~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


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martes, 6 de marzo de 2012

EL ARTE DE MORIR (Neville Goddard - 23 de marzo de 1959)

Neville Goddard (23 de marzo de 1959)


EL ARTE DE MORIR



Si estás con nosotros por primera vez, esto es lo que creemos y enseñamos aquí. Creemos firmemente que tú, el individuo, puedes realizar cada uno de tus sueños, y la razón es que Dios y el hombre son uno. Creemos que la diferencia no está en la mentalidad con la que operamos sino sólo en los grados de intensidad del poder operante mismo, y que llamamos Imaginación humana.

Keats [John Keats (1795-1821)] dijo: “Puedes tomar cualquier pasaje importante y espiritual y te servirá como un punto de partida hacia los treinta y dos palacios”. Toma esta simple sentencia de las cartas de Pablo a los Corintios: “Muero cada día”, o la declaración de Blake en su carta a Crab Robinson: “La muerte es lo mejor de la vida. No hay nada en la vida como la muerte, pero la gente toma mucho tiempo en morir. Al menos, sus vecinos nunca los verán levantarse de la tumba.” Si entiendes a Blake no podrías pensar de la muerte como el mundo piensa de la muerte, sino que verías que nadie puede crecer sin superar situaciones y condiciones con la edad. Pero el hombre no está dispuesto a superar situaciones y condiciones con la edad y, sin embargo, quiere cosas distintas de las que tiene. Pero si permaneces en un estado, siempre tendrás que sufrir las consecuencias de no estar en otro estado. (De la “Hermética”) Si me quedo en el estado de la pobreza tengo que sufrir las consecuencias de no estar en el estado de la riqueza. Por lo tanto debo aprender el arte de morir. Pablo dice: “Muero cada día”. Blake dice: “La gente toma mucho tiempo en morir”. El hombre no supera con la edad su estado de mala salud o su viejo empleo o su entorno. Debemos aprender el arte de morir, y esta semana es la gran muerte y se nos dice que Dios muere para que el hombre pueda vivir.

Nosotros decimos que la Imaginación de Dios y la del hombre son una, sin importar cuan lejos vaya. Los universos son creados y sostenidos por “el mismo poder que sostiene nuestro entorno”. Nosotros decimos que el poder es el mismo, pero reconocemos una gran diferencia entre el poder que sostiene el universo y el que sostiene un ambiente. La diferencia está sólo en el grado de intensidad del centro de imaginación. Por tanto, si incrementamos la intensidad [en] el centro de imaginación, crearemos cosas cada vez más grandes. Así que veo mi sueño, y debo aprender a morir a lo que soy para vivir a lo que quiero ser.

Ahora, este es el significado místico de una muerte en la Biblia – la muerte de Moisés, una historia familiar para todos nosotros. Se nos dice que Moisés viene de la tierra de Moab (Deuteronomio 34) y después escala la montaña de Nebo, va a Pisga, ve Galaad, y finalmente él observa la tierra prometida de Jericó. Pero el Señor le dice: “Te dejaré ver la tierra, pero no podrás entrar en ella”. Luego Moisés muere. (El estado actual no puede ser llevado al nuevo; tiene que morir como consecuencia del nuevo [estado] vivificado.) “Pero sus ojos no se oscurecieron y su vigor no disminuyó”. Y nadie sabe dónde está enterrado. En primer lugar recuerda que todos los personajes de la Biblia se desarrollan en la mente del hombre. Yo soy Moisés, tú eres Moisés. Su significado es “levantar” o “sacar de”. Se nos dice al principio de la historia que él fue sacado de entre los juncos. La palabra [“Moisés” – en hebreo, “Moshe”] escrito al revés en el antiguo hebreo significa “el Nombre” [haShem] o “YO SOY”. Así que estoy sacando de mi propio ser, o el YO SOY. Moisés viene de “Mo ab”. Esto viene de dos palabras hebreas que significan “Madre-Padre”, o “matriz”. Después él escala la montaña de Nebo, que significa “profetizar”, o que representa el estado subjetivo que se anhela. Voy a profetizar para ti, o tú para otro. Tú singularizas el anhelo de una persona. Si él anhela algo significa que no lo tiene, de lo contrario no podría estar anhelándolo. Pero Moisés escala Nebo – es decir, él participa en ver el estado anhelado. Yo singularizo algo que implica que soy el hombre que quiero ser. Yo escalo la montaña. Luego viene Pisga, que significa “contemplar”. Yo contemplo lo que quiero ser. Entonces él ve Jericó, que significa “un olor fragante”. Voy a contemplar el estado deseado hasta que obtenga el sentimiento o la reacción que satisface. No sólo he escalado Nebo sino que he alcanzado Pisga y observado Jericó. Estoy lleno de la emoción que implica que el acto se ha completado. Luego está Galaad, que significa “cerro de los testigos”. Entonces yo, como Moisés, muero. No puedo entrar en la tierra prometida, y nadie puede encontrar el lugar donde estoy enterrado.

¿Qué significa eso? Si estoy asolado por la pobreza y el miedo y entonces te encuentras conmigo y me ves [en tu imaginación] tan libre como un pájaro y feliz, en ese momento no soy el hombre que conocías que estaba asustado. Entonces, ¿dónde está ese otro hombre enterrado? Pues Moisés es el poder en el hombre (en el hombre genérico, macho-hembra) para sacar de sí mismo cualquier cosa que él desee en este mundo, y para así representar el drama de que él muere a lo que era, para que él pueda vivir a lo que él está representando. Eso es Moisés – y nadie puede saber dónde está enterrado. Pero se nos dice: “Su ojos no se oscurecieron ni perdió su vigor”. Es decir, cuando yo muero, es cuando represento el drama. No espero a que aparezcan señales; es cuando estoy más consciente de mis limitaciones y siento la presión, entonces es cuando debo aprender a morir. Tengo que aprender a dejar ir lo que mis sentidos dictan y “volverme loco” y entregarme a lo que es sólo un sueño. Pero sosteniéndolo y viviendo en él, muero a lo que físicamente era real mientras gradualmente elevo lo que sólo era un sueño. Tú conocías únicamente al hombre asustado y no al otro. Nadie puede decir a dónde se fue el hombre asustado.

De esta manera es como el arte de morir se dramatiza en la Biblia como la muerte de un hombre. Pero no tiene nada que ver con un hombre específico, pues la historia de la Biblia tiene lugar en la mente de cada hombre. Me crucificaré a mí mismo, porque Dios se crucificó en mí para que yo pueda vivir. Pero ahora debo clavarme a mí mismo sobre lo que deseo y, permaneciendo fiel a ello, levantarlo como [hizo] Dios [cuando] se clavó en mí. (Hablando de su cuerpo actual) se cree un hombre llamado Neville, dándole a Neville el mismo poder que es suyo (pero con menos intensidad) con la esperanza de que yo levantaré el poder para más grandes cosas en mi mundo en las que pueda clavarme, y así levantarlas. No hay ninguna posibilidad de que el hombre dé vida a su sueño a menos que Él se clave en esta cruz que es el hombre. Estamos viviendo porque Dios se clavó a nosotros. Ahora el hombre, con menos intensidad, le da paso a otros estados y no a lo que los sentidos dictan, se hace uno con el estado y se clava a él (fijándose en el estado mediante la emoción y el sentimiento) y entonces él será elevado.

Porque la crucifixión viene antes de la resurrección. La crucifixión sin la resurrección sería impensable; sería el triunfo total de la tiranía. Si pudiera entregarme a mi sueño y no se convirtiera en carne, sería la tiranía total sobre este maravilloso concepto de la vida. Pero no puedes fallar si te entregas. Si te retienes en tu interior, preguntándote “¿Qué voy a jugar como mi última carta si esto no funciona?” entonces no te has entregado, no te has clavado a él. Es una entrega completa. Es el gran grito “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” Si sabes que eres Dios haciéndolo, puedes entregarte. Pero debe haber total abandono, como si fuera verdad y entonces lo conviertes en una realidad. El precio es esa forma de abandono mental que Blake llama “locura”. Pero el hombre tiene miedo; no se atreve a abandonarse de ese modo a su sueño, así que nunca “muere”. Por tanto Blake tenía razón cuando dijo: “No hay nada como la muerte: lo mejor en la vida es la muerte”.

Muchas personas sólo envejecen, pero nunca cambian interiormente. Sólo maduran físicamente, pero no han muerto en el sentido místico. No hay poder transformador en la muerte física, y todavía estarán anclados en un mundo más grande con todas las tendencias de este mundo. Para nuestros sentidos ellos parecen estar muertos, pero todavía, en otro plano, tendrán que aprender el arte de morir. Yo puedo en cualquier lugar desprenderme tan completamente de lo que está ocurriendo que puedo “morir” a ese estado. Así que cada pequeña muerte es el levantamiento de la imagen divina. Esto significa morir como el místico da a entenderlo. Significa morir mentalmente. El hombre muere a la mala salud, o a la pobreza, o a la falta de armonía, etc., pero lo hace entregándose a los otros estados.

Blake considera a todos los estados como permanentes, al igual que en su gran poema respecto a Los Salones de Los: “Maldigo la tierra para el hombre y lo hago permanente”. Así que los estados permanecen y el hombre pasa a través de los estados, como si fueran ciudades. Si no paso a través de algún estado pero permanezco en él, creo que [ese estado] es la única realidad. No puedes concebir que un estado no existe, porque la totalidad está terminada; pero el hombre sólo está despertando al morir a un estado tras otro.

Toma a un amigo que no esté bien o que no pueda liberarse de algún estado. Represéntate a ese amigo como debería ser visto por el mundo entero, y en el grado en que tú seas fiel a esa representación, a tal grado lo sacarás del viejo estado. No importa si él sabe que tú lo hiciste o no; él no tiene por qué saberlo. Pero permanece fiel y lo sacarás del viejo estado hacia el nuevo estado que estás viendo. Todas las cosas se extinguen cuando dejamos de observarlas. Moisés pudo ver la tierra prometida pero no pudo entrar en ella. Si soy fiel a la semejanza de lo que observo, entonces yo – el hombre “antiguo” – no puedo entrar al nuevo estado. Algo llamado el poder entra en él, pero [nadie] lo reconoce, porque ellos no pueden reconocer al ser transformado.

Todos nosotros nos sentimos muy seguros en la recurrencia. Si sabemos que una cosa es fija y que la próxima semana las cosas seguirán como hoy, me siento seguro en esa recurrencia. Puedo haber hecho algo que viole los códigos morales, puedo haber llegado desde el lado equivocado de las vías, pero puedo aceptar eso, porque estoy acostumbrado a ello. Pero decir que algo se despierta en mí y que puedo llegar a ser lo que quiera – eso asusta al hombre. Así que se nos dice que despertemos del sueño, porque la recurrencia trae seguridad al vasto mundo entero. Uno hace lo que hace como si lo hiciera en una pesadilla. Pues Dios tuvo que “olvidar” que él era Dios para convertirse en hombre y esa reducción gradual a este nivel es el mismo límite de la contracción. Pero luego viene el despertar de ese sueño profundo en el cual se sumergió para darme vida. Por lo tanto, este poder de elevación se ocupa de liberar a los hombres, pues Dios se convirtió en cada hombre, de modo que cada hombre pudiera despertar con el tiempo como Dios. Finalmente el mundo entero despertará y el poema estará en plena floración y será noble más allá de nuestros sueños más locos. Y entonces existirá para nosotros y seremos uno con el creador del gran poema. Eso es el arte de morir.

El próximo domingo es el gran drama. Estoy montando a un animal y estoy en una encrucijada. “Traedme un pollino al que ningún hombre ha montado antes, que está amarrado en una carretera donde dos caminos se encuentran.” Aquí tenemos al estado al que nunca antes he montado. Es tan poco natural sentir que soy el hombre que quiero ser y realmente pasar a ese estado y montarlo sin ser tirado por la razón, que me dice que estoy loco. Pero si sabes que el Señor es tu Imaginación, puedes montarlo a Jerusalén. Se nos dice que encontraremos al animal en una encrucijada donde dos caminos se encuentran. Siempre estamos en una encrucijada de lo que soy y lo que quiero ser. Así que, ¿puedo montar al animal que encontré en la encrucijada y llevarlo a Jerusalén? Entonces voy hacia el “cielo”, pero no es continuo en mi línea de movimiento. Es contiguo. Está al lado de donde yo estoy, pues el cielo es un estado de conciencia. Trato de captar la sensación que sería mía si yo fuera el hombre que quiero ser, pero eso implica una muerte. Debo abandonarme a mi sueño como si fuera cierto, y – viviendo en él – lo levanto y lo hago realidad. Todos tenemos que pasar por este estado, porque esta es la única religión verdadera del mundo. La religión, como la caridad, empieza en casa, con uno mismo. La semilla madre de todas las creencias religiosas se encuentra en las experiencias místicas de la persona. Todas las ceremonias no son sino agregados secundarios superpuestos sobre ella.

Religión significa, “estar atado o dedicado a”. Pero si yo no estoy enamorado de [eso] a lo que estoy atado, debo entregarme a algo más encantador y hacerlo real. Debo llevar mi cruz. Voy hasta cierto punto y luego quiero cruzar a la otra línea donde está mi cielo. Pues todo está interrelacionado. Todos nos interpenetramos los unos a los otros. Todos somos uno. Así que el mundo entero se interpenetra y entonces aparece el conflicto, y de eso viene la solución del conflicto. Pues tenemos que estar en conflicto si estamos todos interpenetrados. Pero luego debemos traer la reconciliación. Cualquiera que sea la solución, eso es la reconciliación. Pero no podemos permanecer en un estado o en alguna condición para siempre. Cada nuevo estado lleva en sí las semillas de un nuevo conflicto. Todo cielo se convierte con el tiempo en infierno. Una cosa es nuestra por un momento, pero a medida que continuamos en ella, traerá conflicto. Mientras haya interpenetración siempre habrá conflicto. Por tanto, vive en cualquier estado deseado y entonces, cuando surja el conflicto, resuélvelo y muere a él y luego muévete a otro estado. Así es como crecemos y nos superamos; así es como el hombre despierta.

Ningún hombre puede nacer en un entorno y luego realizar otro si no se entrega al estado deseado. Por tanto Blake tenía razón: “Lo mejor de la vida es la muerte, pero al hombre le toma tanto tiempo morir que sus amigos jamás le verán levantarse de la tumba.” ¿Puedes ver entonces lo que pasa con tu amigo que siempre te dice las mismas cosas, incluso si no le has visto desde hace diez años? Todo se sigue repitiendo, nada es nuevo, pero eso le hace sentirse seguro. El hombre no quiere cambiar; le asusta.

Te digo que tu Imaginación es Dios. Créelo. Ejercítala. Yace con baja intensidad, pero conforme la levantas la intensificas y luego visión tras visión serán tuyas a medida que empiezas a despertar. No creas que eres codicioso porque estás exigiendo cosas o el cambio de las cosas. Estás aquí para crear como tu Padre crea. Quiere lo que quieres y entrégate a ello y créalo. Luego querrás cosas cada vez más grandiosas. Pero nada bendice a un hombre a menos que baje de su estado celestial y se encarne. Tú eres el único que puede vestirlo en la realidad. Pero permanece como un estado a menos que te entregues a ello.

Este drama de la Biblia es todo sobre ti, pues el Jesucristo de los evangelios es tu propia maravillosa Imaginación. Sólo hay un Dios infinito y la creación que él amaba. Y tanto la amaba, que quiso darle vida y luego compartirla e incluso cambiarla, así que Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios. Esa es la gran historia de los evangelios. Cada místico en el mundo cuenta esta misma historia. Por tanto, cada hombre es libre. No hay juicio, porque no importa lo que el hombre haya hecho, es Dios haciéndolo en una pesadilla. Sólo hay completo perdón del pecado – nada de juicio ni objeción, sin embargo el hombre puede cambiar los hechos. El pasado se puede deshacer. De modo que un hombre ha hecho esto o aquello. Usa tu poderosa Imaginación y “haz girar la gran rueda hacia atrás hasta antes del incendio de Troya”. Eso significa revisar.

Conozco a una señora que se quemó la mano y luego se la “desquemó”. Se vertió agua hirviendo en la mano. Se tumbó en el sofá y trató de deshacer mentalmente lo que había hecho. Era difícil por el dolor, pero ella siguió intentándolo. Rehízo la escena y vertió el agua hirviendo sobre el té y lo preparó y luego se lo bebió. Lo hizo una y otra vez y, finalmente, en el acto de hacer de ese modo el té se quedó dormida. Cuando se despertó unas horas más tarde no había ni rastro de la quemadura. Ella escribió: “Se podría haber pensado que debería haber ido directamente al hospital, pero ahora no hay ni siquiera una señal de la quemadura.”

Comentario: El pasado y el presente son uno en un momento mayor.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Manu LDA
La conferencia original en inglés es THE ART OF DYING (Neville Goddard 03-23-1959)


sábado, 11 de febrero de 2012

LA LEY DE LA ASUNCIÓN (Neville Goddard - julio de 1951)

Radio Conferencia #05 de Neville Goddard – Fecha: 07/1951


LA LEY DE LA ASUNCIÓN(1)



El gran místico, William Blake, escribió casi 200 años atrás, “Lo que parece ser, es, para aquellos a quienes parece ser y es productor de las consecuencias más terribles para aquellos a quienes parece ser.” Ahora, en un primer momento, esta joya mística parece un poco intrincada, o a lo mejor un juego de palabras, pero no es nada de eso. Escúchalo cuidadosamente. “Lo que parece ser, es, para aquellos a quienes parece ser.” Esto ciertamente es suficientemente claro. Es una simple verdad acerca de la ley de la asunción, y una advertencia de las consecuencias de su mal uso. El autor de la Epístola a los Romanos declara en el capítulo 14, “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es impuro en sí mismo, pero para el que juzga que algo es impuro, para él es impuro.”

Vemos con esto que no es revelación superior, sino ceguera casi total la que lee en la grandeza de los hombres alguna pequeñez con la que por casualidad se identifica, porque lo que parece ser, es, para aquellos a quienes parece ser.

Experimentos realizados recientemente en dos de nuestras principales universidades revelaron esta gran verdad acerca de la ley de la asunción. Ellos declararon en sus comunicados a los periódicos, que después de dos mil experimentos llegaron a la conclusión de que, “Lo que ves cuando miras algo depende no tanto de lo que está allí como de lo que supones cuando miras. Lo que crees que es el mundo físico real es en realidad sólo un mundo supuesto.” En otras palabras, tú no definirías a tu marido de la misma manera que lo haría tu madre. Sin embargo, ambas estáis definiendo a la misma persona. Tu relación particular con una cosa influye en tus sentimientos con respecto a esa cosa y te hace ver en ella un elemento que no existe. Si tu sentimiento del asunto es un elemento personal, puede desecharse. Si es una característica permanente en el estado considerado, no puede desecharse. Lo que hay que hacer es intentar. Si puedes cambiar tu opinión acerca de otro, entonces lo que ahora crees de él no puede ser absolutamente cierto, sino relativamente cierto.

Los hombres creen en la realidad del mundo exterior porque no saben cómo enfocar y condensar sus poderes para penetrar su delgada corteza. Por extraño que parezca, no es difícil penetrar esta perspectiva de los sentidos. Para quitar el velo de los sentidos, no empleamos un gran esfuerzo; el mundo objetivo se desvanece a medida que quitamos nuestra atención de él. Sólo tenemos que concentrarnos en el estado deseado para verlo mentalmente; pero para darle la realidad que lo convertirá en un hecho objetivo, debemos enfocar nuestra atención en el estado deseado hasta que tenga toda la intensidad sensorial y la sensación de realidad. Cuando, a través de la atención concentrada, nuestro deseo parece poseer la distinción y la sensación de realidad; cuando la forma del pensamiento es tan vívida como la forma de la naturaleza, le hemos dado el derecho de convertirse en un hecho visible en nuestras vidas. Cada hombre debe encontrar los medios más adecuados a su naturaleza para controlar su atención y concentrarla en el estado deseado. Yo hallé que para mí el mejor estado es el de meditación, un estado relajado similar al del sueño, pero un estado en el que todavía estoy conscientemente en control de mi imaginación y soy capaz de fijar mi atención en un objeto mental.

Si te es difícil controlar la dirección de tu atención mientras permaneces en ese estado similar al sueño, puede ayudarte mucho el mirar fijamente un objeto. No mires su superficie, sino dentro y más allá de cualquier objeto plano tal como una pared, una alfombra o cualquier objeto que posea profundidad. Elige aquél que te inspire la menor reflexión posible. Imagina, entonces, que en esta profundidad estás viendo y escuchando lo que quieres ver y escuchar, hasta que tu atención esté exclusivamente ocupada por el estado imaginado.

Al final de tu meditación, cuando despiertas de tu sueño despierto controlado, te sientes como si hubieras regresado de una gran distancia. El mundo visible que habías acallado vuelve a la consciencia y, por su misma presencia, te informa de que te has auto-engañado al creer que el objeto de tu contemplación era real; pero si te mantienes fiel a tu visión, esta actitud mental sostenida dará realidad a tus visiones y ellas se convertirán en hechos concretos y visibles en tu mundo.

Define tu más alto ideal y concentra tu atención en este ideal hasta que tú mismo te identifiques con él. Asume la sensación de serlo – la sensación que experimentarías si ahora lo encarnaras en tu mundo. Esta asunción, aunque ahora es negada por tus sentidos, “si persistes en ella” – se convertirá en un hecho en tu mundo. Sabrás cuándo has tenido éxito en fijar el estado deseado en la conciencia simplemente viendo mentalmente a la gente que conoces. Esta es una maravillosa verificación sobre ti mismo, cuando tus conversaciones mentales son más reveladoras que tus conversaciones físicas. Si, en tus conversaciones mentales con otros, hablas con ellos como lo hacías anteriormente, entonces no has cambiado tu concepto de ti mismo, ya que todos los cambios de conceptos de uno mismo resultan en una relación diferente con el mundo. Recuerda lo que dije antes, “Lo que ves cuando miras algo depende no tanto de lo que está allí como de lo que supones cuando miras.” Por lo tanto, la asunción del deseo cumplido debe hacerte ver mentalmente el mundo como lo verías físicamente si tu asunción fuera un hecho físico. El hombre espiritual habla al hombre natural a través del lenguaje del deseo. La clave para progresar en la vida y para el cumplimiento de los sueños reside en la pronta obediencia a la voz. La obediencia sin vacilaciones a su voz es una asunción inmediata del deseo cumplido. Desear un estado es tenerlo. Como dijo Pascal, “No me habrías buscado si no me hubieras encontrado ya.” El hombre, asumiendo la sensación del deseo cumplido y luego viviendo y actuando en esta convicción, cambia su futuro en armonía con su asunción. “Cambiar su futuro” es el derecho inalienable de las personas amantes de la libertad. No habría progreso en el mundo si no fuera por el descontento divino en el hombre que lo impulsa hacia niveles de conciencia cada vez más altos. He elegido este tema tan cercano a los corazones de todos nosotros – “Cambiar Tu Futuro” – para mi mensaje del próximo domingo por la mañana. Voy a tener la gran alegría de hablar por el Dr. Bailes mientras él se encuentra de vacaciones. El servicio se llevará a cabo a las 10:30 en el Teatro Fox Wilshire en Wilshire Boulevard cerca de La Cienega Boulevard.

Ya que el derecho a cambiar nuestro futuro es nuestro derecho de nacimiento como hijos de Dios, aceptemos su desafío y aprendamos cómo hacerlo. Nuevamente hoy, hablando de cambiar tu futuro, quiero subrayar la importancia de una verdadera transformación del yo – no sólo una leve alteración de las circunstancias que, en cuestión de minutos, nos dejará volver a caer en el hombre insatisfecho que éramos. En tu meditación, permite que los demás te vean como ellos te verían si este nuevo concepto de ti mismo fuera un hecho concreto. Siempre pareces para los demás la encarnación del ideal que inspiras. Por lo tanto, en meditación, cuando contemples a los demás, debes ser mentalmente visto por ellos como te verían físicamente si tu concepción de ti mismo fuera un hecho objetivo. Es decir, en meditación, te imaginas que ellos te ven expresando a ese hombre más noble que tú deseas ser. Si asumes que eres lo que quieres ser, tu deseo se cumple y, en su cumplimiento, todo anhelo de “ser” es neutralizado. Esto, también, es una excelente verificación sobre ti en cuanto a si realmente has tenido éxito o no en cambiarte a ti mismo. No puedes continuar deseando lo que ha sido realizado. En vez de eso te encuentras en un estado de ánimo de dar las gracias por un regalo recibido. Tu deseo no es algo por lo que tengas que trabajar para que se cumpla, es reconocer algo que ya posees. Es asumir la sensación de ser la persona que deseas ser.

Creer y ser son uno. El que concibe y su concepción son uno. Por lo tanto, lo que concibes ser tú mismo nunca puede estar tan lejos como ni siquiera cerca, porque la cercanía implica separación. “Si puedes creer, todas las cosas son posibles para el que cree.” La fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas aún no vistas. Si tú asumes que eres esa persona más fina y más noble que deseas ser, verás a los demás como estando relacionados con tu elevada asunción. Todos los hombres iluminados desean el bien de los demás. Si es el bien de otro lo que buscas, debes usar la misma contemplación controlada. En meditación, debes representarte al otro como si ya fuera o tuviera la grandeza que tú deseas para él. Como para ti, tu deseo para otro debe ser intenso. Es a través del deseo que te elevas por encima de tu esfera actual, y el camino que va del anhelo al cumplimiento se reduce a medida que experimentas en la imaginación todo lo que experimentarías en carne propia si tú o tu amigo fuerais la encarnación del deseo que tienes para ti o para él. La experiencia me ha enseñado que esta es la manera perfecta para alcanzar mis grandes metas para los demás así como para mí mismo. No obstante, mis propios fracasos me condenarían si yo supusiera que he dominado por completo el control de mi atención. Puedo, sin embargo, decir con el antiguo maestro: “Esta única cosa hago, olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante – prosigo hacia la meta por el premio”.


Radio Talk, Station KECA, Los Angeles
Esta conferencia de Neville fue donada por Jan McKee

(1) del verbo asumir: aceptar algo como cierto; suponer una cosa; adoptar cierta actitud.



Traducido por Penchi Quirch de Troia
La radio conferencia original es THE LAW OF ASSUMPTION (Neville Goddard 07/1951)




sábado, 21 de enero de 2012

UN ACONTECIMIENTO DIVINO (Neville - 8 de diciembre de 1969)

Neville Goddard (8 de diciembre de 1969)


UN ACONTECIMIENTO DIVINO



Navidad es la proclamación de un acontecimiento divino al cual aspira toda la creación. Es un acontecimiento que pone una luz completamente diferente sobre la vida humana, ya que proclama que el hombre se ha salvado. Me pregunto seriamente si una enésima parte del uno por ciento de los que se llaman cristianos saben de lo que se trata este acontecimiento. Esta noche te lo contaré desde mi experiencia personal.

Pablo nos dice en su carta a los Corintios que “Nadie puede decir ‘Jesús es el Señor’ sino por el Espíritu Santo.” Ahora, el Espíritu Santo no es más que la experiencia personal del individuo sobre el evento, ya que en el Libro de Juan, el Cristo resucitado anuncia que él “enviará al Consolador, el Espíritu Santo, que te llevará a todas las cosas y traerá a tu memoria todo lo que te he dicho.” Al principio se te dijo eso que parecía increíble, y el Espíritu Santo es tu experiencia de ese acontecimiento, pues sólo entonces puedes saber que Jesús es el Señor.

Ahora, ¿quién es Jesús? Es tu conciencia, tu YOSOYdad. En el libro del Éxodo, a Moisés se le dijo que “Di a los israelitas: ‘Yo Soy te ha enviado.’ Este es mi nombre para siempre. Por este nombre seré recordado por todas las generaciones, y fuera de mí no hay otro Señor.” Jesús es el Señor, tu YOSOYdad, tu conciencia de ser. “Josué” es la forma hebrea de nuestra palabra “Jesús” y significa “Jehová es el salvador.” No hay otro Señor aparte de Yo Soy. “Nuestro Dios es un Dios de salvación. A Dios, el Señor, le pertenece el escapar de la muerte.” Dios está enterrado en la humanidad para hacer del hombre un ser viviente. Y se elevará en el individuo como su propia y maravillosa imaginación humana.

El descubrimiento del Dios interno es el gran acontecimiento divino culminante hacia el que se mueve la creación. La única resurrección de la que se habla en las escrituras es cuando él se levanta en ti, y el único nacimiento del que se habla es cuando él aparece – y eso es la Navidad. El evento parece ser único y separado de los otros eventos, pero todos ellos son parte de una compleja totalidad. Ahora nos estamos aproximando a una parte que llamamos Navidad: el nacimiento de Dios, ¡el nacimiento de Yo Soy!

¿A qué lugar podrías ir que no fueras consciente de ser? Por tanto, ¿a dónde puedes ir y no encontrar a Dios? ¿Si vivieras en el infierno no serías allí consciente de ser? Así que Dios está en el infierno. Si vivieras en éxtasis serías consciente de tu estado de éxtasis, y esa conciencia es Dios, porque Yo Soy es el único nombre de Jesús.

En su Libro llamado Hechos, Lucas dijo: “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos ser salvados.” ¿Llamar a Jesús? ¡No! ¡Ser consciente! Sin usar palabras, cuando eres consciente estás diciendo Yo Soy. Eso es Jesús, que está enterrado y se levanta en ti. Y cuando él escapa de la tumba de tu cráneo, Cristo nace. Se nos enseña que esto sucedió hace 2000 años entre personas que se han ido hace mucho tiempo del mundo, pero sé por experiencia que, cuando sucede en ti, es extrañamente contemporáneo. Sí, Cristo nació. Eso es un hecho, pero no ha terminado, ya que todavía está ocurriendo en los individuos de todo el mundo. La Navidad es ese gran acontecimiento divino culminante hacia el que se está moviendo el vasto mundo.

Si le preguntas a alguien que se define a sí mismo como cristiano, quién es Cristo, lo más probable es que te diga que Jesús es el hijo de Dios. Y si le dijeras que él debe ser Dios para saber éso, se horrorizaría y te diría que eres un blasfemo al sugerir tal cosa. Pero si vuelves a la proclamación del gran evento, encontrarás que “Nadie sabe quién es el hijo excepto el Padre.” Así que si tú sabes que el hijo de Dios es Jesucristo, entonces tú tienes que ser Dios Padre. Y, puesto que nadie sabe quién es el Padre excepto el hijo, Jesucristo debe haberte revelado a ti como su Padre. Bien, el hombre no puede racionalizar esto debido a que no ha tenido la experiencia; porque nadie puede saber que Jesús es el Señor (que es Dios Padre) sino por el Espíritu Santo, ya que es él quien te trae la experiencia del gran misterio.

Se nos dice que cuando Pablo ascendió al tercer cielo oyó palabras indescriptibles. Algunas traducciones dicen que fueron “palabras que el hombre no puede expresar”, pero no es eso. Lo que Pablo vió y escuchó era imposible de expresar en palabras. No hay palabras para expresar el cuerpo que uno viste cuando se eleva dentro de sí mismo, ya que no es un cuerpo de carne y hueso, sino una indescriptible forma divina. En su capítulo 15 de Corintios 1, Pablo dijo: “Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que ha de ser, porque Dios le da un cuerpo tal como él ha elegido.” Te conoceré en la eternidad, pero por toda identidad de propósito habrá una discontinuidad radical de la forma.

Ayer por la mañana cuando regresé a este nivel de mi ser, detuve el cuerpo que estaba usando para pasar unos diez o quince minutos exactamente en la superficie de mi ser. La forma está viva. Es todo energía, todo poder, todo sabiduría y todo amor. Utilizo ese cuerpo como utilizo el traje que estoy usando ahora, sólo que lo conozco como mi verdadero yo. Yo siempre tengo el control, intensificando mi energía o modificándola. En ese cuerpo observé escenas gloriosas nunca vistas en la tierra. Eran todas visiones tridimensionales en colores vivos y formas indescriptibles. Observaba detenidamente una, luego la dejaba ir para observar otra – todos los tesoros celestiales que están en mí.

Cuando tus ojos empiecen a abrirse hacia el interior en el mundo del pensamiento, en la eternidad, verás lo que ningún ojo mortal podría ver jamás. No hay imágenes en este mundo exterior para describir el mundo eterno que es imperecedero, el mundo que verás cuando estés usando el ropaje de Cristo, el Hombre Nuevo.

Este es un inefable e indescriptible misterio; ya que Dios viene a nosotros como un desconocido, pero aún así, alguien que permitirá al individuo experimentar quién es él. Cuando experimentas a Cristo, estás experimentando quien eres, porque tú eres el Jesús de las escrituras. Tú eres el Señor Dios Jehová. El evento hacia el cual te estás dirigiendo es el despertar del Señor en ti. Entonces y sólo entonces sabrás quién eres.

La Navidad es simplemente la proclamación de este acontecimiento divino culminante hacia el cual se mueve la creación. No se refiere a alguien que vivió hace mucho tiempo, sino a ti. La Biblia es muy personal. Es tu propia biografía espiritual, tu historia de salvación. Ver a los personajes de las escrituras como personajes de la historia es ver la verdad atemperada a la debilidad del alma humana. No son personajes del exterior, sino de dentro de ti, ya que el drama se desarrolla en tu imaginación. Estás enterrado en ti mismo y no lo sabes. Pero cuando alcances la plenitud de los tiempos te despertarás a la Navidad.

En la última conferencia de anoche hablé de la experiencia de una amiga que probó el poder de la era que viene. Se había encontrado, en sueños, en el hogar de personas que no habían cambiado el estilo de sus prendas exteriores durante 300 años. El segundo marido de la mujer había sido asesinado por el grupo y ella trató de convencerlos de que lo que habían hecho estaba mal, pero ellos se resistían a creerla. Llegó un grupo de hombres vestidos de negro y con ametralladoras, dispuestos a matar a todos, y cuando ella trató de persuadirlos de que eso no era correcto, no podían entender. Entonces ella comenzó a despertar en su sueño para darse cuenta de que, pese a que todos parecían ser independientes de su percepción, no eran más que aspectos de su sueño. Deteniendo su poder de percepción, todo se congeló. Ella cambió las intenciones de los hombres, liberó en ella la actividad que les permitía volver a reanimarse, y vio como el hombre dejaba su arma y con los brazos extendidos se acercaba a abrazarla.

Este es el poder del que hablo. Es un poder desconocido para los mortales, de mente racional. Creemos que el poder está en la bomba atómica, en la energía del hidrógeno, en el dinero en el banco, o en valores. Esta noche, sin duda, una docena o más de hombres muy ricos morirán y no se llevarán un centavo con ellos. Simplemente dejarán su ropaje de carne y hueso que creyeron tan real, junto con sus valores. Pero nunca puedes perder el poder del que yo hablo, ya que es eterno. Estos cuerpos mueren, y todo lo que poseen morirá con ellos, pero el poder de la imaginación es imperecedero, ya que es el poder de Dios en el hombre, llamado el Cristo. El hombre está despertando lentamente a este poder y cuando lo escuche y lo sienta, éste es el poder que ejercerá.

Ahora, en el caso de mi amiga, ella despertó en su sueño para descubrir que, aunque todo parecía estar llevándose a cabo independientemente de la percepción que ella tenía, el sueño era sólo ella misma manifestándose. Sabiendo que podía controlar el sueño, ella cambió la motivación del hombre del asesinato al amor. Luego liberó la actividad que les permitía volver a reanimarse de nuevo, y ellos obedecieron sus órdenes. Este es tu futuro, tu herencia en la que todo está bajo tu control.

Estos cuerpos de carne y hueso son sólo ropajes que Dios usa. Aún cuando se consuman en un horno (llamado cremación), los cuerpos se restauran para que otros los ocupen. El mundo se restaura, pero tú – el actor en el drama – asciendes hasta que finalmente despiertas, y eso es lo que llamamos Navidad.

La Navidad es el despertar de Dios en el hombre. No es un acontecimiento ocurrido hace 2.000 años, sino que está ocurriendo por todo el mundo en aquellos que han alcanzado la plenitud de los tiempos. Cuando la plenitud de los tiempos ha llegado para ti, comienzas a moverte, a despertar de este sueño de muerte y emerges de tu cráneo, que es tu nacimiento desde lo alto. Estos dos eventos tienen lugar la misma noche. Los separamos por tres meses y medio, y luego añadimos unos pocos meses para el descubrimiento de la paternidad de Dios, luego más tiempo para la ascensión del espíritu; pero son cuatro partes de un gran evento. La primera es la resurrección. La segunda es el nacimiento. La tercera es el descubrimiento de la paternidad a través del hijo, y la cuarta es la ascensión: la ascensión del hijo del hombre (que eres tú) al cielo en forma de serpentina.

Esta noche muchos se están preparando para el gran acontecimiento y cantan en sus cabezas pensando en la mañana de Navidad. Estoy de acuerdo. Permíteles divertirse. Pero estarán cantando para alguien a quien no conocen. Cantarán sus aleluyas pensando que alguien en el tiempo y el espacio está respondiendo a sus alabanzas – pero eso no es Navidad. En el mundo, moviéndose entre ellos, caminan los que han experimentado el evento. Ellos saben que Jesús es el Señor y que él es su maravillosa imaginación humana, su YOSOYdad.

Yo Soy es el nombre de Jehová para siempre. Por este nombre seré recordado por todas las generaciones. Tú ahora eres un ser vivo porque Jehová está enterrado dentro de ti. Y estás destinado a convertirte en un espíritu dador de vida, como mi amiga descubrió que era. Interrumpiendo la actividad en ella misma, que permitía a otros estar vivos, ella cambió sus motivaciones dando una orden que estaba en conflicto con sus intenciones. Luego liberó la actividad en ella y ellos se volvieron reanimados una vez más – no para realizar sus intenciones anteriores, sino para cumplir las órdenes de ella. Ella ahora ha probado el poder de la era por venir.

En este nivel discutimos, tratando de persuadir al otro de que está equivocado cuando él sabe que está en lo correcto, y así terminamos exactamente donde estábamos. Esta es la vida en un mundo de muerte donde todo se eleva, desciende y desaparece.

Pero tú estás destinado a entrar al mundo del que hablo. Es eterno y no se puede entrar con un cuerpo de carne y hueso, sino que requiere un cuerpo nuevo. Así que a menos que muera lo que siembres, no puede ser vivificado. Y lo que siembras no es el cuerpo que será, sino que Dios (que eres tú mismo) te da una cuerpo que él ha elegido. Es un cuerpo glorioso de poder y sabiduría, llamado el cuerpo de Cristo. Se usa como si fuera una prenda de vestir, sólo que tú tienes el control de tu poder mediante tu sabiduría innata – una sabiduría en la que ninguna duda cabe. Esta proclamación no se descubre por argumento racional alguno. El evangelio no se descubre, se revela. No es algo que puedas demostrar lógicamente, sino una auto-revelación de Dios. Los eruditos pueden estudiar la vida y enseñanzas de Jesús hasta el final de los tiempos pero nunca encontrarán en su estudio quién es el Padre o el Hijo. Si lo hicieran, no manipularían la Biblia.

En el primero de todos los libros, el Libro de Marcos, se hace la declaración: “El principio del evangelio de Jesucristo, el hijo de Dios.” La frase, “el hijo de Dios”, es una adición hecha por un escriba. Los manuscritos más antiguos y mejores que tenemos, omiten la frase, “el hijo de Dios”, y dicen: “El principio del Evangelio de Jesucristo”.

La palabra “evangelio” significa “buenas noticias”. Esta es la buena noticia, que Jesús es el Señor Jehová y Cristo es su poder y sabiduría. Él está enterrado en nosotros y resucitará en nosotros. Sabrás de su resurrección porque el día que se levante en ti, las imágenes mismas de las escrituras te rodearán, y sabrás que eres aquél de quien se habla como el Señor Jesucristo. Entonces descubrirás quién es el hijo, porque no sabrás que Jesús es el Señor sino por el Espíritu Santo (por experiencia). Y sólo puedes conocer a tu hijo desde la experiencia. David, la personificación de la humanidad fundida en un único ser, está delante de ti y te llama Padre.

Se te dice al final del Viejo Testamento que “Un hijo honra a su padre. Entonces si yo soy padre, ¿dónde está mi honra?” En otras palabras, ¿dónde está mi hijo? El Nuevo Testamento comienza revelando al hijo, pero el hombre no puede entender. Él no sabe que Jesús es el Señor que es Dios Padre, hasta que tiene la experiencia del despertar y la resurrección en su cráneo. De salir de ese cráneo y sostener al Cristo niño, el signo de su resurrección, en sus propias manos. Él debe estar ante el hijo de Dios, y David debe llamarle Padre. Y puedo decirte: en ese momento no habrá duda alguna en su mente en cuanto a quién es el hijo y quién es él en relación con ese muchacho. Él sabrá que es el padre de David y David sabrá que es su hijo.

En el Libro de Samuel, leemos: “Cuando estés dormido con tus padres yo levantaré a tu hijo después de a ti, que saldrá de tu cuerpo. Yo seré su padre y él será mi hijo.” Ahora saltamos al Libro del Apocalipsis, donde el Señor habla, diciendo: “Yo soy la raíz y el linaje de David”. Yo soy la raíz, la causa que es el padre. Y yo soy la descendencia de mi hijo, David; por lo tanto yo soy uno con mi nieto. Todos los miembros de la raza humana se funden en un único ser llamado David. ¿Y qué sale de eso? La descendencia de David. Si la raíz de David es el Señor, lo que surge de David debe ser uno con su raíz, por lo cual yo soy la raíz y la descendencia. Yo soy el abuelo y el nieto y David es mi hijo. El hombre madura cuando se convierte en su abuelo, ya que el abuelo es el Señor.

Estamos tratando con un misterio. Si piensas que cuando lees la historia del Antiguo o Nuevo Testamento vas a llegar a la verdad por algún argumento racional, estás buscando en vano. El más sabio de los sabios no puede verlo, y como no es racional lo llaman mito. Pero yo te digo: él se da a sí mismo a quienquiera, incluso al más humilde de entre los hombres. Aquellos que tienen todos sus grados, honores, dinero y reputación están muertos pero no lo saben. No los condeno ni discuto con ellos, sino que simplemente sigo mi camino en busca de oídos dispuestos a escuchar mi historia, y por lo general son los de aquellos que no son los eruditos de la época. Aquellos que escuchan mis palabras pueden no entenderlas, pero guardan mi mensaje en sus corazones, lo meditan; y un día, creyendo como yo esperaba que lo hicieran, entrará en erupción en su interior. Luego ellos, también, sabrán que el Señor Jesús es el que el mundo llama el Dios del universo. Ellos lo sabrán porque el Espíritu Santo trae a su memoria todo lo que les he contado.

Deja que el mundo vaya a ciegas, como lo hará. La eternidad espera. No importa cuánto tiempo tome. Todos finalmente llegarán a este conocimiento. Pero nadie llegará hasta que esté hambriento, hasta que esté sediento de Dios con una sed que sólo la experiencia de Dios puede satisfacer.

El mundo, al no comprender las escrituras, piensa que Dios enviará hambre física. Oh, eso es posible, sucede en todo el mundo de todos modos. No es porque no podamos suministrar los alimentos – el problema es económico. Se nos dice que reduzcamos la producción, ya que no podemos encontrar contenedores lo suficientemente grandes para albergar nuestras provisiones. Hemos puesto un enorme peso sobre el contribuyente porque permitimos que la comida se pudra, ya que no sabemos cómo desprendernos de ella. A las personas se les paga para que no produzcan alimentos, mientras nuestro gobierno habla de ser incapaz de proveer suministro. Solamente nuestros estados del sur podrían crecer lo suficiente como para alimentar y vestir a todo el mundo, ¿pero cómo hacerlo en la economía actual? Yo no soy economista, así que no puedo decirte cómo; pero sé que no es por falta de producción, sino más bien por falta de economía.

El problema económico yo no lo puedo resolver, pero te puedo decir que Cristo en ti es tu propia y maravillosa imaginación humana, que el Dios de las escrituras y el Señor Jesucristo es tu Yo Soy. Deja que el mundo se burle. Está perfectamente bien; sólo están cumpliendo las escrituras. “Vendrán burladores profiriendo burlas: ‘¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde que los padres se quedaron dormidos, todas las cosas han continuado como estaban desde la fundación del mundo.’” Así que déjalos que se burlen, pero acepta mi mensaje y pon tu esperanza completamente en la gracia que viene a ti. Espero que erupcionará dentro de ti ahora, en un futuro no lejano; y entonces – cuando te liberes de este ropaje de carne (como debes), te vestirás en poder, te vestirás en sabiduría, te vestirás en amor.

Aquellos que no han tenido la experiencia antes de partir de este mundo son devueltos a la vida para encontrarse a sí mismos en un mundo como este. Ellos se enfrentarán con todos los problemas que no han solucionado aquí. Pueden dejar el ropaje de un millonario para encontrarse como un niño limpiabotas o uno que limpia letrinas, si eso es lo que se debe hacer para incitarlos a creer la increíble historia.

No creas que tu posición actual en la vida es algún indicador de lo que serás cuando te vayas de aquí. Si Cristo no ha despertado en ti, te encontrarás en un mundo terrestre como este, en un cuerpo como estos, nuevo y joven, pero no un bebé. Tú harás algo más adecuado para el trabajo que aún queda por hacer en ti. Hasta que despierte ese poder en ti, continuarás utilizando tu mente racional en un mundo racional igual a este.

La Navidad que ahora esperamos celebrar es un aspecto del gran acontecimiento. Hay cuatro actos definidos en el evento único, que comienzan con tu resurrección. Esto es seguido por tu nacimiento desde lo alto. Luego David revela tu paternidad, y el cuarto y último acto aparece cuando asciendes a los cielos en forma de serpentina e ingresas en él violentamente, revestido en poder.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Penchi Quirch de Troia
La conferencia original en inglés es
A DIVINE EVENT (Neville Goddard 12-08-1969)




jueves, 5 de enero de 2012

ASUNCIÓN PERSISTENTE (Neville - 18 de marzo de 1968)

Neville Goddard (18 de marzo de 1968)


ASUNCIÓN PERSISTENTE



Te digo la verdad: ¡No hay nada más grande que tu propia maravillosa imaginación humana! Es ella la que inspiró a Blake, Shakespeare y Einstein, ¡pues sólo hay un espíritu en el universo! “Escucha, Oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno.” ¡Ese espíritu único es la imaginación humana! Cuando a Blake le preguntaron qué pensaba de la divinidad de Cristo él contestó: “Cristo es el único Dios, pero también lo soy yo y también lo eres tú.” No pienses en Cristo como si Él fuera alguien que es superior a ti mismo. Él es el único Dios, ¡pero también lo soy yo y también lo eres tú! No te consideres menos que Cristo, porque sólo hay Dios, que es tu propia maravillosa imaginación humana.

Atrévete a asumir que todas las cosas son posibles de imaginar; pon esta realidad a prueba extrema asumiendo que eres la persona que te gustaría ser. Tu mente razonadora y tus sentidos externos pueden negarlo; pero yo te prometo: si persistes, recibirás tu asunción. Créeme, eres el mismo Dios que creó y sostiene el universo, pero [ahora, encarnado como ser humano] tienes menos intensidad; así que debes ser persistente si quieres lograr un cambio.

En el libro de Lucas se cuenta la historia de un hombre que llegó a una casa a medianoche y dijo: “Ha llegado un amigo que está hambriento. ¿Podrías dejarme tres barras de pan?” El hombre desde arriba le respondió: “Es medianoche. Mis hijos están en la cama dormidos y yo no puedo bajar y darte lo que quieres.” Entonces se hace esta declaración: “Pero debido a la inoportunidad del hombre le fue dado todo lo que deseaba.” La palabra “inoportunidad” significa “audaz atrevimiento”. Teniendo un deseo, ¡el hombre no debería aceptar un no por respuesta!

Cuando sabes lo que quieres, no le pides a Dios como si Él fuera otro; le pides a tu yo individual que te traiga lo que deseas, ¡pues tú eres Él! Y Dios – tu propia maravillosa imaginación humana – responderá cuando tú no aceptes un no por respuesta, ya que tu negación está hablando desde dentro y ahí no hay otro. Es dentro de tu propio ser que tú persistes en asumir que has recibido lo que quieres. La historia es, que a pesar de que era medianoche y la familia estaba dormida, el padre bajó y dio lo que era necesario.

El Dios de un Blake, un Shakespeare o un Einstein no difiere del Dios alojado en ti, ya que sólo hay una imaginación humana. No puede haber dos. Él no es un Dios dual. Tú y tu imaginación no sois menos que nadie, pero debes aprender a ser persistente.

Un amigo recientemente compartió una visión conmigo, en la que yo aparecía y decía: “La historia de Jesús es asunción persistente.” Si esto es cierto, y se nos dice que le imitemos como un hijo querido, debo atreverme a asumir que soy el ser que quiero ser. Debo continuar en esa asunción hasta que lo que he asumido se realice objetivamente. Y si yo soy uno con todo el mundo, ¿cómo puede nadie ser más grande que yo? No creas que alguien es más grande que tú debido a alguna afluencia del espíritu o a la validez. Tu imaginación es el único Dios, ¡y no hay otro ser más grande que Él! Proclama que eres lo que quieres ser. Persiste en esa asunción. Continúa asumiendo ese papel hasta que lo que has asumido se refleje en tu mundo.

Aunque las iglesias enseñan que otro, más grande que tú mismo, dijo: “A menos que creas que yo soy él, morirás en tus pecados” – ¡estas palabras fueron pronunciadas por la imaginación humana! Y porque la imaginación es una, y tú no puedes alejarte de esta unidad, no creas en otro. Acepta estas palabras en primera persona del tiempo presente; pues a menos que creas que ya eres lo que quieres ser, morirás en tus pecados por dejar tu deseo incumplido. Si no crees que eres todo imaginación, continuarás en tu creencia anterior, adorando a un Dios en el exterior y no dentro.

En este nivel, estamos fragmentados, pero somos todos esa única imaginación. La palabra “Elohim” es una unidad compuesta de uno hecho de otros. Aunque parecemos ser muchos, de la manera más íntima posible, ¡somos uno! En este nivel [encarnados como humanos], tú y yo tenemos poca intensidad para fines más allá de nuestros sueños más descabellados, sin embargo, estamos llamados a hacer el esfuerzo de elevarnos por encima de ello. Esto es hecho en un sentido físico, científico y artístico, a medida que empezamos a descubrir y expresar nuestra imaginación humana. Nos elevamos por encima de este nivel a través del acto de asumir; pues una asunción, aunque falsa, si se persiste en ella se solidificará en hecho. Como dijo William Blake: “Si el loco persistiera en su locura se volvería sabio.”

¡No hay nada que Dios no pueda hacer! No creas que alguien que sea fabulosamente rico tiene una afluencia de espíritu que difiere de la tuya. Él está imaginando riqueza, ya sea voluntaria o involuntariamente; pero tú puedes hacerlo a sabiendas. Si él no sabe lo que está haciendo, puede perder su riqueza y no saber cómo recuperarla. Te estoy pidiendo, independientemente de tu situación financiera, que asumas la riqueza conscientemente. Si mañana volvieras de nuevo a tu estado anterior, trae la riqueza de vuelta afirmando “Yo soy rico”, pues sólo hay un Dios. El que crea la pobreza también crea la riqueza, ya que no hay otro creador.

El mundo cree en innumerables dioses, pero sólo hay uno. Este único Dios es tu propia maravillosa imaginación humana. Al poseer sólo un hijo, cuando la imaginación despierta, el único hijo engendrado por Dios te revelará como Dios. Lo mismo le sucederá a otro, luego a otro – y finalmente todos verán al mismo hijo, quien revelará al individuo como Dios Padre.

El mundo es una obra de teatro, donde la divina imaginación se convierte en la imaginación humana insertándose bajo una piel olivácea, una piel negra, una piel blanca y una piel roja. Aunque parecemos ser diferentes, todos veremos al hijo unigénito de Dios – demostrando que sólo hay un Dios. El propósito detrás de la obra es expandir el poder creativo de la imaginación. Aquí estamos fragmentados en innumerables partes, destinados a reunirnos juntos en el único Dios, el único Padre de todos.

Empieza ahora a usar tu imaginación activa y constantemente; porque a medida que compruebes su poder creativo en este nivel, estarás despertando a un nivel más alto y naciendo en el mundo del espíritu donde te conoces como Dios. Demuéstrate a ti mismo que eres Dios sintiendo que tu deseo es ahora un hecho cumplido. Escucha a tus amigos hablar de ti. ¿Se están regocijando por tu buena fortuna o están expresando envidia? Imagina que sus palabras son ciertas. Persiste en imaginar que son verdaderas. Continúa imaginando que tu deseo ya es un hecho cumplido; y cuando esté objetivamente realizado, la prueba será tuya.

Piensa en algo bonito que te gustaría darle a alguien. Luego pregúntate que si se lo dieras y no lo aceptara, ¿te gustaría conservarlo para ti? Si, por ejemplo, le dieras a un amigo un millón de dólares y no lo aceptara, ¿estarías dispuesto a conservarlo? Estoy seguro de que sí. Entonces imagínate dándole el dinero, luego dáselo a otros de la misma manera. Puede que ni siquiera tengas una cuenta bancaria, pero aún así lo puedes dar, ¡porque no hay nadie a quien dar sino a ti mismo! ¡Sólo hay Dios cuyo nombre es “YO SOY”!

Escucha, Oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno.” Esta gran confesión de fe está recogida en el cuarto verso del sexto capítulo del Libro de Deuteronomio. El Señor no es dos, ni una docena – sólo uno. Si digo “Yo soy” eso es uno, pero si digo “Nosotros somos” estoy hablando de muchos.

El nombre de Jesús es “YO SOY”. Él no es algún ser superior distinto de ti mismo. Él es la inspiración para todo lo que escribas, sea trivial o profundo. La inspiración no viene de algún otro ser, porque no puede haber otro. Cuando te sientas a escribir, ¡los pensamientos vienen de tu propio ser! No tiene sentido creer que algún otro ser te está poseyendo.

Los grandes poetas – los Shakespeares, los Blakes – no tenían una gran afluencia espiritual moviéndose en ellos que fuera mayor que la afluencia espiritual en ti. No puede ser, ¡porque no hay nadie más grande que uno mismo! Cuando alguien me dice que está bajo la influencia de un poder mayor, le digo que eso no es posible. La inspiración viene de las profundidades de su propia alma. Tal vez tengas un artículo que te gustaría publicitar. Cuando pienses en lo que tu cliente necesita, la respuesta vendrá desde la profundidad de tu propia alma, y sabrás lo que es necesario decir para promocionar tu producto. No recibes una afluencia de espíritu exterior a ti mismo, ¡pues no hay nadie más grande! Sólo hay Dios, ¡y Dios es uno!

En el Libro de los Salmos, se te dice, “Comulga con tu propio ser.” Siéntate tranquilamente. Estate en paz contigo mismo y súbitamente los pensamientos comenzarán a fluir dentro de ti, desde Dios. ¡En el principio tú eras Dios! Y en el final, tú y yo y todo el vasto mundo de miles de millones seremos reunidos en el único Dios. Una imaginación cayó a este mundo fragmentado de aparentes otros, sin embargo, el todo está dentro de cada uno de nosotros. Los enemigos del hombre son aquellos de su propia casa, pues están todos dentro de él. No sabiendo esto, el hombre lucha dentro de sí mismo (lucha contra los aparentes otros*) hasta que se da cuenta de que no hay otro, sólo él mismo. Entonces le habla a los demás con la esperanza de que puede convencerse a sí mismo. Y cuando se levanta desde dentro, es llamado de regreso al ser único que él fue antes de que el mundo fuera. La caída en la división fue deliberada para la expansión de Dios en la unidad.

No había otra manera de expandir tu poder creativo que cayendo en la limitación y superándola. A medida que caías tu ser se fragmentaba. Vi esto muy claramente en una visión. Primero, apareció una roca. Luego se fragmentó y cuando se recompuso tomó la forma de un hombre sentado en la postura del loto, meditando, resplandeciendo. ¡Y supe que me estaba viendo a mí mismo! Y cuando comenzó a resplandecer como el sol, me desperté en mi apartamento de Nueva York.

Te estoy contando lo que he hecho, lo que he visto y lo que he experimentado. Cada uno de nosotros tiene un ser dentro que nos está meditando. El ser en ti y el ser en todos, forma el único ser perfecto, que cayó y se fragmentó. Un día, el ser viviente de cada uno se unirá en el Dios único, que cayó y se fragmentó. ¿Sabes lo que te gustaría ser? Atrévete a asumirlo y, durante una semana, afirma: “He asumido que soy el que quiero ser. Estoy aún asumiendo que lo soy, y continuaré asumiendo que lo soy hasta que lo que he asumido esté objetivamente realizado.” Quédate dormido suponiendo que esto es verdad, y deja que ese ser viviente en ti le de vida.

Dios Padre está soñando en la profundidad de tu alma. Es Él quien comenzó una buena obra en ti, y es Él quien la llevará hasta su finalización en el día de Jesucristo. En ese día serás llevado a la misma perfección que el Padre en ti, pues Dios se está soñando en una imagen mayor de sí mismo y tú, el soñador, te estás soñando en la imagen de ti mismo.

Mientras estás aquí, puedes asumir cualquier deseo para ti mismo y aquellos que amas. Luego puedes atreverte a creer en lo que has asumido. Y si continúas con tu asunción, la expresarás. Pero debes creer, o morirás en tus pecados. Siempre hablándote a ti mismo, te estás diciendo que a menos que creas que eres la persona que quieres ser, permanecerás siendo la persona que no quieres ser, muriendo de este modo en tus pecados.

Al creer en otro – tanto si aparece como un Blake, un Shakespeare o un Einstein – tienes un falso Dios. ¡Debes creer en ti mismo o morir en tus pecados! Debes creer que Dios realmente se convirtió en ti para que tú puedas convertirte en Dios – porque Él lo hizo. Su nombre es “YO SOY” y a menos que digas dentro de ti: “YO SOY lo que quiero ser” y lo creas, permanecerás diciendo en tu interior: “Desearía que yo fuera lo que quiero ser” y morirás en tu frustración (tu pecado). Te insto a aprender a cómo creer en ti mismo. Puede parecer difícil al principio, pero no lo es cuando estás dispuesto a arriesgarte e intentarlo.

Admiro a los grandes poetas inspirados. Shakespeare es magnífico, Blake es absolutamente maravilloso, y Einstein verdaderamente grande en su campo. Estos fueron hombres inspirados, pero no tenían ninguna afluencia del espíritu que los hiciera más grandes que tu imaginación humana, pues su imaginación y tu imaginación son una única gran imaginación divina, ¡imaginando! Su trabajo no vino de algo fuera de ellos, sino de su propia imaginación, despertando. Esa misma imaginación es la tuya porque sólo hay un espíritu. El espíritu del hombre es uno con el espíritu del universo ¡y no hay otro!

Comienza ahora a capturar la sensación de ser este espíritu único. Quédate dormido en la sensación de que tú eres Dios, y cuando vuelvas rápidamente desde la profundidad de la inconsciencia hacia este nivel, tendrás innumerables pequeños sueños locos basados en esta persona a través de la que estás llegando. Les darás importancia a estos sueños, pero oh, ¡qué profundidades alcanzarás en lo que es inconsciente respecto a este nivel!

No dejes que nadie te asuste, pues tú eres un ser inmortal que no puede morir. Aunque yo he despertado a mi Divinidad antes que tú, no soy mejor porque llegué ahí primero, pues no hay tal cosa como ser primero. Todo el mundo se está moviendo hacia ese nivel, y nadie puede fallar. Y cuando todos hayan regresado, ¡qué alegría será expresada cuando formemos el único cuerpo, el único espíritu, el único Señor, el único Dios y Padre de todos! Cada uno tendrá la visión y se probará a sí mismo que él es Dios Padre.

Te insto a aplicar este principio y amortiguarte contra los golpes normales de la vida. Si tus amigos y seres queridos no pueden creer, amortígualos de todos modos; pues no importa qué les dejes aquí, no vas a detener los golpes dados por la profundidad de su propio ser. Si le dejaste a cada amigo cien mil dólares, les amortiguarías de momento; pero la profundidad de su ser continuará llevándolos a través de experiencias, a fin de que despierten al conocimiento de que ellos son el padre del único hijo engendrado de Dios, David.

El mundo está buscando la causa de los fenómenos de la vida, sin saber que es su propio ser. ¡Qué responsabilidad la tuya cuando descubres que tu conciencia es la causa de todo lo que te ha sucedido, te está sucediendo y te sucederá! Pero cuando te des cuenta de que tú estás causando todos los golpes, las penas, los dolores, que te suceden a ti, empezarás a cambiar tu pensamiento; y mientras lo haces, las Escrituras se desarrollarán en ti.

Ahora entremos en el silencio.


* N.T.: En mi opinión aquí hay un error en la transcripción. Pienso que Neville se refería a la ilusión de creer que las aparentes otras personas del exterior pueden causarnos problemas y afectar nuestro mundo de algún modo, y pensamos que combatiéndolas solucionaremos algo, cuando eso no es así en absoluto ya que no existen las causas secundarias. La conciencia o imaginación es la única causa real de todo, de modo que cualquier cosa que aparezca en tu experiencia la has atraído tú y sólo tú.



Traducido por Manu LDA
La conferencia original en inglés es PERSISTENT ASSUMPTION (Neville Goddard 03-18-1968)




miércoles, 14 de diciembre de 2011

NAVIDAD: EL NACIMIENTO DEL HOMBRE COMO DIOS (Neville - 13 de diciembre de 1968)

Neville (13 de diciembre de 1968)


NAVIDAD: EL NACIMIENTO DEL HOMBRE COMO DIOS



“En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios y la Palabra era Dios. La Palabra se hizo carne y habita en nosotros.” (Juan,1) Nuestro nacimiento físico es la encarnación de Dios, pues encarnación significa la asunción por un ser divino de la forma humana o animal. Cuando tú naciste tu pequeña forma humana fue asumida por Dios. La Navidad marca la partida de la encarnación de Dios y tu nacimiento como Dios.

Hay dos nacimientos: uno cuando Dios asume tu forma humana y el otro cuando tú asumes la forma divina ¡como Dios! El primer nacimiento es desde abajo, mientras el segundo nacimiento – llamado Navidad – es desde arriba. Cada niño nacido de mujer es Dios encarnado, o el niño no podría ser consciente de que él es. Su conciencia es la encarnación de Dios. El mundo, no sabiendo esto, celebra el evento equivocado; pues la Navidad es cuando el hombre se hace consciente de ser Dios.

Hay unas cuantas paradojas que perturban a mucha gente. Todas ellas son citas efectivas o interpretaciones de una cita:

“Ya no os hablaré en imágenes, sino os hablaré abiertamente del Padre.”
“Salí del Padre y vine al mundo. De nuevo dejo el mundo y voy al Padre.”
“Yo y mi Padre somos uno.”
“Yo voy al Padre, pues el Padre es más grande que Yo.”
“Cuando me veis, habéis visto al Padre.”
“Aquel que llamáis Dios, es mi Padre, pero yo conozco a mi Padre y vosotros no conocéis a vuestro Dios.”
“Muéstranos al Padre. Si me conociérais no lo pediríais, pues nadie puede conocerme en el verdadero sentido y no conocer a Dios, pues Él y yo somos inseparables.”

¿Quién es el padre que es uno con su hijo, y sin embargo es mayor que él? ¿Puede ser él el hijo de Dios y sin embargo Dios Padre? ¿Y cómo puedo yo saber que yo y mi Padre somos uno? Tratemos de resolver estas extrañas contradicciones.

En el último capítulo del Libro de la Revelación, Dios dice: “Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana.” Dios es la raíz, la fuente, la causa de toda vida. Él es el padre de David, ¡y sin embargo su descendencia!

Como la fuente, Dios es el padre de David, llamado Jesse o YO SOY. Como la descendencia, David es llamado el hijo de Dios. El profeta Samuel habló a David diciendo: “Dios declaró que cuando tus días se hayan cumplido y yazcas con tus padres, yo resucitaré a tu hijo detrás de tí que saldrá de tu cuerpo. Yo seré su padre y él será mi hijo.” (Samuel II,7)

Aquí vemos que la raíz y la descendencia son una. Yo (la raíz de David) soy la causa de toda vida. A pesar de eso yo vengo de David, le reconozco y digo: “Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.”

Como Dios Padre, asumo las limitaciones de la carne; y utilizando uno que es un hombre según mi corazón y hará toda mi voluntad, me vuelvo consciente de ser un hombre rico, un hombre pobre, un mendigo y un ladrón, hasta que David me revele como su padre. “Yo vine a hacer la voluntad de mi Padre, sin embargo yo soy el Padre, pues Dios Padre y el Hijo de Dios es un solo YO SOY.”

Sólo hay Dios en el mundo. Como el Padre, Dios creó una obra perfecta. Como el Hijo, Dios hace todos los papeles. Como el Hijo, Dios está restringido en sus actividades. Pero cuando el drama haya terminado, Dios deja el mundo del César – grandemente expandido – y regresa a sí mismo, al Padre.

Como el Hijo, Dios sufre. Pregunta a una persona quién está sufriendo y él responderá: ¡Yo soy! Ese es el Padre, que se ha encarnado asumiendo la forma humana. Cuando la representación se termine para él, Dios dejará el mundo como el Hijo, para regresar al reino de los cielos como el Padre. En nuestro misterio este acontecimiento es llamado Navidad. Tu entrada en este mundo es la encarnación de Dios. Su partida ocurre cuando su promesa a sí mismo esté cumplida en tí y tú experimentes una maravillosa serie de acontecimientos místicos.

Como Pablo, yo rezo para que aquellos que creen en mi mensaje de salvación sepan que es verdadero; que el nombre que yo les di para Dios no es mera poesía, sino un hecho – que tú eres el Padre. Os he dicho qué sucedió en mí. Les aseguro saber que es verdad. Estoy seguro de que mi partida acelerará la marcha para aquellos que han oído, aceptado y creído en mis palabras.

Ahora, un caballero escribió diciendo: “Me quedé dormido y soñé que estaba leyendo el periódico, mirando un anuncio a toda página de Wester Airlines. Estaban anunciando su nuevo sistema P.D., que eliminaría toda la congestión de pasajeros cuando aborden el avión. Súbitamente la página se volvió animada y yo estoy en la imagen, sonriendo de oreja a oreja mientras despierto.” En su carta se preguntaba por qué las iniciales P.D. Él pensaba que la D podría ser de “departure” (partida), pero no podía entender la P, aunque él utilizaba la palabra “plan” a lo largo de toda su carta.

Todo contiene dentro de sí mismo la capacidad de significación simbólica. Este caballero está en publicidad tan naturalmente que en el sueño está mirando un anuncio. En este mundo moderno tenemos aeroplanos que llevan al hombre desde la tierra a los cielos y los traen de vuelta de nuevo. Pero este es un plan de transporte.

En el Libro de Efesios leemos: “Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad en toda sabiduría y penetración de acuerdo con su propósito que él establece como un plan en Cristo por la plenitud del tiempo para unir todas las cosas en él, las cosas en el cielo y las cosas en la tierra.”

Mi amigo lo llamó partida. Esto no significa necesariamente que él se vaya esta noche o en los próximos cuarenta años. Para mí como intérprete del sueño, significa que él ha terminado el viaje. Como Pablo, el tiempo para su partida ha llegado. Él ha luchado bien. Ha terminado la carrera y conservado la fe. Desde entonces está preparada para él la corona de la justicia.

Esta corona no es algo lleno de joyas, sino la corona de la victoria. Sólo cuando uno ha terminado la carrera le puede ser dada la corona. Él ha luchado su propia batalla consigo mismo, y ha vencido. Su vuelo a los cielos es un plan que irrumpirá, haciéndole partir de este mundo del César para experimentar personalmente la Navidad.

La Navidad no es la encarnación de Dios, sino la partida del hombre como Dios; pues Dios se convirtió en Hombre para que el Hombre pueda convertirse en Dios. En el sueño de mi amigo, él tomó las imágenes del siglo veinte, y puesto que todo contiene dentro de sí la capacidad de significado simbólico, un aeroplano simboliza lo que lleva hacia los cielos. Está destinado a subir por encima de la tierra. La “P” es el plan de partida que comienza con un nacimiento espiritual, seguido por la revelación de la verdadera identidad del hombre.

No hay modo de saber quién eres tú realmente hasta que el Hijo de Dios lo revela, pues “Nadie sabe quién es el Hijo excepto el Padre, y nadie sabe quién es el Padre excepto el Hijo y aquel a quien el Hijo elije revelársele.” El Hijo debe elegir revelarse a tí, pues sólo entonces tú sabes que eres Dios Padre.

Yo soy el camino. Yo soy la verdad. Yo soy la luz. Nadie llega a la conciencia de ser el Padre excepto por el plan de Dios. La dieta no lo hará. Vestir ciertas ropas, invernar en algún lugar llamado sagrado, o ser un sacerdote y subir de rango no lo hará. Hay sólo un camino al Padre, y ¡Yo – todo imaginación – soy el camino!

Mi amigo es un hombre felizmente casado con tres hijos, sin embargo está tan hambriento de la verdad; así que yo digo: Padre, deja que la verdad de mis palabras sea conocida, que él y todos aquellos que creen en mis palabras sepan que el amor con el que Tú me has amado, puede estar en ellos, y yo en ellos.

Un día tú descubrirás que Dios – el Padre que se convirtió en tí – ha completado su obra. Y debido a que él era Dios cuando se convirtió en tí, cuando su obra esté completada, tú te volverás consciente de que eres Dios. Hay sólo un camino para saber esto como un hecho, y es cuando el hijo de Dios, David, está ante tí y te revela como su padre. Entonces el templo del Dios Vivo – que es espíritu – es dividido en dos, y tú asciendes al cielo como una serpiente incandescente. Y finalmente, el símbolo del Espíritu Santo en forma de una paloma desciende, y – vistiéndote con Él mismo – una vez más te envía de nuevo a este mundo, para contar tu historia a aquellos que escuchen.

Este caballero tuvo un maravilloso sueño. Él puede algún día diseñar un plan que Wester Airlines utilice para facilitar la congestión de abordaje, pero ese no fue el mensaje del sueño. Él está partiendo de este mundo del César. Habiendo ya tenido estas experiencias, las ha olvidado. Pero recordará y sabrá que cuando llegue el momento para que él parta de esta pequeña sección de tiempo, no será restituído a la vida, sino que entrará en la Nueva Era. Siendo uno con el cuerpo de Dios, no conocerá restricciones, sólo la completa libertad de ser Dios Padre.

Habiendo entrado en el mundo, Dios el Padre de toda vida se encarnó en tu cuerpo de carne y hueso como el Hijo. Cuando la obra de Dios esté completa, Él partirá de este cuerpo y regresará a su cuerpo celestial como el Padre, redimiéndote. Este es el camino a la redención, y no hay otro camino.

Aunque las palabras “Yo y mi Padre somos uno, sin embargo mi Padre es más grande que Yo” parecen ser contradictorias, son verdad. Cuando Yo – la conciencia – asumo la limitación de la carne, soy consciente de la limitación. Encontrándome en la forma de un esclavo, me vuelvo obediente hasta la muerte en la cruz llamada Hombre, donde permanezco como Dios, restringido por mi encarnación. Entonces un plan predeterminado irrumpe y me libera de mi auto-encarcelamiento, y regreso al ser que yo era – pero ahora mejorado a causa de mi auto-impuesta restricción. Entonces yo puedo decir con Pablo: “He luchado bien. He finalizado la carrera. He conservado la fe. Ahora está preparada para mí la hoja de laurel – la corona de la justicia.”

Recuerdo una historia contada de Charles William Eliot, a quien – cuando se retiró como presidente de la Universidad de Harvard – le fue dado un regalo por un viejo amigo de Boston, que él atesoraba en gran medida. Su amigo le envió un envoltorio que contenía una sola hoja de laurel. Su mensaje era claro. Se le estaba diciendo que fue victorioso. Cada uno finalmente recibirá esa corona de la justicia, como la misma corona le es dada a todos los que llegan al final del viaje.

Saliendo de la conciencia de ser Dios Padre, tú vienes al mundo, haciéndote consciente de ser Hombre. Estás predestinado a regresar a la conciencia de ser Dios Padre una vez más. Ésta es la historia del Hombre.

Dios viene al mundo asumiendo la forma humana. Él se encarna en el nacimiento de un niño a fin de que respire. Mientras está aquí, Dios pasa a través de un literal infierno, porque su vida no termina con la tumba. Haciendo su salida de este mundo de muerte, Dios es devuelto a la vida para continuar el viaje; para morir y ser devuelto una vez más, una y otra vez, hasta que encuentra esta serie de acontecimientos sobrenaturales que llevan a Dios a su casa – en Navidad.

La Navidad marca el nacimiento del hombre como Dios, no el nacimiento de Dios como hombre. Hay toda la diferencia del mundo. Mateo y Lucas cuentan la historia del nacimiento, no como un niño pequeño físico, sino como una señal del nacimiento de un individuo como Dios, pues Dios ha nacido ese día en la ciudad de David.

Cuando Dios haya nacido en tí será en la ciudad de David. En ese momento tú naces como Dios. Y desde entonces crecerás en estatura. Crecerás a favor del Padre porque tú sabrás que eres uno con él. Continuarás estando encarnado, sin embargo, hasta el momento en que expreses tu último aliento. Entonces descubrirás que tú eres la vida misma, pues habrás entrado en el cuerpo único, Espíritu único, Señor único, Dios y Padre único de todo.

Una vez la individualidad se difundió en todo, como se nos dice en el Salmo 82: “Yo digo, 'Sois dioses, hijos del Altísimo, todos vosotros; no obstante, moriréis como hombres y caeréis como cualquier hombre, oh príncipes.'” Aquí está esta difusión universal del único YO SOY. Tú dices, yo soy. Yo digo, yo soy. Nosotros decimos, yo soy. Ese es el ser único que cayó, encarnándose convirtiéndose en Hombre.

No me importa qué se ha contado sobre el camino de Buda o Confucio; yo te he contado el único camino de vuelta al Padre. Mi testimonio no está basado en una teoría, sino en mi propia experiencia personal, y te digo una verdad: hay sólo un camino ¡Yo soy el camino!

Otro caballero (un artista de profesión) escribió diciendo: “Me encontraba en el fondo de un profundo pozo. Mirando hacia arriba veía un bello cielo azul con pequeños cúmulos de nubes blancas que se convirtieron en palomas, con las alas extendidas como si flotaran. Entonces me dije: 'Esto es lo que Neville enseña. La paloma realmente flota.'”

Estoy emocionado de que en el sueño de este hombre él recordara la enseñanza. En el Libro del Génesis se nos dice que cuando la inundación de la ilusión hubo terminado, la paloma apareció trayendo de vuelta la hoja de laurel [sic]: la ramita de la victoria. Y la paloma realmente flota sobre el agua cristalina.

Yo he visto esta gran inundación de la ilusión como atmósfera cristalina y ahora se que para mí, el arca, la inundación ha terminado. El hombre es o el arca de Dios o un fantasma de la tierra y el mar, ¡y él no es un fantasma! El hombre es el arca de Dios, conteniendo todo dentro de sí mismo.

Recientemente un gran médico fue preguntado sobre la gripe que se está extendiendo por todo nuestro país. Cuestionado por dónde va el microbio cuando la gripe remite, él respondió: “No va a ninguna parte. Permanece en el hombre para ser activado otra vez.” Yo digo que los estados de ánimo lo activan.

La lepra no viene de fuera. El cáncer tampoco. Todo está dentro del hombre. Lees el periódico y reaccionas. Esa reacción pone una sensación en movimiento, sea cólera, frustración o irritación. Cuando la sensación se va, ¿dónde va? Vuelve a dormir dentro de tí, pues tú contienes el mundo y todo lo que hay en él.

Dios se convirtió en tí y, conteniéndolo todo, Dios es absoluto. El mundo enseña que Dios es todo lo bueno y nunca lo malo. Pero si hay mal, y Dios no es mal, entonces Dios no es absoluto.

Si tú puedes experimentar algo que Dios no puede, entonces tú debes ser más grande que Dios, y eso no es posible. Cuando lees de un chico inocente que fue asesinado y reaccionas, activas algo dentro de tí. Ello puede ser el dolor de muela o de estómago de mañana. No sé lo que será, pero Dios no es burlado. Cuando tú siembras una reacción, recoges un acto, pues tú y Dios sois uno.

Dios realmente se hizo como tú eres en el momento en que respiraste, pues el aliento y el espíritu son una y la misma palabra en hebreo y en griego. Cuando te dieron una palmada en el trasero, tomaste una inhalación profunda y respiraste, Dios se encarnó en tí. Luego atraviesas los hornos de la experiencia para llegar al final, cuando experimentas esta serie de acontecimientos. Ningún otro acontecimiento o acontecimientos te llevarán de vuelta.

El primer acontecimiento es tu despertar y resurrección del cráneo donde Dios entró. Luego, tu nacimiento como Dios. Saliendo de tu cráneo, todo el simbolismo de las Escrituras como es descrito en Mateo y Lucas está ante tí.

Los tres testigos están ahí, así como el niño envuelto en pañales. Los testigos hablan sobre tí, pero no pueden verte, ya que ahora eres espíritu.

Entonces, a causa de que nadie ha visto nunca a Dios, sino a su único Hijo engendrado, que está en el seno del Padre, ocurre el segundo acontecimiento, cuando el Hijo de Dios está ante tí y te hace conocido para tí mismo. Entonces tú, también, dirás: “Yo soy la raíz y la descendencia de David.” Pues, saliendo del ropaje que has vestido a lo largo de tu viaje en el mundo de muerte, tú eres David, ¡el único Hijo engendrado de Dios!

No hay otro camino de vuelta al darse cuenta de ser Dios Padre, pues Él literalmente se convirtió en tí para que tú puedas convertirte en Dios. Se nos ha dicho que Jesucristo es el Hijo de Dios, sin embargo es él quien afirma: “Yo y mi Padre somos uno.” Él que me envió ha visto al Padre. Afirmar ser el Hijo que es el Padre es una paradoja; sin embargo es resuelta cuando tú te das cuenta de que el Hijo – salido del Padre – sigue siendo el Padre, pero está restringido por la encarnación.

Dios Padre toma en sí mismo la forma de un esclavo, y – convirtiéndose en el Hijo – es obediente hasta la muerte, incluso la muerte en la cruz del Hombre. Ésta la viste Dios, mientras se mueve de un estado a otro, a otro de lo que el mundo llama muerte, hasta que Dios experimenta el único plan definido para regresar a Sí mismo – el Padre. Así que la Navidad marca, no la encarnación de Dios, sino el nacimiento del hombre como Dios.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es
CHRISTMAS: MAN'S BIRTH AS GOD (Neville Goddard 12-13-1968)




jueves, 1 de diciembre de 2011

LA IMAGEN PERFECTA (Neville - 11 de abril de 1969)

Neville Goddard (11 de abril de 1969)


LA IMAGEN PERFECTA



Él es nuestra paz, quien a ambos nos hará uno derribando el muro de la hostilidad, para que pueda crear en sí mismo a un nuevo hombre en lugar de los dos, trayendo así paz.” Este ser de paz es una persona, no una doctrina o filosofía. Él es una persona que derriba el muro de la hostilidad entre el tú que está sentado aquí y tu verdadera identidad, que es un hijo de Dios, uno con su Padre.

Ahora, una señora escribió diciendo: “Me vi radiantemente perfecta en una visión, sin embargo, sabía que éramos dos. Recordando las palabras 'Sed perfectos', sabía que al mismo tiempo no lo era, pero ahora mi reflejo presente es uno de perfección. Luego me desperté, salí de la cama y tropecé en la puerta, entonces perdí los estribos y les grité a mis hijos por verter jabón sobre mi bonita alfombra limpia. Así que debe haber sucedido en alguna otra dimensión de mi ser, pues desde luego yo no soy perfecta aquí.” Ella está en lo cierto. Mientras llevamos estas vestimentas de carne y sangre, perdemos la paciencia, corremos hacia las puertas y hacemos todas las cosas que la gente hace aquí. ¿No fue el perfecto, el hombre modelo, quien llamó a Herodes “ese zorro”, y a los escribas y fariseos “sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de hipocresía e iniquidad”? Mientras estás aquí, encerrado en tu cuerpo de carne y sangre, ciertamente perderás la paciencia. Tal vez no como lo hiciste antes de que fueras perfecto, pero sí hasta cierto grado en tanto continúes aquí.

Ahora, ¿cómo el que es nuestra paz derriba el muro de la perdición y hace de nosotros dos uno? Cumpliendo su deseo primordial, que era: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza.” Dios se quedó dormido a su verdadera conciencia y comenzó una buena obra en ti, que llevará a termino el día de Jesucristo – que es descrito como siendo la imagen perfecta de Dios, el que refleja e irradia la gloria de Dios. Cuando su buena obra esté terminada en ti, entonces tú – la imagen – serás superpuesto sobre él, y te conocerás como el Padre. Sólo hay Dios en el mundo. Habiendo tomado sobre sí la limitación del hombre (como tú eres) él está trabajándote a su imagen desde dentro. Y cuando tú – el hecho, seas tan perfecto como él – el Hacedor, surges como único hombre, mejorado a causa de la experiencia de hacer una imagen que irradia y refleja tu gloria. De modo que su visión era perfecta, basada toda en las escrituras.

Hay otra hermosa [visión]. Esta señora dijo, “Me encontré en un bosque, sentada en el suelo [con la espalda] apoyada en un árbol, cuando oí una voz llamando, 'Padre, Padre', pero no respondí, porque no quería ser descubierta. De pronto apareciste tú, vestido como un pastor, y me dijiste: '¿Por qué no me contestas? Te he estado buscando.' Y yo respondí: 'Tú estás siempre buscándome y encontrándome, a pesar del hecho de que el Buen Libro dice que puedo descansar en el Sábado.' Entonces me miraste y dibujaste la sonrisa de un padre indulgente; sin embargo, por extraño que parezca, yo – muy femenina – sentí que yo era el padre.”

En el capítulo 4 de Gálatas se dice: “Cuando hubo llegado el momento plenamente, Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: '¡Abba! ¡Padre!'” Pero el Padre, profundamente dormido en el hombre, no quiere ser encontrado, aunque el Hijo siempre está llamando: “Despiértate, ¿por qué duermes, Oh Señor? ¡Despierta!” Y cuando aquel que es llamado el Hijo de Dios despierta a la Paternidad, es enviado al mundo para despertar a sus hermanos, pero encuentra que ellos todavía quieren posponer el día del despertar, queriendo aún aferrarse a estas pequeñas prendas de carne y sangre. Pero yo siempre te encontraré y no te dejaré descansar, pues “En verdad, en verdad os digo, que los muertos oirán la voz del hijo de Dios y los que la oigan vivirán.” Esta señora oyó la voz y la reconoció, por lo que no está lejos de despertar. Enviado como pastor, el hijo de Dios hace la voluntad del Padre llamando al Padre (en el hombre) para que despierte y se levante de entre los muertos.

Dios entró en este mundo con el único propósito de hacerte perfecto como él es perfecto. Cuando su trabajo esté terminado, él se superpondrá a esa imagen y ellos serán perfectamente uno. Esta señora supo que ella era perfecta. Recordó las palabras: “Sed perfectos.” La frase completa es: “como vuestro Padre celestial es perfecto.” Sí, sed perfectos para entonces llegar a ser uno con vuestro Hacedor; despertad de este sueño de la vida y resucitad de este mundo de muerte a un mundo de vida eterna. Sin la resurrección padecerías circuitos infinitos, repitiendo los mismos estados una y otra vez. Pero después de moverte alrededor del círculo innumerables veces, se forma la imagen perfecta, sacándote del círculo para entrar en una espiral y subir como la persona que lo creó todo.

Puedes unirte a todas las doctrinas, firmar todos los contratos entre personas y naciones; sin embargo, no conocerás la perfección hasta que Él (en ti) te encuentre perfecto y los dos en ti se conviertan en uno. Así que aquel que es tu paz te hará uno con él derribando el muro divisorio de la hostilidad. Luego, sin contárselo a los demás caminarás sabiendo quién eres en realidad. Si se lo cuentas al mundo, ellos sólo se reirán de ti porque – mientras estés en este mundo, como mi amiga que tuvo la visión – correrás hacia una puerta y perderás la paciencia. Cada uno está aquí para un propósito definido, que se desvela a través de revelaciones, dando así propósito a toda la vida. Sin propósito, ¿qué tiene el mundo que ofrecer? Si poseyeras todo lo que pudieras comprar con dinero, si tuvieras todo el dinero necesario para vivir cómodamente – y tu alma es llamada, ¿qué importaría?

El mundo puede llamarte muerto, quemar tu cuerpo y esparcir tus cenizas, pero tú eres inmortal y no puedes morir. En lugar de estar muerto, te encuentras en un mundo igual que este, caminando mentalmente por las mismas vías una y otra vez. O quizás no experimentarás las mismas situaciones, pero tu mundo será igual de sólidamente real. Volverás a [ser] una hermosa forma de veinte años de edad, a casarte y envejecer, y perderás la paciencia cuando te golpees con una puerta – hasta que tu imagen sea tan perfecta que sea superpuesta sobre su Hacedor. Luego de ti depende conocerte como el único cuerpo, el único Espíritu, el único Señor, el único Dios y Padre de todo. Ese es el gran cuerpo viviente del Señor Resucitado. Parece increíble, pero es cierto. Estás destinado a conocerte como el creador del mundo. Estás destinado a participar en la unidad de ese único cuerpo, ese único Espíritu, ese único Señor, ese único Dios y Padre de todo. Lo sé, porque lo he experimentado. Fui enviado de regreso para contar mis experiencias con la esperanza de que aquellos que están a punto de moverse al mismo cuerpo, como el mismo Espíritu, puedan oír mis palabras y ser alentados por ellas.

Pablo hace la declaración: “Me presento ante vosotros en el juicio por la esperanza en la promesa que Dios hizo a nuestros padres. Oh Rey Agripa, ¿por qué debería parecer increíble para cualquiera de vosotros que Dios resucitó a los muertos? ¿No es esta la promesa a nuestros padres?” Busca en las escrituras y encontrarás que la promesa fue hecha en el capítulo 46 del Génesis. “El Señor habló a Israel en visiones de la noche diciendo, 'Jacob, Jacob.'” (Como sabes, el nombre de Jacob fue cambiado a Israel que significa “un hombre que gobierna como Dios porque sabe que él es Dios.) Jacob responde, “Aquí estoy”, y el Señor dijo, “Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto y también te sacaré de nuevo.” Egipto no es un pequeño lugar en el norte de África; este mundo de muerte es Egipto, donde todo aparece, crece, mengua y desaparece. He bajado a Egipto contigo y voy a cumplir mi promesa y sacarte. Cuando este mundo estaba llegando a su fin, Pablo se encadenó ante el príncipe cuyo reino estaba desapareciendo; pero no podía renunciar a él, y dijo: ¿”Por qué crees que es increíble que Dios resucite a los muertos?” y el rey no pudo responder.

Te digo: Dios literalmente asumió las debilidades y limitaciones de la carne, con el fin de conocerte y hacerte a su imagen. Y cuando esa imagen sea perfecta como Él es perfecto, no serás ya dos sino uno. Entonces despiertas del sueño de la vida y asciendes a tu verdadero ser, llamado el reino de los cielos. Nuestra comunidad está en el cielo y somos residentes en esta extraña tierra donde estamos esclavizados. Pero ten fe y pon tu esperanza completamente en ese momento del tiempo cuando la imagen sea perfecta. Entonces se desvelará dentro tuyo para revelarte como el ser que lo hizo. Aunque tú eres el hecho, eres el Hacedor; pues el Hacedor derriba el muro de hostilidad entre ti, haciéndoos a ti y a Él uno. Entonces regresas a tu estado celestial como el que descendió, pero grandemente mejorado debido a tu viaje a Egipto.

Habiéndome impuesto a propósito esta limitación sobre mí mismo, sentí como si estuviera hablando con otro, pidiéndole cosas y dándole las gracias por su cumplimiento. Ahora no tengo sentido de otro. Me siento solo como el que me formó a su semejanza; pues cuando desperté Él y yo no éramos dos nunca más, sino uno. Esta señora me vio vestido como un pastor. Ella vio correctamente; pues aunque el Padre y el hijo son uno, es el Espíritu de su hijo quien es enviado al corazón, clamando: “Padre, Padre.” Ella oyó el grito y supo que ella no era sólo Hombre, sino un padre; sin embargo en este mundo ella es una gran dama. Ella escuchó mi llamado, pero no queriendo ser molestada no respondió; pero puedo decirte, el Hijo de Dios nunca dejará descansar al Padre. Él está siempre llamando: “¡Despierta dormilón! ¿Por qué duermes, Oh Señor?” Pero el Padre en ti no puede despertar hasta que haya completado su trabajo. Él lo comenzó en ti y lo llevará a su cumplimiento en el día de Jesucristo.

Ese día, la imagen de Dios mismo es formada en ti, y te despiertas para expresar esa imagen irradiando y reflejando la gloria de Dios. Noche tras noche yo estoy clamando y clamando al Padre en todos; y aquellos que oigan mi voz empezarán a despertar del sueño de la vida y comenzarán su viaje de vuelta al ser que eran antes de que el mundo fuera, para encontrarse siendo más gloriosos, más maravillosos, de lo que eran cuando descendieron.

Esta noche algunos amigos están aquí que no me han oído hablar en muchos años. Cuando estuvieron conmigo la última vez yo estaba hablando sólo de la ley, puesto que la promesa no se había cumplido en mí. Así que por su bien dejadme decir: la promesa es la ley en un nivel más alto, y la ley es muy simple.

Hay un número infinito de estados. El estado de salud, el estado de enfermedad, el estado de riqueza, el estado de pobreza, el estado de ser conocido, el estado de ser desconocido – todos son sólo estados y todo el mundo está siempre en un estado. Todos tenemos un estado en el que nos sentimos muy cómodos, por lo que regresamos a él momento tras momento. Ese estado constituye nuestra morada. Si no es un estado agradable, siempre podemos salir de él. Cómo se hace esto es el secreto que compartiré ahora con vosotros. Todos los estados son mentales. No puedes sacarte de tu estado presente tirando de cuerdas en el exterior. Tienes que ajustar mentalmente tus pensamientos para que procedan del estado deseado, todo dentro de ti mismo. Caíste en tu estado actual ya sea de manera deliberada o involuntariamente; y porque tú eres su vida, el estado empezó a tomar vida y a crecer como un árbol, produciendo su fruto que a ti no te gusta. Su fruto puede ser el de pobreza, o angustia, pena o dolor.

Hay todo tipo de frutos desagradables. Pero tú puedes separarte de tu cosecha desagradable haciendo un ajuste en tu imaginación humana. Pregúntate lo que te gustaría cosechar. Cuando sepas lo que es, pregúntate cómo te sentirías si tu deseo estuviera listo para ser cosechado ahora mismo. Cuando conozcas el sentimiento, trata de atraparlo. En mi propio caso me resulta más fácil capturar el sentimiento imaginando que estoy con gente que conozco bien y que ellos me están viendo como lo harían si mi deseo fuera ahora un hecho. Y cuando la sensación de realidad me posee, me quedo dormido en esa asunción. En ese momento he entrado en un estado. Ahora, debo hacer ese estado tan natural como hice mi estado presente. Conscientemente debo regresar a mi nuevo estado constantemente. Debo sentir su naturalidad, como la de mi propia cama por la noche. Al principio mi nuevo estado parece poco natural, como si llevara un nuevo traje o sombrero. Aunque nadie sabe que tu traje es nuevo, eres tan consciente de él que crees que todo el mundo está mirándote. Estás consciente de su forma y de su sensación hasta que se vuelve cómodo. Lo mismo sucede con tu nuevo estado. Al principio eres consciente de su rareza; pero llevándolo regularmente, el nuevo estado se vuelve cómodo, y su naturalidad causa que tú constantemente vuelvas a él, haciéndolo así real.

Ahora bien, la mayoría de nosotros, sabiendo lo que queremos, lo construimos en nuestro ojo mental, pero nunca lo ocupamos. Nunca nos movemos al estado y permanecemos allí. Yo llamo a esto construcción perpetua, ocupación aplazada. Podría soñar con poseer una casa hermosa y esperar ir allí un día; pero si no la ocupo ahora, en mi imaginación, lo pospongo para otro día. Puedo desear que mi amigo tenga un trabajo mejor. Puedo imaginarle teniéndolo; pero si no ocupo ese estado creyendo que él ya está ahí, meramente he construido el estado para él pero no lo he ocupado. A lo largo del día puedo desear que él o ella sean diferentes, pero si no entro en el estado y les veo desde él, no ocupo el estado, por lo que permanecen en el estado desagradable relativo a mí. Este es el mundo en el que vivimos.

No puedes concebir una cosa que no sea parte de un estado, pero la vida de cualquier estado está en el individuo que lo ocupa. No puede dársele vida a un estado desde fuera, porque el nombre de Dios es “Yo soy”. No es “Tú eres” o “Ellos son”. ¡El nombre eterno de Dios es Yo Soy! Esa es la vida del mundo. Si quisieras darle vida a un estado, debes estar en él. Si estás en un estado hermoso, amable y gentil, estás viendo a los otros hermosamente, viviendo con gracia, y disfrutando la vida al máximo.

Ahora, para hacer ese estado natural, debes ver a cada uno en tu mundo como hermoso, amable y gentil. Otros pueden no verles en esa luz, pero realmente no importa lo que ellos piensen. Estoy bastante seguro de que si hiciera una encuesta sobre lo que la gente piensa de mí, no habría dos que estuviesen de acuerdo. Algunos dirían que soy un impostor, mientras que otros dirían que soy la cosa más cercana a Dios. Encontraría una gama extendiéndose desde el diablo hasta Dios, todo basado en el estado en que la persona se encuentra cuando le piden que me defina.

Puedes ser lo que quieras ser si conoces y aplicas este principio, pero tú eres el poder operante. No opera por sí mismo. Puedes conocer la ley de la A a la Z, pero conocerla no es suficiente. El conocimiento debe ser llevado a la acción. “Yo soy” es el poder operante en ti. Pon tu conciencia en el centro de tu deseo. Persiste, y tu deseo se objetivará. Aprende a usar la ley, porque hay un largo intervalo entre la ley y la promesa. Los que me han oído antes de 1959 no están familiarizados con mis experiencias desde entonces, y mis palabras pueden pareceros extrañas. No puedo negar la ley, porque no he venido a anular la ley y los profetas, sino a cumplirlos. Esto he hecho.

Os he dicho que en la resurrección, el Hombre está por encima de la organización de sexos, y ese Hombre puede cambiar su sexo a voluntad. Esta semana recibí una carta hablando de una visión que da testimonio de la verdad de esta afirmación. Este señor está casado con una chica encantadora y es en todo un hombre, sin embargo esta es su experiencia. Él decía, “Me encontré tumbado en una cama sintiéndome como si fuera una mujer. Deseando a un hombre de ascendencia oriental y piel olivácea, asumí que lo había encontrado. Al instante apareció y, aunque no se realizó ningún acto, sentí la emoción de imaginarlo y del cumplimiento instantáneo de mi acto imaginario. Entonces me desperté.” La visión de este hombre verifica lo que os he estado contando: que en la resurrección el Hombre cambia su ropaje sexual a voluntad, y estando por encima de la organización de sexos, no necesita la imagen divina de hombre/mujer para crear. Creo que su visión es maravillosa. Cuando regresó a este mundo, él estaba sorprendido por la experiencia; pero os digo a todos: estáis destinados a saber que sois cada ser del mundo, ¡sin excepción!

Al igual que esta señora que es tan femenina, respondiendo cuando un pastor la llamó “padre”. Aunque no quería responder a mi llamada, ella sabía que yo siempre la encontraría. Siempre lo haré, porque yo – la Palabra de Dios – fui enviado como el hijo de Dios, y no voy a retornar a mi padre vacío. Debo traer de vuelta ese propósito por el cual él me envió. Agité el sentimiento de la paternidad de Dios en ella, y traeré de vuelta conmigo a aquellos que mi padre me dio.

Pero mientras estés en este mundo del César es importante que domines la ley. Piensa de cada uno como representando un estado. No hay tal cosa como un hombre bueno o un hombre malo, sólo estados buenos o malos como tú los concibas que son; pero el ocupante de cada estado es Dios. Blake dijo en su “Visión del Juicio Final”: “En esto será visto que yo no considero que ni el justo ni el malvado están en un estado supremo, sino a cada uno de ellos estados del sueño en que el alma puede caer en sus sueños mortales de bien y mal cuando abandona el Paraíso siguiendo a la serpiente.” Identifícate con un estado y eres considerado por los demás bueno o malo; pero tú sólo estás en un estado. Esta noche si estás desempleado, o encuentras difícil obtener un ascenso en tu trabajo actual, recuerda: la solución a tu estado actual ¡sigue siendo un estado!

Espero haber dejado claro como moverse a estados. Se hace a través del acto de asumir con sentimiento y persistencia. Asume salud. Sitúate en su centro y vístete con su sentimiento. Persiste en reclamar un cuerpo sano y una mente sana, y tu asunción se solidificará en un hecho mientras penetras y objetivas el estado de salud.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Manu LDA
La conferencia original en inglés es THE PERFECT IMAGE (Neville 04-11-1969)