Neville
(9 de abril de 1963)
LA
CRUCIFIXIÓN
La
crucifixión es la historia del hombre. Nuestra historia humana
comienza con el nacimiento y termina con la muerte. En la historia
divina se comienza con la muerte y se termina con el nacimiento. Hay
una completa inversión de estas historias. Aquí comenzamos en el
útero y terminamos en la tumba: pero en la historia divina
comenzamos en la tumba y despertamos en el útero donde hemos nacido.
Ahora, aquí en este fantástico drama yo creo que hemos equivocado
el papel de Jesucristo y hecho de él un ídolo, y haber hecho de él
un ídolo nos oculta al verdadero Dios.
Volvamos
al libro de Lucas 18:31-34: “Y tomando a los doce les dijo: 'He
aquí, estamos subiendo a Jerusalén, y todo lo que está escrito del
Hijo del hombre por los profetas se cumplirá. Pues él será
entregado a los gentiles, y será escarnecido y vergonzosamente
tratado y escupido; ellos lo flagelarán y lo matarán, y al tercer
día resucitará'. Pero ellos no entendieron ninguna de estas cosas,
esta palabra se les ocultó, y no captaron lo que fue dicho”. Se
nos contó que nadie le entendió. Ahora creed esto, os estoy
hablando, como he intentado cada noche, desde la experiencia. No
estoy teorizando. No tengo interés alguno en intentar establecer una
filosofía de vida factible, realmente no lo tengo. Si yo hago mi
retirada esta noche no habría ninguna diferencia para mí
personalmente, tal vez para mi esposa y mi hija, mi familia, – pero
no para mí.
Este
drama comienza con la crucifixión.
“A
menos que yo muera tú no puedes vivir;
Pero
si yo muero me levantaré de nuevo y tú conmigo.
¿Morirías
tú por quien nunca muriera
Por
tí, o alguna vez morirías por quien no habría muerto por tí?”
(Blake
Jer. Lámina 96)
Esta
es la historia de cada ser nacido de mujer. Ningún niño en el mundo
podría cruzar el umbral que accede a la vida consciente sin ayuda de
la muerte de Dios. Es el propósito de Dios darse a nosotros como si
no hubiera otros en el mundo. Sólo Dios y tú, Dios y yo. Cree esto
realmente. Si tú lo crees entonces el Evangelio más increíble del
mundo se hace posible y creíble; y toma al hijo para revelar que es
verdad.
Ahora
bien, esta es la historia como se me reveló a mí. Vosotros podéis
pensar, – bueno que fue sólo un simple, maravilloso, –
emocionante, – ¡sí! – pero sólo un sueño. Puedo deciros que
no fue un sueño. Fue una experiencia más vívida que este momento
aquí en esta sala. Pues la verdadera visión es mucho más viva que
cualquier cosa que nunca hayas experimentado en este mundo, – que
cualquier cosa. Esa noche en cuestión yo estaba caminando con un
enorme número de personas, como si toda la humanidad caminara en una
cierta dirección; y yo era uno de los innumerables. Mientras
caminaba con ellos, – estaban todos vestidos con esos colores
árabes muy vivos, y una voz gritó desde el azul y la voz dijo: “Y
Dios camina con ellos”. Una mujer a mi derecha, yo diría de unos
treinta, quizá cuarenta años, una árabe de lo más atractiva, le
preguntó a la voz: “¿Si Dios camina con nosotros dónde está?”
Y la voz respondió desde el azul, – “A tu lado”. Ella tomó
esto como la inmensa mayoría de la gente toma estas cosas, –
literalmente. Y volviéndose a su lado me miró a los ojos y se
volvió histérica, de lo divertido que le sonó. Era lo más
divertido que ella había oído nunca. “¿Dios camina con
nosotros?” Y se volvió hacia un hombre sencillo con todas sus
fragilidades, todas sus debilidades, que ella conocía bien; y
habiéndolo mirado a la cara, habiendo oído la voz, – ella dijo:
“¡Qué! – ¿Neville Dios?” Y la voz respondió: “Dios se
echó a dormir dentro de tí y mientras dormía tuvo un sueño, él
soñó” – y yo completé la frase: “Él estaba soñando que era
yo. ¿Cómo si no iba yo a estar en este mundo si él no lo hubiera
soñado?” Y te despiertas de pura emoción.
Y
puedo contarte que esta es la sensación de la crucifixión. Es la
sensación más deliciosa del mundo; no es dolorosa. Mis manos se
convirtieron en vórtices; mi cabeza un vórtice; mis pies vórtices,
mi costado un vórtice. Y aquí fui llevado a este cuerpo sobre la
cama a través de mi emoción, sostenido por seis vórtices; mis
manos, mis pies, mi cabeza y mi costado. Y el deleite, la pura
alegría de ser llevado sobre esta cruz, ¡este cuerpo! Así que
hablo por experiencia; no es un acto doloroso. Pero esto sucedió en
el principio de los tiempos. Esta fue sólo una imagen de la memoria
que retorna; cuando estaba a punto de despertar. Pero en ese
intervalo, – cuánto tiempo, – ¿quién sabe? La Biblia habla de
tres días entre la crucifixión y la resurrección, pero eso es todo
simbolismo. Blake lo llama seis mil años. Él decía:
“Contemplo
las visiones de mi mortal sueño de seis mil años
Deslumbrante
alrededor de tus faldas como una serpiente de piedras preciosas y
oro.
Yo
sé que es mi Yo, Oh mi Divino Creador y Redentor.”
(Jer.
Lámina 96)
Aquí
volvemos al drama de este próximo viernes que todas las iglesias
cristianas representarán; y ellos difieren. Mateo 27:46 y Marcos
15:34 citan el último grito en la cruz como la cita de Salmos 22:1
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Juan 19:20
cita esto en el grito: “Se ha consumado”. Lucas 23:46 sustituye
el Salmo 31, versículo 5 por el Salmo 22: porque estaba utilizando
el texto de Marcos. Pero elabora el texto de Marcos y sustituye el
Salmo 31:5 por el Salmo 22:1, y esto es lo que cita: “¡Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu!” Este es el versículo: “En
tus manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Señor,
Dios fiel”. Él mantuvo su fe, pues él me dijo:
“A
menos que yo muera tú no puedes vivir;
Pero
si yo muero me levantaré de nuevo y tú conmigo.”
Llegó
el acto mismo de la crucifixión que fue en sí mismo una
resurrección. Sí, – un intervalo de tiempo entre ellos, sin
ninguna duda.
Pero
yo puedo decirte, nadie en este mundo puede fracasar. Como se cita en
Romanos 6:5: “Pues si hemos sido unidos con Cristo en una muerte
como la suya, ciertamente estaremos unidos con él en una
resurrección como la suya”. Todos en este mundo serán
resucitados, pero se requiere un intervalo de tiempo con todos los
golpes del mundo para hacer el ropaje inmortal.
Ahora
escuchad esto cuidadosamente. Esto me ha sido dado y tomadlo por lo
que vale. La promesa de esto comienza en Génesis 17:19, la promesa
de un niño llamado Isaac: y la inmensa mayoría de la gente tiene el
concepto más extraño de Isaac. El Señor engendró a Isaac. Isaac
ha de ser tomado, no como resultado de generación, sino la forma del
engendrado. Aquí está Dios el ingénito tomando forma en nosotros,
y cuando él completa esa forma y es perfecta a sus ojos entonces
nacemos de lo Alto. Así que Isaac es la conformación del no
engendrado, pero Dios no es engendrado, él se engendra a sí mismo
en el hombre, el hombre individual. Y cuando se engendró en mí a su
satisfacción, yo nací de lo Alto y pasó a través de toda la serie
en el intervalo de nueve meses, – calculado por el calendario del
César. Cuántos miles de años antes de eso no lo sé, no puedo
decíroslo. Lo haría si lo supiera pues no tengo secretos; cuando lo
reciba os lo digo, pero no lo sé, el velo no ha sido levantado hasta
ese punto. Pero sé que cuando le plazca, lo que él engendró en mí,
entonces tomará nueve meses para que toda la serie de estas
experiencias místicas, como se describe en las Escrituras, se
desarrolle por completo dentro de mí. Así que puedo deciros que
esto os va a pasar a vosotros. Y así que no hay tiempo. Llevó nueve
meses desde el momento del nacimiento, pero cuando ese nacimiento
tiene lugar todo está en manos de Dios y tú y yo somos puestos a
través del horno de la aflicción. Que nadie os diga que no lo vais
a ser, Isaías 14:24: “Como he planeado, así será, como me he
propuesto, así quedará”. Y nadie lo impedirá, – pero nadie. Me
inclino a creer que, a pesar del dolor, a pesar de todas las cosas
que el hombre trama y planea en este mundo, hay un período definido.
El libro de Habacuc me dice que lo hay, pero no va a decirme qué
período es. Él dice: “La visión tiene su propia hora señalada;
que madura, que florecerá. Si es largo entonces espera, pues es
seguro, no tardará”. Si no será tarde y la visión tiene su
propia hora señalada, pues bien, si Blake tiene razón o alguien más
tiene razón, no lo sé. Pero te aseguro que la última sección
lleva sólo nueve meses, a pesar de que perdura durante años más
allá de los nueve meses.
Pues
entrasteis en vuestra herencia en esa tercera experiencia, pero la
gloria de vuestra herencia celestial no puede hacerse real, o
realizarse plenamente en el individuo, en tanto esté todavía en el
cuerpo. En el momento en que quita ese velo, llamado cuerpo, es
vestido con ese ropaje que Dios, y sólo Dios, hizo. Dios estaba
efectivamente dándose forma a sí mismo en este ropaje, sin mi
consentimiento, sin mi conocimiento; moldeando ese Ser no engendrado
que es Él y dándoseme a Sí mismo. Así que cuando él logró
dárseme esto le satisfizo, ese ropaje inmortal que Él vestiría;
así Él lo viste pues su nombre es “YO SOY”.
Y
puedo deciros que en todas mis experiencias nunca tuve un cambio de
identidad, nunca. Siempre he sido consciente de ser “yo soy”.
Nunca tuve ninguna sensación de ser distinto de quien soy. Y algo
estaba teniendo lugar en mí, y era Dios. Como se nos dijo: Phil.
1:6: “El que comenzó una buena obra en mí la llevará hasta
completarla hasta el día de Jesucristo”. Jesucristo es una
vocación que es Dios y él no se detendrá hasta que la lleve hasta
Jesucristo en vosotros. Pero hemos tomado a Jesucristo y hecho de él
una imagen, un ídolo, y habiendo hecho de él un ídolo ahora nos
esconde al verdadero Dios.
Es
Dios, el único Dios, que efectivamente ha tomado forma en tí. Y
cuando se ha tomado forma en tí, – es una forma, un molde, –
pero este no puede heredar el reino de los cielos; es carne y sangre.
Se necesita a éste para moldearlo sobre él, pues lo que se ha
moldeado sobre él es Dios, el no engendrado, y Dios siendo Espíritu,
se moldea como espíritu, el tú inmortal. Y entonces tú, Dios, eres
vestido. Bueno, ¿cómo podrías vestir a Dios en forma? Él es
vestido con una forma y esa eres tú, – así nos engendra. Pero
esto comenzó con la crucifixión. La crucifixión no termina el
drama, comienza el drama. Así que cada uno se convierte en un ser
consciente que respira, que vive, porque Dios murió por él.
Es
el misterio de la vida a través de la muerte, como se nos dice en
Juan 12:24: “A menos que un grano de trigo caiga en la tierra y
muera, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”. Tiene que caer
en la tierra y morir, y esta es la tierra (el cuerpo) en el reino de
Dios. Y Dios cae en esta tierra y muere, él se olvida de que Él es
Dios en su creencia de que Él es hombre. Dios efectivamente se
convierte en hombre, ese hombre puede convertirse en Dios; y
moldearse a sí mismo; este Ser no engendrado sobre el hombre. Y
cuando Él está satisfecho con ese proceso de moldeamiento, a los
ojos de Dios es perfecto; por lo tanto, si es perfecto, entonces Dios
es nacido en hombre. Así que Dios efectivamente se da a nosotros, a
cada uno de nosotros, como si no hubiera más en el mundo, – sólo
Dios y tú, Dios y yo. Créelo. Toda la historia del Evangelio es
esta historia.
Así
que la crucifixión, desde mi propia experiencia personal, no es como
las iglesias la describen. La pena viene enmedio; que ese intervalo
sea de 6000 años, no lo sé. Pero en ese intervalo tenemos que ser
moldeados, como se nos dice en Isaías 48:10,11. “Yo te he probado
en el horno de la aflicción. Por mí, por mí mismo, Yo lo hago”.
Pues no hay otro modo en el mundo para llevarme a ese estado de
perfección y tejerme en un cuerpo inmortal para recibir a Dios mismo
como mi propio ser. Así pasé a través de todos los fuegos de la
aflicción, y esas abrasadoras, abrasadoras pruebas. Así que no te
preocupes.
“A
quien Dios ha afligido por Secretos Fines
Él
lo conforta y Cura y lo llama Amigo.”
(Evangelio
E.) Blake
Cuando
tú y yo entramos en el Gólgota de Dios, como se nos dice: “Y
cuando llegan al lugar llamado 'La calavera', allí le crucificaron”
(Lucas 23:33). La palabra “calavera”, que es traducida en la
definición de Gólgota, – otra definición es el “Santo
Sepulcro”. Así que ahora sabemos lo que el Santo Sepulcro es. Es
nuestro propio maravilloso cráneo humano, ahí es donde él es
crucificado. Pero él es también clavado sobre la cruz. Él es
clavado a través de los pies, y atravesado en el costado. Ahora,
aquí Juan da mucho espacio a la perforación del costado. Él no se
lo da al grito de abandono: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?”. Juan sólo clama: “Se ha consumado” y
entonces los soldados lo lancearon en el costado derecho y salió
sangre y agua. Y a lo largo de los siglos han tratado de alguna
manera de explicarlo. No pueden explicarlo por algo biológico, salvo
que un parto siempre tiene los fenómenos de sangre y agua. Cuando un
niño nace se rompe aguas y hay un flujo de sangre y agua.
Este
es un nacimiento. Para entenderlo volvamos al Salmo 31: “En tus
manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Señor, Dios
fiel”. Él lo prometió y Él lo hizo. Eso es sólo un símbolo del
nacimiento de uno, que es una redención. Por eso os digo, no lloréis
cuando lo veáis, regocijaos, fue el sacrificio de Dios de sí mismo
porque él deseaba individualizarse en innumerables ropajes, en todos
nosotros. Dios no puede engendrar nada más que a Dios, como se nos
dijo en el Salmo 82: “Dios ha tomado su lugar en el consejo divino
en medio de los dioses juzga”. Sobre Dios en medio de los dioses –
todo es Dios. Él está invitando y engendrando a este Ser no
engendrado. La indicación nos es dada en el libro de Hebreos 5:6. Es
llamado por un nombre diferente, es llamado Melquisedec. Él no tiene
padre, ni madre, ni genealogía. Él te está diciendo quién es.
Todo el que es Nacido de lo Alto, – porque Dios logró darse Él
mismo a ese individuo, – ese individuo no tiene genealogía. Él es
Dios padre. Créeme.
¿Cómo
podría él darse sin conocer a Su hijo? Yo te digo que la humanidad
entera es simbolizada por un solo joven, – llamado David. David es
la humanidad entera, en el lenguaje del simbolismo. Y vendrá el día
en la segunda experiencia mística en el período de nueve meses, y
aquí miras a David, y David es tu hijo y tú lo sabes con más
seguridad que cualquier cosa en el mundo. No hay incertidumbre cuando
le miras a los ojos y ves a David y él te llama “Mi Señor, mi
padre”. Tú sabes por primera vez quién eres realmente. Y te
vuelves al mundo y les dices lo qué sucedió. Pero se te dijo, como
cité antes de Lucas 18:34: “Ellos no entendieron ninguna de estas
cosas; esta palabra les fue oculta, y no captaron lo que les fue
dicho”.
¿Cómo
puedes persuadir al individuo de que llegará el día en que incluso
en este mismo momento yo podría tomar al judío más ortodoxo del
mundo, – si yo fuera a Israel esta noche, – y hablara con el jefe
de los rabinos y le preguntara si se siente con alguna relación con
David. Él diría: “Sólo como el más grande de los reyes de
Israel, pero relación en cuanto a mí, no”. Pero él respeta al
gran rey de Israel, y espera algún día reconstruir la dinastía que
ahora está desaparecida. Pero él no se sentiría con ninguna
relación. Y si yo, a sus ojos, un extraño total, un gentil, le
dijera que yo soy su padre, me escupiría a la cara. Para él eso
sería blasfemo; y sin embargo yo podría decirle que yo soy su
padre. Voy a ir más lejos, yo te diré que tú eres su padre, y va a
llegar el día en que esto te será revelado. Y cuando el mundo
entero sea completado y la obra de Dios esté acabada, y él se haya
dado a sí mismo a cada ser en el mundo, – porque él es el padre
de David.
Para
dárseme a Sí mismo Él ha de darme la paternidad de David, – no
sólo la paternidad. No hay necesidad de darme la paternidad y no al
padre de su hijo. Su hijo, sí. Salmo 2:7 “Tú eres mi hijo, hoy yo
te he engendrado”. Entonces él toma a ese único hijo engendrado y
para probar su regalo a nosotros nos da ese hijo como nuestro hijo. Y
tú lo miras directamente a los ojos y él te llama “padre”, él
te llama “Adonai, mi señor”.
Yo
te digo que vendrá el día en que tú y yo seremos el mismo padre
del mismo hijo, eterna juventud para siempre; que Dios en el
principio puso en la mente del hombre y moldeó al hombre a semejanza
suya. Leedlo en Ecl. 3:11. “Dios ha puesto la eternidad en la mente
del hombre, de modo que no pueda encontrar fuera lo que Dios ha hecho
desde el principio hasta el fín”. La palabra traducida como
“eternidad” es la palabra hebrea Olam. Olam se traduce como
joven, muchacho, mozo. Escucha las palabras y ve cómo sabemos quién
es él. El rey quiere descubrir la identidad de este fantástico
joven que conquistó al enemigo entero de Israel, – él derribó al
gigante. Así que el rey dice a su lugarteniente: “'Abner, ¿de
quién es hijo ese joven?' Y Abner dijo: 'Como tu alma vive, oh rey,
que no puedo decírlo'. Y el rey dijo: 'Pregunta de quién es hijo el
mozo'”. Nadie lo sabe. Ahora el mozo viene con la cabeza del
gigante en sus manos, la cabeza de Goliat, el enemigo de Israel. Y el
rey le dijo: “¿De quién eres hijo tú, joven?” Y David
respondió: “Yo soy el hijo de tu siervo Jesse, el Belenita”.
Pero
la profecía fue hecha en I Samuel 17:25. “Que el padre de tal
muchacho sería liberado en Israel”. No el muchacho; el muchacho
está enterrado en cada ser en el mundo. Sino el padre de ese
muchacho, que sabe que él es el padre, él es liberado en el cielo,
libre en la Nueva Israel. Así que cuando uno sabe que él es el
padre por experiencia real, en ese momento él es libre en Israel.
Los 6000 años de confusión han acabado para él; pero David tiene
aún que ser redimido, ser descubierto en las mentes de todos. Y cada
uno va a encontrarlo, y al encontrarlo encontrarán la relación de
él mismo con ese muchacho; y todos nosotros seremos uno y nuestro
nombre uno cuando caiga el telón en el acto final de esta
maravillosa obra.
Blake
dijo: “No te dejes intimidar por el horror del mundo. Todo está
ordenado y correcto y debe cumplir su destino a fin de alcanzar la
perfección”.
Todo
está ordenado, todo es perfecto. Dios lo planeó tal y como ha
salido y como él lo quiso será consumado, y ningún tirano en el
mundo va a detenerlo. El tomará a todos los tiranos del mundo y los
utilizará en el cumplimiento de su propósito, como se nos dice en
Proverbios 16:4: “El Señor ha hecho todas las cosas para su
propósito, aún al malvado para el día del trastorno”. Todas las
cosas, no sólo unas cuantas. Por ello toma al ser malvado para
cruzarse en tu camino para añadir un poco más de fuego para
acercarte más a la imagen de Dios. Si se necesitan muchos para
cruzarse, se cruzarán en tu camino.
Qué
hombre mirando este ropaje que vestimos ahora lo vería nunca a
imagen de Dios. Pero éste no es el que es moldeado; éste es sólo
una forma sobre la que él se moldea a sí mismo. Cuando él ha
acabado el molde entonces viene a tí esta fantástica experiencia, y
despiertas en una tumba. Y la tumba todo el tiempo fue un útero, que
fue donde fuiste crucificado y no lo sabías. Y un día despiertas en
una tumba y la tumba es tu propio maravilloso cráneo; y eso es el
santo sepulcro.
Esta
semana, miles de peregrinos irán a Jerusalén, al Santo Sepulcro. Y
algunos sacerdotes, bastante inocentemente, señalarán un lugar y
dirán: “Ahí es, ahí es donde él fue enterrado”. Él no fue
enterrado ahí en absoluto. No hay un santo lugar en Jerusalén. El
santo lugar es tu propio maravilloso cráneo; ahí está el santo
sepulcro, ahí es donde él está enterrado. Y ahí es donde está
profundamente dormido soñando contigo esas visiones de eternidad
hasta que tú despiertes. Cuando despiertas tú eres él y él es tu
propio ser mismo. Su propósito es darse a tí, y no hay manera en la
eternidad de que Dios se pueda dar a tí y demostrarlo, a menos que
él también me de su más preciada posesión en el mundo, – y esa
es su hijo. Él no me da a su hijo para caminar por la calle conmigo
como un compañero, él me da a su hijo como mi hijo. Así que miro
directamente a los ojos del hijo de Dios y sé que es mi hijo.
Entonces
yo me pregunto, ¿cómo podría ser esto? He aquí un hombre de unos
años de edad, débil, limitado, con todas las fragilidades del
mundo, todas las debilidades de la carne, y sin embargo, Dios ha
tenido tanto éxito en su propósito para mí, que él, el no
engendrado se dio a mí; por lo tanto, yo soy no engendrado. Aunque
aparentemente tuve un comienzo en el tiempo, con el regalo de Dios,
el no engendrado, yo ahora dejo de ser engendrado. No tengo
genealogía, no tengo padre, – yo soy padre, – el padre de su
único hijo engendrado. Yo te digo que esto es un misterio. Pero los
misterios de esta naturaleza no son cuestiones que tienen que ser
mantenidas en secreto, sino verdades que son misteriosas por
naturaleza. No son cosas para ser escondidas. En el momento en que te
suceden, las cuentas para animar a cada ser en el mundo a que, a
pesar de los hornos del momento continúen, sigan moviéndose, pues
te estás moviendo de todos modos. Pero al final: – escucha las
palabras: “Oh Dios, Señor fiel”. Él ha mantenido su fe, él me
prometió en el principio que lo haría. “Tú me has redimido”. Y
luego me envió a través de los hornos sin mi consentimiento, sin mi
permiso.
Toma
la historia de Job. Aquí hay uno sometido a todos los más horribles
experimentos en el mundo producidos por Dios. Y al final él dijo
(Job 42:5), “Oí de ti por el oído, pero ahora mis ojos te ven”.
Él ve que lo único en el mundo es revelar a Dios a sí mismo,
porque Dios es invisible para el mundo; pero su hijo revela a Dios.
“Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, o quién es el Padre
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo elige revelársele”. Así,
¿cómo conoceré a Dios? Cuando su hijo viene a mi mundo y me mira a
la cara y me llama “padre”, entonces yo conozco a Dios.
Y
sin embargo a pesar de esto puedo decirte, vendrá el día en que
serás llevado a la presencia del Amor Infinito. Y tú no tienes que
preguntar quién eres o nadie en el mundo quién es. Cuando estás en
la presencia del Amor Infinito él te abraza; y tú sabes quién es
él y quién eres tú; pues en ese momento del abrazo te vuelves uno
con el cuerpo del Amor Infinito. Sí, ese Dios es el Todopoderoso que
conocemos. Pero la omnipotencia y la omnisciencia no son sino
aptitudes de Dios. Dios mismo es Amor, Amor absoluto, y no puedo
describirlo excepto para decirte que eso es el hombre. Cuando lo
miras a él, Amor Infinito, y él te abraza y te pierdes en el cuerpo
de Dios de nuevo, uno con él, es tu cuerpo. Y entonces él llega al
viaje final. “Y ahora os lo he dicho antes de que suceda, para que
cuando suceda, podáis creer” (Juan 14:29).
Así
que comparto con vosotros mi experiencia; y recordadla porque va a
sucederos a vosotros. Cuando os suceda, no diferiréis de cualquier
otro ser en el mundo a quien aún no le haya sucedido. Pero va a
sucederle a cada ser en el mundo, pero vosotros seréis uno con
aquellos a los que ya ha sucedido. Y cuando suceda, – puede
sucederos esta noche, – vestiréis el ropaje por un corto tiempo y
luego en el proceso normal de tiempo os lo quitaréis. Entonces, en
ese momento del desprendimiento de ese molde que Dios usó para
moldearse Él mismo, seréis uno con los dioses. Vuestra herencia
entera es heredar el reino de los cielos. Creedme.
No
puedo describir a qué se parece ese ropaje. Puedo describir la
sensación, pero eso no tiene sentido para nadie en el mundo. Pero el
acto final, cuando asciende a los cielos, y tú asciendes y vives, –
sólo puedo describirlo como el serafín. Un ser líquido dorado,
dorado – y tú asciendes como una serpiente. Esto no tiene sentido,
¿no? Una serpiente humana, como está descrito en Isaías 6:2. La
cara, las manos, los pies eran humanos, pero él no podía describir
la gloria del cuerpo. Es simplemente una luz líquida dorada. Porque
en la resurrección el hombre está por encima de la organización de
sexo. Él usó este ropaje para moldearse y darse al hombre.
Blake
lo suscitó en su maravilloso poema llamado “Las Puertas del
Paraíso”.
“Cuando
el Hombre cansado entra en su Cueva,
se
encuentra con su Salvador en la tumba;
algunos
encuentran un Ropaje Femenino ahí,
y
algunos uno Masculino, tejidos con cuidado;
Dejad
que los dulces Ropajes Sexuales
se
vuelvan un devorado Sudario.
¡Uno
muere! ¡Ay! ¡El vivo y el Muerto!,
¡Uno
es matado y Uno es huido!”
Si
éste es matado, el molde, se ha acabado. No hay necesidad del molde
ya, pues él tejió entre esta imagen dividida, masculina y femenina,
el ropaje que es inmortal, que está por encima de la organización
de sexo. Así él descarta entonces esta imagen dividida en lo que se
refiere a ese individuo. Él está ahora vestido con su cuerpo eterno
inmortal y no necesita de la imagen dividida en la que Dios mismo se
moldeó y se dio a nosotros; ese ser es Jesse, que significa “YO
SOY”. El mismo nombre que Jehová, que es “YO SOY”. El mismo
nombre que Jesús, que es “YO SOY”.
Así
que yo te cuento el fantástico misterio de la crucifixión. Es
cierto. Comienza la obra de Dios. Si yo fuera a una obra esta noche o
viera una película de tres horas ante mí en la pantalla, – yo
podría, como mucha gente hace, tergiversar el papel del actor y
hacer de él, como hace la gente aquí con un actor de cine o actor
de teatro, – hacer de él un ídolo, pedirle su autógrafo. Hacer
todo tipo de cosas que hacen de él un ídolo. Y entonces, hacer de
él un ídolo, me esconde el mensaje de la obra. Aquí hay una obra
condensada en unas cuantas horas que tardó seis mil años en
desarrollarse. Y así la concepción errónea del hombre de
Jesucristo ha hecho de Jesucristo a los ojos de todos los cristianos,
un ídolo; y ese ídolo esconde de ese hombre que lo mantiene como un
ídolo, el verdadero mensaje de Dios.
El
propósito de Dios es darse a nosotros sin intermediario. No hay
intermediario entre Dios y tú. Efectivamente él se ha engendrado a
sí mismo en tí, porque Él es sin origen, el no engendrado. Cuando
él se engendra en tí y se da a tí, completamente individualizado
como tú, – y tú no tienes origen, y la razón por la que no
tienes origen es el hijo, y ves al hijo de Dios como tu hijo.
Entonces tú sabrás quién eres: el ser sin padre, sin madre.
Es
extraño decir que yo, una pequeña cosa de unos cuantos años de
edad, – que un fantástico misterio podría tener lugar ahí y aquí
está este ropaje que comenzó hace 58 años; y sin embargo en este
ropaje, y en el ropaje que indudablemente comenzó el que lo
precedió, algo estaba siendo moldeado que no fue engendrado. Y
cuando fue completamente tejido hasta su perfección, entonces yo
vestí el ropaje que fue moldeado sobre mí, con todo el dolor por el
que atravesé; que yo fui el ser que lo moldeó. Y el ser que lo
moldeó no es engendrado. Así que el ropaje que yo visto, el ropaje
inmortal, aunque engendrado, está siendo vestido ahora por el no
engendrado, Dios padre. Medita sobre ello.
Si
lo que te dije esta noche parece extraño, – si estás aquí por
primera vez, o quizás si estás aquí por centésima vez, sigue
pareciendo extraño, – pero es verdad. Todo lo que te dije es
verdad, te he hablado de mis propias experiencias espirituales.
Estamos todos en una fabulosa peregrinación hacia algún santuario
invisible y Dios está despertando en nosotros. El mundo a nuestro
alrededor continuará en su viaje; y cuando seamos señalados uno por
uno ellos se reirán sólo de pensar que él que murió una muerte
normal como cualquier otro hombre tuviese ese desenlace, – su
desenlace final, y de paso esa experiencia, – ¿hablan sobre ello,
se perpetúa? Ellos sonríen y continúan el viaje. Perfectamente
bien. Pero yo te digo, tú también serás llamado de la
peregrinación y la voz hablará desde el vasto cielo: “Dios camina
con ellos”. Y alguien preguntará a la voz, y la voz responderá:
“Sí” y se volverán hacia tí y serán igual de histéricos como
fueron conmigo. Y la voz en las profundidades de tu propia alma te
dirá: “Dios se acostó dentro de tí a dormir, y mientras dormía
tuvo un sueño, él está soñando que es tú”.
Y
entonces sentirás la maravillosa emoción de ser clavado sobre ese
cuerpo. ¡Pero oh qué emoción! Esos arremolinados vórtices, sin
dolor, sólo alegría, extática alegría. Y entonces estás en la
cama solo y el viaje en el alma continúa, pero ellos siguen
avanzando, pero tú no puedes descansar desde ese momento. Todo
cambia. Ves a la gente como tú la veías y aún así son diferentes.
Tú conoces su futuro, tú conoces lo que ellos están destinados a
ser; que todo el mundo está destinado a tener la experiencia; y a
recordar en ese extático momento en que él fue clavado en la cruz
incontables edades antes a través del amor de Dios.
“A
menos que yo muera tú no puedes vivir;
Pero
si yo muero me levantaré de nuevo y tú conmigo.
Y
si Dios no muere por el Hombre y no se da a sí mismo
Eternamente
por el Hombre, el Hombre no existiría.”
Y
este es el maravilloso misterio de la vida a través de la muerte.
Ahora aquí está nuestra historia para tí esta noche.
Traducido
por Javier Encina
La conferencia original en inglés es THE CRUCIFIXION (Neville 4-9-1963)
La conferencia original en inglés es THE CRUCIFIXION (Neville 4-9-1963)
Que maravilloso, gracias Manu por compartir la Experiencia y Sabiduría de Neville que en cada momento nos invita a hacernos conscientes de lo que somos, un abrazo.
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