Neville
Goddard (23 de marzo de 1959)
EL
ARTE DE MORIR
Si
estás con nosotros por primera vez, esto es lo que creemos y
enseñamos aquí. Creemos firmemente que tú, el individuo, puedes
realizar cada uno de tus sueños, y la razón es que Dios y el hombre
son uno. Creemos que la diferencia no está en la mentalidad con la
que operamos sino sólo en los grados de intensidad del poder
operante mismo, y que llamamos Imaginación humana.
Keats
[John Keats (1795-1821)] dijo: “Puedes tomar cualquier pasaje
importante y espiritual y te servirá como un punto de partida hacia
los treinta y dos palacios”. Toma esta simple sentencia de las
cartas de Pablo a los Corintios: “Muero cada día”, o la
declaración de Blake en su carta a Crab Robinson: “La muerte es lo
mejor de la vida. No hay nada en la vida como la muerte, pero la
gente toma mucho tiempo en morir. Al menos, sus vecinos nunca los
verán levantarse de la tumba.” Si entiendes a Blake no podrías
pensar de la muerte como el mundo piensa de la muerte, sino que
verías que nadie puede crecer sin superar situaciones y condiciones
con la edad. Pero el hombre no está dispuesto a superar situaciones
y condiciones con la edad y, sin embargo, quiere cosas distintas de
las que tiene. Pero si permaneces en un estado, siempre tendrás que
sufrir las consecuencias de no estar en otro estado. (De la
“Hermética”) Si me quedo en el estado de la pobreza tengo que
sufrir las consecuencias de no estar en el estado de la riqueza. Por
lo tanto debo aprender el arte de morir. Pablo dice: “Muero cada
día”. Blake dice: “La gente toma mucho tiempo en morir”. El
hombre no supera con la edad su estado de mala salud o su viejo
empleo o su entorno. Debemos aprender el arte de morir, y esta semana
es la gran muerte y se nos dice que Dios muere para que el hombre
pueda vivir.
Nosotros
decimos que la Imaginación de Dios y la del hombre son una, sin
importar cuan lejos vaya. Los universos son creados y sostenidos por
“el mismo poder que sostiene nuestro entorno”. Nosotros decimos
que el poder es el mismo, pero reconocemos una gran diferencia entre
el poder que sostiene el universo y el que sostiene un ambiente. La
diferencia está sólo en el grado de intensidad del centro de
imaginación. Por tanto, si incrementamos la intensidad [en] el
centro de imaginación, crearemos cosas cada vez más grandes. Así
que veo mi sueño, y debo aprender a morir a lo que soy para vivir a
lo que quiero ser.
Ahora,
este es el significado místico de una muerte en la Biblia – la
muerte de Moisés, una historia familiar para todos nosotros. Se nos
dice que Moisés viene de la tierra de Moab (Deuteronomio 34) y
después escala la montaña de Nebo, va a Pisga, ve Galaad, y
finalmente él observa la tierra prometida de Jericó. Pero el Señor
le dice: “Te dejaré ver la tierra, pero no podrás entrar en
ella”. Luego Moisés muere. (El estado actual no puede ser llevado
al nuevo; tiene que morir como consecuencia del nuevo [estado]
vivificado.) “Pero sus ojos no se oscurecieron y su vigor no
disminuyó”. Y nadie sabe dónde está enterrado. En primer lugar
recuerda que todos los personajes de la Biblia se desarrollan en la
mente del hombre. Yo soy Moisés, tú eres Moisés. Su significado es
“levantar” o “sacar de”. Se nos dice al principio de la
historia que él fue sacado de entre los juncos. La palabra [“Moisés”
– en hebreo, “Moshe”] escrito al revés en el antiguo hebreo
significa “el Nombre” [haShem] o “YO SOY”. Así que estoy
sacando de mi propio ser, o el YO SOY. Moisés viene de “Mo ab”.
Esto viene de dos palabras hebreas que significan “Madre-Padre”,
o “matriz”. Después él escala la montaña de Nebo, que
significa “profetizar”, o que representa el estado subjetivo que
se anhela. Voy a profetizar para ti, o tú para otro. Tú
singularizas el anhelo de una persona. Si él anhela algo significa
que no lo tiene, de lo contrario no podría estar anhelándolo. Pero
Moisés escala Nebo – es decir, él participa en ver el estado
anhelado. Yo singularizo algo que implica que soy el hombre que
quiero ser. Yo escalo la montaña. Luego viene Pisga, que significa
“contemplar”. Yo contemplo lo que quiero ser. Entonces él ve
Jericó, que significa “un olor fragante”. Voy a contemplar el
estado deseado hasta que obtenga el sentimiento o la reacción que
satisface. No sólo he escalado Nebo sino que he alcanzado Pisga y
observado Jericó. Estoy lleno de la emoción que implica que el acto
se ha completado. Luego está Galaad, que significa “cerro de los
testigos”. Entonces yo, como Moisés, muero. No puedo entrar en la
tierra prometida, y nadie puede encontrar el lugar donde estoy
enterrado.
¿Qué
significa eso? Si estoy asolado por la pobreza y el miedo y entonces
te encuentras conmigo y me ves [en tu imaginación] tan libre como un
pájaro y feliz, en ese momento no soy el hombre que conocías que
estaba asustado. Entonces, ¿dónde está ese otro hombre enterrado?
Pues Moisés es el poder en el hombre (en el hombre genérico,
macho-hembra) para sacar de sí mismo cualquier cosa que él desee en
este mundo, y para así representar el drama de que él muere a lo
que era, para que él pueda vivir a lo que él está representando.
Eso es Moisés – y nadie puede saber dónde está enterrado. Pero
se nos dice: “Su ojos no se oscurecieron ni perdió su vigor”. Es
decir, cuando yo muero, es cuando represento el drama. No espero a
que aparezcan señales; es cuando estoy más consciente de mis
limitaciones y siento la presión, entonces es cuando debo aprender a
morir. Tengo que aprender a dejar ir lo que mis sentidos dictan y
“volverme loco” y entregarme a lo que es sólo un sueño. Pero
sosteniéndolo y viviendo en él, muero a lo que físicamente era
real mientras gradualmente elevo lo que sólo era un sueño. Tú
conocías únicamente al hombre asustado y no al otro. Nadie puede
decir a dónde se fue el hombre asustado.
De
esta manera es como el arte de morir se dramatiza en la Biblia como
la muerte de un hombre. Pero no tiene nada que ver con un hombre
específico, pues la historia de la Biblia tiene lugar en la mente de
cada hombre. Me crucificaré a mí mismo, porque Dios se crucificó
en mí para que yo pueda vivir. Pero ahora debo clavarme a mí mismo
sobre lo que deseo y, permaneciendo fiel a ello, levantarlo como
[hizo] Dios [cuando] se clavó en mí. (Hablando de su cuerpo actual)
se cree un hombre llamado Neville, dándole a Neville el mismo poder
que es suyo (pero con menos intensidad) con la esperanza de que yo
levantaré el poder para más grandes cosas en mi mundo en las que
pueda clavarme, y así levantarlas. No hay ninguna posibilidad de que
el hombre dé vida a su sueño a menos que Él se clave en esta cruz
que es el hombre. Estamos viviendo porque Dios se clavó a nosotros.
Ahora el hombre, con menos intensidad, le da paso a otros estados y
no a lo que los sentidos dictan, se hace uno con el estado y se clava
a él (fijándose en el estado mediante la emoción y el sentimiento)
y entonces él será elevado.
Porque
la crucifixión viene antes de la resurrección. La crucifixión sin
la resurrección sería impensable; sería el triunfo total de la
tiranía. Si pudiera entregarme a mi sueño y no se convirtiera en
carne, sería la tiranía total sobre este maravilloso concepto de la
vida. Pero no puedes fallar si te entregas. Si te retienes en tu
interior, preguntándote “¿Qué voy a jugar como mi última carta
si esto no funciona?” entonces no te has entregado, no te has
clavado a él. Es una entrega completa. Es el gran grito “¡Dios
mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” Si sabes que eres
Dios haciéndolo, puedes entregarte. Pero debe haber total abandono,
como si fuera verdad y entonces lo conviertes en una realidad. El
precio es esa forma de abandono mental que Blake llama “locura”.
Pero el hombre tiene miedo; no se atreve a abandonarse de ese modo a
su sueño, así que nunca “muere”. Por tanto Blake tenía razón
cuando dijo: “No hay nada como la muerte: lo mejor en la vida es la
muerte”.
Muchas
personas sólo envejecen, pero nunca cambian interiormente. Sólo
maduran físicamente, pero no han muerto en el sentido místico. No
hay poder transformador en la muerte física, y todavía estarán
anclados en un mundo más grande con todas las tendencias de este
mundo. Para nuestros sentidos ellos parecen estar muertos, pero
todavía, en otro plano, tendrán que aprender el arte de morir. Yo
puedo en cualquier lugar desprenderme tan completamente de lo que
está ocurriendo que puedo “morir” a ese estado. Así que cada
pequeña muerte es el levantamiento de la imagen divina. Esto
significa morir como el místico da a entenderlo. Significa morir
mentalmente. El hombre muere a la mala salud, o a la pobreza, o a la
falta de armonía, etc., pero lo hace entregándose a los otros
estados.
Blake
considera a todos los estados como permanentes, al igual que en su
gran poema respecto a Los
Salones de Los:
“Maldigo la tierra para el hombre y lo hago permanente”. Así que
los estados permanecen y el hombre pasa a través de los estados,
como si fueran ciudades. Si no paso a través de algún estado pero
permanezco en él, creo que [ese estado] es la única realidad. No
puedes concebir que un estado no existe, porque la totalidad está
terminada; pero el hombre sólo está despertando al morir a un
estado tras otro.
Toma a un amigo que no esté bien o que no pueda liberarse de algún estado. Represéntate a ese amigo como debería ser visto por el mundo entero, y en el grado en que tú seas fiel a esa representación, a tal grado lo sacarás del viejo estado. No importa si él sabe que tú lo hiciste o no; él no tiene por qué saberlo. Pero permanece fiel y lo sacarás del viejo estado hacia el nuevo estado que estás viendo. Todas las cosas se extinguen cuando dejamos de observarlas. Moisés pudo ver la tierra prometida pero no pudo entrar en ella. Si soy fiel a la semejanza de lo que observo, entonces yo – el hombre “antiguo” – no puedo entrar al nuevo estado. Algo llamado el poder entra en él, pero [nadie] lo reconoce, porque ellos no pueden reconocer al ser transformado.
Toma a un amigo que no esté bien o que no pueda liberarse de algún estado. Represéntate a ese amigo como debería ser visto por el mundo entero, y en el grado en que tú seas fiel a esa representación, a tal grado lo sacarás del viejo estado. No importa si él sabe que tú lo hiciste o no; él no tiene por qué saberlo. Pero permanece fiel y lo sacarás del viejo estado hacia el nuevo estado que estás viendo. Todas las cosas se extinguen cuando dejamos de observarlas. Moisés pudo ver la tierra prometida pero no pudo entrar en ella. Si soy fiel a la semejanza de lo que observo, entonces yo – el hombre “antiguo” – no puedo entrar al nuevo estado. Algo llamado el poder entra en él, pero [nadie] lo reconoce, porque ellos no pueden reconocer al ser transformado.
Todos
nosotros nos sentimos muy seguros en la recurrencia. Si sabemos que
una cosa es fija y que la próxima semana las cosas seguirán como
hoy, me siento seguro en esa recurrencia. Puedo haber hecho algo que
viole los códigos morales, puedo haber llegado desde el lado
equivocado de las vías, pero puedo aceptar eso, porque estoy
acostumbrado a ello. Pero decir que algo se despierta en mí y que
puedo llegar a ser lo que quiera – eso asusta al hombre. Así que
se nos dice que despertemos del sueño, porque la recurrencia trae
seguridad al vasto mundo entero. Uno hace lo que hace como si lo
hiciera en una pesadilla. Pues Dios tuvo que “olvidar” que él
era Dios para convertirse en hombre y esa reducción gradual a este
nivel es el mismo límite de la contracción. Pero luego viene el
despertar de ese sueño profundo en el cual se sumergió para darme
vida. Por lo tanto, este poder de elevación se ocupa de liberar a
los hombres, pues Dios se convirtió en cada hombre, de modo que cada
hombre pudiera despertar con el tiempo como Dios. Finalmente el mundo
entero despertará y el poema estará en plena floración y será
noble más allá de nuestros sueños más locos. Y entonces existirá
para nosotros y seremos uno con el creador del gran poema. Eso es el
arte de morir.
El
próximo domingo es el gran drama. Estoy montando a un animal y estoy
en una encrucijada. “Traedme un pollino al que ningún hombre ha
montado antes, que está amarrado en una carretera donde dos caminos
se encuentran.” Aquí tenemos al estado al que nunca antes he
montado. Es tan poco natural sentir que soy el hombre que quiero ser
y realmente pasar a ese estado y montarlo sin ser tirado por la
razón, que me dice que estoy loco. Pero si sabes que el Señor es tu
Imaginación, puedes montarlo a Jerusalén. Se nos dice que
encontraremos al animal en una encrucijada donde dos caminos se
encuentran. Siempre estamos en una encrucijada de lo que soy y lo que
quiero ser. Así que, ¿puedo montar al animal que encontré en la
encrucijada y llevarlo a Jerusalén? Entonces voy hacia el “cielo”,
pero no es continuo en mi línea de movimiento. Es contiguo. Está al
lado de donde yo estoy, pues el cielo es un estado de conciencia.
Trato de captar la sensación que sería mía si yo fuera el hombre
que quiero ser, pero eso implica una muerte. Debo abandonarme a mi
sueño como si fuera cierto, y – viviendo en él – lo levanto y
lo hago realidad. Todos tenemos que pasar por este estado, porque
esta es la única religión verdadera del mundo. La religión, como
la caridad, empieza en casa, con uno mismo. La semilla madre de todas
las creencias religiosas se encuentra en las experiencias místicas
de la persona. Todas las ceremonias no son sino agregados secundarios
superpuestos sobre ella.
Religión
significa, “estar atado o dedicado a”. Pero si yo no estoy
enamorado de [eso] a lo que estoy atado, debo entregarme a algo más
encantador y hacerlo real. Debo llevar mi cruz. Voy hasta cierto
punto y luego quiero cruzar a la otra línea donde está mi cielo.
Pues todo está interrelacionado. Todos nos interpenetramos los unos
a los otros. Todos somos uno. Así que el mundo entero se
interpenetra y entonces aparece el conflicto, y de eso viene la
solución del conflicto. Pues tenemos que estar en conflicto si
estamos todos interpenetrados. Pero luego debemos traer la
reconciliación. Cualquiera que sea la solución, eso es la
reconciliación. Pero no podemos permanecer en un estado o en alguna
condición para siempre. Cada nuevo estado lleva en sí las semillas
de un nuevo conflicto. Todo cielo se convierte con el tiempo en
infierno. Una cosa es nuestra por un momento, pero a medida que
continuamos en ella, traerá conflicto. Mientras haya
interpenetración siempre habrá conflicto. Por tanto, vive en
cualquier estado deseado y entonces, cuando surja el conflicto,
resuélvelo y muere a él y luego muévete a otro estado. Así es
como crecemos y nos superamos; así es como el hombre despierta.
Ningún
hombre puede nacer en un entorno y luego realizar otro si no se
entrega al estado deseado. Por tanto Blake tenía razón: “Lo mejor
de la vida es la muerte, pero al hombre le toma tanto tiempo morir
que sus amigos jamás le verán levantarse de la tumba.” ¿Puedes
ver entonces lo que pasa con tu amigo que siempre te dice las mismas
cosas, incluso si no le has visto desde hace diez años? Todo se
sigue repitiendo, nada es nuevo, pero eso le hace sentirse seguro. El
hombre no quiere cambiar; le asusta.
Te
digo que tu Imaginación es Dios. Créelo. Ejercítala. Yace con baja
intensidad, pero conforme la levantas la intensificas y luego visión
tras visión serán tuyas a medida que empiezas a despertar. No creas
que eres codicioso porque estás exigiendo cosas o el cambio de las
cosas. Estás aquí para crear como tu Padre crea. Quiere lo que
quieres y entrégate a ello y créalo. Luego querrás cosas cada vez
más grandiosas. Pero nada bendice a un hombre a menos que baje de su
estado celestial y se encarne. Tú eres el único que puede vestirlo
en la realidad. Pero permanece como un estado a menos que te
entregues a ello.
Este
drama de la Biblia es todo sobre ti, pues el Jesucristo de los
evangelios es tu propia maravillosa Imaginación. Sólo hay un Dios
infinito y la creación que él amaba. Y tanto la amaba, que quiso
darle vida y luego compartirla e incluso cambiarla, así que Dios se
hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios. Esa es la
gran historia de los evangelios. Cada místico en el mundo cuenta
esta misma historia. Por tanto, cada hombre es libre. No hay juicio,
porque no importa lo que el hombre haya hecho, es Dios haciéndolo en
una pesadilla. Sólo hay completo perdón del pecado – nada de
juicio ni objeción, sin embargo el hombre puede cambiar los hechos.
El pasado se puede deshacer. De modo que un hombre ha hecho esto o
aquello. Usa tu poderosa Imaginación y “haz girar la gran rueda
hacia atrás hasta antes del incendio de Troya”. Eso significa
revisar.
Conozco
a una señora que se quemó la mano y luego se la “desquemó”. Se
vertió agua hirviendo en la mano. Se tumbó en el sofá y trató de
deshacer mentalmente lo que había hecho. Era difícil por el dolor,
pero ella siguió intentándolo. Rehízo la escena y vertió el agua
hirviendo sobre el té y lo preparó y luego se lo bebió. Lo hizo
una y otra vez y, finalmente, en el acto de hacer de ese modo el té
se quedó dormida. Cuando se despertó unas horas más tarde no había
ni rastro de la quemadura. Ella escribió: “Se podría haber
pensado que debería haber ido directamente al hospital, pero ahora
no hay ni siquiera una señal de la quemadura.”
Comentario:
El pasado y el presente son uno en un momento mayor.
Ahora entremos en el silencio.
Ahora entremos en el silencio.
Traducido
por Manu LDA
La
conferencia original en inglés es THE
ART OF DYING (Neville Goddard 03-23-1959)
mejor imposible
ResponderEliminarme gustaria que tubieramos una escuela en caracas venezuela una iglesia de las ciencias.............como la necesitamos
ResponderEliminarWow! muchas gracias.
ResponderEliminar<3 genial
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