Neville
Goddard (sin fecha)
LO
QUE SIEMBRAS, RECOGES
En
el octavo capítulo del Libro del Génesis se le hace una promesa al
hombre, que “Mientras la tierra permanezca, la siembra y la
cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la
noche, no cesarán”. Entonces el hombre fue colocado en un jardín
que era completo en cada detalle. Él no fue llamado para plantar
nuevos árboles, o hacer crecer nuevas plantas, sino para mantener en
buen estado su jardín y guardarlo.
El
Libro de Juan nos dice, “Yo os he enviado a segar lo que vosotros
no labrasteis”. ¿Por qué? Porque la creación está terminada.
Todo drama concebible humano, toda trama, todo plan en el sueño de
la vida, ya está elaborado. Son meras posibilidades cuando tú los
contemplas, pero muy poderosamente reales cuando entras en ellos.
La
conciencia es tu jardín en el que tu imaginación puede ponerte en
contacto con el estado del que tú desees ser consciente. Lo único
que se te pide hacer es entrar en lo que ya está terminado, y ver tu
mundo desde su consciencia.
Haz
esto y has sembrado la semilla de su cumplimiento y cosecharás sus
frutos en la forma de eventos y circunstancias en tu vida.
Desafortunadamente,
la memoria del hombre es tan corta que él se olvida de su siembra,
pero todos los finales son fieles a sus orígenes. Si el hombre
imagina la desgracia, la experimentará. Te puedes preguntar por qué
[ciertas] cosas te pasan a ti, y negar que tú las pusiste en
movimiento, pero tu Dios nunca olvida, y siempre te permite recoger
lo que tú, y sólo tú, has sembrado.
Tú
y yo somos seleccionadores. No somos creadores. El vasto mundo entero
de la creación está terminado, como se nos dice en el Libro de
Eclesiastés. “Yo soy el principio y el fin. No hay nada que venga
que no haya sido ya.”
Considera
la creación como terminada y tú y yo como seleccionadores de lo que
es (de lo que ya existe). Es nuestro privilegio seleccionar un
aspecto de la realidad, responder a él y traerlo a la existencia.
Sin embargo, cuando no sabemos esto, vamos por la vida reflejando sus
circunstancias en vez de usar nuestro poder para cambiarlas.
Ahora
bien, si todo está terminado, ¿por qué se hace la promesa de que
habrá una siembra y una cosecha mientras la tierra permanezca? Las
actitudes son las semillas de la vida. En el momento que tú
reaccionas a un objeto, una persona o una noticia, una respuesta
emocional es sentida y tu actitud es formada.
Aunque
puede que no recuerdes el momento en que reaccionaste, la naturaleza
nunca olvida. Tu reacción aparecerá en la forma de circunstancias
en tu vida, ya que su aparición está causada por una continuidad
oculta.
Tú
y yo podemos cosechar cualquier cosa que deseemos, pero primero
tenemos que plantar la semilla. Cada cosecha ha de ser precedida por
un momento de reacción o una actitud.
¿Cuántas
veces te has arrepentido de tu actitud y deseado poder cambiarla?
Sabes que cuando tus circunstancias cambian, tu actitud cambia
automáticamente. Eso es un reflejo de la vida. Pero tú puedes,
consciente y deliberadamente, cambiar tu actitud y, al hacerlo,
cambiar tu mundo. Si lo haces, estarás controlando tu suerte.
El
noventa y nueve por ciento de la gente espera a que ocurra cambio en
el exterior para poder reflejarlo, pero eso no es un logro. Si
despertáramos, nos volveríamos seleccionadores de la belleza del
jardín que Dios nos ha dado. Escogeríamos un aspecto que deseáramos
expresar y deliberadamente cambiaríamos nuestra actitud hacia la
vida misma.
La
pequeña fábula de la zorra y las uvas muestra la importancia de la
imaginación. No consiguiendo las uvas, la zorra se convenció de que
estaban agrias y, al imaginarlas así evocó, dentro de ella, un
cambio de actitud por el que ya no se sentía de la misma manera
respecto a las uvas.
Aunque
esta pequeña fábula tiene un tono negativo o trágico, puedes tomar
la misma historia y hacerla positiva contemplando tu noble concepto
de la vida.
Aunque
puede que no te parezca que tienes el talento para realizar tu deseo,
no afirmes que su posesión está más allá de ti y por lo tanto
está agria. Por el contrario, regocíjate en el conocimiento de que
es tuyo. Haz esto y producirás una respuesta emocional que es
necesaria para la siembra.
Puede
que no veas una cosecha inmediata. Quizá tu deseo es un roble y no
un pequeño hongo que crece durante la noche. Tal vez tu sueño
necesitará un intervalo de tiempo más largo entre su plantación y
su cosecha, pero sabe que todas las cosas son consecuentes.
“¡Ved
aquellos campos!
El
sésamo fue sésamo,
El
maíz fue maíz.
El
silencio y la oscuridad lo sabían,
Así
nace la suerte del hombre.”
Si
en tu momento de respuesta plantaste maíz, maíz debe aparecer en el
tiempo de la cosecha.
Selecciona
la naturaleza de las cosas que quieras experimentar, luego cumple los
deseos de aquellos en tu círculo íntimo (familia y amigos). Después
muévete más allá de tus amigos, luego [más allá] de conocidos,
completos extraños e incluso estados impersonales, sabiendo que la
ley siempre se mantiene cierta, que sin importar cuándo la emplees,
ya sea consciente o inconscientemente, vas a obtener resultados en
armonía con la plantación.
Supongamos
que a tu amigo le llega una gran suma de dinero. ¿Te regocijarías
con él? Estoy seguro de que lo harías. Ahora, asume que esto es
cierto y realmente mantén una conversación mental con tu amigo
desde esa premisa. Mientras haces esto en tu imaginación, estás
estableciendo un cambio de actitud hacia ese amigo y produciendo una
respuesta emocional positiva deliberada dentro de ti. Esta es tu
siembra.
Ahora
bien, tu amigo puede no tener conocimiento de que tú sembraste
riqueza en su jardín, así que no busques su alabanza, sino
resultados. Cuando veas al hombre convertirse en la encarnación del
éxito que tú deseaste para él, esa es suficiente alabanza, pues
cada cosa es un regalo.
Tu
Padre celestial te dio un jardín, completo y en plena floración.
Luego te dio el mayor regalo de todos, plena libertad para elegir la
naturaleza del fruto que cosecharías. Sin embargo, no puedes sólo
irrumpir en el jardín y empezar a escoger fruta.
Debe
haber una siembra antes de cada cosecha. El deseo, plantado, contiene
todos los planes y energía necesarios para desarrollarse como un
hecho objetivo para que tú lo coseches al volverte consciente de tu
deseo como una realidad externa. En ningún momento añades ningún
trabajo para hacer que así sea, ¡simplemente sabes que así es!
¿Puedes
imaginar un Dios infinito que no sea infinito en todos los sentidos?
Si fueras incapaz de asumir un estado desagradable, no podrías ser
hijo de tu Padre, porque Él es infinito y tú y tu Padre sois uno.
Un Dios infinito te dio todo, incluyendo tu libertad de elección,
con la esperanza de que llegarías a ser selectivo y plantarías todo
lo que es bello en tu jardín.
Un
piano contiene ochenta y ocho notas en su teclado. Si extrajeras toda
disonancia que se pudiera tocar de esas notas, ya no tendrías un
teclado. Pero si aprendieras el arte de tocar el piano, podrías
sacar bella armonía de esas mismas ochenta y ocho notas.
Esto
es cierto de ti. En vez de mirar la enfermedad que has producido en
tu mundo, y aceptar la evidencia de tus sentidos como definitiva,
puedes negar este así llamado hecho y afirmar la salud. No trates de
analizar el problema desde fuera preguntándote cómo y cuándo pudo
haber sucedido. Mira dentro.
Nunca
encontrarás su causa en un laboratorio, pues la única causa reside
en tu consciencia. En un momento en el tiempo, quizás hace mucho
olvidado, plantaste la pobre salud que ahora estás cosechando.
Su
causa nunca será encontrada en ningún análisis externo, pues las
cosas vistas siempre están hechas de cosas que no aparecen, como se
nos dice en el capítulo 11 del Libro de Hebreos.
No
creyendo esto, el hombre insiste en extraerse sangre, analizar
trocitos de piel y afirmar que en uno de estos ha encontrado la
causa. Él puede haber encontrado el problema, ¿pero por qué está
ahí? Porque, en algún momento en el tiempo, mientras ejercías tu
derecho como un hijo de Dios libre, elegiste un estado desagradable,
sentiste su dolor y lo pusiste en marcha en tu mundo.
Todos
los pensamientos resultan lo esperado. Lo que siembras, recoges. No
te sorprendas por su repentina aparición. Es sólo repentina porque
tu memoria es realmente muy corta, y has olvidado la plantación.
George Meredith escribió un pequeño poema encantador con respecto a
esta idea:
“Olvidadiza
es la verde tierra,
Los
dioses sólo recuerdan.
Eternamente
golpean despiadadamente,
Y
siempre igual por igual,
Por
su gran memoria
Los
dioses son conocidos.”
Si
sólo pudieras recordar esos momentos de siembra, nunca te
sorprenderías cuando su cosecha apareciera. Cada vez que respondes
emocionalmente a algo que contemplas, aciertas a oír u observas, su
semilla cae en tu fértil mente. No tendrás que trabajar para llevar
el pensamiento a cosechar, sino que lo encontrarás como algo ya
completamente crecido. Habiendo seleccionado tus semillas por tu
actitud y tu reacción, cosecharás aquello a lo que no has añadido
ningún trabajo.
Ahora,
¿eres responsable de las otras personas en tu mundo? Sin duda lo
eres. No pienses que sólo porque tu Padre te dio tu imaginación,
puedes usarla mal y no dañará a otro. Lo hará, por la sencilla
razón de que la conciencia está enraizada en ti, y tú estás
enraizado en cada persona, como todos nosotros estamos enraizados en
Dios. No hay ser despegado individual separado en el reino del Padre.
Somos todos una gran Imaginación, cada uno completamente responsable
de su buen o mal uso.
Catorce
años antes del espantoso hundimiento del Titanic, un inglés con el
nombre de Walter Lord escribió un libro titulado, “Una noche para
recordar”. En él concibió un fabuloso transatlántico llamado el
'Futilidad'.
Tenía
800 pies de largo, triple hélice y transportaba tres mil pasajeros.
Creyendo que era insumergible, el transatlántico llevaba sólo unos
pocos botes salvavidas. Entonces, una noche, el Sr. Lord lo llenó
hasta el borde de ricos y complacientes y lo hundió contra un
iceberg en el Atlántico.
El
Titanic fue construido por la White Star Line. Tenía 800 pies de
largo, triple hélice y era capaz de transportar tres mil pasajeros.
Creyendo que era insumergible los botes salvavidas eran pocos.
Terminado
catorce años después de que fuera imaginado el ficticio
'Futilidad', el Titanic zarpó de Southampton en su viaje inaugural
todo lo lleno que era capaz con los ricos de Europa. Cinco días
después, este glorioso barco chocó contra un iceberg y se hundió
en una fría noche de Abril.
No
conozco el motivo detrás del libro del Sr. Lord, pero sí sé que el
barco idéntico fue construido catorce años más tarde. Que llevaba
el mismo tipo de lista de pasajeros y se fue a pique del mismo modo
que el barco ficticio.
Te
digo, no hay ficción. El mundo de mañana es la ficción de hoy, lo
mismo que el mundo de hoy es la ficción de antaño. Un hombre soñó
con hablar con alguien a través del espacio utilizando sólo un
cable, otro con escuchar música que estuviera siendo tocada a través
de la tierra en su propia sala de estar, otro deseó tener luz sin
usar una vela. Todos estos deseos se han hecho realidad, pero cuando
fueron concebidos por primera vez eran todos ficticios, todos
productos irreales de la imaginación.
No
hay nada irreal porque Dios, que es infinito, ha terminado la
creación. Tú no puedes concebir nada que tu Padre no haya creado ya
y resuelto cada detalle de su cumplimiento en todas sus
ramificaciones. Tú y yo sólo estamos tomando conciencia de
porciones crecientes de lo que ya es. No estamos creando cosa alguna,
sino descubriéndola.
Deja
de reflejar la vida a tu alrededor y empieza a seleccionar los
pensamientos que eliges plantar en tu maravillosa mente e
imaginación. Escoge ese aspecto de la realidad al que quieras
responder, sea éxito, salud, la dignidad o nobleza. Hazlo algo
maravilloso donde tú contribuyas al bien de la sociedad, la
comunidad y el mundo.
Si
ves la necesidad de una iglesia en tu comunidad, o una escuela, no
esperes hasta que la gente se reúna para discutir la posibilidad; en
cambio, contempla la alegría de tener una iglesia para elevar al
hombre espiritualmente y una maravillosa escuela para los niños.
Siente
la emoción de atestiguar estas cosas desde dentro y habrás plantado
tu semilla. No necesitas trabajar para producir tus semillas, pues
ellas ya están terminadas, espera a que te las encuentres en tu
comunidad. Planta tus semillas y deja que los demás piensen que las
están trayendo a la existencia.
Vuélvete
a un amigo, y en el ojo de tu mente felicítale por su buena fortuna.
Siente la emoción de tal contacto. En ese momento de respuesta (o
reacción emocional) descubrirás que tu actitud ha cambiado con
respecto a él, y tu semilla se ha plantado. Esa semilla pasará por
su normal y natural travesía oculta y aparecerá como una realidad.
Entonces
conocerás el poder latente dentro de ti y dejarás de reflejar la
vida convirtiéndote en un sabio seleccionador de estados, dándole
expresión a todo lo que es bello en este mundo.
Cada
momento es tu tiempo de siembra y de cosecha. No esperes a que las
circunstancias cambien; cambia primero tu actitud. Si tu jefe es
grosero y no está dispuesto a subirte el sueldo, pregúntate cómo
sería si él ahora te viera como la persona útil que tú sabes que
eres.
Supón
que viera, en ti, a alguien a quien pudiera elogiar y subirte el
sueldo debido a tu esfuerzo aportado. Contempla al jefe viendo esas
cualidades en ti y recompensándote en consecuencia, y has plantado
esa semilla. Puede que él no te llame esta noche y te hable de tu
aumento salarial. Puede que incluso no aparezca en tu nómina de esta
semana, pero vendrá.
Debes
seguir plantando pensamientos hermosos [sobre ese asunto], sin
embargo. No puedes marcharte de la oficina pensando que tu jefe es un
tacaño. No puedes ir a casa y decirle a tu madre o marido lo malo
que él es pues ellos, creyéndote, simpatizarán contigo, ya que
están teniendo el mismo enfoque negativo reflector hacia la vida.
Por el contrario, ahora debes marcharte de la oficina en la actitud
de que él te ha subido el sueldo y elogió tu trabajo.
Haz
esto día tras día, a pesar de que las cosas digan lo contrario, y
producirás, en tu jefe, un cambio de ánimo porque lo produjiste tú
primero en ti mismo. Él verá entonces cualidades en ti que no había
visto antes y te recompensará abiertamente.
¿Conoces
a alguien que se encuentre solo y le gustaría estar felizmente
casado? ¿O a alguien deseoso de tener un agradable hogar? No seas
envidioso. Siente su alegría y habrás plantado la semilla de
cumplimiento para ellos que ellos cosecharán.
Desafortunadamente,
muchos de los movimientos de la iglesia tienen una actitud muy seria
hacia la vida. Orígenes muy sabia y humorísticamente dijo una vez,
“Los cristianos creen que Dios tiene una enorme lucha contra los
pronósticos impotentes; por lo tanto, Él produce, en el individuo,
la emoción de 'Padre que ayuda al pobre'.” – ¡este es un Padre
que creó el mundo entero y se lo dio a sus hijos!
Luego,
Orígenes, trajo a colación otro punto interesante con respecto a la
actitud científica hacia la vida. Después de haber descubierto la
construcción ordenada de lo que hace al mundo, la actitud de los
científicos es de “insignificancia ordenada”.
Creyendo
que el mundo está quemándose gradualmente, y por lo tanto
consumiendo todos sus recursos, no será nada de todos modos, así
que no importa qué tan ordenado esté hoy, aún es sólo
insignificancia ordenada.
Pero
yo te digo, yo he visto más allá del velo y sé que no hay final.
La vida es para siempre. El tuyo es un peregrinaje eterno, siempre en
movimiento ascendente hacia la revelación de tu gloria infinita como
Dios Padre. Decídete a ser más selectivo, más cauteloso en tu
elección de las ideas que entretienes. Elige un pensamiento que
bendecirá a un individuo.
Produce
dentro de ti la respuesta emocional del cumplimiento del pensamiento
y sabe, en ese momento de respuesta, que él está enraizado en ti.
El pensamiento fue plantado en relación con él y es él quien lo
cosechará. Todo lo que tienes que hacer es plantar y dejar que la
cosecha cuide de sí misma.
Traducido
por Manu LDA
Tomado
de la red
Querido Manu, muchas gracias por este excelente material de Neville. Es un aporte maravilloso para nuestro enriquecimiento espiritual.
ResponderEliminarGracias Manu!!!
ResponderEliminar¡Hola Manu!! encantada de saludarte,...
ResponderEliminarMi nombre es Nuria, ayer por CAUSALIDAD,..buscando las palabras ¡aquietate...!! di con tu blog, realmente fue como una "señal" pues me apasiona el mundo espiritual y que tu publiques estas cosas, a mi me sirve. Con lo cual quería decirte ¡GRACIAS!! por que me parece maravilloso, es un placer leerte y poderte seguir, recibe un saludo:
que tengas buen día.
Nuria.
"Deseo cosechar mi siembra...
ResponderEliminarQue mi jardín florezca...
Empiezo ya...!"
Yo Soy Conciencia...!"
Gracias!
Gracias...!
ResponderEliminarSsblime...!
ResponderEliminarNuestra responsabilidad, actitud, acciones!
Gracias!