~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


sábado, 13 de abril de 2013

EL SEÑOR, NUESTRO ALFARERO (Neville - 11 de julio de 1969)

Neville Goddard (11 de julio de 1969)


EL SEÑOR, NUESTRO ALFARERO



En el capítulo 64 del Libro de Isaías leemos: “Oh Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos la arcilla. Tú eres nuestro alfarero; nosotros somos la obra de tu mano.” ¿Cuando tú oyes las palabras Señor, Padre y alfarero, piensas en otro? Yo ciertamente espero que no.

La palabra “Señor” es Jod He Vau He [pron. “Yod Hey Vav Hey”] que es definido como “YO SOY”. Tu propia maravillosa YO SOYdad es el Señor, tu Padre. Y la palabra “alfarero” significa “imaginación”, eso que está dando forma a tu mundo. La imaginación es el Señor, el alfarero, el formador de tu mundo, moldeándolo en su forma actual.

“Dios es el Hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El Cuerpo Eterno del Hombre es la Imaginación, que es Dios mismo.” (William Blake)

Dejadme compartir una historia que leí en la sección de revista del New York Times del 26 de Octubre. Fue una carta escrita por uno mientras estaba en prisión en una isla en el Mar de Asia. Este caballero estaba bajo arresto domiciliario, vigilado las 24 horas del día, y sólo se le permitía un corto paseo antes de cenar. Cada mañana a las 9:00 y cada tarde a las 6:00 él tenía que firmar en la comisaría de policía antes de regresar a su habitación.

Ahora, estas son sus palabras: “Yo comencé a imaginar el árbol en el pueblo de Paula el día después de mi fuga. Yo observé al hombre cuyo trabajo es sentarse en la plaza y vigilarme mientras él tomaba su café. Yo olía el pan recién horneado de la panadería y oía al zapatero abrir su tienda, y sabía que eran ahora las 9:00. A las 9:30 yo imaginaría a un oficial hablar con el hombre sentado en la plaza, mirar hacia arriba a mi apartamento atentamente mientras el hombre le decía que él no me había visto en mi balcón ese día.

A las 10:00 la policía vendría a investigar y llamaría a la puerta. A las 10:30 las noticias se dispersarían en el exterior y todos sabrían que yo había escapado. Durante todo el día los pueblerinos pasarían en su silencioso camino, echándose secretamente una mirada de complicidad unos a otros, regocijándose de mi libertad. Luego imaginaría a mis amigos reunidos alrededor de su pequeña radio de onda corta, oyendo las noticias de mi fuga. Me parecía sentir la emoción más grande cuando llegaba a la escena donde todos ellos sabían que yo estaba libre.”

Al principio esto fue sólo un sueño despierto, y luego él empezó a creer en su realidad. Oh sí, hubieron medios físicos por los cuales él escapó, pero ellos llegaron a existir como resultado de su actividad imaginaria. Yo te digo, intentar cambiar las circunstancias de tu vida antes de cambiar tu actividad imaginaria respecto a ella, es luchar contra la naturaleza misma de las cosas; pues este es un mundo de imaginación, creado por Dios – tu realidad y todo imaginación.

Todas las cosas existen en la Imaginación Divina que se está reproduciendo a si misma en ti, la imaginación humana; por lo tanto todas las cosas existen en ti.

Ahora, no tienes que ser un prisionero físicamente para utilizar esta ley. Podrías estar aprisionado financieramente, socialmente o intelectualmente. Todo lo que necesitas es un vivo deseo de cambiar. Y tú puedes, haciendo lo mismo que este caballero hizo, imaginando la escena que tendría lugar el día después de tu boda, el día después de recibir tu ascenso, el día después de haber sido liberado financieramente para vivir agraciadamente. Elige tu día después, y luego imagina la escena que tendría lugar. Este caballero comenzó dejando que los del pueblo supieran de su fuga imaginativamente.

Ahora, tú tienes amigos. Ellos conocen tu estado actual y las condiciones que te rodean. Si no son como te gustaría que fueran, deja que tus amigos lo sepan – no verbal o externamente – sino en tu imaginación. Velos viéndote como ellos tendrían que verte el día después de que supieran que las cosas son justo como tú quieres que sean. Luego espera con confianza que se abran caminos que tú no podrías concebir. Nadie sabe cómo o cuándo sucederá, pero lo hará. Te encontrarás caminando a través de un puente de incidentes que tú conscientemente no concebiste, el cual te lleva a tu libertad – cualquiera que ese final pueda ser.

Yo te digo: “El hombre es todo imaginación y Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El cuerpo eterno del hombre es la imaginación y eso es Dios mismo.” Cuando este Dios despierta dentro de tí, Su nacimiento te viste con todo lo que se dice de Él en las Escrituras. Se dice que Él es la luz del mundo, que Él es amor, que Él es el poder y la sabiduría del universo. Yo puedo decirte, cuando Él despierte en tí, serás vestido con poder, con sabiduría, con luz y con amor. Y aquellos cuyos ojos están abiertos al mundo eterno interior del pensamiento te verán vestido como Dios.

Pero si el ojo no está abierto, te verán sólo como el pequeño ropaje que tú vistes, con todas sus debilidades y limitaciones. Este lo continuarás llevando hasta que el cordón de plata que te ata a él sea liberado. Sólo entonces tu herencia celestial será plenamente realizada. Pero de noche, mientras tu ropaje de carne duerme aquí, eres despegado y movido al mundo de eternidad donde eres plenamente consciente de lo que estás haciendo. Entonces una rápida serie de acontecimientos te jalarán de vuelta a esta superficie despierta de la mente, y contarás tu historia con la esperanza de que todos los que la oigan te crean. Un día ellos creerán, pues tendrán una experiencia idéntica. Nadie puede fracasar, pues la gracia no se puede ganar. Es un regalo, dado a todos cuando Dios despierta en todos, individualizado como el único en quien Él despierta.

Este hombre empezó imaginando simplemente lo que los pueblerinos harían si supieran que él estaba libre. Siendo un general bajo el liderazgo del rey, el legítimo gobernante de la isla de Grecia, él fue apresado cuando la oposición se hizo cargo, ya que eran muchas mentes brillantes inteligentes de la época.

Si ellos pudieran sólo ver el secreto de esta historia también se liberarían. No por los mismos medios, estoy seguro, porque Dios es infinito en su poder creativo. Él tiene caminos y medios que nosotros no conocemos. No es la historia de los medios lo que es importante, sino el principio; pues los medios siguen al principio.

Él simplemente imaginó una escena que implicaría el cumplimiento de su deseo. Comenzó por imaginar ver a sus amigos reunidos alrededor de la radio de onda corta en secreto, oyendo las noticias de su fuga. El hombre se sentó en la plaza y tomó su café cada día, igual que el panadero horneó su pan y el zapatero abrió su tienda; pero el conocimiento de su fuga fue noticia – y no un hecho cotidiano – para que sus amigos lo celebraran. Pero este día fue diferente y eso le dio la emoción de su vida al imaginar.

Comienza ahora a crear la escena que, si fuera verdad, implicaría el cumplimiento de tu deseo. Si tú quieres, no hay poder que pueda impedir su venida a la existencia, porque tu Señor es tu Padre, que es tu alfarero, y tu deseo es arcilla en Su mano. Así que “Levántate y ve a casa del alfarero”, dijo el Señor al profeta Jeremías, “y ahí Yo te dejaré oír mis palabras.” De modo que yo fui a la casa del alfarero, y ahí él estaba trabajando en su torno. Aunque la arcilla en su mano estaba estropeada, él no la descartó sino que la rehizo en otra vasija, como le pareció bien al alfarero hacer.

Cuando alguien entre en tu mundo, no lo descartes volviéndole la espalda porque esté enfermo, con problemas financieros o sin éxito a sus propios ojos. En cambio, ve su deseo como arcilla en tus manos imaginarias. Toma esa misma vasija (persona) y rehazla en otro estado como te parezca bien a ti hacer.

Si él está desempleado, rehazlo en un hombre que esté lucrativamente empleado y más feliz de lo que nunca estuvo en su vida. Eso es todo lo que haces. Qué medios serán aplicados hacia su empleo no es tu preocupación. Tu único deseo es ser el perfecto alfarero.

La persona entra en tu mundo como una vasija estropeada, no para ser descartada, sino para ser rehecha en otra vasija como te parezca bien a ti – el alfarero – hacer. Léelo en el capítulo 18, el segundo a través de los cuatro versos del Libro de Jeremías. “¡Levántate! Ve a la casa del alfarero y ahí Yo te dejaré oír mis palabras. Así que fui a la casa del alfarero y ahí él estaba trabajando en su torno, pero la vasija de arcilla en su mano que estaba haciendo estaba estropeada, de modo que la rehizo en otra vasija como le pareció bien al alfarero hacer.” ¡Y cuando lo hagas, sabrás quién es el alfarero!

Esta ley es verdadera para cualquiera que tú puedas encontrar. No es necesario que sea un pariente de sangre. Puede ser alguien del que te hable un amigo; pero yo puedo decirte: al final todos nosotros estamos emparentados, pues todos nosotros estamos entremezclados y realmente somos uno. No estamos tan separados como el mundo piensa que estamos. Yo no podría verte en este momento si no hubieras penetrado en mi cerebro; así que estás literalmente dentro de mí, incluso aunque aparentemente existas en el mundo circundante independiente de mi percepción.

Ahora, si tú cambiaras en el exterior y yo me hago consciente de ello, el correspondiente cambio tendría lugar dentro de mí respecto a ti. Tu cambio podría tener lugar socialmente, intelectualmente, financieramente o incluso en tu apariencia física; pero si encuentro el cambio, me penetra. Mi aceptación de él me hará modificar la imagen de ti que yo tengo.

Ahora, ¿debo esperar a que el cambio aparezca en el exterior antes de que pueda cambiar mi imagen de ti, o puedo producir el cambio en mí primero, y luego ver un cambio correspondiente en el exterior? Yo puedo, si sé que el alfarero es mi propia maravillosa imaginación humana y está creando todo lo que está teniendo lugar en mi mundo. “Oh Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros somos la arcilla. Tú eres nuestro alfarero, nosotros somos las obras de tu mano.” El alfarero, el Señor y el Padre son el mismo ser, la misma conciencia, la misma Imaginación.

¡Cree en mis palabras! ¡Confía en tu imaginación! Habiéndose reproducido Él mismo en ti, todas las cosas existen ahora en tu imaginación. Si tú deseas cambios, prodúcelos primero en el interior. Penetra en eso que existe en ti, ya que esa penetración obligará al exterior a amoldarse a los cambios que tú, el alfarero, lleves a que pasen. El único modo de comprobar esto es intentarlo. Imagina una escena que tendría lugar después de que tu deseo haya sido cumplido.

No te preocupes en cuanto a cómo ello va a suceder; simplemente ve al final. Lo más creativo en ti es tu poder para imaginar que una cosa exista. Se nos dice en el Libro de Hebreos que “Las cosas que son vistas están hechas de cosas que no aparecen.” Nadie puede ver tus pensamientos cuando tú te sientas a imaginar. Son invisibles para el mundo exterior, pero tú sabes lo que has hecho. Ahora, puesto que la imaginación y la fe son las que crean y sostienen tu mundo, si tú no tienes fe en lo que has imaginado, no llegará a pasar. No puede, porque la imaginación y la fe son las dos caras de la misma moneda.

Lo que te digo lo sé por experiencia. Yo no estoy teorizando o especulando. He puesto a prueba mi poder creativo y ahora he despertado del sueño de la vida. He tenido las mismas experiencias que uno llamado Jesucristo en las Escrituras. Ahora puedo decir con Él: “Yo soy la luz del mundo.” Y aquellos que tienen los ojos penetrantes me han visto en mi vestimenta de luz.

Una amiga mía compartió esta experiencia conmigo el lunes pasado por la noche. Ella decía: “Mi amiga Sharon y yo estábamos contigo mientras te preparabas para subir al estrado. Tú parecías muy pálido y débil con tu traje azul oscuro, así que te compramos unos flanes, helados y barras de chocolate, para darte fuerza. Cuando subiste al estrado, la forma que conocíamos desapareció y en su lugar apareciste como luz. Tú eras un hombre gigante, elevándote sobre todos, sin embargo nada más que luz. Cuando miré tu cara tu luz comenzó a intensificarse y se hizo tan grande que desperté.” Luego, como un recordatorio ella dijo: “El dulce, el flan y el helado que te compramos costaron 0.28 $.” Así que ahora yo le debo 0.28 $.

Ella me vio convertirme en la luz que llenaba la sala, y vio correctamente, pues yo sé que esto es cierto. Como ves, sus ojos le fueron dados por aquel a quien yo le di mis ojos. Ahora ella también puede ver la verdad de la que hablo; sin embargo, al dar un regalo espiritual no se pierde, sino que se conserva, para aumentar su poder, su sabiduría y él mismo.

Yo te estoy diciendo la verdad. Yo vivo en ese mundo de luz. Un día yo dejaré esta simple cosa que ella vio vestida con un traje azul oscuro, para ser uno con mi Padre celestial que me envió. Pero antes de ir debo darle 0.28 $, pues – como Sócrates, que debiendo un gallo, pidió que después de que hubiera tomado la cicuta su deuda se pagara – yo no quiero irme de aquí debiendo a nadie.

Yo te digo, tú eres todo imaginación y no un prisionero de algo o de alguien, más bien te tienes aprisionado a ti mismo. Tú has traído todas tus experiencias a la existencia y tú puedes cambiarlas ahora que sabes quién eres.

Cuando oigas la palabra “Señor”, no pienses en otro. La palabra es “Yod Hey Vav Hey” y significa “YO SOY”, como las palabras “Padre” y “alfarero”. Tu conciencia de ser es tu YO SOY, tu alfarero que moldea tu mundo. En él y sólo en él yacen todas las responsabilidades por lo que es hecho en tu mundo.

Tu propia maravillosa imaginación humana es la causa de las restricciones de la libertad que disfrutas hoy. No hay otra causa sino el Señor, que es el Padre, que es el alfarero; y si Él es tu propia maravillosa imaginación humana, ¿a quién te puedes dirigir para rezar o culpar por las circunstancias de tu vida? Los líderes ciegos de los ciegos culpan a la sociedad o al gobierno de las causas de los fenómenos de su vida.

Pero yo te digo: no hay otra causa, pues no hay nadie fuera de yo mismo. La sociedad, el gobierno, tu familia o amigos, están todos dentro de tí. Aunque parezcan estar fuera, no hay ni una cosa ahora que no exista en tí. Como Imaginación Divina (el Señor Dios Todopoderoso) se ha reproducido Él mismo en tí – la imaginación humana; y la Imaginación Divina contiene todas las cosas dentro de Ella misma.

No mires a otro como la causa de tu desgracia. Si estás percibiendo una cosa, está penetrando en tu cerebro; por lo tanto existe en tí. Eso que estás percibiendo parece existir en el mundo circundante independiente de tu percepción de ello, pero no esperes a que cambie. Si deseas un cambio en eso que estás percibiendo, debes producir el cambio en tí mismo. No pidas a nadie que te ayude; simplemente persiste en tus nuevos pensamientos y deja que tu pensamiento modificado se reproduzca en tu mundo exterior, pues es sólo una plasmación del mundo de pensamiento dentro de tí. Inténtalo. Tú puedes cambiar tu mundo como este prisionero hizo. Con su imaginación él se movió en el tiempo al día después de su fuga. Tú puedes hacer lo mismo. ¿Sabrían tus amigos de tu éxito el día después de que fue logrado? ¿Se juntarían para comentarlo? Haz de su reunión la escena desde la cual empezar. ¿Qué dirían ellos? ¿Estaría alguno de ellos celoso? ¿Alguno feliz por ti? Ponlos a todos juntos y fisgonea en su conversación. Luego cree en lo que has oído. Persiste y tu éxito está asegurado.

Esta noche me he sentido impulsado a hablar sobre la ley porque la gente parece olvidarla y, puesto que aún estamos en el mundo del César, la ley es importante. El Libro de los Salmos comienza: “Bienaventurado es el hombre que se deleita en tu ley, meditando día y noche. En todo lo que hace, él prospera.”

Aunque para mí la promesa es el gran objetivo, pues es la verdadera realidad de todo; mientras estamos aquí en este mundo del César, la renta tiene que ser pagada, la ropa y la comida compradas con la moneda del César; así que la ley es importante. No te fallará, te lo prometo; pero no opera por si misma. Cuando tú sepas lo que quieres, no reces a nadie aparte de Dios, pues el verdadero Dios está dentro de ti. De hecho, Dios no está ni siquiera cerca, ya que la cercanía implica separación. Dios es tu YO SOY, y no hay lugar a donde puedas ir y no estar consciente de ser.

Sé que no soy esta vestimenta que llevo, pues yo la he visto en la cama cuando no estoy en ella; pero no he estado nunca en ninguna parte donde no sea consciente de que yo soy. Ese “YO SOY” es el Señor – del que yo nunca podría estar muy lejos como tampoco cerca, porque cercanía implica separación, y yo no puedo estar separado del Señor.

“Oh Señor, Tú eres nuestro Padre; nosotros somos la arcilla; Tú eres nuestro alfarero; nosotros somos las obras de tu mano.” Cuando yo, todo imaginación, entré por la puerta de la muerte, encontré un ropaje masculino esperando ahí. Blake lo dijo tan bellamente: “Cuando el hombre cansado entra en la sepultura encuentra a su Salvador en la cueva. Algunos encuentran un ropaje femenino ahí y algunos uno masculino, tejido con cuidado.” Yo encontré un ropaje masculino, otros encuentran un ropaje femenino; pero yo – el que encuentra – soy el Hombre, no masculino o femenino. Y yo – el Hombre – soy uno con Dios; pues yo y mi Salvador somos uno. Yo y mi Señor somos uno. Yo y Dios somos uno. Y yo y el alfarero somos uno.

Entrando en la cueva que es el cráneo humano, encontramos un ropaje tejido por la mujer con cuidado. La inmortalidad ocupa el ropaje que llevas y con el que caminas, creyendo que es la restricción que él lleva – desde la cuna a la sepultura – hasta que despierta. Y ese día tú sabrás quién eres realmente; pues sabrás que tú mismo eres el Señor Dios Jehová que es Jesucristo.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es THE LORD, OUR POTTER (Neville Goddard 11-07-1969)




sábado, 6 de abril de 2013

LA IMAGINACIÓN SE CUMPLE (Neville - 26 de octubre de 1968)

Neville Goddard (26 de octubre de 1968)


LA IMAGINACIÓN SE CUMPLE



Yo digo que la imaginación crea la realidad, y si esta premisa es cierta, entonces la imaginación se cumple en lo que tu vida se convierte. Aunque yo he cambiado las palabras, lo que estoy diciendo no es nuevo. Las Escrituras lo dicen de esta manera: “Lo que tú desees, cree que lo has recibido y lo habrás recibido.” Esta afirmación se remonta a dos mil años, incluso antes de que Jeremías hablara del mismo principio en su historia de la vasija y su arcilla.

Pero hasta que la imaginación se vuelva una parte de tu hábito natural de pensamiento normal, tú no actuarás conscientemente. Como respirar, esta conciencia debe convertirse tanto en una parte de ti que no te vuelvas a izquierda o derecha para rogar o culpar a nadie. Cuando tú conozcas esta presencia, no importará si empezaste tu vida detrás de la bola ocho(1) o en un palacio; como un niño pobre o un niño rico; te darás cuenta de que la vida está siempre exteriorizando lo que tú estás imaginando.

No tener el conocimiento de este principio, de que tú puedes reproducir tu entorno – sea agradable o desagradable – siempre y para siempre, según alimentes o tu imaginación o lo que tus sentidos dictan. Pero conociendo este principio puedes ignorar el presente, y desligado de los llamados hechos de la vida puedes imaginar el presente como tú desees que sea y que se alimente de tu deseo, y no de su omisión.

Ahora, la imaginación no se puede observar como vemos los objetos en el espacio, pues la imaginación es su realidad. Fawcett da el nombre de “Dios” a la causa del universo, diciendo: “Dios, el creador, es como puro imaginar en nosotros mismos. Él obra en las profundidades de nuestra alma subyaciendo a todas nuestras facultades, incluyendo la percepción, y surge en nuestra mente superficial menos disfrazado en forma de fantasía productiva.”

¡Escucha tus pensamientos y oirás las palabras de Dios! Un pensamiento que no es sentido no produce nada. Pero un pensamiento que produce elementos motores ¡se reproduce! Atrapa a Dios en un momento de un elemento motor tal como la cólera, el miedo o la frustración, ser felicitado o felicitar, y sabrás lo que va a suceder en tu mundo. A menos, por supuesto, que detengas tus pensamientos y los revises. La mayoría de nosotros, sin embargo, no somos conscientes de lo que estamos haciendo, de modo que no observamos al creador. Pero podemos atraparlo cuando fluye en nuestra mente superficial menos disfrazado en forma de fantasía productiva.

Si mientras vas en el autobús, conduciendo el coche, sentado en casa o estando en un bar oyes una observación y reaccionas moviéndote en el interior, esa observación se cumplirá en lo que tu vida se convierta. Este principio te libera, si estás dispuesto a asumir su responsabilidad.

Pero la asumas o no, cumplirás cada pensamiento elemento motor tuyo de cualquier modo. Así que al final, tú no simpatizarás ni condenarás, sino que simplemente le hablarás, a aquellos que pueden estar atravesando por una experiencia desagradable, de este principio, y – si ellos lo aceptan – dejarás que el principio funcione en sus vidas.

Ahora, la persona media en América es cristiana o judía. Pregunta a cualquiera de ellos si creen que imaginar crea la realidad, y todas las probabilidades son de que te den una respuesta negativa. Pero aunque ellos no lo sepan, si creen en Dios creen en la imaginación. Ellos pueden leer las Escrituras y aceptar las palabras en la superficie, pero su sentido no se ha convertido en parte de su pensamiento.

La noche pasada, por ejemplo, oí a Billy Graham por primera vez. Había miles de personas en la audiencia escuchando a un coro de miles de miembros cantar la canción “Oh, cuánto amo a Jesús.” Ahora, no quiero ser crítico, pero cuando oí a Billy Graham hablar, me di cuenta de que él no tenía el menor concepto de Jesús, mucho menos de su segunda venida. Él decía: “Si Jesús viniera ahora, tan sólo imagínate, no habría más cáncer, ni más fallos cardíacos, ni más muerte.”

Billy Graham cree que el cielo está hecho de cuerpos de carne y hueso en estados excrementicios. Y tendrían que tener cuartos de baño ahí, si no hubiera más muerte. Si estuvieras aún en un cuerpo, eso es excrementicio. Tendrías que tomar la comida que se te da, y lo que no pudieras asimilar tendrías que expulsarlo. Y, a menos que perdieras todo sentido de la vergüenza y volvieras al mundo animal, tendrías que tener un cuarto de baño. Yo escuchaba a este hombre y me preguntaba: ¿es este el hombre que estuvo departiendo en la Casa Blanca y fue recibido por el Papa en el Vaticano? (Por otro lado, el Papa es igualmente tonto respecto al misterio de Cristo.)

Luego, al final del programa, hubo una petición de dinero. Él te dará dos libros que no habías pedido. Uno interpreta la Biblia y el otro interpreta al primero. Todo lo que tienes que hacer es enviar tu donativo a esta sencilla dirección: Billy Graham, Minneapolis, Minn. “Pero”, dijo él, “este programa nos ha costado 500.000 $, y nosotros no tenemos ese dinero. Así que si usted está solo por favor envíe una contribución. Pero si no está solo, entonces haga una colecta entre todos los que estén con usted y envíela.” Ahora, esto continúa noche tras noche ¡durante toda una semana! Él es un ser grande y maravilloso, pero no tiene ningún concepto del misterio de Cristo.

Ahora quiero mostrarte lo que quiero decir cuando digo que tú puedes ser exactamente lo que quieras ser. Déjame empezar diciéndote que durante el último par de meses me he sentido como el diablo, sin embargo sabía que yo era responsable del infierno en que me encontraba. El médico me hizo todas las pruebas posibles, y cuando le vi ayer me dijo que yo era un dilema.

¿Sabes qué es un dilema? Es un argumento que presenta dos o más alternativas igualmente concluyentes contra un oponente. En otras palabras, si partes de la suposición de que cualquiera que tú elijas tu conclusión será errónea, tú tienes un dilema. Tú puedes utilizar cualquier cosa como un dilema. Por ejemplo a mí. Mi sangre indicaba una cosa en una cierta prueba y la opuesta en otra. Las pruebas sólo confirmaron lo que yo ya sabía: que la causa de mi incomodidad descansa en la profundidad de mi alma y no en ninguna causa secundaria – tal como el tiroides, el corazón, el hígado o cualquier cosa fuera de mí mismo.

Yo estoy vistiendo un cuerpo, pero no soy yo. Yo me pongo en este cuerpo, lo cual me limita. Yo soy su poder operante. No puede ser causal, ya que sólo refleja lo que yo estoy manteniendo en mi imaginación. No debo justificarlo, condenarlo o excusarme de ningún modo. Sabiendo que no me sentía bien, yo cambié mi sensación, y cuando las pruebas (que yo había pasado para complacer a la persona que amo) volvieron, me enteré de que yo era un dilema.

Yo te pido tomar la misma responsabilidad. No pasar la pelota a ninguna persona, organización, situación o circunstancia, sino descubrir por ti mismo que imaginar verdaderamente crea la realidad. Si la causa de toda vida es Dios, entonces Dios debe ser todo imaginación. Y debido a que tú puedes imaginar, entonces – como Dios – tú eres pura imaginación en ti mismo. Independientemente de que la razón y tus sentidos lo nieguen, puedes imaginar cualquier cosa y traerla a que pase si esta premisa es cierta.

Ahora dejadme compartir algunas cartas maravillosas que he recibido recientemente. Una señora escribe: “En Julio mi coche necesitaba una reparación. Cuando firmé el recibo de crédito aceptando pagar el coste de 62 $, me imaginé que era un cheque, pues yo nunca firmo un cheque a menos que haya dinero en el banco para cubrirlo. Agosto y Septiembre pasaron sin ninguna solicitud de pago. En Septiembre un hombre me paró y deseoso de vender su casa me pidió ponerla en lista. Le dije que yo ya no estaba en el negocio y le recomendé a mi anterior corredor. Me olvidé completamente de ello, pero en Octubre, justo antes de que la comunicación de la reparación del coche llegara, recibí una comisión de remisión de mi anterior corredor por la cantidad de 68 $ – seis dólares más del coste de la reparación de mi coche.

Aquí el dinero – como la historia en el capítulo 6 de Lucas – vino a ella apretado, sacudido y rebosando. Todo el mundo en el mundo antiguo tenía un bolsillo grande donde se colocaba el grano y se apretaba hacia abajo hasta que rebosaba. Igual que la docena del panadero, esta señora recibió más de sus 62 $.

Luego decía: “Durante algún tiempo mi sillón favorito había necesitado tapicería nueva. Elegir el material y el patrón fue fácil, pero el coste de 87 $ tuvo que ser imaginado. De modo que en vez de limitarme a una cifra exacta, simplemente imaginé mi sillón ya nuevamente tapizado. Mientras estaba sentada en él, yo negaba su forro gastado, y cuando pensaba en él estando en otra parte de la casa, siempre lo veía como yo deseaba que fuera.

A primero de Septiembre, durante las vacaciones, nuestro vecino tuvo un ataque de corazón. Su mujer, deseando estar con su marido, me preguntó si su hijo podía quedarse con nosotros hasta su regreso. Puesto que él y nuestro hijo eran compañeros de juego e inseparables, John se quedó con nosotros durante cinco buenas semanas, y cuando su madre preguntó cuánto me debía, yo amablemente le dije, '¡Nada! Pero algún día, cuando tengas un viejo billete gastado de cien dólares escondido en tu cartera y no sepas qué hacer con él, puedes dármelo.' Y la señora contestó, 'Eso es exactamente lo que mi esposo y yo acordamos hacer', y tomó de su cartera un billete doblado de cien dólares y me lo dio. Ese dinero pagó el nuevo forro del sillón, más un suplemento de 13 $.” De nuevo vemos el dinero venir a ella apretado, sacudido y rebosando.

Cuando tú aplicas este principio hacia el aparente otro lo estás aplicando hacia ti mismo, porque no hay otro. Se nos dijo que cuando Job se olvidó de si mismo en su amor por sus amigos y oró por ellos, su propio cautiverio fue levantado. Luego todo lo que el aparentemente había perdido le fue retornado, multiplicado cien veces.

Cuando tú perdonas a otro pensando en él como te gustaría que fuera y convenciéndote de la realidad de tu acto imaginario, estás perdonándole por lo que él parece ser, poniéndole en un estado enteramente diferente. Haz eso y estás sustituyendo un concepto innoble por uno noble. ¡Eso es el perdón! El perdón pone a prueba la capacidad de la persona para entrar y participar de la naturaleza de lo opuesto. Un sacerdote dirá: yo te perdono, sin embargo cuando él se cruza contigo por la calle recuerda lo que fue confesado. Si él puede recordar, ¡no ha perdonado! El recuerdo de lo que fue hecho o dicho debe ser sustituido por otra cosa, de modo que lo primero no pueda ser recordado ya.

Si la actual Sra. Onassis sigue siendo la Sra. Kennedy a tus ojos tú no la has perdonado, porque estás aún viéndola en el antiguo estado. Perdónala perdiéndote tanto en la idea de su nuevo estado que sea todo lo que tú puedas recordar, y no el anterior. Sigue pensando en ella en el estado anterior y las has empujado de vuelta a él, pues hay sólo estados, exteriorizados.

Ahora aquí hay otra historia: Mi amiga fue a Pittsburgh este verano a visitar a una amiga de la infancia, que expresó el deseo de un nuevo órgano Baldwin. Ahora, poseyendo un órgano económico, mi amiga le dijo que cada vez que se sentara a tocar, imaginara ver la palabra “Baldwin” a través del frontal del órgano y afirmara que es su modelo de alta gama y haberlo pagado. Ella prometió hacerlo.

Ahora, el padre de la amiga había partido de este mundo, y cuando ella recibió un cheque de 4.500 $ de su patrimonio, ella lo gastó en reparaciones necesarias de la casa. Pero cuando llegó otro cheque con la cantidad de 3.500 $ del patrimonio, ella decidió comprar su órgano. Aunque el Baldwin de alta gama tenía un precio de 5.000 $, le dijeron que se lo venderían por 4.000 $, y le aplicarían un segundo descuento de 1.000 $ dólares a cambio de su órgano actual, haciendo que el costo total fuera de 3.000 $ por el órgano de sus sueños. Ella accedió a pagar los 3.000 $ y el órgano fue instalado.

Aunque una lluvia torrencial había provocado que el tejado de su casa necesitara reparación, el presupuesto de 1.700 $ se retrasó; así que cuando llegó, mi amiga recibió una llamada de su amiga preguntando por qué el constructor había esperado a dar su presupuesto hasta después que el Baldwin había sido comprado. Entonces mi amiga le contó la historia de mi amiga Ana, que vivía en Nueva York. Ana era una miembro de la profesión más antigua del mundo, la de ser una dama de la noche. Ella frecuentemente venía a mis conferencias, pero este día nos encontramos en la esquina de Broadway y la Calle 72, donde me contó esta historia. Un día, mientras pasaba junto a una tienda de sombreros, se enamoró de un bonito sombrero de su escaparate con una etiqueta que indicaba que costaba 17.50 $. Deseándolo tanto, decidió aplicar este principio, de modo que en su imaginación se colocó el sombrero en la cabeza, y mientras subía por Broadway sentía el sombrero en su cabeza. No quería mirar en un escaparate de una tienda y ser desilusionada, y cuando llegó a casa, imaginó que se quitaba el sombrero y lo colocaba en el estante superior antes de mirarse al espejo.

Diez días después una amiga la llamó y la invitó a almorzar. Cuando llegó, la amiga le entregó una caja de sombrero, diciendo: “No sé lo que me poseyó, pero compré este sombrero y cuando llegué a casa me di cuenta de que había cometido un error. No me gusta para mí, pero pienso que te quedaría estupendamente a ti, Ana.” Abriendo la caja metió la mano y sacó, no un sombrero, sino el sombrero.

Luego Ana me dijo: “¿Por qué Dios no me dio el dinero para comprar el sombrero, en vez de traérmelo a través de una amiga?” Le pregunté si ella se sintió obligada con su amiga, y cuando dijo que no con la cabeza, le pregunté cuánto pagaba ella habitualmente por un sombrero. Cuando me dijo 4 $ o 5 $, le pregunté si había comprado un sombrero de 17 $ antes. De nuevo la respuesta fue que no; y cuando admitió que debía el alquiler de dos semanas, le dije: “Si mientras estabas admirando el sombrero hubieras encontrado un billete de cien dólares en la acera, ¿habrías comprado el sombrero? Yo responderé por ti: no, no lo habrías hecho. Habrías pagado el alquiler y quizás comprado algunos comestibles, pero no habrías comprado el sombrero. Dime Ana, ¿cuánto dinero debe darte Dios para lograr que compraras un sombrero de 17 $? Si te hubiera dado mil dólares no lo habrías comprado, pues tú no estás acostumbrada a comprar sombreros tan caros; así que Dios sabe mejor cómo darte el sombrero que tú deseabas.”

Después de contar la historia, mi amiga preguntó: “¿Cuánto dinero debe darte Dios para comprar el órgano? Tú tienes el órgano porque tú lo imaginaste. Ahora aplica el mismo principio al nuevo tejado, pues la imaginación no te fallará.” He aquí un principio que la señora utilizó para su órgano, pero cuando se necesitaba un tejado nuevo ella olvidó la fuente de los fenómenos de la vida. La razón entró y le dijo que todo el dinero del patrimonio de su padre se había ido. Si tú la dejaras, la razón te quitaría este regalo divino y te dejaría pobre, de hecho. Pues tú tienes el regalo de poseer todo lo que imagines, ¡si eres fiel a lo que has asumido!

Ahora, una señora escribió diciendo: “Soñé que estaba en unos grandes almacenes con una querida amiga que accedió a vigilar mi bolso mientras yo compraba. Pero cuando volví, mi amiga se había ido y mi bolso estaba puesto en una bolsa de papel en el suelo. Al abrir el bolso descubrí que faltaban 30 $ y una pequeña tarjeta que llevo señalando que soy una ministra ordenada de Unity. Desperté preguntándome por qué alguien querría esa tarjeta.”

La tarjeta contenía el objeto central de la verdad en su sueño. Ella había pagado las treinta monedas de plata – el precio pagado por la verdad – y ahora ella había trascendido cualquier ordenación en este mundo. Por buena que Unity y todos esos grupos sean, están jugando sus papeles en ciertos niveles de la conciencia. Pero esta señora había ido más allá de cualquier ismo artificial, sea Unity, la Ciencia Cristiana o la Ciencia de la Mente. Todas esas son doctrinas artificiales, no basadas en la visión. A ella le fue mostrado que había pagado el precio por Cristo; y la tarjetita que le dio título para cierto nivel de conciencia había sido eliminada, pues ella había trascendido el nivel psicológico y entrado en el tercer nivel del arca de la vida – el nivel de la visión. Ella había encontrado a Cristo porque había pagado el precio.

Yo puedo decírtelo: ¡tú tienes dentro el poder para crear cualquier cosa! Deja a la gente ser lo que quieran ser, mientras te pones metas para tí mismo. No importa qué ha sucedido en tu vida o lo que la evidencia de tus sentidos te diga, el poder del universo está en ti. Ese poder es el Señor Cristo Jesús, cuyo nombre es YO SOY. Sin embargo no lo conocerás nunca a menos que lo pongas a prueba, pues sólo entonces te darás cuenta de que Jesucristo está en ti. Me enseñaron que Cristo estaba fuera en algún lugar en el espacio. Pero acepté el desafío y me puse a prueba, para descubrir que yo soy creador. Que yo creo desde dentro y que mi vida es el cumplimiento de mis propios actos imaginarios. No siempre he sido sabio en mi elección, pues la imaginación está siempre cumpliendo su estado imaginario y yo he imaginado cosas desagradables y las he cosechado convirtiéndome en el cumplimiento de lo que estaba imaginando.

Entonces me volví más alerta y descubrí que podía atrapar a Cristo mientras fluía a mi mente menos disfrazado en forma de fantasía creativa. Si mis pensamientos eran impulsos motores y eran desagradables, yo sabía qué esperar a menos que los revisara. Pero fueran agradables o desagradables, yo sabía que los cumpliría.

No envidies a nadie. Si un hombre tiene 500 millones de dólares y una chica está en lo alto de la escala social es porque Dios, en ellos, tuvo el deseo y se ha cumplido. Blake estaba en lo cierto cuando tituló su maravilloso cuadro: “¡Más, más! es el grito del loco. Menos que todo no es suficiente.” Las Escrituras nos dicen: “Todo lo tuyo es mío y lo mío es tuyo”, pues todo lo que Dios es, es tuyo, ya que tú heredas a Dios. Él es tu posesión, así que todo lo que Dios es, cuando tú Le heredas menos que todo no es suficiente. Pero el grito de “más” es el grito del loco, pues en tanto él quiera más, nunca tiene suficiente.

La Sra. Onassis se nutre de un fondo de crédito de más de 20 millones de dólares. Tú podrías pensar que era suficiente, pero tú puedes ajustarte a un modo de vida en que no lo sería. Están las necesidades de caridad, mas si tú deseas ser una de las diez mejor vestidas del país, debes tener una fortuna para gratificar ese deseo.

No hay nada malo en ello. Yo personalmente no tengo ningún deseo de ser nombrado entre los exteriormente bien vestidos. Espero estar interiormente bien vestido. Espero que mi luz sea cegadora. Yo espero que mi vestimenta sea tan poderosa que uno no pueda estar en su presencia a menos que esté cualificado para estar ahí. Y si yo modifico mi vestimenta para adaptarme al nivel en que otro está, para que él pueda ver al ser que yo represento, lo hago – pero ciertamente no en el exterior.

Yo te digo: imaginar crea la realidad. Créeme, pues es verdad. Fawcett estaba en lo cierto cuando decía: “El secreto de imaginar es el más grande de todos los problemas a cuya solución el místico aspira, pues el supremo poder, la suprema sabiduría y el supremo deleite descansan con mucho en la solución de este misterio.”

Un amigo mío envió al Sr. Fawcett mi libro, y llamó su atención hacia el capítulo llamado “La Revisión”. Él también envió una copia a un físico de una de nuestras grandes universidades. El físico sintió que puesto que las afirmaciones recogidas ahí no eran científicamente probables, el libro no era digno de su biblioteca. Mientras el viejo caballero – que fue filósofo y profesor en la Universidad de Oxford – escribió la carta más dulce, diciendo: “Yo no sé quién es Neville, pero habiendo leído el capítulo sobre la revisión como solicitaste, sé que él sólo pudo haberlo recibido de los hermanos. Nadie sino la sociedad divina podría haber dictado ese capítulo.” He aquí un hombre lleno de alabanza para un pensamiento que el científico ridiculizó porque estaba fuera de su alcance.

Te pido que me tomes en serio. La imaginación se cumplirá, de modo que no te limites por nada de lo que esté sucediendo ahora, no importa lo que sea. Sabiendo lo que quieres, concibe una escena que implicaría que lo tienes. Convéncete de su verdad y camina ciegamente en esa suposición. Cree que es real. Cree que es cierta y llegará a pasar. La imaginación no te fallará si te atreves a asumir y persistir en tu asunción, pues la imaginación se cumplirá en lo que tu vida se convierta.

Ahora, tú puedes conocer a alguien que tuvo una asunción pero murió antes de que fuera realizada. Yo puedo decirte: la muerte no termina con la vida. El mundo no deja de ser en el momento en el tiempo en que tus sentidos dejan de registrarlo. En cambio tú eres devuelto a la vida para continuar tu viaje, y tus sueños – irrealizados aquí – se realizarán ahí. Tú no puedes detenerlo, pues la imaginación está siempre creando la realidad.

Cuando mi hermano Lawrence estaba haciendo su salida de este mundo, yo le dije a mi cuñada que había matrimonio en el otro mundo, y ella – en un tono muy ligero – dijo: “Yo no quiero ir ahora, ¿pero tú piensas que Lawrence me estará esperando para que podamos volver a casarnos?” Bueno, respondí yo en el mismo tono ligero, diciendo: “Dios es misericordioso.” Dejaré eso ahí y tú puedes dar la interpretación que quieras respecto a lo que yo he dicho. ¿Pero imaginas a dos personas que han pasado su vida peleando como el perro y el gato queriendo perpetuarlo? No. Dios es misericordioso. Realmente lo es. Una vez que tú has experimentado un estado infeliz tendrías que ser un estúpido idiota para repetirlo. Pero después de la resurrección no hay dar o tomar en matrimonio, pues estás por encima de la organización de sexos – por completo más allá de ello.

Ahora entremos en el silencio.


(1) Se utilizaba para dar a entender que se está en una posición difícil y complicada. (Lo que pasa en el billar: si cuelas la bola 8 pierdes, y si estás detrás de ella, te bloquea el tiro y estás en situación comprometida)



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es IMAGINATION FULFILLS ITSELF (Neville Goddard 10-26-1968)




lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo Veinticuatro – FRACASO


Capítulo Veinticuatro

FRACASO

ESTE LIBRO no estaría completo sin un capítulo dedicado al fracaso al intentar aplicar la ley de la asunción. Es muy posible que tú hayas tenido o vayas a tener fracasos en este sentido – muchos de ellos en asuntos realmente importantes. Si, después de leer este libro, y de tener un conocimiento profundo de la aplicación y funcionamiento de la ley de la asunción, la aplicas fielmente en un esfuerzo por realizar algún deseo intenso y fracasas, ¿cuál es la razón? Si, a la pregunta, “¿Persististe lo suficiente?”, puedes responder, “Sí” – y aún así el cumplimiento de tu deseo no se realizó, ¿cuál es la razón del fracaso?

La respuesta a esto es el factor más importante en el uso exitoso de la ley de la asunción. El tiempo que le lleva a tu asunción convertirse en un hecho, a tu deseo cumplirse, es directamente proporcional a la naturalidad de tu sensación de ya ser lo que quieres ser – de ya tener lo que deseas.

El hecho de que no se sienta natural para ti ser lo que te imaginas ser es el secreto de tu fracaso. Independientemente de tu deseo, independientemente de cuán fiel e inteligentemente sigas la ley, si tú no te sientes natural acerca de lo que quieres ser, no lo serás. Si no se siente natural para ti conseguir un trabajo mejor, no conseguirás un trabajo mejor. El principio entero está claramente expresado por la frase bíblica “mueres en tus pecados” [Juan 8:24] – no trascendiste de tu nivel actual al estado deseado.

¿Cómo puede alcanzarse esta sensación de naturalidad? El secreto yace en una palabra – imaginación. Por ejemplo, y esta es una ilustración muy simple: supón que estuvieras firmemente encadenado a un banco de hierro grande y pesado. Posiblemente no podrías correr, de hecho ni siquiera podrías caminar. En esas circunstancias, no sería natural para ti correr. Ni siquiera podrías sentir que fuera natural para ti correr. Sin embargo podrías fácilmente imaginarte corriendo. En ese instante, mientras tu conciencia está llena con tu carrera imaginaria, te has olvidado de que estás inmovilizado. En [tu] imaginación, tu carrera era completamente natural.

La sensación de naturalidad necesaria puede alcanzarse llenando persistentemente tu conciencia con la imaginación – imaginándote siendo lo que quieres ser o teniendo lo que deseas.

El progreso sólo puede surgir de tu imaginación, de tu deseo de trascender tu nivel actual. Lo que verdadera y literalmente debes sentir es que con tu imaginación todas las cosas son posibles. Debes darte cuenta de que los cambios no son causados por capricho, sino por un cambio de conciencia. Puedes fallar en alcanzar o mantener el estado particular de conciencia necesario para producir el efecto que deseas; pero una vez que sabes que la conciencia es la única realidad, y que es el único creador de tu mundo particular y has grabado a fuego esta verdad en todo tu ser, entonces sabes que el éxito o el fracaso están enteramente en tus manos. Sea que estés o no lo suficientemente disciplinado para mantener el estado de conciencia necesario en casos específicos no tiene nada que ver con la verdad de la ley misma – que una asunción, si se persiste en ella, se solidificará en hecho. La certeza de la verdad de esta ley debe permanecer a pesar de una gran decepción y la tragedia – incluso cuando tú “veas la luz de la vida extinguirse y a todo el mundo seguir como si todavía fuera de día”. No debes creer que porque tu asunción falló en materializarse, la verdad de que las asunciones se materializan es una mentira. Si tus asunciones no se cumplen, es debido a algún error o debilidad en tu conciencia. Sin embargo estos errores y debilidades pueden superarse. Por lo tanto, prosigue en la consecución de niveles [de conciencia] cada vez más altos sintiendo que tú ya eres la persona que quieres ser. Y recuerda que el tiempo que le lleva a tu asunción hacerse realidad es proporcional a la naturalidad de serlo.

El hombre se rodea de la verdadera imagen de sí mismo. Cada espíritu se construye una casa y más allá de su casa un mundo, y más allá de su mundo un cielo. Sabe entonces que el mundo existe para ti. Para ti el fenómeno es perfecto. Lo que somos, es lo que sólo podemos ver. Todo lo que Adán tenía, todo lo que el César podía, tú lo tienes y puedes hacerlo. Adán llamó a su casa, cielo y tierra. El César llamó a su casa, Roma; tú quizás llames a la tuya un oficio de zapatero, un centenar de acres de tierra o una buhardilla de estudiante. No obstante línea por línea y punto por punto, tu dominio es tan grande como el de ellos, aunque sin buen nombre. Construye por lo tanto tu propio mundo. Tan rápido como ajustes tu vida a la idea pura de tu mente, es que se desplegará su gran proporción.” (Emerson)



Traducido por Manu LDA
Tomado del libro THE POWER OF AWARENESS, capítulo 24, pág. 111, Neville Goddard (1952)
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