Extracto
del libro “Imaginación
Despierta”,
pág. 14
El
mundo presenta diferentes apariencias según difieran nuestros
estados de conciencia. Lo que vemos cuando estamos identificados con
un estado no podemos verlo cuando ya no estamos unidos a él. Por
estado
se entiende todo lo que el hombre cree y acepta como verdad. Ninguna
idea presentada a la mente puede realizarse a menos que la mente la
acepte. Depende de la aceptación, el estado con el que estamos
identificados, cómo las cosas se presentan. En la fusión de la
imaginación y los estados se encuentra la formación del mundo tal
como se muestra [ante nosotros]. El mundo es una revelación del
estado con el que la imaginación se funde. El estado desde
el que pensamos determina el mundo objetivo en el que vivimos. El
hombre rico, el pobre, el bueno, el ladrón, son lo que son en virtud
de los estados desde
los cuales ellos ven el mundo. De la distinción entre estos estados
depende la distinción entre los mundos de estos hombres.
Individualmente tan diferente es este mismo mundo. No son las
acciones y el comportamiento del buen hombre que deberían armonizar
sino su punto de vista. Los cambios externos son inútiles si no se
cambia el estado interno. El éxito no se logra por imitar las
acciones externas del exitoso sino mediante correctas acciones y
conversaciones internas.
Si
nos separamos de un estado, y podemos hacerlo en cualquier momento,
las condiciones y circunstancias que resultaron de esa unión se
desvanecen.
Fue en el otoño de 1933 en la ciudad de Nueva York que acudí a Abdullah con un problema. Él me hizo una simple pregunta, “¿Qué es lo que quieres?” Yo le dije que me gustaría pasar el invierno en Barbados, pero que estaba arruinado. Yo, literalmente, no tenía un centavo.
“Si te imaginaras estar en Barbados,” dijo, “pensando y viendo el mundo desde ese estado de conciencia en lugar de pensar acerca de Barbados, tú pasarías el invierno allí. No debes preocuparte por las formas y los medios para ir allí, porque el estado de conciencia de estar ya en Barbados, si es ocupado por tu imaginación, creará los medios más adecuados para su realización.”
El hombre vive comprometiéndose con estados invisibles, fusionando su imaginación con lo que él sabe que es distinto a sí mismo, y en esta unión él experimenta los resultados de esta fusión. Ningún hombre puede perder lo que ha conservado al separarse del estado donde las cosas experimentadas tienen su vida natural.
“Debes imaginarte exactamente en el estado de tu deseo cumplido,” me dijo Abdullah, “y quedarte dormido viendo el mundo desde Barbados.”
Fue en el otoño de 1933 en la ciudad de Nueva York que acudí a Abdullah con un problema. Él me hizo una simple pregunta, “¿Qué es lo que quieres?” Yo le dije que me gustaría pasar el invierno en Barbados, pero que estaba arruinado. Yo, literalmente, no tenía un centavo.
“Si te imaginaras estar en Barbados,” dijo, “pensando y viendo el mundo desde ese estado de conciencia en lugar de pensar acerca de Barbados, tú pasarías el invierno allí. No debes preocuparte por las formas y los medios para ir allí, porque el estado de conciencia de estar ya en Barbados, si es ocupado por tu imaginación, creará los medios más adecuados para su realización.”
El hombre vive comprometiéndose con estados invisibles, fusionando su imaginación con lo que él sabe que es distinto a sí mismo, y en esta unión él experimenta los resultados de esta fusión. Ningún hombre puede perder lo que ha conservado al separarse del estado donde las cosas experimentadas tienen su vida natural.
“Debes imaginarte exactamente en el estado de tu deseo cumplido,” me dijo Abdullah, “y quedarte dormido viendo el mundo desde Barbados.”
El
mundo que describimos por observación tenemos que describirlo
relativo a nosotros. Nuestra imaginación nos conecta con el estado
deseado. Pero tenemos que usar la imaginación con maestría, no como
un espectador pensando en
el final, sino como un participante pensando desde
el final. Tenemos que estar
allí en la imaginación realmente. Si hacemos esto, nuestra
experiencia subjetiva se llevará a cabo de manera objetiva.
“Esto no es mera fantasía,” dijo él, “sino una verdad que puedes probar por experiencia.”
Su apelación a entrar en el deseo cumplido era el secreto de pensar desde el final. Cada estado ya está ahí como “mera posibilidad” siempre y cuando pienses en él, pero es tremendamente real cuando piensas desde él. Pensar desde el final es el camino de Cristo.
Empecé justo ahí y luego [comencé a] fijar mis pensamientos más allá de los límites de los sentidos, más allá de ese aspecto al que mi estado presente daba existencia, hacia la sensación de estar ya en Barbados y ver el mundo desde ese punto de vista.
Él enfatizó la importancia del estado desde el que el hombre ve el mundo cuando se está quedando dormido. Todos los profetas afirman que la voz de Dios se oye por el hombre principalmente en sueños.
“En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre su lecho; entonces él abre los oídos de los hombres y sella sus instrucciones.” [Job 33:15:16]
“Esto no es mera fantasía,” dijo él, “sino una verdad que puedes probar por experiencia.”
Su apelación a entrar en el deseo cumplido era el secreto de pensar desde el final. Cada estado ya está ahí como “mera posibilidad” siempre y cuando pienses en él, pero es tremendamente real cuando piensas desde él. Pensar desde el final es el camino de Cristo.
Empecé justo ahí y luego [comencé a] fijar mis pensamientos más allá de los límites de los sentidos, más allá de ese aspecto al que mi estado presente daba existencia, hacia la sensación de estar ya en Barbados y ver el mundo desde ese punto de vista.
Él enfatizó la importancia del estado desde el que el hombre ve el mundo cuando se está quedando dormido. Todos los profetas afirman que la voz de Dios se oye por el hombre principalmente en sueños.
“En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre su lecho; entonces él abre los oídos de los hombres y sella sus instrucciones.” [Job 33:15:16]
Esa
noche y durante varias noches después de eso me quedé dormido en la
asunción de que yo estaba en la casa de mi padre en Barbados. Al
cabo de un mes recibí una carta de mi hermano diciendo que tenía un
fuerte deseo de tener a la familia junta en Navidad, y pidiéndome
que usara el billete de barco adjunto para ir a Barbados. Dos días
después de recibir la carta de mi hermano navegué, y pasé un
invierno maravilloso en Barbados.
Esta experiencia me ha convencido de que el hombre puede ser cualquier cosa que quiera si hace habitual la concepción [de su deseo] y piensa desde el final. También me ha demostrado que ya no puedo excusarme echándole la culpa al mundo de las cosas externas – que mi bien y mi mal sólo dependen de mí, que depende del estado desde el que veo el mundo cómo las cosas se presentan.
Esta experiencia me ha convencido de que el hombre puede ser cualquier cosa que quiera si hace habitual la concepción [de su deseo] y piensa desde el final. También me ha demostrado que ya no puedo excusarme echándole la culpa al mundo de las cosas externas – que mi bien y mi mal sólo dependen de mí, que depende del estado desde el que veo el mundo cómo las cosas se presentan.
~Neville
Goddard
Traducido
por Manu LDA
Tomado
del libro Awakened
Imagination,
pág. 14
Copyright
© 1954 Neville
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