Capítulo
Veinticuatro
FRACASO
ESTE
LIBRO no estaría completo sin un capítulo dedicado al fracaso
al intentar aplicar la ley de la asunción. Es muy posible que tú
hayas tenido o vayas a tener fracasos en este sentido – muchos de
ellos en asuntos realmente importantes. Si, después de leer este
libro, y de tener un conocimiento profundo de la aplicación y
funcionamiento de la ley de la asunción, la aplicas fielmente en un
esfuerzo por realizar algún deseo intenso y fracasas, ¿cuál es la
razón? Si, a la pregunta, “¿Persististe lo suficiente?”, puedes
responder, “Sí” – y aún así el cumplimiento de tu deseo no
se realizó, ¿cuál es la razón del fracaso?
La
respuesta a esto es el factor más importante en el uso exitoso de la
ley de la asunción. El tiempo que le lleva a tu asunción
convertirse en un hecho, a tu deseo cumplirse, es directamente
proporcional a la naturalidad de tu sensación de ya ser lo que
quieres ser – de ya tener lo que deseas.
El
hecho de que no se sienta natural para ti ser lo que te
imaginas ser es el secreto de tu fracaso. Independientemente
de tu deseo, independientemente de cuán fiel e inteligentemente
sigas la ley, si tú no te sientes natural acerca de lo que
quieres ser, no lo serás. Si no se siente natural para ti
conseguir un trabajo mejor, no conseguirás un trabajo mejor. El
principio entero está claramente expresado por la frase bíblica
“mueres en tus pecados” [Juan 8:24] – no trascendiste de tu
nivel actual al estado deseado.
¿Cómo
puede alcanzarse esta sensación de naturalidad? El secreto yace en
una palabra – imaginación. Por ejemplo, y esta es una
ilustración muy simple: supón que estuvieras firmemente encadenado
a un banco de hierro grande y pesado. Posiblemente no podrías
correr, de hecho ni siquiera podrías caminar. En esas
circunstancias, no sería natural para ti correr. Ni siquiera podrías
sentir que fuera natural para ti correr. Sin embargo podrías
fácilmente imaginarte corriendo. En ese instante, mientras tu
conciencia está llena con tu carrera imaginaria, te has
olvidado de que estás inmovilizado. En [tu] imaginación, tu
carrera era completamente natural.
La
sensación de naturalidad necesaria puede alcanzarse llenando
persistentemente tu conciencia con la imaginación –
imaginándote siendo lo que quieres ser o teniendo lo que deseas.
El
progreso sólo puede surgir de tu imaginación, de tu deseo de
trascender tu nivel actual. Lo que verdadera y literalmente debes
sentir es que con tu imaginación todas las cosas son posibles.
Debes darte cuenta de que los cambios no son causados por capricho,
sino por un cambio de conciencia. Puedes fallar en alcanzar o
mantener el estado particular de conciencia necesario para producir
el efecto que deseas; pero una vez que sabes que la conciencia es la
única realidad, y que es el único creador de tu mundo particular y
has grabado a fuego esta verdad en todo tu ser, entonces sabes que el
éxito o el fracaso están enteramente en tus manos. Sea que estés o
no lo suficientemente disciplinado para mantener el estado de
conciencia necesario en casos específicos no tiene nada que ver con
la verdad de la ley misma – que una asunción, si se persiste en
ella, se solidificará en hecho. La certeza de la verdad de esta ley
debe permanecer a pesar de una gran decepción y la tragedia –
incluso cuando tú “veas la luz de la vida extinguirse y a todo el
mundo seguir como si todavía fuera de día”. No debes creer que
porque tu asunción falló en materializarse, la verdad de que las
asunciones se materializan es una mentira. Si tus asunciones no se
cumplen, es debido a algún error o debilidad en tu conciencia. Sin
embargo estos errores y debilidades pueden superarse. Por lo
tanto, prosigue en la consecución de niveles [de conciencia] cada
vez más altos sintiendo que tú ya eres la persona que
quieres ser. Y recuerda que el tiempo que le lleva a tu asunción
hacerse realidad es proporcional a la naturalidad de serlo.
“El
hombre se rodea de la verdadera imagen de sí mismo. Cada espíritu
se construye una casa y más allá de su casa un mundo, y más allá
de su mundo un cielo. Sabe entonces que el mundo existe para ti. Para
ti el fenómeno es perfecto. Lo que somos, es lo que sólo podemos
ver. Todo lo que Adán tenía, todo lo que el César podía, tú lo
tienes y puedes hacerlo. Adán llamó a su casa, cielo y tierra.
El César llamó a su casa, Roma; tú quizás llames a la tuya un oficio
de zapatero, un centenar de acres de tierra o una buhardilla de
estudiante. No obstante línea por línea y punto por punto, tu
dominio es tan grande como el de ellos, aunque sin buen nombre.
Construye por lo tanto tu propio mundo. Tan rápido como ajustes tu
vida a la idea pura de tu mente, es que se desplegará su gran
proporción.” (Emerson)
Traducido
por Manu LDA
Tomado del libro THE POWER OF AWARENESS, capítulo 24, pág. 111, Neville Goddard (1952)
© Todos los derechos reservados
Tomado del libro THE POWER OF AWARENESS, capítulo 24, pág. 111, Neville Goddard (1952)
© Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario