~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


sábado, 21 de enero de 2012

UN ACONTECIMIENTO DIVINO (Neville - 8 de diciembre de 1969)

Neville Goddard (8 de diciembre de 1969)


UN ACONTECIMIENTO DIVINO



Navidad es la proclamación de un acontecimiento divino al cual aspira toda la creación. Es un acontecimiento que pone una luz completamente diferente sobre la vida humana, ya que proclama que el hombre se ha salvado. Me pregunto seriamente si una enésima parte del uno por ciento de los que se llaman cristianos saben de lo que se trata este acontecimiento. Esta noche te lo contaré desde mi experiencia personal.

Pablo nos dice en su carta a los Corintios que “Nadie puede decir ‘Jesús es el Señor’ sino por el Espíritu Santo.” Ahora, el Espíritu Santo no es más que la experiencia personal del individuo sobre el evento, ya que en el Libro de Juan, el Cristo resucitado anuncia que él “enviará al Consolador, el Espíritu Santo, que te llevará a todas las cosas y traerá a tu memoria todo lo que te he dicho.” Al principio se te dijo eso que parecía increíble, y el Espíritu Santo es tu experiencia de ese acontecimiento, pues sólo entonces puedes saber que Jesús es el Señor.

Ahora, ¿quién es Jesús? Es tu conciencia, tu YOSOYdad. En el libro del Éxodo, a Moisés se le dijo que “Di a los israelitas: ‘Yo Soy te ha enviado.’ Este es mi nombre para siempre. Por este nombre seré recordado por todas las generaciones, y fuera de mí no hay otro Señor.” Jesús es el Señor, tu YOSOYdad, tu conciencia de ser. “Josué” es la forma hebrea de nuestra palabra “Jesús” y significa “Jehová es el salvador.” No hay otro Señor aparte de Yo Soy. “Nuestro Dios es un Dios de salvación. A Dios, el Señor, le pertenece el escapar de la muerte.” Dios está enterrado en la humanidad para hacer del hombre un ser viviente. Y se elevará en el individuo como su propia y maravillosa imaginación humana.

El descubrimiento del Dios interno es el gran acontecimiento divino culminante hacia el que se mueve la creación. La única resurrección de la que se habla en las escrituras es cuando él se levanta en ti, y el único nacimiento del que se habla es cuando él aparece – y eso es la Navidad. El evento parece ser único y separado de los otros eventos, pero todos ellos son parte de una compleja totalidad. Ahora nos estamos aproximando a una parte que llamamos Navidad: el nacimiento de Dios, ¡el nacimiento de Yo Soy!

¿A qué lugar podrías ir que no fueras consciente de ser? Por tanto, ¿a dónde puedes ir y no encontrar a Dios? ¿Si vivieras en el infierno no serías allí consciente de ser? Así que Dios está en el infierno. Si vivieras en éxtasis serías consciente de tu estado de éxtasis, y esa conciencia es Dios, porque Yo Soy es el único nombre de Jesús.

En su Libro llamado Hechos, Lucas dijo: “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos ser salvados.” ¿Llamar a Jesús? ¡No! ¡Ser consciente! Sin usar palabras, cuando eres consciente estás diciendo Yo Soy. Eso es Jesús, que está enterrado y se levanta en ti. Y cuando él escapa de la tumba de tu cráneo, Cristo nace. Se nos enseña que esto sucedió hace 2000 años entre personas que se han ido hace mucho tiempo del mundo, pero sé por experiencia que, cuando sucede en ti, es extrañamente contemporáneo. Sí, Cristo nació. Eso es un hecho, pero no ha terminado, ya que todavía está ocurriendo en los individuos de todo el mundo. La Navidad es ese gran acontecimiento divino culminante hacia el que se está moviendo el vasto mundo.

Si le preguntas a alguien que se define a sí mismo como cristiano, quién es Cristo, lo más probable es que te diga que Jesús es el hijo de Dios. Y si le dijeras que él debe ser Dios para saber éso, se horrorizaría y te diría que eres un blasfemo al sugerir tal cosa. Pero si vuelves a la proclamación del gran evento, encontrarás que “Nadie sabe quién es el hijo excepto el Padre.” Así que si tú sabes que el hijo de Dios es Jesucristo, entonces tú tienes que ser Dios Padre. Y, puesto que nadie sabe quién es el Padre excepto el hijo, Jesucristo debe haberte revelado a ti como su Padre. Bien, el hombre no puede racionalizar esto debido a que no ha tenido la experiencia; porque nadie puede saber que Jesús es el Señor (que es Dios Padre) sino por el Espíritu Santo, ya que es él quien te trae la experiencia del gran misterio.

Se nos dice que cuando Pablo ascendió al tercer cielo oyó palabras indescriptibles. Algunas traducciones dicen que fueron “palabras que el hombre no puede expresar”, pero no es eso. Lo que Pablo vió y escuchó era imposible de expresar en palabras. No hay palabras para expresar el cuerpo que uno viste cuando se eleva dentro de sí mismo, ya que no es un cuerpo de carne y hueso, sino una indescriptible forma divina. En su capítulo 15 de Corintios 1, Pablo dijo: “Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que ha de ser, porque Dios le da un cuerpo tal como él ha elegido.” Te conoceré en la eternidad, pero por toda identidad de propósito habrá una discontinuidad radical de la forma.

Ayer por la mañana cuando regresé a este nivel de mi ser, detuve el cuerpo que estaba usando para pasar unos diez o quince minutos exactamente en la superficie de mi ser. La forma está viva. Es todo energía, todo poder, todo sabiduría y todo amor. Utilizo ese cuerpo como utilizo el traje que estoy usando ahora, sólo que lo conozco como mi verdadero yo. Yo siempre tengo el control, intensificando mi energía o modificándola. En ese cuerpo observé escenas gloriosas nunca vistas en la tierra. Eran todas visiones tridimensionales en colores vivos y formas indescriptibles. Observaba detenidamente una, luego la dejaba ir para observar otra – todos los tesoros celestiales que están en mí.

Cuando tus ojos empiecen a abrirse hacia el interior en el mundo del pensamiento, en la eternidad, verás lo que ningún ojo mortal podría ver jamás. No hay imágenes en este mundo exterior para describir el mundo eterno que es imperecedero, el mundo que verás cuando estés usando el ropaje de Cristo, el Hombre Nuevo.

Este es un inefable e indescriptible misterio; ya que Dios viene a nosotros como un desconocido, pero aún así, alguien que permitirá al individuo experimentar quién es él. Cuando experimentas a Cristo, estás experimentando quien eres, porque tú eres el Jesús de las escrituras. Tú eres el Señor Dios Jehová. El evento hacia el cual te estás dirigiendo es el despertar del Señor en ti. Entonces y sólo entonces sabrás quién eres.

La Navidad es simplemente la proclamación de este acontecimiento divino culminante hacia el cual se mueve la creación. No se refiere a alguien que vivió hace mucho tiempo, sino a ti. La Biblia es muy personal. Es tu propia biografía espiritual, tu historia de salvación. Ver a los personajes de las escrituras como personajes de la historia es ver la verdad atemperada a la debilidad del alma humana. No son personajes del exterior, sino de dentro de ti, ya que el drama se desarrolla en tu imaginación. Estás enterrado en ti mismo y no lo sabes. Pero cuando alcances la plenitud de los tiempos te despertarás a la Navidad.

En la última conferencia de anoche hablé de la experiencia de una amiga que probó el poder de la era que viene. Se había encontrado, en sueños, en el hogar de personas que no habían cambiado el estilo de sus prendas exteriores durante 300 años. El segundo marido de la mujer había sido asesinado por el grupo y ella trató de convencerlos de que lo que habían hecho estaba mal, pero ellos se resistían a creerla. Llegó un grupo de hombres vestidos de negro y con ametralladoras, dispuestos a matar a todos, y cuando ella trató de persuadirlos de que eso no era correcto, no podían entender. Entonces ella comenzó a despertar en su sueño para darse cuenta de que, pese a que todos parecían ser independientes de su percepción, no eran más que aspectos de su sueño. Deteniendo su poder de percepción, todo se congeló. Ella cambió las intenciones de los hombres, liberó en ella la actividad que les permitía volver a reanimarse, y vio como el hombre dejaba su arma y con los brazos extendidos se acercaba a abrazarla.

Este es el poder del que hablo. Es un poder desconocido para los mortales, de mente racional. Creemos que el poder está en la bomba atómica, en la energía del hidrógeno, en el dinero en el banco, o en valores. Esta noche, sin duda, una docena o más de hombres muy ricos morirán y no se llevarán un centavo con ellos. Simplemente dejarán su ropaje de carne y hueso que creyeron tan real, junto con sus valores. Pero nunca puedes perder el poder del que yo hablo, ya que es eterno. Estos cuerpos mueren, y todo lo que poseen morirá con ellos, pero el poder de la imaginación es imperecedero, ya que es el poder de Dios en el hombre, llamado el Cristo. El hombre está despertando lentamente a este poder y cuando lo escuche y lo sienta, éste es el poder que ejercerá.

Ahora, en el caso de mi amiga, ella despertó en su sueño para descubrir que, aunque todo parecía estar llevándose a cabo independientemente de la percepción que ella tenía, el sueño era sólo ella misma manifestándose. Sabiendo que podía controlar el sueño, ella cambió la motivación del hombre del asesinato al amor. Luego liberó la actividad que les permitía volver a reanimarse de nuevo, y ellos obedecieron sus órdenes. Este es tu futuro, tu herencia en la que todo está bajo tu control.

Estos cuerpos de carne y hueso son sólo ropajes que Dios usa. Aún cuando se consuman en un horno (llamado cremación), los cuerpos se restauran para que otros los ocupen. El mundo se restaura, pero tú – el actor en el drama – asciendes hasta que finalmente despiertas, y eso es lo que llamamos Navidad.

La Navidad es el despertar de Dios en el hombre. No es un acontecimiento ocurrido hace 2.000 años, sino que está ocurriendo por todo el mundo en aquellos que han alcanzado la plenitud de los tiempos. Cuando la plenitud de los tiempos ha llegado para ti, comienzas a moverte, a despertar de este sueño de muerte y emerges de tu cráneo, que es tu nacimiento desde lo alto. Estos dos eventos tienen lugar la misma noche. Los separamos por tres meses y medio, y luego añadimos unos pocos meses para el descubrimiento de la paternidad de Dios, luego más tiempo para la ascensión del espíritu; pero son cuatro partes de un gran evento. La primera es la resurrección. La segunda es el nacimiento. La tercera es el descubrimiento de la paternidad a través del hijo, y la cuarta es la ascensión: la ascensión del hijo del hombre (que eres tú) al cielo en forma de serpentina.

Esta noche muchos se están preparando para el gran acontecimiento y cantan en sus cabezas pensando en la mañana de Navidad. Estoy de acuerdo. Permíteles divertirse. Pero estarán cantando para alguien a quien no conocen. Cantarán sus aleluyas pensando que alguien en el tiempo y el espacio está respondiendo a sus alabanzas – pero eso no es Navidad. En el mundo, moviéndose entre ellos, caminan los que han experimentado el evento. Ellos saben que Jesús es el Señor y que él es su maravillosa imaginación humana, su YOSOYdad.

Yo Soy es el nombre de Jehová para siempre. Por este nombre seré recordado por todas las generaciones. Tú ahora eres un ser vivo porque Jehová está enterrado dentro de ti. Y estás destinado a convertirte en un espíritu dador de vida, como mi amiga descubrió que era. Interrumpiendo la actividad en ella misma, que permitía a otros estar vivos, ella cambió sus motivaciones dando una orden que estaba en conflicto con sus intenciones. Luego liberó la actividad en ella y ellos se volvieron reanimados una vez más – no para realizar sus intenciones anteriores, sino para cumplir las órdenes de ella. Ella ahora ha probado el poder de la era por venir.

En este nivel discutimos, tratando de persuadir al otro de que está equivocado cuando él sabe que está en lo correcto, y así terminamos exactamente donde estábamos. Esta es la vida en un mundo de muerte donde todo se eleva, desciende y desaparece.

Pero tú estás destinado a entrar al mundo del que hablo. Es eterno y no se puede entrar con un cuerpo de carne y hueso, sino que requiere un cuerpo nuevo. Así que a menos que muera lo que siembres, no puede ser vivificado. Y lo que siembras no es el cuerpo que será, sino que Dios (que eres tú mismo) te da una cuerpo que él ha elegido. Es un cuerpo glorioso de poder y sabiduría, llamado el cuerpo de Cristo. Se usa como si fuera una prenda de vestir, sólo que tú tienes el control de tu poder mediante tu sabiduría innata – una sabiduría en la que ninguna duda cabe. Esta proclamación no se descubre por argumento racional alguno. El evangelio no se descubre, se revela. No es algo que puedas demostrar lógicamente, sino una auto-revelación de Dios. Los eruditos pueden estudiar la vida y enseñanzas de Jesús hasta el final de los tiempos pero nunca encontrarán en su estudio quién es el Padre o el Hijo. Si lo hicieran, no manipularían la Biblia.

En el primero de todos los libros, el Libro de Marcos, se hace la declaración: “El principio del evangelio de Jesucristo, el hijo de Dios.” La frase, “el hijo de Dios”, es una adición hecha por un escriba. Los manuscritos más antiguos y mejores que tenemos, omiten la frase, “el hijo de Dios”, y dicen: “El principio del Evangelio de Jesucristo”.

La palabra “evangelio” significa “buenas noticias”. Esta es la buena noticia, que Jesús es el Señor Jehová y Cristo es su poder y sabiduría. Él está enterrado en nosotros y resucitará en nosotros. Sabrás de su resurrección porque el día que se levante en ti, las imágenes mismas de las escrituras te rodearán, y sabrás que eres aquél de quien se habla como el Señor Jesucristo. Entonces descubrirás quién es el hijo, porque no sabrás que Jesús es el Señor sino por el Espíritu Santo (por experiencia). Y sólo puedes conocer a tu hijo desde la experiencia. David, la personificación de la humanidad fundida en un único ser, está delante de ti y te llama Padre.

Se te dice al final del Viejo Testamento que “Un hijo honra a su padre. Entonces si yo soy padre, ¿dónde está mi honra?” En otras palabras, ¿dónde está mi hijo? El Nuevo Testamento comienza revelando al hijo, pero el hombre no puede entender. Él no sabe que Jesús es el Señor que es Dios Padre, hasta que tiene la experiencia del despertar y la resurrección en su cráneo. De salir de ese cráneo y sostener al Cristo niño, el signo de su resurrección, en sus propias manos. Él debe estar ante el hijo de Dios, y David debe llamarle Padre. Y puedo decirte: en ese momento no habrá duda alguna en su mente en cuanto a quién es el hijo y quién es él en relación con ese muchacho. Él sabrá que es el padre de David y David sabrá que es su hijo.

En el Libro de Samuel, leemos: “Cuando estés dormido con tus padres yo levantaré a tu hijo después de a ti, que saldrá de tu cuerpo. Yo seré su padre y él será mi hijo.” Ahora saltamos al Libro del Apocalipsis, donde el Señor habla, diciendo: “Yo soy la raíz y el linaje de David”. Yo soy la raíz, la causa que es el padre. Y yo soy la descendencia de mi hijo, David; por lo tanto yo soy uno con mi nieto. Todos los miembros de la raza humana se funden en un único ser llamado David. ¿Y qué sale de eso? La descendencia de David. Si la raíz de David es el Señor, lo que surge de David debe ser uno con su raíz, por lo cual yo soy la raíz y la descendencia. Yo soy el abuelo y el nieto y David es mi hijo. El hombre madura cuando se convierte en su abuelo, ya que el abuelo es el Señor.

Estamos tratando con un misterio. Si piensas que cuando lees la historia del Antiguo o Nuevo Testamento vas a llegar a la verdad por algún argumento racional, estás buscando en vano. El más sabio de los sabios no puede verlo, y como no es racional lo llaman mito. Pero yo te digo: él se da a sí mismo a quienquiera, incluso al más humilde de entre los hombres. Aquellos que tienen todos sus grados, honores, dinero y reputación están muertos pero no lo saben. No los condeno ni discuto con ellos, sino que simplemente sigo mi camino en busca de oídos dispuestos a escuchar mi historia, y por lo general son los de aquellos que no son los eruditos de la época. Aquellos que escuchan mis palabras pueden no entenderlas, pero guardan mi mensaje en sus corazones, lo meditan; y un día, creyendo como yo esperaba que lo hicieran, entrará en erupción en su interior. Luego ellos, también, sabrán que el Señor Jesús es el que el mundo llama el Dios del universo. Ellos lo sabrán porque el Espíritu Santo trae a su memoria todo lo que les he contado.

Deja que el mundo vaya a ciegas, como lo hará. La eternidad espera. No importa cuánto tiempo tome. Todos finalmente llegarán a este conocimiento. Pero nadie llegará hasta que esté hambriento, hasta que esté sediento de Dios con una sed que sólo la experiencia de Dios puede satisfacer.

El mundo, al no comprender las escrituras, piensa que Dios enviará hambre física. Oh, eso es posible, sucede en todo el mundo de todos modos. No es porque no podamos suministrar los alimentos – el problema es económico. Se nos dice que reduzcamos la producción, ya que no podemos encontrar contenedores lo suficientemente grandes para albergar nuestras provisiones. Hemos puesto un enorme peso sobre el contribuyente porque permitimos que la comida se pudra, ya que no sabemos cómo desprendernos de ella. A las personas se les paga para que no produzcan alimentos, mientras nuestro gobierno habla de ser incapaz de proveer suministro. Solamente nuestros estados del sur podrían crecer lo suficiente como para alimentar y vestir a todo el mundo, ¿pero cómo hacerlo en la economía actual? Yo no soy economista, así que no puedo decirte cómo; pero sé que no es por falta de producción, sino más bien por falta de economía.

El problema económico yo no lo puedo resolver, pero te puedo decir que Cristo en ti es tu propia y maravillosa imaginación humana, que el Dios de las escrituras y el Señor Jesucristo es tu Yo Soy. Deja que el mundo se burle. Está perfectamente bien; sólo están cumpliendo las escrituras. “Vendrán burladores profiriendo burlas: ‘¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde que los padres se quedaron dormidos, todas las cosas han continuado como estaban desde la fundación del mundo.’” Así que déjalos que se burlen, pero acepta mi mensaje y pon tu esperanza completamente en la gracia que viene a ti. Espero que erupcionará dentro de ti ahora, en un futuro no lejano; y entonces – cuando te liberes de este ropaje de carne (como debes), te vestirás en poder, te vestirás en sabiduría, te vestirás en amor.

Aquellos que no han tenido la experiencia antes de partir de este mundo son devueltos a la vida para encontrarse a sí mismos en un mundo como este. Ellos se enfrentarán con todos los problemas que no han solucionado aquí. Pueden dejar el ropaje de un millonario para encontrarse como un niño limpiabotas o uno que limpia letrinas, si eso es lo que se debe hacer para incitarlos a creer la increíble historia.

No creas que tu posición actual en la vida es algún indicador de lo que serás cuando te vayas de aquí. Si Cristo no ha despertado en ti, te encontrarás en un mundo terrestre como este, en un cuerpo como estos, nuevo y joven, pero no un bebé. Tú harás algo más adecuado para el trabajo que aún queda por hacer en ti. Hasta que despierte ese poder en ti, continuarás utilizando tu mente racional en un mundo racional igual a este.

La Navidad que ahora esperamos celebrar es un aspecto del gran acontecimiento. Hay cuatro actos definidos en el evento único, que comienzan con tu resurrección. Esto es seguido por tu nacimiento desde lo alto. Luego David revela tu paternidad, y el cuarto y último acto aparece cuando asciendes a los cielos en forma de serpentina e ingresas en él violentamente, revestido en poder.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Penchi Quirch de Troia
La conferencia original en inglés es
A DIVINE EVENT (Neville Goddard 12-08-1969)




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