selectivos, más discretos en sus elecciones de las ideas que
van a entretener, y seleccionen la idea que bendeciría a un
individuo y produce en ti mismo la respuesta emocional, de que tú
has presenciado ese estado en su mundo, y sabed que en ese momento de
respuesta, tú has plantado para ese individuo, y él está arraigado
en ti, no existe tal cosa como decir que él no será encontrado en
tu mundo, porque él está arraigado en ti. Todos están arraigados
en ti – por lo tanto no los perderás. Está plantado relativo a
ese ser, y ese ser va a cosecharlo, y tú reconocerás la cosecha
cuando aparezca en su mundo. Tú simplemente plantas, y dejas que la
cosecha se haga cargo de sí misma.
Mi
tiempo se ha terminado.
Ahora,
vayamos al silencio.
Traducido por Laura Arrojo
La conferencia original en inglés es SEEDTIME AND HARVEST (Neville Goddard 06-10-1956)
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