Neville
Goddard (25 de septiembre de 1967)
PONEOS
A PRUEBA
La
fe no es completa hasta que, a través del experimento, se convierte
en experiencia. La promesa de Dios no puede ser puesta a prueba. No
puede ser ganada, pues es dada por la gracia. Pero tu fe será
aumentada cuando experimentes, cuando pongas a prueba la ley de Dios.
Es más fácil aceptar la fe cristiana que vivir según ella, pero
debes vivir según ella para que tu fe aumente.
En su 2ª carta a los Corintios, Pablo está hablando a todo el mundo cuando dice: “Examinaos vosotros mismos para ver si estáis ateniéndoos a la fe. Poneos a prueba. ¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros? – a menos, por supuesto, que dejéis de someteros a la prueba. Espero que descubráis que no hemos dejado de hacerlo.”
Ahora, en el primer evangelio, el Evangelio de Marcos, encontramos estas palabras: “El tiempo se ha cumplido y el reino de los cielos se acerca; arrepiéntete y cree en el evangelio.” La palabra “arrepentimiento” significa “un cambio radical de actitud (de pensamiento) hacia algo que te disgusta o quieres cambiar”. Un cambio radical de tu parte producirá un cambio correspondiente en tu mundo externo. Así, ahora tú eres instado a examinarte para ver si te estás ateniendo a la fe. ¿Estás aceptando como hechos los titulares que ves en el periódico? ¿La llamada de teléfono que acabas de recibir? ¿El correo de la mañana o las noticias de la TV que te sugieren cosas horribles, desagradables? Un amigo llama, y vertiendo toda la inmundicia del mundo te dice cómo de mal están las cosas y cómo están destinadas a empeorar. Conforme le escuchas, sus penas entran y son asumidas por ti. Ahora, si tú entiendes esta ley de que imaginar crea la realidad, tú deberías, como una computadora, elegir qué es lo que vas a permitir entrar. Y cuando la conversación acabe y la voz de tu amigo esté aún fresca y clara en tu oído, escucha sus palabras modificadas, el tono modificado de su voz, y siente la alegría emitida ahí.
Déjame ahora compartir tres historias de una señora que está aquí esta noche. Ella decía: “Yo he encontrado mi técnica telefónica infalible. Nunca me falla. Un día una amiga me llamó para decirme que ella quería hacer un examen para hacerse reportera judicial. Dándome nueve razones de por qué ella no podría nunca pasar la prueba, yo cambié cada una mientras las oía, y cuando la conversación hubo terminado, yo imaginé una completamente diferente. Yo la oí decirme que ella había pasado la prueba con brillantez. Mi amiga hizo la prueba, y aunque durante el intervalo de seis semanas permaneció negativa, yo continué creyendo que ella la había pasado. Entonces, un día ella llamó diciendo: '¿Recuerdas cuando yo hice la prueba?', y yo contesté: 'Sí, y tú la pasaste.' Entonces ella dijo: '¡Sí, ¿pero no estás sorprendida?' Yo he estado tratando de decirle que imaginar crea la realidad, pero ella no puede entender cómo un acto imaginativo no visto por los sentidos humanos puede ser mantenido y producir resultados, pero yo sé que siempre lo hace.”
Su carta continuaba de esta manera: “Mi técnica telefónica nunca falla. Yo puedo darte una docena de historias de los resultados que he recibido a través de su uso. Aquí hay otra: Una amiga, en los 50, deseaba cambiar su trabajo por razones financieras. Ella quería volver a la planta electrónica donde anteriormente trabajaba, pero sentía que a causa de su edad no sería aceptada. Ignorando todos los pensamientos negativos, yo simplemente oí su voz excitada diciéndome que ella había obtenido el trabajo. Una semana después ella llamó diciendo: 'Ellos no sólo me dieron el trabajo con un amplio aumento de sueldo, sino que estoy recibiendo crédito por los diez años que yo trabajé ahí antes, que será añadido a mi jubilación.'”
Ahora en la tercera historia ella decía: “La criada de mi amiga pesaba 25 libras más de lo que ella quería, y su médico le había dicho que ella debía perder este peso adicional. Deseando pesar 140 libras, ella me contó cómo lo había intentado una y otra vez pero no podía perder una libra. Yo ignoré sus comentarios respecto a sus intentos pasados y la oí decirme que ella había alcanzado su meta. Que ella ahora pesaba 140 libras. Poco después de que yo dejara la ciudad por dos meses, y cuando yo regresé la criada me llamó otra vez, diciendo: 'He estado tratando de contactarte para contarte que yo había perdido peso. No te encontré cuando pesaba 140 pero ahora yo peso 139'”.
Cómo se perdió el peso, mi amiga no lo sabe; ella sólo sabe que se examina a sí misma para ver si se está ateniendo a su fe en que imaginar crea la realidad. Ella cree firmemente en la promesa de Dios y sabe que finalmente Cristo despertará en ella como su propio yo. Pero mientras tanto, mientras ella espera con fe el cumplimiento de esa promesa, está ejerciendo la ley de Dios. Ella ahora sabe que cualquier cosa que desee, si ella cree que ya la ha recibido, la recibirá. Así, en vez de hacer una falsa afirmación en el exterior, diciendo: “Yo soy cristiano” y no hacer nada al respecto, ella vive según este principio en el interior y lo hace parte de su vida.
Se te dijo: “¿Por qué me llamas Señor, Señor y no haces las cosas que te digo?” Bueno, ¿qué dijo él? Que todas las cosas son posibles para Dios; que no importa lo que tú creas, llegará a pasar. Si no quieres que sucedan cosas desagradables en tu mundo, entonces debes observar lo que estás pensando en el trascurso del día. No necesitas esperar hasta el final del día para cambiar un pensamiento para cumplir un deseo. ¿Por qué no haces como mi amiga y revisas la conversación mientras tú la oyes? Si las palabras no son las que ella quiere oír, no escucha, sino que pone en ese mismo hilo los pensamientos que ella quiere oír llegar. Ella oye lo que desea oír y cree que llegará a pasar.
Las Escrituras nos hablan de aquellos que – llamándose a sí mismos líderes – son guías ciegos, y cuando el ciego guía al ciego todos ellos caen en un pozo. ¿Quiénes son esos líderes ciegos? Aquellos que enseñan doctrina como la ley de Dios. Aquellos que enseñan los preceptos de los hombres, diciendo que tú no puedes comer esto o vestir eso; no son la ley de Dios, pues en la ley de Dios todo está en orden. ¿No se nos ha dicho que la comida no te justificará o acercará a Dios, que no eres peor si tú no comes, ni mejor si tú lo haces? Yo sé y estoy convencido por la ley de Jesucristo que no hay nada inmundo en sí mismo, sino que para el hombre para quien es inmundo, para él es inmundo. La inmundicia está en su pensamiento y no en el pensamiento mismo.
Si alguien quiere regodearse en la autocompasión, déjale. No se te ha pedido poner a prueba al hombre sino ponerte a prueba tú mismo. No se te ha pedido probar a otro, sólo a ti mismo. Mira el mundo como nada más que tú mismo sacado fuera y todo en él como ayudando al nacimiento de tu imaginación; pues el comportamiento del mundo respecto a ti está determinado por el concepto que tú mantienes de ti mismo. Realmente no importa lo que tu vida personal es; el mundo entero eres tú mismo proyectado fuera y cada uno en él está ahí para ayudar al nacimiento de todos tus actos imaginativos. Independientemente de si se necesita uno o cien mil, cada uno jugará su papel, y tú no tienes que pedir su permiso para que tu mundo esté animado por tu propia maravillosa imaginación humana.
Así, la primera cosa que se te pide que hagas es examinarte a ti mismo para ver si te estás ateniendo a la fe. Si estáis satisfechos de lo que sois, entonces poneos a prueba. Luego él hizo la pregunta: “¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros?” La persona media respondería negativamente; pero yo te pregunto: ¿Está Jesucristo en ti como otro? ¿Piensas en él como una segunda persona para dirigirse a él como Señor o Cristo? “¿No te das cuenta de que tú eres el templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en ti?” Si puedes responder a esta última pregunta afirmativamente, ¿vas a ponerle aún a prueba como otro?
Dios primero se revela como Dios Todopoderoso (El Shaddai) diciéndonos en el 6º capítulo del Éxodo: “Yo me di a conocer a Abraham e Isaac, y Jacob como Dios Todopoderoso, pero por mi nombre el Señor no me di a conocer.” La palabra “Señor” significa “Yo soy”. El nombre de Dios te ha sido revelado ahora como “Yo Soy”. Ahora, hazte a ti mismo está pregunta: “¿Me doy cuenta de que yo soy el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en mí? Mi conciencia es el Espíritu de Dios que habita en mí; el templo de Dios.” Si tú sabes que tu conciencia, tu Yo Soydad, es Jesucristo, no puedes pensar en él como una segunda persona, como alguien distinto de ti mismo, ¿no? Yo sé que suena arrogante, pero esto es lo que Pablo está tratando de decir a cada uno.
¿Esta señora se dirigió a alguien y le pidió que le quitara 25 libras de peso a su amiga? No. Ella lo hizo todo dentro de su maravillosa imaginación humana. Las Escrituras nos dicen: “Todas las cosas son hechas por él y sin él no fue hecho nada de lo que fue hecho.” ¿Se fueron 25 libras? Sí. Y si todas las cosas son hechas por él, ¿quién es el que eliminó las libras sobrantes? Él es el Señor Jesucristo, la imaginación humana.
Al final de su poema llamado “Reverie”, Robert Browning decía:
“Desde el principio, el Poder era – lo supe,
La vida ha hecho claro para mí
Eso, lucha pero por una visión más cercana,
El amor era tan fácil de ver.”
La vida es el poder de Dios en despliegue, pero si tú miraras más de cerca el amor sería fácil de ver. Hace muchos años yo fui llevado en espíritu a la divina asamblea donde los dioses celebran juicio. Ahí encontré a El Shaddai, Dios personificado como Poder Infinito. Él era un hombre no más grande de lo que eres tú, pero con el poder para destruir el universo si así lo deseaba. Fue el Poder quien – después de que el ángel registrador comprobara mi nombre – me llevó a la presencia del Amor. Ellos son el mismo ser, pues no puedes separar el poder de Dios de Él mismo; pero qué diferente cara tenía el amor infinito. Vistiendo la forma humana divina, el Anciano de los Días, todo amor, me abrazó y me hizo uno con su cuerpo y yo aún siento esa presencia hoy. Mis amigos me conocen como Neville, mi hija como su padre, mi esposa como su marido – pero yo ya no siento este cuerpo de carne y hueso. Sólo siento el cuerpo de amor. Pero el poder vino primero, eso lo supe; pero mirando más de cerca el amor puede ser fácilmente visto. Esos dos seres no pueden ser separados. El amor es el Espíritu y Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios – pero Dios es amor. Él es el Padre de todos, y un día todo el mundo recibirá su regalo de amor.
Mientras tanto ejerce tu poder. Ten fe en la promesa ejerciendo su ley y probándola en la práctica, pues la fe no es completa hasta que a través del experimento se convierte en tu experiencia. Esta señora sabe lo que ella ha experimentado. Ella sabe que la ley funciona. Ella nunca estaría interesada en oír de ninguna dieta especial para volverse más espiritual, o de ninguna meditación para volverse consciente de su llamada conciencia cósmica. Sino que a través del ejercicio, a través de ponerse a prueba ella misma, la ley de Dios se está convirtiendo en su experiencia, y un día el regalo real, el regalo de Dios mismo será suyo.
Nadie puede ganar el regalo de Dios. Le podría suceder a todos los que están aquí esta noche, o a ninguno. Es mi deseo que todo el mundo tenga la experiencia antes de que yo parta, pero yo no soy el que sabe el momento que Dios Padre ha fijado por su propia voluntad. Yo sé que reconstruimos el templo uno a uno. Todas las cosas que tú y yo hacemos aquí se desvanecerán como castillos en la arena. Pero la Biblia, que es la Palabra de Dios, es para siempre. Nunca pasará. Está grabada en la Roca, la Roca que es Cristo, el evangelio contenido en todos.
Pablo utiliza la palabra “roca” por su visión. Yo lo sé, pues allá en los años 30, mientras estaba sentado en el silencio no pensando en nada en particular, cerré los ojos en contemplación y vi un cuarzo, una roca sólida (el símbolo de la muerte, el límite de contracción que Dios tomó en sí mismo). Mientras observaba, la roca se fragmentó. Entonces vi todos los trozos pequeños juntarse como por alguna mano invisible y moldearse en una estatua viviente sentada en la posición del loto. Mirando a esta maravillosa criatura, me di cuenta de que me estaba viendo a mí mismo. Cuando yo reconocí a Neville, toda ella empezó a brillar, para volverse radiante, y cuando alcanzó el límite de intensidad explotó y desperté sentado en mi silla.
El simbolismo es verdadero. Grabada en la Roca que es Cristo está la Palabra eterna de Dios. Habiendo puesto la Palabra eterna (la Roca) en la mente del Hombre, cuando alcance el final de la carrera la Palabra de Dios será cumplida como el ser en el cual es revelada, así que el simbolismo es verdadero. Yo vi la Roca que es Cristo fragmentada. Cada pequeño trozo era un papel que yo había jugado en el drama llamado vida. El villano, el héroe, el rico, el pobre, el mendigo, el ladrón – yo los he interpretado todos, y habiendo acabado la carrera he reunido mis diversos yoes para formar el ser que llega al final del viaje. Y cuando observé lo vi brillar como el sol y cuando alcanzó el límite de intensidad, explotó. Las Escrituras, desde el principio hasta el final, están grabadas en la Roca y colocadas dentro de la mente del hombre.
Esta noche podéis tomar este sencillo principio como es recogido en el capítulo 13 de Corintios 2 y “Examinaros a vosotros mismos para ver si os estáis ateniendo a la fe.” Cuando estés satisfecho de lo que eres, entonces ponte a prueba. Si el correo de mañana trae malas noticias, no llames a la persona y le digas que él no debería haber escrito la carta, sino revísala. Cambia la carta completamente. Cuando respondas al teléfono ponte a prueba de nuevo y oye sólo lo que quieras oír. Haz como mi amiga hace, pues su técnica del teléfono nunca le falla.
Como Fawcett dijo: “El secreto de imaginar es el mayor de todos los problemas a cuya solución los místicos aspiran, pues el Poder supremo, la Sabiduría suprema, la Delicia suprema, reside en la solución de este lejano misterio.” Yo invito a todos a compartir en la solución de este misterio. Mi amiga ha contribuido a su descubrimiento. Ella lo llama su técnica del teléfono usando la revisión. Ahora, la Biblia no utiliza la palabra revisión. Utiliza la palabra “arrepentimiento”, que significa “un cambio radical de actitud.” Yo utilizo la palabra moderna revisión porque la palabra “arrepentimiento” ha criado percebes. Nosotros pensamos en una persona arrepentida como arrastrándose sobre su vientre y avanzando como un gusano hacia alguien ante quien él se arrepiente. Pero cuando tú revisas (o te arrepientes) no te confiesas ante nadie. Cómo puedes tú confesar ningún pecado a nadie cuando se te dice en el Libro de los Salmos: “Contra ti y sólo tú he pecado yo, Oh Señor.” Tú no puedes pecar contra otro; sólo puedes pecar contra ti mismo, pues tu verdadero yo es Dios. ¿Debería ir ante alguien igual de atolondrado que yo y decir: “Padre, yo quiero arrepentirme.”? Nunca.
Los sacerdotes del mundo nos dan preceptos artificiales y los llaman la doctrina de Dios. Ellos son líderes ciegos de los ciegos. Cuando los fariseos y los escribas vinieron a Jesús diciendo: “Tus discípulos están violando los preceptos, las tradiciones de los mayores, no lavándose las manos cuando comen.”, Jesús contestó: “¿Por qué trasgredís el mandamiento de Dios por los preceptos de los hombres? No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre (pues eso va a través de su estómago y pasa), sino lo que sale de la boca del hombre lo que le contamina.” Lo que sale del corazón contamina, no lo que entra en el vientre. Llama a tus preceptos artificiales algo que viene de Dios y trasgredes sus mandamientos. Esto es verdad en todas partes. El hombre está siempre condenando a otro por lo que él cree que el otro debería hacer para obtener la salvación. Pero la salvación es tuya. Viene a ti tanto si vives sabiamente o atolondradamente. No importa lo que hayas hecho vas a recibir el regalo de Dios y nadie se perderá.
Así que mientras tú estés aquí, ¿por qué no usas la ley de Dios y vives sabiamente? Yo encuentro mucho más fácil pagar mis cuentas que correr de los acreedores, así que por qué no pagarlas cuando la ley me lo permite. Yo simplemente imagino tener suficiente dinero en el banco para pagarlas. Encuentro más fácil vivir con la sensación de plenitud que sentir una sensación de falta. Vivir de este modo no me hace mejor, a los ojos de mí mismo llamado Dios, que el que no conoce esta ley, o – conociéndola – no la aplica. No hay diferencia al final, porque ambos seremos el ser único que es Dios Padre. Tú y yo somos no sólo hermanos; somos Dios Padre, pues Él es una unidad compuesta de uno hecho de los demás.
Todo el mundo está predestinado a saber que él es el Único, pero en el intervalo todos están invitados a tomar esta maravillosa ley y aplicarla sabiamente a objetivos definidos. Como el tío que entró en el bar, y cuando no le sirvieron una copa dijo: “Tú piensas que yo soy un vago, pero quiero que sepas que yo soy una persona muy importante. Yo sé lo que es ser rico y sé lo que es ser pobre, y de los dos prefiero ser rico.” Ahora, yo no te estoy diciendo qué desear, sino estoy diciéndote que yo sé qué es ser desposeído por falta de medios para pagar la renta. Durante ese tiempo yo poseía el mundo y no lo sabía. Todo era mío pero nadie me dijo nada sobre ello. El mundo es tuyo para que lo tomes, pero si tú no lo sabes, puedes andar hambriento por falta de un dólar. Nadie mantendrá tu dinero en depósito para ti o saldrá a la calle y te dirá de tu inversión. En vez de eso lo utilizará, y hasta que tú hagas la demanda, no te lo entregará. Tú debes reclamarlo por aprecio. Nadie va a imponer tu deseo sobre ti. Todo es tuyo para que lo tomes. Aprópiate cada uno de tus deseos aplicando la ley de Dios, igual que esta señora hizo en su maravillosa técnica telefónica.
Comienza a examinarte tú mismo. ¿Crees que imaginar crea la realidad? Si lo crees, entonces ponte a prueba. ¿No te das cuenta de que Jesucristo está en ti? ¿Tienes el valor para proclamar: “Yo soy Él y aparte de mí no hay otro.”? En el capítulo 8º de Juan es hecha la afirmación: “Tú morirás en tus pecados a menos que creas que yo soy Él.” Esta no es una afirmación de otro diciéndote que debes creer que él es Dios. No. Tú estás siempre hablándote a ti mismo. Limitado por los cinco sentidos, “Yo” – Cristo en ti – perderé mis metas en la vida a menos que “Yo” crea que “YO SOY” eso que “Yo” anteriormente deseaba ser.
Pregúntate: “Si yo ahora creo que yo soy el que el mundo adora como el Señor, y todas las cosas son posibles para mí, entonces yo debo ponerme a prueba, y de acuerdo a mi fe en mí mismo, será hecho en mí.” Depende del individuo realizar la acción, pues la evidencia siempre sigue a la acción. Actúa como si las cosas fueran como te gustaría que sean. Convéncete de que es verdad y deja que sigan los resultados. Así es como tú eres llamado a operar en este mundo. No está escrito en detalle, sino sólo son bocetos que tú llenas con tu vida.
Ahora entremos en el silencio.
En su 2ª carta a los Corintios, Pablo está hablando a todo el mundo cuando dice: “Examinaos vosotros mismos para ver si estáis ateniéndoos a la fe. Poneos a prueba. ¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros? – a menos, por supuesto, que dejéis de someteros a la prueba. Espero que descubráis que no hemos dejado de hacerlo.”
Ahora, en el primer evangelio, el Evangelio de Marcos, encontramos estas palabras: “El tiempo se ha cumplido y el reino de los cielos se acerca; arrepiéntete y cree en el evangelio.” La palabra “arrepentimiento” significa “un cambio radical de actitud (de pensamiento) hacia algo que te disgusta o quieres cambiar”. Un cambio radical de tu parte producirá un cambio correspondiente en tu mundo externo. Así, ahora tú eres instado a examinarte para ver si te estás ateniendo a la fe. ¿Estás aceptando como hechos los titulares que ves en el periódico? ¿La llamada de teléfono que acabas de recibir? ¿El correo de la mañana o las noticias de la TV que te sugieren cosas horribles, desagradables? Un amigo llama, y vertiendo toda la inmundicia del mundo te dice cómo de mal están las cosas y cómo están destinadas a empeorar. Conforme le escuchas, sus penas entran y son asumidas por ti. Ahora, si tú entiendes esta ley de que imaginar crea la realidad, tú deberías, como una computadora, elegir qué es lo que vas a permitir entrar. Y cuando la conversación acabe y la voz de tu amigo esté aún fresca y clara en tu oído, escucha sus palabras modificadas, el tono modificado de su voz, y siente la alegría emitida ahí.
Déjame ahora compartir tres historias de una señora que está aquí esta noche. Ella decía: “Yo he encontrado mi técnica telefónica infalible. Nunca me falla. Un día una amiga me llamó para decirme que ella quería hacer un examen para hacerse reportera judicial. Dándome nueve razones de por qué ella no podría nunca pasar la prueba, yo cambié cada una mientras las oía, y cuando la conversación hubo terminado, yo imaginé una completamente diferente. Yo la oí decirme que ella había pasado la prueba con brillantez. Mi amiga hizo la prueba, y aunque durante el intervalo de seis semanas permaneció negativa, yo continué creyendo que ella la había pasado. Entonces, un día ella llamó diciendo: '¿Recuerdas cuando yo hice la prueba?', y yo contesté: 'Sí, y tú la pasaste.' Entonces ella dijo: '¡Sí, ¿pero no estás sorprendida?' Yo he estado tratando de decirle que imaginar crea la realidad, pero ella no puede entender cómo un acto imaginativo no visto por los sentidos humanos puede ser mantenido y producir resultados, pero yo sé que siempre lo hace.”
Su carta continuaba de esta manera: “Mi técnica telefónica nunca falla. Yo puedo darte una docena de historias de los resultados que he recibido a través de su uso. Aquí hay otra: Una amiga, en los 50, deseaba cambiar su trabajo por razones financieras. Ella quería volver a la planta electrónica donde anteriormente trabajaba, pero sentía que a causa de su edad no sería aceptada. Ignorando todos los pensamientos negativos, yo simplemente oí su voz excitada diciéndome que ella había obtenido el trabajo. Una semana después ella llamó diciendo: 'Ellos no sólo me dieron el trabajo con un amplio aumento de sueldo, sino que estoy recibiendo crédito por los diez años que yo trabajé ahí antes, que será añadido a mi jubilación.'”
Ahora en la tercera historia ella decía: “La criada de mi amiga pesaba 25 libras más de lo que ella quería, y su médico le había dicho que ella debía perder este peso adicional. Deseando pesar 140 libras, ella me contó cómo lo había intentado una y otra vez pero no podía perder una libra. Yo ignoré sus comentarios respecto a sus intentos pasados y la oí decirme que ella había alcanzado su meta. Que ella ahora pesaba 140 libras. Poco después de que yo dejara la ciudad por dos meses, y cuando yo regresé la criada me llamó otra vez, diciendo: 'He estado tratando de contactarte para contarte que yo había perdido peso. No te encontré cuando pesaba 140 pero ahora yo peso 139'”.
Cómo se perdió el peso, mi amiga no lo sabe; ella sólo sabe que se examina a sí misma para ver si se está ateniendo a su fe en que imaginar crea la realidad. Ella cree firmemente en la promesa de Dios y sabe que finalmente Cristo despertará en ella como su propio yo. Pero mientras tanto, mientras ella espera con fe el cumplimiento de esa promesa, está ejerciendo la ley de Dios. Ella ahora sabe que cualquier cosa que desee, si ella cree que ya la ha recibido, la recibirá. Así, en vez de hacer una falsa afirmación en el exterior, diciendo: “Yo soy cristiano” y no hacer nada al respecto, ella vive según este principio en el interior y lo hace parte de su vida.
Se te dijo: “¿Por qué me llamas Señor, Señor y no haces las cosas que te digo?” Bueno, ¿qué dijo él? Que todas las cosas son posibles para Dios; que no importa lo que tú creas, llegará a pasar. Si no quieres que sucedan cosas desagradables en tu mundo, entonces debes observar lo que estás pensando en el trascurso del día. No necesitas esperar hasta el final del día para cambiar un pensamiento para cumplir un deseo. ¿Por qué no haces como mi amiga y revisas la conversación mientras tú la oyes? Si las palabras no son las que ella quiere oír, no escucha, sino que pone en ese mismo hilo los pensamientos que ella quiere oír llegar. Ella oye lo que desea oír y cree que llegará a pasar.
Las Escrituras nos hablan de aquellos que – llamándose a sí mismos líderes – son guías ciegos, y cuando el ciego guía al ciego todos ellos caen en un pozo. ¿Quiénes son esos líderes ciegos? Aquellos que enseñan doctrina como la ley de Dios. Aquellos que enseñan los preceptos de los hombres, diciendo que tú no puedes comer esto o vestir eso; no son la ley de Dios, pues en la ley de Dios todo está en orden. ¿No se nos ha dicho que la comida no te justificará o acercará a Dios, que no eres peor si tú no comes, ni mejor si tú lo haces? Yo sé y estoy convencido por la ley de Jesucristo que no hay nada inmundo en sí mismo, sino que para el hombre para quien es inmundo, para él es inmundo. La inmundicia está en su pensamiento y no en el pensamiento mismo.
Si alguien quiere regodearse en la autocompasión, déjale. No se te ha pedido poner a prueba al hombre sino ponerte a prueba tú mismo. No se te ha pedido probar a otro, sólo a ti mismo. Mira el mundo como nada más que tú mismo sacado fuera y todo en él como ayudando al nacimiento de tu imaginación; pues el comportamiento del mundo respecto a ti está determinado por el concepto que tú mantienes de ti mismo. Realmente no importa lo que tu vida personal es; el mundo entero eres tú mismo proyectado fuera y cada uno en él está ahí para ayudar al nacimiento de todos tus actos imaginativos. Independientemente de si se necesita uno o cien mil, cada uno jugará su papel, y tú no tienes que pedir su permiso para que tu mundo esté animado por tu propia maravillosa imaginación humana.
Así, la primera cosa que se te pide que hagas es examinarte a ti mismo para ver si te estás ateniendo a la fe. Si estáis satisfechos de lo que sois, entonces poneos a prueba. Luego él hizo la pregunta: “¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros?” La persona media respondería negativamente; pero yo te pregunto: ¿Está Jesucristo en ti como otro? ¿Piensas en él como una segunda persona para dirigirse a él como Señor o Cristo? “¿No te das cuenta de que tú eres el templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en ti?” Si puedes responder a esta última pregunta afirmativamente, ¿vas a ponerle aún a prueba como otro?
Dios primero se revela como Dios Todopoderoso (El Shaddai) diciéndonos en el 6º capítulo del Éxodo: “Yo me di a conocer a Abraham e Isaac, y Jacob como Dios Todopoderoso, pero por mi nombre el Señor no me di a conocer.” La palabra “Señor” significa “Yo soy”. El nombre de Dios te ha sido revelado ahora como “Yo Soy”. Ahora, hazte a ti mismo está pregunta: “¿Me doy cuenta de que yo soy el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en mí? Mi conciencia es el Espíritu de Dios que habita en mí; el templo de Dios.” Si tú sabes que tu conciencia, tu Yo Soydad, es Jesucristo, no puedes pensar en él como una segunda persona, como alguien distinto de ti mismo, ¿no? Yo sé que suena arrogante, pero esto es lo que Pablo está tratando de decir a cada uno.
¿Esta señora se dirigió a alguien y le pidió que le quitara 25 libras de peso a su amiga? No. Ella lo hizo todo dentro de su maravillosa imaginación humana. Las Escrituras nos dicen: “Todas las cosas son hechas por él y sin él no fue hecho nada de lo que fue hecho.” ¿Se fueron 25 libras? Sí. Y si todas las cosas son hechas por él, ¿quién es el que eliminó las libras sobrantes? Él es el Señor Jesucristo, la imaginación humana.
Al final de su poema llamado “Reverie”, Robert Browning decía:
“Desde el principio, el Poder era – lo supe,
La vida ha hecho claro para mí
Eso, lucha pero por una visión más cercana,
El amor era tan fácil de ver.”
La vida es el poder de Dios en despliegue, pero si tú miraras más de cerca el amor sería fácil de ver. Hace muchos años yo fui llevado en espíritu a la divina asamblea donde los dioses celebran juicio. Ahí encontré a El Shaddai, Dios personificado como Poder Infinito. Él era un hombre no más grande de lo que eres tú, pero con el poder para destruir el universo si así lo deseaba. Fue el Poder quien – después de que el ángel registrador comprobara mi nombre – me llevó a la presencia del Amor. Ellos son el mismo ser, pues no puedes separar el poder de Dios de Él mismo; pero qué diferente cara tenía el amor infinito. Vistiendo la forma humana divina, el Anciano de los Días, todo amor, me abrazó y me hizo uno con su cuerpo y yo aún siento esa presencia hoy. Mis amigos me conocen como Neville, mi hija como su padre, mi esposa como su marido – pero yo ya no siento este cuerpo de carne y hueso. Sólo siento el cuerpo de amor. Pero el poder vino primero, eso lo supe; pero mirando más de cerca el amor puede ser fácilmente visto. Esos dos seres no pueden ser separados. El amor es el Espíritu y Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios – pero Dios es amor. Él es el Padre de todos, y un día todo el mundo recibirá su regalo de amor.
Mientras tanto ejerce tu poder. Ten fe en la promesa ejerciendo su ley y probándola en la práctica, pues la fe no es completa hasta que a través del experimento se convierte en tu experiencia. Esta señora sabe lo que ella ha experimentado. Ella sabe que la ley funciona. Ella nunca estaría interesada en oír de ninguna dieta especial para volverse más espiritual, o de ninguna meditación para volverse consciente de su llamada conciencia cósmica. Sino que a través del ejercicio, a través de ponerse a prueba ella misma, la ley de Dios se está convirtiendo en su experiencia, y un día el regalo real, el regalo de Dios mismo será suyo.
Nadie puede ganar el regalo de Dios. Le podría suceder a todos los que están aquí esta noche, o a ninguno. Es mi deseo que todo el mundo tenga la experiencia antes de que yo parta, pero yo no soy el que sabe el momento que Dios Padre ha fijado por su propia voluntad. Yo sé que reconstruimos el templo uno a uno. Todas las cosas que tú y yo hacemos aquí se desvanecerán como castillos en la arena. Pero la Biblia, que es la Palabra de Dios, es para siempre. Nunca pasará. Está grabada en la Roca, la Roca que es Cristo, el evangelio contenido en todos.
Pablo utiliza la palabra “roca” por su visión. Yo lo sé, pues allá en los años 30, mientras estaba sentado en el silencio no pensando en nada en particular, cerré los ojos en contemplación y vi un cuarzo, una roca sólida (el símbolo de la muerte, el límite de contracción que Dios tomó en sí mismo). Mientras observaba, la roca se fragmentó. Entonces vi todos los trozos pequeños juntarse como por alguna mano invisible y moldearse en una estatua viviente sentada en la posición del loto. Mirando a esta maravillosa criatura, me di cuenta de que me estaba viendo a mí mismo. Cuando yo reconocí a Neville, toda ella empezó a brillar, para volverse radiante, y cuando alcanzó el límite de intensidad explotó y desperté sentado en mi silla.
El simbolismo es verdadero. Grabada en la Roca que es Cristo está la Palabra eterna de Dios. Habiendo puesto la Palabra eterna (la Roca) en la mente del Hombre, cuando alcance el final de la carrera la Palabra de Dios será cumplida como el ser en el cual es revelada, así que el simbolismo es verdadero. Yo vi la Roca que es Cristo fragmentada. Cada pequeño trozo era un papel que yo había jugado en el drama llamado vida. El villano, el héroe, el rico, el pobre, el mendigo, el ladrón – yo los he interpretado todos, y habiendo acabado la carrera he reunido mis diversos yoes para formar el ser que llega al final del viaje. Y cuando observé lo vi brillar como el sol y cuando alcanzó el límite de intensidad, explotó. Las Escrituras, desde el principio hasta el final, están grabadas en la Roca y colocadas dentro de la mente del hombre.
Esta noche podéis tomar este sencillo principio como es recogido en el capítulo 13 de Corintios 2 y “Examinaros a vosotros mismos para ver si os estáis ateniendo a la fe.” Cuando estés satisfecho de lo que eres, entonces ponte a prueba. Si el correo de mañana trae malas noticias, no llames a la persona y le digas que él no debería haber escrito la carta, sino revísala. Cambia la carta completamente. Cuando respondas al teléfono ponte a prueba de nuevo y oye sólo lo que quieras oír. Haz como mi amiga hace, pues su técnica del teléfono nunca le falla.
Como Fawcett dijo: “El secreto de imaginar es el mayor de todos los problemas a cuya solución los místicos aspiran, pues el Poder supremo, la Sabiduría suprema, la Delicia suprema, reside en la solución de este lejano misterio.” Yo invito a todos a compartir en la solución de este misterio. Mi amiga ha contribuido a su descubrimiento. Ella lo llama su técnica del teléfono usando la revisión. Ahora, la Biblia no utiliza la palabra revisión. Utiliza la palabra “arrepentimiento”, que significa “un cambio radical de actitud.” Yo utilizo la palabra moderna revisión porque la palabra “arrepentimiento” ha criado percebes. Nosotros pensamos en una persona arrepentida como arrastrándose sobre su vientre y avanzando como un gusano hacia alguien ante quien él se arrepiente. Pero cuando tú revisas (o te arrepientes) no te confiesas ante nadie. Cómo puedes tú confesar ningún pecado a nadie cuando se te dice en el Libro de los Salmos: “Contra ti y sólo tú he pecado yo, Oh Señor.” Tú no puedes pecar contra otro; sólo puedes pecar contra ti mismo, pues tu verdadero yo es Dios. ¿Debería ir ante alguien igual de atolondrado que yo y decir: “Padre, yo quiero arrepentirme.”? Nunca.
Los sacerdotes del mundo nos dan preceptos artificiales y los llaman la doctrina de Dios. Ellos son líderes ciegos de los ciegos. Cuando los fariseos y los escribas vinieron a Jesús diciendo: “Tus discípulos están violando los preceptos, las tradiciones de los mayores, no lavándose las manos cuando comen.”, Jesús contestó: “¿Por qué trasgredís el mandamiento de Dios por los preceptos de los hombres? No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre (pues eso va a través de su estómago y pasa), sino lo que sale de la boca del hombre lo que le contamina.” Lo que sale del corazón contamina, no lo que entra en el vientre. Llama a tus preceptos artificiales algo que viene de Dios y trasgredes sus mandamientos. Esto es verdad en todas partes. El hombre está siempre condenando a otro por lo que él cree que el otro debería hacer para obtener la salvación. Pero la salvación es tuya. Viene a ti tanto si vives sabiamente o atolondradamente. No importa lo que hayas hecho vas a recibir el regalo de Dios y nadie se perderá.
Así que mientras tú estés aquí, ¿por qué no usas la ley de Dios y vives sabiamente? Yo encuentro mucho más fácil pagar mis cuentas que correr de los acreedores, así que por qué no pagarlas cuando la ley me lo permite. Yo simplemente imagino tener suficiente dinero en el banco para pagarlas. Encuentro más fácil vivir con la sensación de plenitud que sentir una sensación de falta. Vivir de este modo no me hace mejor, a los ojos de mí mismo llamado Dios, que el que no conoce esta ley, o – conociéndola – no la aplica. No hay diferencia al final, porque ambos seremos el ser único que es Dios Padre. Tú y yo somos no sólo hermanos; somos Dios Padre, pues Él es una unidad compuesta de uno hecho de los demás.
Todo el mundo está predestinado a saber que él es el Único, pero en el intervalo todos están invitados a tomar esta maravillosa ley y aplicarla sabiamente a objetivos definidos. Como el tío que entró en el bar, y cuando no le sirvieron una copa dijo: “Tú piensas que yo soy un vago, pero quiero que sepas que yo soy una persona muy importante. Yo sé lo que es ser rico y sé lo que es ser pobre, y de los dos prefiero ser rico.” Ahora, yo no te estoy diciendo qué desear, sino estoy diciéndote que yo sé qué es ser desposeído por falta de medios para pagar la renta. Durante ese tiempo yo poseía el mundo y no lo sabía. Todo era mío pero nadie me dijo nada sobre ello. El mundo es tuyo para que lo tomes, pero si tú no lo sabes, puedes andar hambriento por falta de un dólar. Nadie mantendrá tu dinero en depósito para ti o saldrá a la calle y te dirá de tu inversión. En vez de eso lo utilizará, y hasta que tú hagas la demanda, no te lo entregará. Tú debes reclamarlo por aprecio. Nadie va a imponer tu deseo sobre ti. Todo es tuyo para que lo tomes. Aprópiate cada uno de tus deseos aplicando la ley de Dios, igual que esta señora hizo en su maravillosa técnica telefónica.
Comienza a examinarte tú mismo. ¿Crees que imaginar crea la realidad? Si lo crees, entonces ponte a prueba. ¿No te das cuenta de que Jesucristo está en ti? ¿Tienes el valor para proclamar: “Yo soy Él y aparte de mí no hay otro.”? En el capítulo 8º de Juan es hecha la afirmación: “Tú morirás en tus pecados a menos que creas que yo soy Él.” Esta no es una afirmación de otro diciéndote que debes creer que él es Dios. No. Tú estás siempre hablándote a ti mismo. Limitado por los cinco sentidos, “Yo” – Cristo en ti – perderé mis metas en la vida a menos que “Yo” crea que “YO SOY” eso que “Yo” anteriormente deseaba ser.
Pregúntate: “Si yo ahora creo que yo soy el que el mundo adora como el Señor, y todas las cosas son posibles para mí, entonces yo debo ponerme a prueba, y de acuerdo a mi fe en mí mismo, será hecho en mí.” Depende del individuo realizar la acción, pues la evidencia siempre sigue a la acción. Actúa como si las cosas fueran como te gustaría que sean. Convéncete de que es verdad y deja que sigan los resultados. Así es como tú eres llamado a operar en este mundo. No está escrito en detalle, sino sólo son bocetos que tú llenas con tu vida.
Ahora entremos en el silencio.
Traducido
por Javier Encina
La
conferencia original en inglés es TEST
YOURSELVES (Neville Goddard 09-25-1967)
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