~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


sábado, 13 de abril de 2013

EL SEÑOR, NUESTRO ALFARERO (Neville - 11 de julio de 1969)

Neville Goddard (11 de julio de 1969)


EL SEÑOR, NUESTRO ALFARERO



En el capítulo 64 del Libro de Isaías leemos: “Oh Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos la arcilla. Tú eres nuestro alfarero; nosotros somos la obra de tu mano.” ¿Cuando tú oyes las palabras Señor, Padre y alfarero, piensas en otro? Yo ciertamente espero que no.

La palabra “Señor” es Jod He Vau He [pron. “Yod Hey Vav Hey”] que es definido como “YO SOY”. Tu propia maravillosa YO SOYdad es el Señor, tu Padre. Y la palabra “alfarero” significa “imaginación”, eso que está dando forma a tu mundo. La imaginación es el Señor, el alfarero, el formador de tu mundo, moldeándolo en su forma actual.

“Dios es el Hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El Cuerpo Eterno del Hombre es la Imaginación, que es Dios mismo.” (William Blake)

Dejadme compartir una historia que leí en la sección de revista del New York Times del 26 de Octubre. Fue una carta escrita por uno mientras estaba en prisión en una isla en el Mar de Asia. Este caballero estaba bajo arresto domiciliario, vigilado las 24 horas del día, y sólo se le permitía un corto paseo antes de cenar. Cada mañana a las 9:00 y cada tarde a las 6:00 él tenía que firmar en la comisaría de policía antes de regresar a su habitación.

Ahora, estas son sus palabras: “Yo comencé a imaginar el árbol en el pueblo de Paula el día después de mi fuga. Yo observé al hombre cuyo trabajo es sentarse en la plaza y vigilarme mientras él tomaba su café. Yo olía el pan recién horneado de la panadería y oía al zapatero abrir su tienda, y sabía que eran ahora las 9:00. A las 9:30 yo imaginaría a un oficial hablar con el hombre sentado en la plaza, mirar hacia arriba a mi apartamento atentamente mientras el hombre le decía que él no me había visto en mi balcón ese día.

A las 10:00 la policía vendría a investigar y llamaría a la puerta. A las 10:30 las noticias se dispersarían en el exterior y todos sabrían que yo había escapado. Durante todo el día los pueblerinos pasarían en su silencioso camino, echándose secretamente una mirada de complicidad unos a otros, regocijándose de mi libertad. Luego imaginaría a mis amigos reunidos alrededor de su pequeña radio de onda corta, oyendo las noticias de mi fuga. Me parecía sentir la emoción más grande cuando llegaba a la escena donde todos ellos sabían que yo estaba libre.”

Al principio esto fue sólo un sueño despierto, y luego él empezó a creer en su realidad. Oh sí, hubieron medios físicos por los cuales él escapó, pero ellos llegaron a existir como resultado de su actividad imaginaria. Yo te digo, intentar cambiar las circunstancias de tu vida antes de cambiar tu actividad imaginaria respecto a ella, es luchar contra la naturaleza misma de las cosas; pues este es un mundo de imaginación, creado por Dios – tu realidad y todo imaginación.

Todas las cosas existen en la Imaginación Divina que se está reproduciendo a si misma en ti, la imaginación humana; por lo tanto todas las cosas existen en ti.

Ahora, no tienes que ser un prisionero físicamente para utilizar esta ley. Podrías estar aprisionado financieramente, socialmente o intelectualmente. Todo lo que necesitas es un vivo deseo de cambiar. Y tú puedes, haciendo lo mismo que este caballero hizo, imaginando la escena que tendría lugar el día después de tu boda, el día después de recibir tu ascenso, el día después de haber sido liberado financieramente para vivir agraciadamente. Elige tu día después, y luego imagina la escena que tendría lugar. Este caballero comenzó dejando que los del pueblo supieran de su fuga imaginativamente.

Ahora, tú tienes amigos. Ellos conocen tu estado actual y las condiciones que te rodean. Si no son como te gustaría que fueran, deja que tus amigos lo sepan – no verbal o externamente – sino en tu imaginación. Velos viéndote como ellos tendrían que verte el día después de que supieran que las cosas son justo como tú quieres que sean. Luego espera con confianza que se abran caminos que tú no podrías concebir. Nadie sabe cómo o cuándo sucederá, pero lo hará. Te encontrarás caminando a través de un puente de incidentes que tú conscientemente no concebiste, el cual te lleva a tu libertad – cualquiera que ese final pueda ser.

Yo te digo: “El hombre es todo imaginación y Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El cuerpo eterno del hombre es la imaginación y eso es Dios mismo.” Cuando este Dios despierta dentro de tí, Su nacimiento te viste con todo lo que se dice de Él en las Escrituras. Se dice que Él es la luz del mundo, que Él es amor, que Él es el poder y la sabiduría del universo. Yo puedo decirte, cuando Él despierte en tí, serás vestido con poder, con sabiduría, con luz y con amor. Y aquellos cuyos ojos están abiertos al mundo eterno interior del pensamiento te verán vestido como Dios.

Pero si el ojo no está abierto, te verán sólo como el pequeño ropaje que tú vistes, con todas sus debilidades y limitaciones. Este lo continuarás llevando hasta que el cordón de plata que te ata a él sea liberado. Sólo entonces tu herencia celestial será plenamente realizada. Pero de noche, mientras tu ropaje de carne duerme aquí, eres despegado y movido al mundo de eternidad donde eres plenamente consciente de lo que estás haciendo. Entonces una rápida serie de acontecimientos te jalarán de vuelta a esta superficie despierta de la mente, y contarás tu historia con la esperanza de que todos los que la oigan te crean. Un día ellos creerán, pues tendrán una experiencia idéntica. Nadie puede fracasar, pues la gracia no se puede ganar. Es un regalo, dado a todos cuando Dios despierta en todos, individualizado como el único en quien Él despierta.

Este hombre empezó imaginando simplemente lo que los pueblerinos harían si supieran que él estaba libre. Siendo un general bajo el liderazgo del rey, el legítimo gobernante de la isla de Grecia, él fue apresado cuando la oposición se hizo cargo, ya que eran muchas mentes brillantes inteligentes de la época.

Si ellos pudieran sólo ver el secreto de esta historia también se liberarían. No por los mismos medios, estoy seguro, porque Dios es infinito en su poder creativo. Él tiene caminos y medios que nosotros no conocemos. No es la historia de los medios lo que es importante, sino el principio; pues los medios siguen al principio.

Él simplemente imaginó una escena que implicaría el cumplimiento de su deseo. Comenzó por imaginar ver a sus amigos reunidos alrededor de la radio de onda corta en secreto, oyendo las noticias de su fuga. El hombre se sentó en la plaza y tomó su café cada día, igual que el panadero horneó su pan y el zapatero abrió su tienda; pero el conocimiento de su fuga fue noticia – y no un hecho cotidiano – para que sus amigos lo celebraran. Pero este día fue diferente y eso le dio la emoción de su vida al imaginar.

Comienza ahora a crear la escena que, si fuera verdad, implicaría el cumplimiento de tu deseo. Si tú quieres, no hay poder que pueda impedir su venida a la existencia, porque tu Señor es tu Padre, que es tu alfarero, y tu deseo es arcilla en Su mano. Así que “Levántate y ve a casa del alfarero”, dijo el Señor al profeta Jeremías, “y ahí Yo te dejaré oír mis palabras.” De modo que yo fui a la casa del alfarero, y ahí él estaba trabajando en su torno. Aunque la arcilla en su mano estaba estropeada, él no la descartó sino que la rehizo en otra vasija, como le pareció bien al alfarero hacer.

Cuando alguien entre en tu mundo, no lo descartes volviéndole la espalda porque esté enfermo, con problemas financieros o sin éxito a sus propios ojos. En cambio, ve su deseo como arcilla en tus manos imaginarias. Toma esa misma vasija (persona) y rehazla en otro estado como te parezca bien a ti hacer.

Si él está desempleado, rehazlo en un hombre que esté lucrativamente empleado y más feliz de lo que nunca estuvo en su vida. Eso es todo lo que haces. Qué medios serán aplicados hacia su empleo no es tu preocupación. Tu único deseo es ser el perfecto alfarero.

La persona entra en tu mundo como una vasija estropeada, no para ser descartada, sino para ser rehecha en otra vasija como te parezca bien a ti – el alfarero – hacer. Léelo en el capítulo 18, el segundo a través de los cuatro versos del Libro de Jeremías. “¡Levántate! Ve a la casa del alfarero y ahí Yo te dejaré oír mis palabras. Así que fui a la casa del alfarero y ahí él estaba trabajando en su torno, pero la vasija de arcilla en su mano que estaba haciendo estaba estropeada, de modo que la rehizo en otra vasija como le pareció bien al alfarero hacer.” ¡Y cuando lo hagas, sabrás quién es el alfarero!

Esta ley es verdadera para cualquiera que tú puedas encontrar. No es necesario que sea un pariente de sangre. Puede ser alguien del que te hable un amigo; pero yo puedo decirte: al final todos nosotros estamos emparentados, pues todos nosotros estamos entremezclados y realmente somos uno. No estamos tan separados como el mundo piensa que estamos. Yo no podría verte en este momento si no hubieras penetrado en mi cerebro; así que estás literalmente dentro de mí, incluso aunque aparentemente existas en el mundo circundante independiente de mi percepción.

Ahora, si tú cambiaras en el exterior y yo me hago consciente de ello, el correspondiente cambio tendría lugar dentro de mí respecto a ti. Tu cambio podría tener lugar socialmente, intelectualmente, financieramente o incluso en tu apariencia física; pero si encuentro el cambio, me penetra. Mi aceptación de él me hará modificar la imagen de ti que yo tengo.

Ahora, ¿debo esperar a que el cambio aparezca en el exterior antes de que pueda cambiar mi imagen de ti, o puedo producir el cambio en mí primero, y luego ver un cambio correspondiente en el exterior? Yo puedo, si sé que el alfarero es mi propia maravillosa imaginación humana y está creando todo lo que está teniendo lugar en mi mundo. “Oh Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros somos la arcilla. Tú eres nuestro alfarero, nosotros somos las obras de tu mano.” El alfarero, el Señor y el Padre son el mismo ser, la misma conciencia, la misma Imaginación.

¡Cree en mis palabras! ¡Confía en tu imaginación! Habiéndose reproducido Él mismo en ti, todas las cosas existen ahora en tu imaginación. Si tú deseas cambios, prodúcelos primero en el interior. Penetra en eso que existe en ti, ya que esa penetración obligará al exterior a amoldarse a los cambios que tú, el alfarero, lleves a que pasen. El único modo de comprobar esto es intentarlo. Imagina una escena que tendría lugar después de que tu deseo haya sido cumplido.

No te preocupes en cuanto a cómo ello va a suceder; simplemente ve al final. Lo más creativo en ti es tu poder para imaginar que una cosa exista. Se nos dice en el Libro de Hebreos que “Las cosas que son vistas están hechas de cosas que no aparecen.” Nadie puede ver tus pensamientos cuando tú te sientas a imaginar. Son invisibles para el mundo exterior, pero tú sabes lo que has hecho. Ahora, puesto que la imaginación y la fe son las que crean y sostienen tu mundo, si tú no tienes fe en lo que has imaginado, no llegará a pasar. No puede, porque la imaginación y la fe son las dos caras de la misma moneda.

Lo que te digo lo sé por experiencia. Yo no estoy teorizando o especulando. He puesto a prueba mi poder creativo y ahora he despertado del sueño de la vida. He tenido las mismas experiencias que uno llamado Jesucristo en las Escrituras. Ahora puedo decir con Él: “Yo soy la luz del mundo.” Y aquellos que tienen los ojos penetrantes me han visto en mi vestimenta de luz.

Una amiga mía compartió esta experiencia conmigo el lunes pasado por la noche. Ella decía: “Mi amiga Sharon y yo estábamos contigo mientras te preparabas para subir al estrado. Tú parecías muy pálido y débil con tu traje azul oscuro, así que te compramos unos flanes, helados y barras de chocolate, para darte fuerza. Cuando subiste al estrado, la forma que conocíamos desapareció y en su lugar apareciste como luz. Tú eras un hombre gigante, elevándote sobre todos, sin embargo nada más que luz. Cuando miré tu cara tu luz comenzó a intensificarse y se hizo tan grande que desperté.” Luego, como un recordatorio ella dijo: “El dulce, el flan y el helado que te compramos costaron 0.28 $.” Así que ahora yo le debo 0.28 $.

Ella me vio convertirme en la luz que llenaba la sala, y vio correctamente, pues yo sé que esto es cierto. Como ves, sus ojos le fueron dados por aquel a quien yo le di mis ojos. Ahora ella también puede ver la verdad de la que hablo; sin embargo, al dar un regalo espiritual no se pierde, sino que se conserva, para aumentar su poder, su sabiduría y él mismo.

Yo te estoy diciendo la verdad. Yo vivo en ese mundo de luz. Un día yo dejaré esta simple cosa que ella vio vestida con un traje azul oscuro, para ser uno con mi Padre celestial que me envió. Pero antes de ir debo darle 0.28 $, pues – como Sócrates, que debiendo un gallo, pidió que después de que hubiera tomado la cicuta su deuda se pagara – yo no quiero irme de aquí debiendo a nadie.

Yo te digo, tú eres todo imaginación y no un prisionero de algo o de alguien, más bien te tienes aprisionado a ti mismo. Tú has traído todas tus experiencias a la existencia y tú puedes cambiarlas ahora que sabes quién eres.

Cuando oigas la palabra “Señor”, no pienses en otro. La palabra es “Yod Hey Vav Hey” y significa “YO SOY”, como las palabras “Padre” y “alfarero”. Tu conciencia de ser es tu YO SOY, tu alfarero que moldea tu mundo. En él y sólo en él yacen todas las responsabilidades por lo que es hecho en tu mundo.

Tu propia maravillosa imaginación humana es la causa de las restricciones de la libertad que disfrutas hoy. No hay otra causa sino el Señor, que es el Padre, que es el alfarero; y si Él es tu propia maravillosa imaginación humana, ¿a quién te puedes dirigir para rezar o culpar por las circunstancias de tu vida? Los líderes ciegos de los ciegos culpan a la sociedad o al gobierno de las causas de los fenómenos de su vida.

Pero yo te digo: no hay otra causa, pues no hay nadie fuera de yo mismo. La sociedad, el gobierno, tu familia o amigos, están todos dentro de tí. Aunque parezcan estar fuera, no hay ni una cosa ahora que no exista en tí. Como Imaginación Divina (el Señor Dios Todopoderoso) se ha reproducido Él mismo en tí – la imaginación humana; y la Imaginación Divina contiene todas las cosas dentro de Ella misma.

No mires a otro como la causa de tu desgracia. Si estás percibiendo una cosa, está penetrando en tu cerebro; por lo tanto existe en tí. Eso que estás percibiendo parece existir en el mundo circundante independiente de tu percepción de ello, pero no esperes a que cambie. Si deseas un cambio en eso que estás percibiendo, debes producir el cambio en tí mismo. No pidas a nadie que te ayude; simplemente persiste en tus nuevos pensamientos y deja que tu pensamiento modificado se reproduzca en tu mundo exterior, pues es sólo una plasmación del mundo de pensamiento dentro de tí. Inténtalo. Tú puedes cambiar tu mundo como este prisionero hizo. Con su imaginación él se movió en el tiempo al día después de su fuga. Tú puedes hacer lo mismo. ¿Sabrían tus amigos de tu éxito el día después de que fue logrado? ¿Se juntarían para comentarlo? Haz de su reunión la escena desde la cual empezar. ¿Qué dirían ellos? ¿Estaría alguno de ellos celoso? ¿Alguno feliz por ti? Ponlos a todos juntos y fisgonea en su conversación. Luego cree en lo que has oído. Persiste y tu éxito está asegurado.

Esta noche me he sentido impulsado a hablar sobre la ley porque la gente parece olvidarla y, puesto que aún estamos en el mundo del César, la ley es importante. El Libro de los Salmos comienza: “Bienaventurado es el hombre que se deleita en tu ley, meditando día y noche. En todo lo que hace, él prospera.”

Aunque para mí la promesa es el gran objetivo, pues es la verdadera realidad de todo; mientras estamos aquí en este mundo del César, la renta tiene que ser pagada, la ropa y la comida compradas con la moneda del César; así que la ley es importante. No te fallará, te lo prometo; pero no opera por si misma. Cuando tú sepas lo que quieres, no reces a nadie aparte de Dios, pues el verdadero Dios está dentro de ti. De hecho, Dios no está ni siquiera cerca, ya que la cercanía implica separación. Dios es tu YO SOY, y no hay lugar a donde puedas ir y no estar consciente de ser.

Sé que no soy esta vestimenta que llevo, pues yo la he visto en la cama cuando no estoy en ella; pero no he estado nunca en ninguna parte donde no sea consciente de que yo soy. Ese “YO SOY” es el Señor – del que yo nunca podría estar muy lejos como tampoco cerca, porque cercanía implica separación, y yo no puedo estar separado del Señor.

“Oh Señor, Tú eres nuestro Padre; nosotros somos la arcilla; Tú eres nuestro alfarero; nosotros somos las obras de tu mano.” Cuando yo, todo imaginación, entré por la puerta de la muerte, encontré un ropaje masculino esperando ahí. Blake lo dijo tan bellamente: “Cuando el hombre cansado entra en la sepultura encuentra a su Salvador en la cueva. Algunos encuentran un ropaje femenino ahí y algunos uno masculino, tejido con cuidado.” Yo encontré un ropaje masculino, otros encuentran un ropaje femenino; pero yo – el que encuentra – soy el Hombre, no masculino o femenino. Y yo – el Hombre – soy uno con Dios; pues yo y mi Salvador somos uno. Yo y mi Señor somos uno. Yo y Dios somos uno. Y yo y el alfarero somos uno.

Entrando en la cueva que es el cráneo humano, encontramos un ropaje tejido por la mujer con cuidado. La inmortalidad ocupa el ropaje que llevas y con el que caminas, creyendo que es la restricción que él lleva – desde la cuna a la sepultura – hasta que despierta. Y ese día tú sabrás quién eres realmente; pues sabrás que tú mismo eres el Señor Dios Jehová que es Jesucristo.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es THE LORD, OUR POTTER (Neville Goddard 11-07-1969)




sábado, 6 de abril de 2013

LA IMAGINACIÓN SE CUMPLE (Neville - 26 de octubre de 1968)

Neville Goddard (26 de octubre de 1968)


LA IMAGINACIÓN SE CUMPLE



Yo digo que la imaginación crea la realidad, y si esta premisa es cierta, entonces la imaginación se cumple en lo que tu vida se convierte. Aunque yo he cambiado las palabras, lo que estoy diciendo no es nuevo. Las Escrituras lo dicen de esta manera: “Lo que tú desees, cree que lo has recibido y lo habrás recibido.” Esta afirmación se remonta a dos mil años, incluso antes de que Jeremías hablara del mismo principio en su historia de la vasija y su arcilla.

Pero hasta que la imaginación se vuelva una parte de tu hábito natural de pensamiento normal, tú no actuarás conscientemente. Como respirar, esta conciencia debe convertirse tanto en una parte de ti que no te vuelvas a izquierda o derecha para rogar o culpar a nadie. Cuando tú conozcas esta presencia, no importará si empezaste tu vida detrás de la bola ocho(1) o en un palacio; como un niño pobre o un niño rico; te darás cuenta de que la vida está siempre exteriorizando lo que tú estás imaginando.

No tener el conocimiento de este principio, de que tú puedes reproducir tu entorno – sea agradable o desagradable – siempre y para siempre, según alimentes o tu imaginación o lo que tus sentidos dictan. Pero conociendo este principio puedes ignorar el presente, y desligado de los llamados hechos de la vida puedes imaginar el presente como tú desees que sea y que se alimente de tu deseo, y no de su omisión.

Ahora, la imaginación no se puede observar como vemos los objetos en el espacio, pues la imaginación es su realidad. Fawcett da el nombre de “Dios” a la causa del universo, diciendo: “Dios, el creador, es como puro imaginar en nosotros mismos. Él obra en las profundidades de nuestra alma subyaciendo a todas nuestras facultades, incluyendo la percepción, y surge en nuestra mente superficial menos disfrazado en forma de fantasía productiva.”

¡Escucha tus pensamientos y oirás las palabras de Dios! Un pensamiento que no es sentido no produce nada. Pero un pensamiento que produce elementos motores ¡se reproduce! Atrapa a Dios en un momento de un elemento motor tal como la cólera, el miedo o la frustración, ser felicitado o felicitar, y sabrás lo que va a suceder en tu mundo. A menos, por supuesto, que detengas tus pensamientos y los revises. La mayoría de nosotros, sin embargo, no somos conscientes de lo que estamos haciendo, de modo que no observamos al creador. Pero podemos atraparlo cuando fluye en nuestra mente superficial menos disfrazado en forma de fantasía productiva.

Si mientras vas en el autobús, conduciendo el coche, sentado en casa o estando en un bar oyes una observación y reaccionas moviéndote en el interior, esa observación se cumplirá en lo que tu vida se convierta. Este principio te libera, si estás dispuesto a asumir su responsabilidad.

Pero la asumas o no, cumplirás cada pensamiento elemento motor tuyo de cualquier modo. Así que al final, tú no simpatizarás ni condenarás, sino que simplemente le hablarás, a aquellos que pueden estar atravesando por una experiencia desagradable, de este principio, y – si ellos lo aceptan – dejarás que el principio funcione en sus vidas.

Ahora, la persona media en América es cristiana o judía. Pregunta a cualquiera de ellos si creen que imaginar crea la realidad, y todas las probabilidades son de que te den una respuesta negativa. Pero aunque ellos no lo sepan, si creen en Dios creen en la imaginación. Ellos pueden leer las Escrituras y aceptar las palabras en la superficie, pero su sentido no se ha convertido en parte de su pensamiento.

La noche pasada, por ejemplo, oí a Billy Graham por primera vez. Había miles de personas en la audiencia escuchando a un coro de miles de miembros cantar la canción “Oh, cuánto amo a Jesús.” Ahora, no quiero ser crítico, pero cuando oí a Billy Graham hablar, me di cuenta de que él no tenía el menor concepto de Jesús, mucho menos de su segunda venida. Él decía: “Si Jesús viniera ahora, tan sólo imagínate, no habría más cáncer, ni más fallos cardíacos, ni más muerte.”

Billy Graham cree que el cielo está hecho de cuerpos de carne y hueso en estados excrementicios. Y tendrían que tener cuartos de baño ahí, si no hubiera más muerte. Si estuvieras aún en un cuerpo, eso es excrementicio. Tendrías que tomar la comida que se te da, y lo que no pudieras asimilar tendrías que expulsarlo. Y, a menos que perdieras todo sentido de la vergüenza y volvieras al mundo animal, tendrías que tener un cuarto de baño. Yo escuchaba a este hombre y me preguntaba: ¿es este el hombre que estuvo departiendo en la Casa Blanca y fue recibido por el Papa en el Vaticano? (Por otro lado, el Papa es igualmente tonto respecto al misterio de Cristo.)

Luego, al final del programa, hubo una petición de dinero. Él te dará dos libros que no habías pedido. Uno interpreta la Biblia y el otro interpreta al primero. Todo lo que tienes que hacer es enviar tu donativo a esta sencilla dirección: Billy Graham, Minneapolis, Minn. “Pero”, dijo él, “este programa nos ha costado 500.000 $, y nosotros no tenemos ese dinero. Así que si usted está solo por favor envíe una contribución. Pero si no está solo, entonces haga una colecta entre todos los que estén con usted y envíela.” Ahora, esto continúa noche tras noche ¡durante toda una semana! Él es un ser grande y maravilloso, pero no tiene ningún concepto del misterio de Cristo.

Ahora quiero mostrarte lo que quiero decir cuando digo que tú puedes ser exactamente lo que quieras ser. Déjame empezar diciéndote que durante el último par de meses me he sentido como el diablo, sin embargo sabía que yo era responsable del infierno en que me encontraba. El médico me hizo todas las pruebas posibles, y cuando le vi ayer me dijo que yo era un dilema.

¿Sabes qué es un dilema? Es un argumento que presenta dos o más alternativas igualmente concluyentes contra un oponente. En otras palabras, si partes de la suposición de que cualquiera que tú elijas tu conclusión será errónea, tú tienes un dilema. Tú puedes utilizar cualquier cosa como un dilema. Por ejemplo a mí. Mi sangre indicaba una cosa en una cierta prueba y la opuesta en otra. Las pruebas sólo confirmaron lo que yo ya sabía: que la causa de mi incomodidad descansa en la profundidad de mi alma y no en ninguna causa secundaria – tal como el tiroides, el corazón, el hígado o cualquier cosa fuera de mí mismo.

Yo estoy vistiendo un cuerpo, pero no soy yo. Yo me pongo en este cuerpo, lo cual me limita. Yo soy su poder operante. No puede ser causal, ya que sólo refleja lo que yo estoy manteniendo en mi imaginación. No debo justificarlo, condenarlo o excusarme de ningún modo. Sabiendo que no me sentía bien, yo cambié mi sensación, y cuando las pruebas (que yo había pasado para complacer a la persona que amo) volvieron, me enteré de que yo era un dilema.

Yo te pido tomar la misma responsabilidad. No pasar la pelota a ninguna persona, organización, situación o circunstancia, sino descubrir por ti mismo que imaginar verdaderamente crea la realidad. Si la causa de toda vida es Dios, entonces Dios debe ser todo imaginación. Y debido a que tú puedes imaginar, entonces – como Dios – tú eres pura imaginación en ti mismo. Independientemente de que la razón y tus sentidos lo nieguen, puedes imaginar cualquier cosa y traerla a que pase si esta premisa es cierta.

Ahora dejadme compartir algunas cartas maravillosas que he recibido recientemente. Una señora escribe: “En Julio mi coche necesitaba una reparación. Cuando firmé el recibo de crédito aceptando pagar el coste de 62 $, me imaginé que era un cheque, pues yo nunca firmo un cheque a menos que haya dinero en el banco para cubrirlo. Agosto y Septiembre pasaron sin ninguna solicitud de pago. En Septiembre un hombre me paró y deseoso de vender su casa me pidió ponerla en lista. Le dije que yo ya no estaba en el negocio y le recomendé a mi anterior corredor. Me olvidé completamente de ello, pero en Octubre, justo antes de que la comunicación de la reparación del coche llegara, recibí una comisión de remisión de mi anterior corredor por la cantidad de 68 $ – seis dólares más del coste de la reparación de mi coche.

Aquí el dinero – como la historia en el capítulo 6 de Lucas – vino a ella apretado, sacudido y rebosando. Todo el mundo en el mundo antiguo tenía un bolsillo grande donde se colocaba el grano y se apretaba hacia abajo hasta que rebosaba. Igual que la docena del panadero, esta señora recibió más de sus 62 $.

Luego decía: “Durante algún tiempo mi sillón favorito había necesitado tapicería nueva. Elegir el material y el patrón fue fácil, pero el coste de 87 $ tuvo que ser imaginado. De modo que en vez de limitarme a una cifra exacta, simplemente imaginé mi sillón ya nuevamente tapizado. Mientras estaba sentada en él, yo negaba su forro gastado, y cuando pensaba en él estando en otra parte de la casa, siempre lo veía como yo deseaba que fuera.

A primero de Septiembre, durante las vacaciones, nuestro vecino tuvo un ataque de corazón. Su mujer, deseando estar con su marido, me preguntó si su hijo podía quedarse con nosotros hasta su regreso. Puesto que él y nuestro hijo eran compañeros de juego e inseparables, John se quedó con nosotros durante cinco buenas semanas, y cuando su madre preguntó cuánto me debía, yo amablemente le dije, '¡Nada! Pero algún día, cuando tengas un viejo billete gastado de cien dólares escondido en tu cartera y no sepas qué hacer con él, puedes dármelo.' Y la señora contestó, 'Eso es exactamente lo que mi esposo y yo acordamos hacer', y tomó de su cartera un billete doblado de cien dólares y me lo dio. Ese dinero pagó el nuevo forro del sillón, más un suplemento de 13 $.” De nuevo vemos el dinero venir a ella apretado, sacudido y rebosando.

Cuando tú aplicas este principio hacia el aparente otro lo estás aplicando hacia ti mismo, porque no hay otro. Se nos dijo que cuando Job se olvidó de si mismo en su amor por sus amigos y oró por ellos, su propio cautiverio fue levantado. Luego todo lo que el aparentemente había perdido le fue retornado, multiplicado cien veces.

Cuando tú perdonas a otro pensando en él como te gustaría que fuera y convenciéndote de la realidad de tu acto imaginario, estás perdonándole por lo que él parece ser, poniéndole en un estado enteramente diferente. Haz eso y estás sustituyendo un concepto innoble por uno noble. ¡Eso es el perdón! El perdón pone a prueba la capacidad de la persona para entrar y participar de la naturaleza de lo opuesto. Un sacerdote dirá: yo te perdono, sin embargo cuando él se cruza contigo por la calle recuerda lo que fue confesado. Si él puede recordar, ¡no ha perdonado! El recuerdo de lo que fue hecho o dicho debe ser sustituido por otra cosa, de modo que lo primero no pueda ser recordado ya.

Si la actual Sra. Onassis sigue siendo la Sra. Kennedy a tus ojos tú no la has perdonado, porque estás aún viéndola en el antiguo estado. Perdónala perdiéndote tanto en la idea de su nuevo estado que sea todo lo que tú puedas recordar, y no el anterior. Sigue pensando en ella en el estado anterior y las has empujado de vuelta a él, pues hay sólo estados, exteriorizados.

Ahora aquí hay otra historia: Mi amiga fue a Pittsburgh este verano a visitar a una amiga de la infancia, que expresó el deseo de un nuevo órgano Baldwin. Ahora, poseyendo un órgano económico, mi amiga le dijo que cada vez que se sentara a tocar, imaginara ver la palabra “Baldwin” a través del frontal del órgano y afirmara que es su modelo de alta gama y haberlo pagado. Ella prometió hacerlo.

Ahora, el padre de la amiga había partido de este mundo, y cuando ella recibió un cheque de 4.500 $ de su patrimonio, ella lo gastó en reparaciones necesarias de la casa. Pero cuando llegó otro cheque con la cantidad de 3.500 $ del patrimonio, ella decidió comprar su órgano. Aunque el Baldwin de alta gama tenía un precio de 5.000 $, le dijeron que se lo venderían por 4.000 $, y le aplicarían un segundo descuento de 1.000 $ dólares a cambio de su órgano actual, haciendo que el costo total fuera de 3.000 $ por el órgano de sus sueños. Ella accedió a pagar los 3.000 $ y el órgano fue instalado.

Aunque una lluvia torrencial había provocado que el tejado de su casa necesitara reparación, el presupuesto de 1.700 $ se retrasó; así que cuando llegó, mi amiga recibió una llamada de su amiga preguntando por qué el constructor había esperado a dar su presupuesto hasta después que el Baldwin había sido comprado. Entonces mi amiga le contó la historia de mi amiga Ana, que vivía en Nueva York. Ana era una miembro de la profesión más antigua del mundo, la de ser una dama de la noche. Ella frecuentemente venía a mis conferencias, pero este día nos encontramos en la esquina de Broadway y la Calle 72, donde me contó esta historia. Un día, mientras pasaba junto a una tienda de sombreros, se enamoró de un bonito sombrero de su escaparate con una etiqueta que indicaba que costaba 17.50 $. Deseándolo tanto, decidió aplicar este principio, de modo que en su imaginación se colocó el sombrero en la cabeza, y mientras subía por Broadway sentía el sombrero en su cabeza. No quería mirar en un escaparate de una tienda y ser desilusionada, y cuando llegó a casa, imaginó que se quitaba el sombrero y lo colocaba en el estante superior antes de mirarse al espejo.

Diez días después una amiga la llamó y la invitó a almorzar. Cuando llegó, la amiga le entregó una caja de sombrero, diciendo: “No sé lo que me poseyó, pero compré este sombrero y cuando llegué a casa me di cuenta de que había cometido un error. No me gusta para mí, pero pienso que te quedaría estupendamente a ti, Ana.” Abriendo la caja metió la mano y sacó, no un sombrero, sino el sombrero.

Luego Ana me dijo: “¿Por qué Dios no me dio el dinero para comprar el sombrero, en vez de traérmelo a través de una amiga?” Le pregunté si ella se sintió obligada con su amiga, y cuando dijo que no con la cabeza, le pregunté cuánto pagaba ella habitualmente por un sombrero. Cuando me dijo 4 $ o 5 $, le pregunté si había comprado un sombrero de 17 $ antes. De nuevo la respuesta fue que no; y cuando admitió que debía el alquiler de dos semanas, le dije: “Si mientras estabas admirando el sombrero hubieras encontrado un billete de cien dólares en la acera, ¿habrías comprado el sombrero? Yo responderé por ti: no, no lo habrías hecho. Habrías pagado el alquiler y quizás comprado algunos comestibles, pero no habrías comprado el sombrero. Dime Ana, ¿cuánto dinero debe darte Dios para lograr que compraras un sombrero de 17 $? Si te hubiera dado mil dólares no lo habrías comprado, pues tú no estás acostumbrada a comprar sombreros tan caros; así que Dios sabe mejor cómo darte el sombrero que tú deseabas.”

Después de contar la historia, mi amiga preguntó: “¿Cuánto dinero debe darte Dios para comprar el órgano? Tú tienes el órgano porque tú lo imaginaste. Ahora aplica el mismo principio al nuevo tejado, pues la imaginación no te fallará.” He aquí un principio que la señora utilizó para su órgano, pero cuando se necesitaba un tejado nuevo ella olvidó la fuente de los fenómenos de la vida. La razón entró y le dijo que todo el dinero del patrimonio de su padre se había ido. Si tú la dejaras, la razón te quitaría este regalo divino y te dejaría pobre, de hecho. Pues tú tienes el regalo de poseer todo lo que imagines, ¡si eres fiel a lo que has asumido!

Ahora, una señora escribió diciendo: “Soñé que estaba en unos grandes almacenes con una querida amiga que accedió a vigilar mi bolso mientras yo compraba. Pero cuando volví, mi amiga se había ido y mi bolso estaba puesto en una bolsa de papel en el suelo. Al abrir el bolso descubrí que faltaban 30 $ y una pequeña tarjeta que llevo señalando que soy una ministra ordenada de Unity. Desperté preguntándome por qué alguien querría esa tarjeta.”

La tarjeta contenía el objeto central de la verdad en su sueño. Ella había pagado las treinta monedas de plata – el precio pagado por la verdad – y ahora ella había trascendido cualquier ordenación en este mundo. Por buena que Unity y todos esos grupos sean, están jugando sus papeles en ciertos niveles de la conciencia. Pero esta señora había ido más allá de cualquier ismo artificial, sea Unity, la Ciencia Cristiana o la Ciencia de la Mente. Todas esas son doctrinas artificiales, no basadas en la visión. A ella le fue mostrado que había pagado el precio por Cristo; y la tarjetita que le dio título para cierto nivel de conciencia había sido eliminada, pues ella había trascendido el nivel psicológico y entrado en el tercer nivel del arca de la vida – el nivel de la visión. Ella había encontrado a Cristo porque había pagado el precio.

Yo puedo decírtelo: ¡tú tienes dentro el poder para crear cualquier cosa! Deja a la gente ser lo que quieran ser, mientras te pones metas para tí mismo. No importa qué ha sucedido en tu vida o lo que la evidencia de tus sentidos te diga, el poder del universo está en ti. Ese poder es el Señor Cristo Jesús, cuyo nombre es YO SOY. Sin embargo no lo conocerás nunca a menos que lo pongas a prueba, pues sólo entonces te darás cuenta de que Jesucristo está en ti. Me enseñaron que Cristo estaba fuera en algún lugar en el espacio. Pero acepté el desafío y me puse a prueba, para descubrir que yo soy creador. Que yo creo desde dentro y que mi vida es el cumplimiento de mis propios actos imaginarios. No siempre he sido sabio en mi elección, pues la imaginación está siempre cumpliendo su estado imaginario y yo he imaginado cosas desagradables y las he cosechado convirtiéndome en el cumplimiento de lo que estaba imaginando.

Entonces me volví más alerta y descubrí que podía atrapar a Cristo mientras fluía a mi mente menos disfrazado en forma de fantasía creativa. Si mis pensamientos eran impulsos motores y eran desagradables, yo sabía qué esperar a menos que los revisara. Pero fueran agradables o desagradables, yo sabía que los cumpliría.

No envidies a nadie. Si un hombre tiene 500 millones de dólares y una chica está en lo alto de la escala social es porque Dios, en ellos, tuvo el deseo y se ha cumplido. Blake estaba en lo cierto cuando tituló su maravilloso cuadro: “¡Más, más! es el grito del loco. Menos que todo no es suficiente.” Las Escrituras nos dicen: “Todo lo tuyo es mío y lo mío es tuyo”, pues todo lo que Dios es, es tuyo, ya que tú heredas a Dios. Él es tu posesión, así que todo lo que Dios es, cuando tú Le heredas menos que todo no es suficiente. Pero el grito de “más” es el grito del loco, pues en tanto él quiera más, nunca tiene suficiente.

La Sra. Onassis se nutre de un fondo de crédito de más de 20 millones de dólares. Tú podrías pensar que era suficiente, pero tú puedes ajustarte a un modo de vida en que no lo sería. Están las necesidades de caridad, mas si tú deseas ser una de las diez mejor vestidas del país, debes tener una fortuna para gratificar ese deseo.

No hay nada malo en ello. Yo personalmente no tengo ningún deseo de ser nombrado entre los exteriormente bien vestidos. Espero estar interiormente bien vestido. Espero que mi luz sea cegadora. Yo espero que mi vestimenta sea tan poderosa que uno no pueda estar en su presencia a menos que esté cualificado para estar ahí. Y si yo modifico mi vestimenta para adaptarme al nivel en que otro está, para que él pueda ver al ser que yo represento, lo hago – pero ciertamente no en el exterior.

Yo te digo: imaginar crea la realidad. Créeme, pues es verdad. Fawcett estaba en lo cierto cuando decía: “El secreto de imaginar es el más grande de todos los problemas a cuya solución el místico aspira, pues el supremo poder, la suprema sabiduría y el supremo deleite descansan con mucho en la solución de este misterio.”

Un amigo mío envió al Sr. Fawcett mi libro, y llamó su atención hacia el capítulo llamado “La Revisión”. Él también envió una copia a un físico de una de nuestras grandes universidades. El físico sintió que puesto que las afirmaciones recogidas ahí no eran científicamente probables, el libro no era digno de su biblioteca. Mientras el viejo caballero – que fue filósofo y profesor en la Universidad de Oxford – escribió la carta más dulce, diciendo: “Yo no sé quién es Neville, pero habiendo leído el capítulo sobre la revisión como solicitaste, sé que él sólo pudo haberlo recibido de los hermanos. Nadie sino la sociedad divina podría haber dictado ese capítulo.” He aquí un hombre lleno de alabanza para un pensamiento que el científico ridiculizó porque estaba fuera de su alcance.

Te pido que me tomes en serio. La imaginación se cumplirá, de modo que no te limites por nada de lo que esté sucediendo ahora, no importa lo que sea. Sabiendo lo que quieres, concibe una escena que implicaría que lo tienes. Convéncete de su verdad y camina ciegamente en esa suposición. Cree que es real. Cree que es cierta y llegará a pasar. La imaginación no te fallará si te atreves a asumir y persistir en tu asunción, pues la imaginación se cumplirá en lo que tu vida se convierta.

Ahora, tú puedes conocer a alguien que tuvo una asunción pero murió antes de que fuera realizada. Yo puedo decirte: la muerte no termina con la vida. El mundo no deja de ser en el momento en el tiempo en que tus sentidos dejan de registrarlo. En cambio tú eres devuelto a la vida para continuar tu viaje, y tus sueños – irrealizados aquí – se realizarán ahí. Tú no puedes detenerlo, pues la imaginación está siempre creando la realidad.

Cuando mi hermano Lawrence estaba haciendo su salida de este mundo, yo le dije a mi cuñada que había matrimonio en el otro mundo, y ella – en un tono muy ligero – dijo: “Yo no quiero ir ahora, ¿pero tú piensas que Lawrence me estará esperando para que podamos volver a casarnos?” Bueno, respondí yo en el mismo tono ligero, diciendo: “Dios es misericordioso.” Dejaré eso ahí y tú puedes dar la interpretación que quieras respecto a lo que yo he dicho. ¿Pero imaginas a dos personas que han pasado su vida peleando como el perro y el gato queriendo perpetuarlo? No. Dios es misericordioso. Realmente lo es. Una vez que tú has experimentado un estado infeliz tendrías que ser un estúpido idiota para repetirlo. Pero después de la resurrección no hay dar o tomar en matrimonio, pues estás por encima de la organización de sexos – por completo más allá de ello.

Ahora entremos en el silencio.


(1) Se utilizaba para dar a entender que se está en una posición difícil y complicada. (Lo que pasa en el billar: si cuelas la bola 8 pierdes, y si estás detrás de ella, te bloquea el tiro y estás en situación comprometida)



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es IMAGINATION FULFILLS ITSELF (Neville Goddard 10-26-1968)




lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo Veinticuatro – FRACASO


Capítulo Veinticuatro

FRACASO

ESTE LIBRO no estaría completo sin un capítulo dedicado al fracaso al intentar aplicar la ley de la asunción. Es muy posible que tú hayas tenido o vayas a tener fracasos en este sentido – muchos de ellos en asuntos realmente importantes. Si, después de leer este libro, y de tener un conocimiento profundo de la aplicación y funcionamiento de la ley de la asunción, la aplicas fielmente en un esfuerzo por realizar algún deseo intenso y fracasas, ¿cuál es la razón? Si, a la pregunta, “¿Persististe lo suficiente?”, puedes responder, “Sí” – y aún así el cumplimiento de tu deseo no se realizó, ¿cuál es la razón del fracaso?

La respuesta a esto es el factor más importante en el uso exitoso de la ley de la asunción. El tiempo que le lleva a tu asunción convertirse en un hecho, a tu deseo cumplirse, es directamente proporcional a la naturalidad de tu sensación de ya ser lo que quieres ser – de ya tener lo que deseas.

El hecho de que no se sienta natural para ti ser lo que te imaginas ser es el secreto de tu fracaso. Independientemente de tu deseo, independientemente de cuán fiel e inteligentemente sigas la ley, si tú no te sientes natural acerca de lo que quieres ser, no lo serás. Si no se siente natural para ti conseguir un trabajo mejor, no conseguirás un trabajo mejor. El principio entero está claramente expresado por la frase bíblica “mueres en tus pecados” [Juan 8:24] – no trascendiste de tu nivel actual al estado deseado.

¿Cómo puede alcanzarse esta sensación de naturalidad? El secreto yace en una palabra – imaginación. Por ejemplo, y esta es una ilustración muy simple: supón que estuvieras firmemente encadenado a un banco de hierro grande y pesado. Posiblemente no podrías correr, de hecho ni siquiera podrías caminar. En esas circunstancias, no sería natural para ti correr. Ni siquiera podrías sentir que fuera natural para ti correr. Sin embargo podrías fácilmente imaginarte corriendo. En ese instante, mientras tu conciencia está llena con tu carrera imaginaria, te has olvidado de que estás inmovilizado. En [tu] imaginación, tu carrera era completamente natural.

La sensación de naturalidad necesaria puede alcanzarse llenando persistentemente tu conciencia con la imaginación – imaginándote siendo lo que quieres ser o teniendo lo que deseas.

El progreso sólo puede surgir de tu imaginación, de tu deseo de trascender tu nivel actual. Lo que verdadera y literalmente debes sentir es que con tu imaginación todas las cosas son posibles. Debes darte cuenta de que los cambios no son causados por capricho, sino por un cambio de conciencia. Puedes fallar en alcanzar o mantener el estado particular de conciencia necesario para producir el efecto que deseas; pero una vez que sabes que la conciencia es la única realidad, y que es el único creador de tu mundo particular y has grabado a fuego esta verdad en todo tu ser, entonces sabes que el éxito o el fracaso están enteramente en tus manos. Sea que estés o no lo suficientemente disciplinado para mantener el estado de conciencia necesario en casos específicos no tiene nada que ver con la verdad de la ley misma – que una asunción, si se persiste en ella, se solidificará en hecho. La certeza de la verdad de esta ley debe permanecer a pesar de una gran decepción y la tragedia – incluso cuando tú “veas la luz de la vida extinguirse y a todo el mundo seguir como si todavía fuera de día”. No debes creer que porque tu asunción falló en materializarse, la verdad de que las asunciones se materializan es una mentira. Si tus asunciones no se cumplen, es debido a algún error o debilidad en tu conciencia. Sin embargo estos errores y debilidades pueden superarse. Por lo tanto, prosigue en la consecución de niveles [de conciencia] cada vez más altos sintiendo que tú ya eres la persona que quieres ser. Y recuerda que el tiempo que le lleva a tu asunción hacerse realidad es proporcional a la naturalidad de serlo.

El hombre se rodea de la verdadera imagen de sí mismo. Cada espíritu se construye una casa y más allá de su casa un mundo, y más allá de su mundo un cielo. Sabe entonces que el mundo existe para ti. Para ti el fenómeno es perfecto. Lo que somos, es lo que sólo podemos ver. Todo lo que Adán tenía, todo lo que el César podía, tú lo tienes y puedes hacerlo. Adán llamó a su casa, cielo y tierra. El César llamó a su casa, Roma; tú quizás llames a la tuya un oficio de zapatero, un centenar de acres de tierra o una buhardilla de estudiante. No obstante línea por línea y punto por punto, tu dominio es tan grande como el de ellos, aunque sin buen nombre. Construye por lo tanto tu propio mundo. Tan rápido como ajustes tu vida a la idea pura de tu mente, es que se desplegará su gran proporción.” (Emerson)



Traducido por Manu LDA
Tomado del libro THE POWER OF AWARENESS, capítulo 24, pág. 111, Neville Goddard (1952)
© Todos los derechos reservados




sábado, 23 de marzo de 2013

EL SECRETO DE LA ORACIÓN (Neville - 6 de octubre de 1967)

Neville Goddard (6 de octubre de 1967)


EL SECRETO DE LA ORACIÓN



El secreto de la oración bíblica, según se dijo en forma de parábola, es orar sin desfallecer. Tal parábola habla de una viuda, la cual persistía en venir a un juez pidiendo reparación. Al principio él no respondió, luego se dijo: “Aunque yo ni temo a Dios ni respeto al hombre, sin embargo yo la exoneraré, porque por sus muchas venidas, me cansa.” Las parábolas, como los sueños, contienen un solo flujo de verdad. Esta parábola insta a la persistencia en dominar el arte de la oración. Una vez que lo has dominado, vivirás en el estado de acción de gracias, y durante todo el día te dirás una y otra vez a tí mismo: “¡Gracias, Padre!”

Una oración de lo más eficaz se encuentra en el capítulo 11 del Libro de Juan, como: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado, pues tú siempre me escuchas.” En este capítulo, se cuenta la historia de alguien que ha muerto y aparentemente se ha ido de este mundo. Pero la verdad es que nadie está muerto para tí, cuando tú sabes cómo orar. Ya no puedes tocar, ver u oír a aquellos que amas con tus sentidos mortales, pero si sabes cómo dar gracias, puedes moverte de tu cuerpo de oscuridad al mundo de la luz y encontrar a tus seres queridos ahí. Por lo tanto, el que aprenda cómo orar descubrirá el gran secreto de una vida plena y feliz.

En el capítulo 33 del Libro del Génesis, Jerusalén es llamada “Sichem”. Se dice que “Jacob vino a salvo a la ciudad de Sichem, que está en la tierra de Canaán. Allí erigió un altar y lo llamó El Elohey Israel, que significa 'el Dios de Israel'. Orientándose hacia Sichem (la verdadera dirección) Jacob permaneció en El Elohey Israel, que significa 'seguro en mente, cuerpo o bienes'.”

Se nos dice que Daniel se orientó a una ventana abierta, donde miró hacia Jerusalén. Y los del mundo musulmán rezan mirando hacia lo que ellos llaman la Meca. Pero debido a que el cristianismo tiene lugar dentro, las Escrituras están hablando de la Jerusalén dentro, y no en el exterior en absoluto. Cuando ores no te postres en el suelo y mires hacia algún lugar del este en el espacio, sino ajústate mentalmente a tu deseo cumplido. Aunque esta técnica es simple, se necesita práctica para llegar a dominarla. Tu verdadera dirección es hacia el conocimiento de lo que quieres. Conociendo tu deseo, apúntate directamente frente a él pensando desde su cumplimiento. Silencia todo pensamiento y permite que las puertas de tu mente se abran. Luego entra en tu deseo. Quédate con tu imaginación como tu compañera. Empieza pensando en tu imaginación como algo distinto de tí mismo, y finalmente sabrás que tú eres lo que anteriormente llamabas tu imaginación. Es posible amputar una mano, una pierna o varias partes del cuerpo – pero la imaginación no puede ser amputada ¡pues es tu Yo eterno!

Déjame mostrarte lo que quiero decir. Mientras estoy aquí en Los Ángeles, puedo desear estar en otra parte. El tiempo y las finanzas pueden no permitirlo, pero en mi imaginación yo puedo asumir que ya estoy allí. Ahora, por un mero acto de asunción de mi parte, Dios sale de este cuerpo. Si asumo que estoy en Nueva York, cualquier persona de Los Ángeles en que yo piense debe estar a 4.800 kilómetros de distancia. Ya no puedo pensar en ellos como si estuvieran en la misma calle o en las colinas al oeste de mí. Esa es mi prueba.

La palabra “oración” significa “movimiento hacia, acceso a, hacia o en la vecindad de”. Orientándome hacia Nueva York, he hecho un movimiento, un acceso a. Cuando actúo en la vecindad de, veo a mis amigos respectivos de New York. Habiendo hecho esto, he de tener plena confianza en mi imaginación, sabiendo que Él es el ser que hace el movimiento. Las palabras de Blake son ciertas: “El hombre es todo Imaginación, y Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El cuerpo inmortal del hombre es la Imaginación, y eso es Dios mismo.”

Tú no sólo puedes moverte en el espacio, sino también en el tiempo y cumplir cada uno de tus deseos. La oración no tiene que estar limitada a lo que una persona llama “uno mismo”. Tú puedes orar por otro, sintiendo que ellos ya tienen lo que anteriormente querían, pues sentir es un movimiento. El primer acto creativo recogido en las Escrituras es el movimiento: “Dios se movía sobre la faz de las aguas.”

Un amigo recientemente tuvo una visión fantástica, durante la cual se preguntaba: “¿Aprendí algo?” y yo respondí: “Sí, aprendiste cómo moverte.” Entonces todo se transformó, mientras el conflicto se extinguía, una casucha se convirtió en un castillo, el campo de batalla en un mar de trigo maduro, y él fue escoltado a su hogar eterno. La oración es movimiento. Es aprender cómo moverse hacia un cambio en tu cuenta bancaria, tu estatus marital, o el mundo social. Aprende a dominar el arte del movimiento; pues después de moverte, el cambio comienza a surgir de lo profundo. La técnica de la oración es dominar tu movimiento interno. Si estás viendo cosas que te gustaría cambiar, muévete en tu imaginación a la posición que ocuparías después de que el cambio tuviera lugar.

Cada cosa y cada uno en tu mundo eres tú mismo exteriorizado. Cualquier petición de otro – oída por ti – no debería ser ignorada, ¡pues viene de ti mismo! Descendiste de un mundo de luz para confinarte a este cuerpo de oscuridad. Ahora siendo una chispa de un mundo infinito de luz, un día tú recordarás ese mundo y despertarás, pero mientras tanto debes aprender a ejercitar el poder de tu mente. Habiendo recordado el mundo infinito de luz, ahora yo sé que todo soy yo mismo, ya que todas las cosas están contenidas dentro de mí.

La oración es movimiento psicológico. Es el arte de moverse de un problema a su solución. Cuando una amiga llama, hablando de un problema, colgamos, y me muevo del estado del problema a su solución oyendo a la misma señora diciéndome que el problema ya está resuelto.

Un amigo recientemente compartió este sueño conmigo: Estábamos en un jardín y me contó todos sus deseos, cuando yo dije: “No los desees, ¡vívelos!” Esto es cierto. Desear es pensar ¡en! Vivir es pensar ¡desde! No pases por la vida deseando. Vive tu deseo. Cree que ya se ha cumplido. Cree que es verdad; pues una suposición, aunque falsa, si se persiste en ella, se solidificará en un hecho.

Cuando estás aprendiendo el arte de la oración, la persistencia es necesaria, como se nos dijo en la historia del hombre que – viniendo de noche – dijo: “Amigo, préstame tres hogazas de pan.” Aunque su amigo contestó: “Es tarde, la puerta está cerrada, mis hijos están en la cama, y yo no puedo bajar y servirte”, debido a la inoportunidad del hombre, su amigo le dio lo que quería. La palabra inoportunidad significa audaz atrevimiento. El hombre repitió y repitió su petición, poco dispuesto a aceptar un no por respuesta. Lo mismo es cierto de la historia de la viuda. Estas son todas parábolas contadas para ilustrar la oración.

La oración del Señor enseña la unicidad de todos nosotros. Comienza: “Padre nuestro”. Si Dios es nuestro Padre, ¿no somos uno? Independientemente de nuestra raza o color de piel, si tenemos un Padre común, debemos tener una hermandad común.

Finalmente todos vamos a saber que nosotros somos el Padre; pero mientras tanto, la persistencia es la clave para un cambio de vida – más ingresos, mayor reconocimiento, o lo que el deseo pueda ser. Si tu deseo no se cumple hoy, mañana, la semana próxima o el mes próximo – persiste, pues la persistencia, compensará. Todas tus oraciones serán respondidas si tú no te rindes.

Mi viejo amigo Abdullah me dio este ejercicio. Cada día me sentaría en mi sala de estar donde no pudiera ver el teléfono del pasillo. Con los ojos cerrados, yo asumiría que estaba en la silla junto al teléfono. Luego yo me sentiría de nuevo en la sala de estar. Esto lo hice una y otra vez, mientras descubría la sensación del movimiento de cambio. Este ejercicio fue muy útil para mí. Si lo intentas, descubrirás que te vuelves muy suelto con este ejercicio.

Practica el arte del movimiento, y un día descubrirás que por el mero hecho de imaginar, eres separado de tu cuerpo físico y colocado exactamente donde tú te estás imaginando que estás – tanto es así que tú eres visto por aquellos que están allí.

Siendo todo imaginación, tú debes estar donde tú estés con la imaginación. Moviéndote en tu imaginación, estás preparando un lugar para que tus deseos se cumplan. Luego vuelves, para caminar a través de una serie de acontecimientos que te llevarán a donde te has colocado. Con la imaginación, puedo ponerme donde yo desee estar. Me muevo y veo el mundo desde ahí. Luego vuelvo aquí, confiando en que – de un modo desconocido para mí – este ser que puede hacer todo y lo sabe todo, me llevará físicamente a través de un puente de incidentes a donde yo me he colocado. Puedes moverte en la imaginación a cualquier lugar y a cualquier tiempo. Habita ahí como si fuera verdad, y habrás aprendido el secreto de la oración.

Mi esposa tuvo una visión maravillosa en la que se encontraba en un bosque de árboles. Caminando por un claro, vio gente reunida alrededor de un altar. Una señora se acercó, llevando un libro titulado, La creencia de la fe y el perdón de los pecados según el judaísmo. Al llegar al altar, ella comenzó a leerlo en voz alta. Poco después, otra señora apareció, llevando un libro titulado, La creencia de la fe y el perdón de los pecados según el cristianismo. Acercándose al altar, ella también abrió su libro y comenzó a leer. Mientras mi esposa escuchaba, se dio cuenta de que era infinitamente más difícil ser cristiano que ser judío. Ella vio que todo era psicológico. Que nada se hace en el exterior, porque todo viene de dentro.

Browning comenzó su maravilloso poema, “Día de Pascua”, con las palabras: “¡Qué difícil es ser cristiano”. Y Chapman dijo: “El cristianismo no ha sido intentado y demostrado defectuoso. Ha sido intentado y encontrado difícil y por lo tanto abandonado.” ¿Por qué? Porque un cristiano no puede escurrir el bulto y culpar a otro. El cristianismo está construido sobre la base de que todos somos uno. De que el hombre está siempre atrayendo la confirmación de lo que está haciendo dentro de sí mismo. De que tu mundo da testimonio de lo que te estás haciendo a ti mismo. Esto es difícil de aceptar, sin embargo es el cristianismo. Nadie viene a mí, salvo que mi Padre que me envió le llame. Yo y mi Padre somos uno, por lo tanto, yo invito a todos los que entran en mi vida a que me revelen lo que yo estoy haciendo en mi imaginación.

Aprende cómo orar. Domínalo y haz tu mundo conforme al ideal que tú quieres experimentar. Deja de pensar en, y empieza a pensar desde. Pensar desde el deseo cumplido es realizar lo que nunca experimentarás mientras estés pensando en él. Cuando te pones en el estado del deseo cumplido y piensas desde él, estás orando, y de un modo que tu mente racional no conoce, tu deseo se convertirá en un hecho en tu mundo. Tú puedes ser el hombre o la mujer que quieres ser, cuando sabes cómo orar. Todas las cosas son posibles para el que cree, por lo tanto aprende el arte de creer y convencerte de que es verdad. Entonces un día, ocupando espacio y tiempo en tu imaginación, serás visto por otro, que te llamará o te enviará una carta verificando tu visita. Esto lo sé por experiencia.

La Biblia no es sólo bella poesía; es la palabra inspirada de Dios. Escrita por poetas, ellos han dado sentido ampliado a las palabras normales. Cuando tú pones tu cuerpo en la cama y asumes que estás en otra parte, ¿no eres todo imaginación? En el acto de imaginar, tú partes de las oscuras cavernas de este cuerpo y apareces donde te imaginas estar, porque tú eres Dios – todo imaginación – y no puedes morir. Tú no puedes ir a la muerte eterna en eso que no puede morir, ¡y tu ser inmortal es la imaginación! Tú eres el ser central de las Escrituras – el llamado Jesucristo, que es el Señor Dios Jehová – que descendió aquí con un propósito.

Mientras estés aquí, debes pagar el precio de vivir en el mundo del César. Tú puedes criticar a nuestros políticos y protestar por cualquier subida de impuestos, pero seguirás siendo gravado. Todo lo que tienes que hacer es aprender el arte de la oración y ganar más dinero.

Me acuerdo de una historia contada del difunto presidente Kennedy. Parece que su padre – que había, en una generación, hecho algo así como cuatrocientos millones de dólares – se quejaba de que sus hijos estaban gastando demasiado dinero. En un banquete, el presidente Kennedy dijo: “La única solución a este problema es que padre gane más dinero.”

Un día, una amiga me dijo que cuando era una niña, su padre decía: “Si tú no tienes más que un dólar y fuera necesario para ti gastarlo, hazlo como si fuera una hoja seca, y tú el dueño de un bosque ilimitado.” Si uno realmente sabe cómo orar, podría gastar su dólar y luego reproducirlo de nuevo. Como ves, este mundo es traído a la existencia por la imaginación del hombre, así que es muy importante aprender el secreto de la oración.

Si tú todavía estás deseando, ¡detenlo ahora mismo! Pregúntate a ti mismo cómo sería si tu deseo fuera una realidad. ¿Cómo te sentirías si fueras ya el que te gustaría ser? En el momento en que atrapas ese estado de ánimo, tú estás pensando desde él. Y el gran secreto de la oración es pensar desde, en lugar de pensar en. Anclado aquí, conoces dónde vives, tu saldo bancario, tu trabajo, acreedores, amigos y seres queridos – ya que estás pensando desde este estado. Pero tú puedes moverte a otro estado y darle la misma sensación de realidad, cuando encuentras y practicas el gran secreto de la oración.

Toma mi mensaje en serio y vive por él. Practica el arte de la oración diariamente, y entonces un día encontrarás que la oración más eficaz es: “Gracias, Padre.” Tú sentirás este ser dentro de ti como tu propio yo. Puedes hablar de él como “tú”, sin embargo sabes que es “yo”. Entonces tendrás una relación tú/yo, y te dirás a ti mismo: “Gracias, Padre.” Si quiero algo, sé que el deseo viene del Padre, porque todos los pensamientos surgen de Él. Habiéndome dado la urgencia, le doy gracias por cumplirla. Luego camino por la fe, en la confianza de que el que me la dio por medio del deseo la vestirá en forma corporal para que yo me la encuentre en carne.

No te entregues al hábito de juzgar y criticar, viendo sólo cosas desagradables. Tienes una vida – vívela noblemente. Es mucho más fácil ser noble, generoso, amoroso y amable, que ser crítico. Si los demás quieren hacerlo, déjales.

Ellos son un aspecto de ti mismo que tú no has superado todavía, pero no caigas en ese hábito. Simplemente agradece a tu Padre celestial una y otra y otra vez, porque al final, cuando caiga el telón sobre este maravilloso drama, el actor supremo se levantará de todo ello y tú sabrás que tú eres Él.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es THE SECRET OF PRAYER (Neville Goddard 10-06-1967)




sábado, 16 de marzo de 2013

¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? (Neville - 30 de octubre de 1967)

Neville Goddard (30 de octubre de 1967)


¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?



Muchas veces he oído a alguien decir: “Yo creo que imaginar crea la realidad, pero yo una vez imaginé algo y nunca llegó a pasar.” Entonces yo pregunto: “¿Qué estás haciendo, diciendo: 'Yo una vez lo imaginé' y no imaginándolo ahora?” Pues el nombre de Dios es Yo Soy, ¡no Yo Hice! Siempre pensando en Dios como alguien fuera de él mismo, al hombre le resulta difícil mantener el tiempo verbal, pero Dios es la imaginación humana y no hay otro Dios.

Cuando tú imaginas puedes incluir a los demás, pero no pienses en términos de influencia. Más bien, piensa sólo en términos de claridad de forma.

Quizás a un amigo le gustaría un mejor trabajo, más dinero y mayor responsabilidad. Antes de que imagines, tómate un momento y clarifica la forma que tu acto imaginativo tomará. ¿Estás dando tú la fiesta de celebración o es él? ¿Quién estará ahí? Llena la habitación con aquellos con los que querrías compartir la celebración. Levanta tu copa y di: “¡Por tu fabuloso nuevo trabajo, tu aumento de sueldo y el desafío de tu mayor responsabilidad!” No pienses en términos de tratar de influir al jefe del amigo, pues él podría morir o ser destituido. Simplemente ve al final. Brinda por el acontecimiento, y no pienses en influir a los demás.

La ley, para ser eficaz, necesita sensación con forma. Construye una estructura que implicaría que tu deseo está ya cumplido, y entra en su forma con la sensación. No tienes que estar preocupado por influir en los demás, ya que ellos no son la causa – ¡lo es tu acto imaginario! Aquellos que tienen mil millones de dólares no están causando tu mundo. Tú y sólo tú lo estás haciendo, ya que tus actos imaginarios influyen en la gente. Cada uno es tú mismo exteriorizado, así que cuando tú imaginas, ¡estás influyéndote tú mismo!

Sabiendo lo que quieres, coloca tu atención en su claridad de forma, y entonces observa qué estás imaginando. ¿Estás recordando cuando tú imaginaste algo mayor de lo que tienes? Si es así, estás confesando que no estás ahora imaginando tu deseo cumplido. Si imaginar crea la realidad, debes cambiar tu memoria y hacerte consciente de lo que estás imaginando ahora mismo.

Déjame ahora contarte una serie de sueños que yo recibí de una amiga. La serie comenzó una noche cuando ella se encontraba con un grupo de niños, tratando de encontrar algo que estaba perdido. Viendo una bolsa de papel marrón atada con una cuerda, ella la abrió y sacó un reloj, cuando uno de los niños dijo: “Eso es un tesoro”, y el sueño terminó.

La noche siguiente ella se encontró moviéndose como sobre ruedas, con todo lo que ella veía moviéndose con ella. Entonces ella se dijo: “Esto no es lo que yo quiero. Todo se está moviendo, mientras yo aún tengo la sensación de anhelo,” y ella despertó.

La noche siguiente, ella se sintió andando con una enorme multitud a través de campos, en carreteras y aceras. Ella subió montes y bajó escaleras, acudiendo a mis conferencias en muchos lugares. Escuchando atentamente, ella estaba emocionada al oír las revelaciones que estaban siendo compartidas. Entrando en un bello viejo edificio cubierto de hiedra, ella trataba mentalmente de recordar cada palabra que yo decía, pero cuando despertó sobre su cama, su memoria se había ido.

La noche siguiente ella entraba en una espaciosa casa blanca, que ella sabía que había construido su padre. Todas las habitaciones estaban vacías, excepto en la que yo estaba enseñando y la habitación adyacente donde estaba su padre. (No olvidar este aspecto del sueño, ya que el padre no es visto). Dirigiendo todas mis observaciones a ella, ella estaba llena de alegría. Entonces, con profunda autoridad yo anuncié: “Mi nombre es Viernes.” Reconociendo su tremendo significado, ella dijo: “¡Sí! Y eso significa, 'Oh querida mía'.” Yo sonreí, asentí y ella despertó.

Mi amiga oyó y vio correctamente, pues mi nombre es Viernes, ya que yo soy el Dios de amor. En la mitología (que es sólo visión en parte) el amor es una diosa. Pero en la visión, el amor es hombre. Habiendo sido incorporado al cuerpo del Señor Resucitado, yo soy la encarnación del amor; yo soy uno con ese único cuerpo, único Espíritu, único Señor, único Dios y Padre de todos.

La palabra “yachid” es usada sólo diez o doce veces en las Escrituras. Es definida como “Mi querido, mi único hijo”. Cualquiera que es incorporado al cuerpo de amor es “yachid”, y llamado mi querido. La palabra aparece primero en el capítulo 22 del Génesis, cuando el Señor – hablando del hijo prometido – dice a Abraham: “Tú no retuviste a tu único hijo (yachid).” Luego, en el Evangelio de Juan, cuando la crucifixión y la resurrección habían tenido lugar, es citado este pasaje de Zacarías: “Ellos le mirarán a él, a quien ellos habían traspasado, y se lamentarán por él como uno se lamenta por un hijo único (yachid).” (Juan 19 y Zacarías 12) Yo he experimentado las Escrituras. Yo ahora le cuento su verdad a aquellos que escuchen. Aquellos que crean mis palabras me encontrarán ya que enseño noche tras noche. Mi amiga no podía recordar las palabras que yo dije, pero ella recordaba mi nombre, pues mi nombre es Viernes, ya que yo soy el Dios de amor.

La primera definición dada a la palabra yachid es unidad; solo (en el sentido de ser único); el único. Cada uno incorporado a ese único cuerpo es único y el único, pues hay sólo un cuerpo; sólo un Espíritu, sólo un Señor, sólo un Dios y Padre de todos nosotros. En ese cuerpo hay una unidad, sin embargo una individualidad; y cuando tú lo vistes tú eres Viernes, el Dios de amor.

En este nivel nadie ve ese cuerpo; pero ella lo vio en espíritu y trajo de vuelta con ella la memoria de la experiencia. En las paredes cubiertas de hiedra yo enseñaba a los demás, pero en la casa blanca había sólo una puerta a la habitación ocupada por su padre no visto y donde yo le hablaba a ella sola. ¿Ves el simbolismo?

Ahora, un sueño es egocéntrico, con cada aspecto de él teniendo lugar en el individuo. Aunque el sueño se despliega en uno, ese uno lo contiene a todos. En su sueño el padre no es visto, pero se proyecta en el maestro, que le dice que su padre es el Dios de amor.

Volviendo a este nivel, las primeras palabras que nos son dadas por el que viene a revelar esta verdad – que imaginar crea la realidad – son: “Arrepiéntete y cree en el evangelio.” El arrepentimiento, que es un cambio radical de actitud, puede provocar que tu poderosa imaginación estalle a través de este mundo de muerte. Así que yo te pido arrepentirte. Poner a prueba esta maravillosa ley cambiando tu actitud hacia la vida y observando lo que sucede.

Un caballero recientemente soñó que estaba despellejando su cabeza, llevando la piel hacia abajo hasta su cuello, luego tirando de ella hacia atrás de nuevo. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que estaba generando luz desde el interior y supo que el exterior estaba completamente oscuro. Este caballero vio la verdad. Blake lo dijo tan bellamente: “Todo lo que contemplas, aunque parece fuera está dentro, en tu imaginación de la que este mundo de mortandad no es sino una sombra.” Ahora él sabe que el mundo externo está siendo iluminado por la luz de la conciencia que viene de dentro.

Mientras escuchaba una cinta de una conferencia mía, este caballero se quedó dormido y fue despertado por dos terribles golpes en el lado derecho de su cabeza y vio el dedo índice de la mano derecha extendido. Habiendo despellejado su cabeza, él ha eliminado la piel externa de Esaú. Sabiendo que debe continuar vistiéndola mientras esté aquí, este caballero la volverá a poner de nuevo; pero ahora él sabe que el mundo se hace vivo desde el interior – y eso en si mismo es totalmente un golpe. Este hombre ha estado viniendo a oírme durante sólo un corto tiempo. Él ha aparecido a la onceava hora y está recibiendo el mismo fruto que aquellos que vinieron a primera hora. Cada uno recibe el mismo mensaje y los mismos golpes, ya que ellos son esenciales para el despertar del durmiente dentro de todos.

En su maravilloso himno, Isaac Watts dice: “Envuelto dentro del silencio de la tumba el gran redentor duerme. Granizo y muerte combinaron su fuerza para sostener a nuestro Señor, pero el gran conquistador despierta y rompe la frágil cadena.” Tu Padre celestial duerme dentro de ti como tu propia maravillosa imaginación humana. ¡Un día Él romperá la cadena y tú surgirás como Él! Pero mientras tanto, ponlo a prueba, y descubrirás que ni granizo ni muerte combinando su fuerza impedirán que tus deseos sean cumplidos.

Ahora, hay una eterna hermandad y paternidad, pues cada individuo es el padre del mismo hijo. ¿Cómo podría nunca yo saber que tú y yo somos uno si no fuera por este símbolo? Dios colocó la eternidad (su único hijo, David) en la mente para que el hombre pueda saber que él es su padre. Y si tú sabes que David es tu hijo, y yo sé que yo soy su padre, ¿no somos uno? No hay otro modo de demostrar nuestra hermandad, salvo a través de nuestra común paternidad.

Si tú tuvieras un hijo y yo tuviera otro, podríamos cuestionar esta común paternidad; pero hay sólo un hijo, que es amado por todos. Todos nosotros somos uno, pero lo sabremos sólo cuando estemos reunidos en ese único cuerpo, único Espíritu, único Señor, único Dios y Padre de todos.

Piensa siempre con claridad de forma, pues cuando lo haces estás influyendo en los demás. Cuando yo quería salir de Barbados, no pensé en influir en nadie. Yo simplemente utilicé la claridad de forma y subí por la pasarela en mi imaginación. Ese acto provocó que alguien a cinco mil millas de allí cancelara su pasaje. Y aunque había cientos delante de mí esperando pasaje, el que tenía poder para distribuir los billetes nos eligió, de modo que yo no influí en los demás. Yo imaginé, y nosotros regresamos, mientras miles que nos precedían solicitando pasaje continuaron esperando su turno.

¿Sabes que en el momento en que trazas una línea abarcas energía? ¿Que sin un boceto, todo es nada? Traza tu boceto y haz tu imagen tan clara como sea posible. Quizás estás dando una fiesta para honrar a uno que está presente. Siéntate a la mesa con los amigos y levanta tu copa. Felicita a tu amigo por su nueva posición, su mayor sueldo y más responsabilidad. Pégate a ese pensamiento, y no importará para ti quién es influido.

En el momento que tú piensas en la influencia, tú reduces un milagro a magia. Toda la gente en el mundo son sólo tú mismo exteriorizado. Nadie tiene poder para retenerte o promocionarte, pues tú eres auto-promocionado o auto-restringido.

Blake nos dice que entremos en – no simplemente observar, sino entrar en – las imágenes en nuestra imaginación. Para abordarlas en el carro ardiente del pensamiento contemplativo. Hacer un amigo y compañero de cualquiera de estas imágenes de maravilla, pues si lo hacemos, nos levantaremos de la tumba y nos encontraremos con el Señor en el aire y seremos felices.

Digamos que tú estás en Los Ángeles y quieres estar en Nueva York. Tú podrías entrar en la ciudad en el carro ardiente de tu pensamiento contemplativo pensando desde ella, y no ya pensando desde Los Ángeles. Tú entras en Nueva York levantándote de tu tumba de carne y hueso en Los Ángeles y encontrándote con tu Señor (tu YO SOY) en el aire. Haz eso y serás feliz haciéndolo, pues así es cómo la realidad es creada.

Cuando entras en el estado que tú deseas expresar y crees que es verdadero, ningún poder en la tierra puede impedirle objetivarse. Y aunque tú deliberadamente no influyas en los demás, tú influencias a todo el mundo. Como Sir James [¿Frazer?] dijo: “Un hombre de este planeta no puede levantar una mano sin influir en la estrella más lejana en los cielos en su forma unificada.”

Practica el arte de imaginar, y descubrirás que puedes ir a cualquier parte y entrar en cualquier tiempo sin la ayuda de nadie. Muévete con tu imaginación, y la gente responderá a causa de tu acción. Atrévete a asumir que eres rico, y observa a todo el mundo jugar sus papeles para proporcionarte la riqueza que tú afirmas tener. Lo harán, pues ellos son sólo tú mismo exteriorizado.

El mundo sigue y sigue, como los actores – interpretando sus innumerables papeles – desean más y más cosas que se desvanecen. El hombre está siempre luchando por algo que pasa, sin embargo se le dijo: “No acumules tesoros en la tierra donde los ladrones pueden llevárselos y la polilla corromperlos, sino acumula tesoros en el cielo donde ningún hombre puede quitártelos.”

Los tesoros de la tierra pueden ser quitados en cualquier momento, pero los tesoros en las enseñanzas que yo estoy dándote ahora son para siempre. Sólo un ser fue perforado, y ése es Jesucristo, tu verdadera identidad. La crucifixión ha terminado. Tú has sido crucificado con Cristo y tu resurrección tendrá lugar en ti, a su propio maravilloso tiempo.

¡Yo te pido que pongas a prueba tu imaginación! Haz todo lo posible y cree en lo que has imaginado. No trates de influir en nadie. En cambio pon todas tus energías en la claridad de la forma.

Si cierto escritorio significa que estás ocupando un puesto deseado, ocupa ese escritorio. Entra en la imagen, y tú realizarás tu visión. Siéntate en la silla detrás de ese escritorio y ve la habitación. Persiste en pensar desde ese punto de vista. Si tú no ocupas físicamente esa silla mañana y comienzas a dudar, pregúntate: “¿Qué estoy haciendo, recordando y no imaginando?” ¡Luego regresa a tu silla detrás de ese escritorio!

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es WHAT ARE YOU DOING? (Neville Goddard 10-30-1967)




viernes, 1 de marzo de 2013

SIENTE PROFUNDAMENTE (Neville - 30 de mayo de 1969)

Neville Goddard (30 de mayo de 1969)


SIENTE PROFUNDAMENTE



Lo que tú sientes profundamente es mucho más importante que lo que estás pensando. Puedes pensar en hacer algo durante mucho tiempo y no hacerlo nunca, pero cuando sientes algo profundamente te ves impulsado a actuar – ¡y Dios actúa! Él, que es la causa de toda vida, actúa a través de la sensación de sentir. Puedes pensar en mil cosas, sin embargo no ser movido a actuar sobre una sola de ellas. Una convicción profunda – sentida, es mucho más importante que cualquier cosa que tú puedas pensar nunca.

Vayamos al primer capítulo de la epístola de Santiago: “Pide con fe, sin dudar, pues el que duda es como la ola del mar que es llevada y sacudida por el viento. Que esa persona no crea que un hombre de doble pensamiento, inestable en todos sus caminos, recibirá algo del Señor. Sino sed hacedores de la palabra y no sólo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Pues si eres un oidor sólo y no un hacedor, eres como un hombre que observa su cara original en el espejo y luego sigue su camino, olvidando cómo es. Pero si eres un hacedor de la palabra y no sólo un oidor olvidadizo, observarás la perfecta ley de la libertad y perseverarás. Ese hombre será bendecido en todas sus obras.”

¿Cómo harás para ser un hacedor en lugar de un oidor? Actuando con fe. El personaje central de las Escrituras, llamado Jesús, no puso límite al amor de Dios y al poder de la fe. De hecho todas sus grandes obras eran precedidas por las palabras: “Según tu fe.” Ahora, la fe abarca la sensación. Si tienes fe, tú actuarás, y si tú actúas Dios en ti está actuando, pues Dios es tu propia maravillosa imaginación humana, cuyo nombre eterno es YO SOY. Él actúa sólo cuando tú lo sientes. Esto es verdad incluso del modo más práctico.

Si yo te digo lo que me gustaría ser y tú me dices que siga mi camino, ya que ya lo soy – y por un fugaz momento veo el mundo como lo vería si eso fuera verdad, luego me doy la vuelta y me voy, olvidando lo que el mundo parecía sólo un momento antes – yo soy un oidor olvidadizo. Pero si soy un hacedor de la palabra y no sólo un oidor, yo persevero; o – como la palabra es traducida en la Versión del Rey Jaime, yo “continúo en” el estado, pues todas las cosas son posibles para el poder de la palabra.

Mira en un espejo y verás tu cara reflejada ahí; pero tú tienes otro espejo en el que puedes mirar. Ese es el espejo de tus amigos; si ellos oyen tus buenas noticias, sus caras lo reflejarían, ¿no? Asume que tu deseo es ya un hecho. Siente su sustancia y su realidad. Luego deja que tus amigos te vean en ese estado. Ellos son tu espejo viviente.

Ahora persevera en ese estado, y no te vuelvas y olvides rápidamente cómo quieres ser. Cruza esta puerta esta noche con la asunción de que eres el hombre (o mujer) que tú quieres ser. No hay ninguna diferencia si el exterior lo niega; tú has visto la expresión de las caras de tus amigos y oído sus felicitaciones en el interior, con fe. Ahora lleva esta sensación a lo profundo y persevera. Convoca un espejo viviente de amigos y conocidos que han oído tus buenas noticias y acéptalo como permanente. Ve tu cara reflejada en las suyas. Si ellos te aman, verás empatía. Ellos se regocijarán debido a tu buena suerte. Ahora, persevera en esa conciencia y no olvides lo que has visto en tu espejo viviente. Si lo haces, serás bendecido al hacerlo, como se te dice en el primer capítulo del Libro de los Salmos: “Bendito es el hombre que se deleita en la ley del Señor, la perfecta ley de la libertad, pues en todo lo que él hace, prospera.”

¿No fuiste liberado de tu pasado cuando viste las caras de tus amigos reflejando lo que tú querías que vieran? Si hubieras dejado el estado de pobreza, enfermedad o debilidad atrás y te hubieras movido al estado de riqueza, salud o fuerza – y tus amigos lo supieran – te habrías liberado de tu limitación anterior. Así, observando la perfecta ley de la libertad y perseverando, eres bendecido en todo lo que haces.

Yo te digo desde la experiencia personal que esto funciona, pero nosotros somos el poder operante. No opera por si mismo. Tú te puedes haber enterado de esta ley de oídas y haberla leído en un libro, ¿pero sabes por experiencia que la ley funciona? ¿La has puesto a prueba? ¿La has probado? Si lo has hecho, entonces puedes hablar con autoridad, que no tenías antes de la prueba. Yo puedo decirte: a través de la utilización de esta ley, eres completamente liberado.

He estado en muchos sitios donde estuve obligado a poner a prueba este principio. Mientras estaba en la pequeña isla de Barbados, que tenía sólo dos pequeños barcos de servicio, así como las cientos de islas cercanas, yo me comprometí a dar una serie de conferencias en Milwaukee a primeros de Mayo. Cuando llamé, el agente de navegación me informó de que, debido al hecho de que el barco que zarpaba de Nueva York llevaba sólo sesenta pasajeros y el de Boston sólo cien, no había pasaje disponible antes de primero de Septiembre. Se comprometió a poner mi nombre en la lista de espera, pero no me dio esperanza ya que la lista era muy larga.

Yo colgué el teléfono y me senté en mi silla de la habitación del hotel, cerré los ojos y asumí que estaba a bordo de un barco rumbo a Nueva York. Yo asumí que ocho o diez miembros de mi familia venían abordo conmigo, y que mi hermano Victor llevaba a mi niña. Podía sentir el movimiento de la tarima. No teniendo camarote asignado, permanecí en la cubierta y coloqué mis manos mentales en la barandilla y sentí la sal del mar ahí. Luego miré atrás con nostalgia a la pequeña isla. Yo repetí esa acción una y otra vez, sintiendo cada paso que daba sobre esa pasarela. Sentía la barandilla y olía la sal del mar. Hice todo lo que pude para apoyar que esa sensación pudiera ser traída, y cuando mis acciones parecían naturales, lo interrumpí.

Al día siguiente mismo, recibí confirmación de que estaría navegando en un barco que atracaría en Nueva York una semana antes de mi compromiso en Milwaukee; lo cual hice. Cuando le pregunté al agente cómo obtuve los pasajes, dijo que tuvieron una cancelación en Nueva York y la única persona a la que él había llamado de la lista de espera sintió que el momento era inoportuno, de modo que – sabiendo que podía acomodar a mi esposa, a nuestra hija pequeña y a mí mismo en un camarote – nos admitió. Yo nunca supe por qué alguien canceló en Nueva York o por qué el que él llamó en Barbados no podía tomar el barco en ese momento, o por qué el agente no llamó a los demás de la lista de espera. Sólo sé que yo obtuve la reserva que había imaginado.

He contado esta historia antes, y alguien en la audiencia una vez dijo: “¿Hacer eso fue una actitud cristiana? Tú podías haber provocado que alguien cancelara su viaje.” Pero yo te digo, como le dije a ella: fue lo único cristiano a hacer, pues utilicé el principio cristiano de cumplir la ley de Dios. Cómo se va a cumplir no es mi preocupación. Se me dijo que todo lo que desee, si sólo creyera que lo he recibido, la habré recibido. Dios nunca crea un deseo en el corazón humano al que Él no haya proporcionado ya su satisfacción. Esto es verdad de cada deseo en este mundo, así como el más grande de todos los deseos, que es la sed de Dios.

¿Realmente quieres una experiencia de Dios? Aplícale este principio. Haz lo que yo hice cuando quise dejar Barbados y venir a América. Observé la perfecta ley de la libertad y perseveré. Dios no te da una ley para tus deseos de este mundo y otra ley para tu búsqueda de Él. Es la misma ley. Si tú hubieras tenido la experiencia de la que hablo, ¿se la habrías contado a alguien? ¿Es un deseo irresistible, o quieres algo distinto a eso primero? Quizás quieres una casa encantadora, seguridad en el sentido de dinero en el banco que puedas tocar, o acciones y bonos que rindan dividendos. Si quieres sentirte rico, viajar y tener montones de cosas antes que tu sed de una experiencia de Cristo, es secundario; de modo que no lo intentes. Pero si una experiencia de Cristo es tu deseo irresistible, entonces no dudes en ponerlo a prueba. Pon primero las cosas primeras. Si tu primer deseo es ser reconocido en el trabajo que estás haciendo, entonces aplica este principio a eso, y deja que esa sed de Dios tome su propio tiempo adecuado para envolverte; y cuando lo haga aplica este principio a ello.

Siente en profundidad, pues lo que tú sientes profundamente es más vital que lo que piensas. Cada día puedes pensar en qué maravilloso sería si ... – y nunca actuar. Pero si cada día sintieras qué maravilloso es ya, se convertiría en verdad. Shakespeare dijo: “Asume una virtud si tú no la tienes.” Una virtud debe ser sentida para ser asumida. Abstente de la asunción esta noche y será fácil abstenerse la próxima semana y aún más fácil la siguiente. Pero si tú asumieras que tu deseo está cumplido ya y perseveraras en esa asunción a través de la sensación del sentimiento, será exteriorizado como un hecho literal en tu mundo.

Yo estoy llamando a cada uno a poner esto en práctica. Cada deseo contiene su propia satisfacción con que ser alimentado. Depende enteramente de ti. Puedes alimentar tu hambre pensando en tu deseo, o alimentar su satisfacción pensando desde su cumplimiento. Es Dios quien te da cada deseo, sea por cosas de esta era o de la era por venir – como se nos dice en el Libro de Amos: “Enviaré una hambruna sobre el mundo. No será un hambre de pan o una sed de agua, sino de oír la palabra de Dios.”

Cuando tú quieres contar la palabra de Dios, tu hambre no es de oír la palabra, sino del atractivo conectado con la enseñanza. Es el centro de atención lo que tú deseas, y para eso también se te ha provisto. Cada deseo puede ser y será satisfecho si tú observas la ley de la libertad y perseveras. Entonces serás bendecido en todo lo que hagas.

Un tío vino ayer a verme desde Nueva York. Cuando oí su petición no le dije mi reacción, pero lo que yo oiría, él lo tenía. Este tío, ahora retirado del antiguo departamento de Macy's, había estado enseñando en uno de esos
ismos de vuelta a Oriente. Entonces él empezó a mantener correspondencia con un grupo de aquí, quienes – incapaces de creer en ellos mismos – querían un líder; así que ellos le habían pedido que viniera a dirigirlos. Cuando me contó la naturaleza de su deseo me apenó que todo lo que él pudiera ver en la vida fuera el centro de atención, pero yo se lo admití. Él está cansado de tocar de tercer, cuarto o quinto violín para un líder que ha ordeñado un millón de dólares a aquellos que están comprando ladrillos en el cielo. No teniendo nada, los seguidores de este hombre están construyendo el cielo para él y dándoselo como regalo. Ellos han comprado un valioso terreno en Nueva York y construido un edificio en él. Luego él dio un banquete en un gran hotel y pagaron 50 $ por el privilegio de ver la hipoteca en la que han tirado su dinero, pero la tierra y el edificio están a su nombre.

Antes en 1943, este mismo hombre me dijo que él iba a venir a Nueva York con un solo propósito y era hacer dinero en el llamado “Movimiento del Nuevo Pensamiento”. Cuando le oí decir esto, pensé que estaba en la profesión equivocada. Si él quería hacer un montón de dinero debería irse al acero, al petróleo o al carbón. Si quieres hacer este trabajo, tú puedes vivir bien, pero no tengas ambición de millones. Bueno, él quería montones de dinero y ahora lo tiene, así como casas en el campo, un apartamento en la ciudad, y un gran edificio precioso en Nueva York – por el cual pagaron aquellos que les gusta ser ordeñados. El tío que vino a verme ayudaba a este hombre. Él había visto qué fraude había sido, pero no lo había superado completamente. Él aún quería el centro de atención y ahora tenía la oportunidad de obtenerlo. Yo oraré por su éxito – no como maestro pues él no lo es – sino por el atractivo que él recibirá por aquellos que necesitan las tonterías, ya que van a empezar por no comer carne, fumar o beber – de hecho una completa pérdida del paladar.

Su petición no ofende mi código moral, de modo que yo puedo decir fácilmente que él es exitoso; pero yo insto a los que son sinceros a intentar crear dentro de vosotros mismos un anhelo por el más profundo de todos los deseos, y ese es conocer a Dios desde la experiencia. Si puedes realmente tener sed de Dios sobre todo lo demás, entonces utiliza la misma ley de la libertad. Mira las caras de tus amigos y di con profunda convicción y sentimiento: “Yo he tenido las experiencias de las que habla Neville. La serie entera, desde la resurrección hasta el descenso de la paloma, se ha desplegado dentro de mí.” Luego persevera, pues Dios ha provisto una satisfacción para ese hambre, y tú la conocerás. Pero si ese hambre no está aún en ti, y sinceramente quieres un mejor modo de vida, que no es malo, simplemente utiliza el mismo principio de la perfecta ley de la libertad y persevera. Habiendo actuado, no te vuelvas y olvides lo que has hecho, sino duerme con esa convicción, y de un modo que tú no conoces, será tuyo.

Esta noche muchos de nuestros amigos no están aquí porque es el Día del Recuerdo. Pero yo os digo: ningún momento es más santo que otro y no hay lugar en la tierra más sagrado que otro. Donde tú estés es tierra sagrada porque tú estás ahí. Hoy millones están celebrando el Día del Recuerdo, recordando a los muertos y colocando flores en una tumba que sus seres queridos no ocupan. Esta mañana, justo antes de despertar, vi a mi hermano Lawrence. Él murió a la edad de sesenta y dos, pero parecía mucho más viejo debido a que había sufrido tanto antes de su partida. Esta mañana él tenía sólo unos veintitrés años de edad. Ambos estábamos completamente despiertos y él me pidió decirle a su mujer que el dinero que le había dejado era para ella, y no para guardarlo para los hijos. Yo dije: “Lawrence, tú no tienes que ir a través de mí para hablar con Doris; ella no daría un penique a nadie de todos modos. Ella nunca lo hace. ¿Tú piensas que ella cambiaría ahora? Su única preocupación es que no se lo diste todo a ella, sino que lo compartieras igualmente con tus cuatro hijos.” Pero yo estaba con Lawrence. Él era fuerte, robusto y guapo, rubio con ojos marrones. Es el mismo Lawrence, con la misma inteligencia que tenía cuando se fue de aquí. Él es más joven ahora, pero aún tiene el recuerdo de la familia que dejó atrás. El velo no es más claro para él ahí que para los de este lado. Sólo uno que esté despierto puede penetrar el velo conscientemente. Es fácil ahora para mí ir más allá del mundo del sueño y entrar en el mundo del espíritu despierto y encontrarme con mis amigos ahí.

Pero en el Día del Recuerdo los hombres piensan en los muertos, mientras yo estoy hablando de la vida eterna. “Deja que los muertos entierren a los muertos” y sígueme, pues yo me he levantado de entre los muertos y hablo de un Dios Vivo que es real. Yo no puedo ir a un cementerio y poner flores o una bandera sobre ese que no está ahí. El cuerpo puede haber sido colocado ahí, pero no el espíritu.

Tú estás enterrado en el cráneo y en ese cráneo permanecerás, soñando tu sueño de vida hasta que despiertes y nazcas por segunda vez. Y desde ahí vas a encontrar a David, quien te revela como Dios Padre. Desde ahí vas a ser escindido en dos y ascender al Santo de los Santos. Tú fuiste engendrado en ese cráneo y tú terminarás el drama ahí, para saber que tú eres uno con el solo y único Dios Vivo.

En los capítulos 25 y 27 del Libro del Génesis, se cuenta la historia de Isaac, que tenía dos hijos. El primer hijo, Esaú, estaba todo cubierto de pelo mientras el segundo hijo, Jacob, era lampiño. Siendo ciego, Isaac llama a Esaú y le pide ir a conseguir algún venado para cenar. Jacob, habiendo oído por casualidad la petición, se vistió con las pieles de su hermano Esaú y llevó el venado a su padre. Isaac, oyendo la voz de Jacob comenzó a dudar, hasta que él sintió su realidad y captó su olor. Satisfaciéndose de que el hijo era real, a Jacob le fue dada la bendición del padre. Cuando Esaú volvió de la caza Jacob desapareció, pero Isaac dijo: “Aunque tu hermano vino a través de engaño, yo le he dado tu bendición y no puedo volverla atrás.”

Después de recubrirte con la sensación, tienes que enviarla por su camino y no puedes volverla atrás; pues orar no es más que la apropiación subjetiva de una esperanza objetiva. Imaginar dando realidad objetiva a tu esperanza. El pelo es lo más objetivo en un hombre. Trae tu esperanza tan cerca que tú puedas sentir cómo sería si fuera objetiva para ti.

Vístete con esa sensación – y te has vestido con la realidad de un Esaú. El mundo no reflejará inmediatamente tu sensación, pero tú has puesto tu deseo en movimiento y no puedes volverlo atrás. Tú has dado a un estado subjetivo tu bendición, dándole realidad objetiva. Ahora debe cumplir su destino de modo que tú serás bendecido en todo lo que estás haciendo.

Si no das a tu esperanza subjetiva realidad objetiva, tú no puedes ser bendecido en su cumplimiento. Debes vestirte con la sensación de que tu deseo está cumplido. Jacob es tu deseo, esperando a ser vestido con la sensación de realidad externa. Capta la sensación, y has vestido a Jacob con la realidad externa de Esaú. Ahora engáñate a tí mismo, creyendo que tu deseo es externamente real, y dale tu bendición apropiándote subjetivamente de tu esperanza objetiva. ¿Quién es el ciego Isaac? Eres tú, pues tú no puedes ver lo que estás pidiendo en tu mundo externo. Es una esperanza y tú eres ciego a ella. Pero cuando te vistes con la sensación de su cumplimiento, estás comiendo el sentimiento de satisfacción. Festeja esta sensación mañana, tarde y noche, y de un modo que no conoces, tu deseo se volverá una realidad objetiva en tu mundo.

En esta historia vemos la importancia de la sensación. Isaac pidió a Jacob que se acercara y le besara. La palabra traducida por “beso” significa, “poner al fuego; quemar; tocar.” Eso es una emoción, un sentimiento intenso. La realidad es sentida a través del sentido del tacto. Sentir es tocar. Gustar es tocar. Las Escrituras nos dicen que Él gustó la muerte por todos nosotros. ¿Cómo gustas la muerte? Experimentándola. Jesús gustó la muerte muriendo en todos, para que todos puedan saber quién es Él.

Ahora, yo te insto a poner su enseñanza en práctica. Él te enseñó a simplemente apropiarte un estado subjetivo, que es tu esperanza objetiva, y conocido, debe exteriorizarse en tu mundo. Haz eso y lo será. Pide con fe, sin ninguna duda; pues aquellos que dudan son como la ola del mar que es llevada y sacudida por el viento. Ellos son de doble pensamiento, pues saben lo que son, mientras desean ser algo distinto. Tú debes ser de un solo pensamiento, abandonando lo que crees que eres y asumiendo que eres ya lo que deseas ser; pues tú no puedes desear algo que ya posees. Observa la maravillosa ley de la libertad que te libera, y verás tu libertad en las caras de tus amigos. Persiste en tu asunción y tiene que llegar a pasar.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es FEEL DEPLY (Neville Goddard 05-30-1969)