Neville
Goddard (julio de 1951)
AFIRMA
LA REALIDAD DE NUESTRA PROPIA GRANDEZA (Charla de Radio – Emisora
KECA, Los Ángeles)
En la
creación de una nueva forma de vida, debemos comenzar por el
comienzo, con nuestra propia regeneración individual. La formación
de organizaciones, cuerpos políticos, cuerpos religiosos, cuerpos
sociales, no es suficiente. El problema que vemos es mucho más
profundo de lo que percibimos. La revolución esencial debe suceder
dentro de nosotros mismos. Todo depende de nuestra actitud hacia
nosotros mismos, aquello que no afirmamos dentro de nosotros mismos
nunca puede desarrollarse en nuestro mundo. Esta es la religión por
la cual vivimos, porque la religión comienza en la experiencia
subjetiva, así como la caridad, comienza en casa.
“Sean transformados por la renovación de vuestra mente.” (Romanos 12: 2), es la fórmula ancestral y no existe otra.
Todo depende de la actitud del hombre hacia sí mismo. Aquello que él no pueda o no quiera declarar como verdadero de sí mismo, nunca podrá evolucionar en su mundo. El hombre está constantemente mirando a su mundo y preguntándose, ¿Qué se debe hacer? ¿Qué sucederá?, cuando debería preguntarse a sí mismo: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi concepto de mí mismo?
Si deseamos ver al mundo como un lugar más fino y grandioso, debemos afirmar la realidad de un más fino y grandioso ser, dentro de nosotros mismos. Es el máximo propósito de mis enseñanzas, señalar el camino de estas consumaciones. Estoy tratando de mostrarles cómo el hombre interno debe reajustarse a sí mismo, cuál debe ser la nueva premisa de su vida, para que así pueda perder su alma en el nivel que él ahora conoce, y encontrarla una vez más en el alto nivel que él está buscando.
Es imposible para el hombre, ver otra cosa que no sea el contenido de su propia conciencia, ya que nada existe para nosotros, salvo a través de la conciencia que tenemos sobre ello.
El hombre ideal está siempre buscando una nueva encarnación, pero a menos que nosotros mismos le ofrezcamos paternidad humana, él es incapaz de nacer. Nosotros somos los medios por los cuales, la redención de la naturaleza de la ley de la crueldad debe efectuarse. El gran propósito de la conciencia es efectuar esta redención. Si rechazamos la carga, y señalamos a la ley natural como dadora de pruebas concluyentes, de que la redención del mundo por amor imaginativo es algo que nunca puede suceder, estamos simplemente anulando el propósito de nuestras vidas, al anhelar fe. Rechazamos los medios, los únicos medios, por los cuales este proceso de redención debe ser efectuado.
La única prueba de religión que vale la pena hacer es aquella que es auténtica, aquella que nace de las convicciones más profundas del individuo, aquella que es fruto de la experiencia interna.
Ninguna religión es merecedora de un hombre, a menos que le dé un sentido profundo y perdurable de que todo está bien, independientemente de lo que le pase a él personalmente.
Los métodos del conocimiento mental y espiritual son completamente diferentes, porque conocemos una cosa mentalmente al mirarla desde afuera, al compararla con otras cosas, al analizarla y definirla. El Señor Whitehead, ha definido a la religión como aquello que el hombre hace en su soledad. Me gustaría añadir que: yo creo que es lo que el hombre es en su soledad. En nuestra soledad somos llevados por la experiencia subjetiva. Entonces, debemos imaginarnos a nosotros mismos siendo el hombre ideal que deseamos ver encarnado en el mundo.
Si en nuestra soledad, experimentamos en nuestra imaginación, lo que experimentaríamos en la realidad si hubiésemos logrado nuestro objetivo, seremos, con el tiempo, transformados en la imagen de nuestro ideal.
“Sean renovados en el espíritu de sus mentes -pónganse al nuevo hombre- que cada hombre hable la verdad con su prójimo” (Efesios 4: 25).
El proceso de hacer un “hecho del ser, un hecho de la conciencia”, es por medio de “la renovación de nuestra mente”. Se nos dice que cambiemos nuestro pensar. Pero no podemos cambiar nuestro pensamiento, a menos que cambiemos nuestras ideas. Nuestros pensamientos son el flujo natural de nuestras ideas, y nuestras ideas más íntimas son el hombre mismo.
El fin de anhelar, es siempre SER, no hacer. Aquiétate y sabe: “Yo Soy, aquello que Yo deseo”.
Esmérate siempre por ser. Las reformas externas son inútiles, si tu corazón no es reformado.
Al cielo se entra, no por retener nuestras pasiones; sino por cultivar nuestras virtudes.
Una vieja idea no se olvida aleatoriamente, sino que es empujada hacia afuera por nuevas ideas.
Desaparece cuando una completa nueva y absorbente idea ocupa nuestra atención. Viejos hábitos de pensamiento y sentimiento, así como las viejas hojas del roble, siguen colgadas hasta que son empujadas por unas nuevas.
La creatividad es básicamente una receptividad más profunda, una susceptibilidad más profunda. El sueño futuro debe convertirse en un hecho presente en la mente de cualquiera que desea cambiar su vida.
Cada gran proyección exteriorizada, es precedida por un período de profunda absorción.
Cuando esa absorción es llenada con nuestro ideal más alto, cuando nos convertimos en ese ideal, luego lo vemos manifestarse en nuestro mundo, y nos damos cuenta que el presente no retrocede hacia el pasado, sino que avanza hacia el futuro.
Así es esencialmente cómo cambiamos a nuestro futuro.
Un “ahora”, que está en “otro lugar”, no tiene sentido en absoluto para nosotros. Sólo reconocemos el “ahora”, cuando está al mismo tiempo, “aquí”. Cuando nos sentimos a nosotros mismos dentro del estado deseado, “aquí” y “ahora”, hemos realmente cambiado nuestro futuro. Es este “Cambiar nuestro futuro”, que espero poder explicarles en totalidad el próximo domingo por la mañana cuando hable para el doctor Bailes, a las 10:30 en el Teatro Fox Wilshire en el Whilshire Boulevard cerca de La Ciénaga.
Es mi propósito removerte hacia un concepto más elevado de ti mismo, y explicarte claramente el método por el cual, puedes lograr este concepto, así cada uno de ustedes se irán del servicio del domingo por la mañana, como seres transformados.
La gente desalentada está extremadamente necesitada de inspiración, de grandes principios. Debemos volver a los primeros principios, si vamos a hablar con una voz que encenderá la imaginación e incitará al espíritu.
Otra vez, debo repetir, en la creación de una nueva manera de vivir, debemos comenzar por el comienzo, con nuestra propia regeneración individual.
El delirio más grande del hombre, es su convicción de que él puede hacer lo que sea. Todos piensan que pueden hacer, todos quieren hacer, y todos preguntan: ¿Qué hay que hacer?, ¿Qué hay que hacer?
Es imposible hacer nada. Uno debe ser.
Es difícil para nosotros aceptar el hecho de que: “Nosotros, por nuestra cuenta, no podemos hacer nada”.
Es especialmente difícil porque, es la verdad, y la verdad, es siempre difícil de aceptar para el hombre. Pero, en realidad, nadie puede hacer nada. Todo sucede, todo lo que le ocurre al hombre, todo lo que es hecho por él, todo lo que viene de él, todo esto sucede, y sucede exactamente de la misma manera en que la lluvia cae, por resultado de un cambio en la temperatura en las regiones más altas de la atmósfera.
Esto es un desafío para todos nosotros. ¿Qué concepto estamos sosteniendo de nosotros mismos en las regiones más altas de nuestra alma?
Todo depende de la actitud del hombre hacia sí mismo. Aquello que él no afirma como verdadero dentro de sí mismo, nunca podrá desarrollarse en su mundo. Un cambio de concepto de sí mismo es el ajuste correcto, la nueva relación entre la superficie y la profundidad del hombre.
Profundizar es, en principio, siempre posible, porque la profundidad máxima vive en todos, y es sólo una cuestión de hacernos concientes de ella. La vida demanda de nosotros, la voluntad de morir y nacer de nuevo. Esto no significa que morimos en la carne. Morimos en el espíritu del viejo hombre, para convertirnos en el nuevo hombre, luego vemos al nuevo hombre en la carne.
“Someternos a la voluntad de Dios”... es una vieja frase para ello, y no existe, creo yo, alguna nueva que sea mejor.
En ese auto-compromiso al ideal que deseamos expresar, todo conflicto es dispersado, y somos transformados a la imagen del ideal en quién descansamos.
Se nos dice que el hombre sin traje de boda, alcanza el Reino al pretender inteligentemente. Él no cree internamente, lo que practica externamente. Él aparenta ser bueno, amable, bondadoso. Él usa las palabras correctas, pero internamente no cree en nada. Al verse bajo la luz fuerte de aquellos mucho más concientes que él mismo, él deja de engañar. Un traje de boda significa un deseo de unión. Él no tiene deseo de unirse con aquello que enseña, aún si lo que enseña es la verdad. Por lo tanto, él no tiene traje de boda. Cuando somos unidos con la verdad, entonces nos sacaremos la vieja naturaleza y seremos renovados por el espíritu de nuestra mente.
La verdad desnudará a los inteligentes farsantes de su falsa aristocracia. La verdad, en su vuelta, será conquistada y gobernada por la aristocracia de la bondad, la única cosa inconquistable en el mundo.
“Sean transformados por la renovación de vuestra mente.” (Romanos 12: 2), es la fórmula ancestral y no existe otra.
Todo depende de la actitud del hombre hacia sí mismo. Aquello que él no pueda o no quiera declarar como verdadero de sí mismo, nunca podrá evolucionar en su mundo. El hombre está constantemente mirando a su mundo y preguntándose, ¿Qué se debe hacer? ¿Qué sucederá?, cuando debería preguntarse a sí mismo: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi concepto de mí mismo?
Si deseamos ver al mundo como un lugar más fino y grandioso, debemos afirmar la realidad de un más fino y grandioso ser, dentro de nosotros mismos. Es el máximo propósito de mis enseñanzas, señalar el camino de estas consumaciones. Estoy tratando de mostrarles cómo el hombre interno debe reajustarse a sí mismo, cuál debe ser la nueva premisa de su vida, para que así pueda perder su alma en el nivel que él ahora conoce, y encontrarla una vez más en el alto nivel que él está buscando.
Es imposible para el hombre, ver otra cosa que no sea el contenido de su propia conciencia, ya que nada existe para nosotros, salvo a través de la conciencia que tenemos sobre ello.
El hombre ideal está siempre buscando una nueva encarnación, pero a menos que nosotros mismos le ofrezcamos paternidad humana, él es incapaz de nacer. Nosotros somos los medios por los cuales, la redención de la naturaleza de la ley de la crueldad debe efectuarse. El gran propósito de la conciencia es efectuar esta redención. Si rechazamos la carga, y señalamos a la ley natural como dadora de pruebas concluyentes, de que la redención del mundo por amor imaginativo es algo que nunca puede suceder, estamos simplemente anulando el propósito de nuestras vidas, al anhelar fe. Rechazamos los medios, los únicos medios, por los cuales este proceso de redención debe ser efectuado.
La única prueba de religión que vale la pena hacer es aquella que es auténtica, aquella que nace de las convicciones más profundas del individuo, aquella que es fruto de la experiencia interna.
Ninguna religión es merecedora de un hombre, a menos que le dé un sentido profundo y perdurable de que todo está bien, independientemente de lo que le pase a él personalmente.
Los métodos del conocimiento mental y espiritual son completamente diferentes, porque conocemos una cosa mentalmente al mirarla desde afuera, al compararla con otras cosas, al analizarla y definirla. El Señor Whitehead, ha definido a la religión como aquello que el hombre hace en su soledad. Me gustaría añadir que: yo creo que es lo que el hombre es en su soledad. En nuestra soledad somos llevados por la experiencia subjetiva. Entonces, debemos imaginarnos a nosotros mismos siendo el hombre ideal que deseamos ver encarnado en el mundo.
Si en nuestra soledad, experimentamos en nuestra imaginación, lo que experimentaríamos en la realidad si hubiésemos logrado nuestro objetivo, seremos, con el tiempo, transformados en la imagen de nuestro ideal.
“Sean renovados en el espíritu de sus mentes -pónganse al nuevo hombre- que cada hombre hable la verdad con su prójimo” (Efesios 4: 25).
El proceso de hacer un “hecho del ser, un hecho de la conciencia”, es por medio de “la renovación de nuestra mente”. Se nos dice que cambiemos nuestro pensar. Pero no podemos cambiar nuestro pensamiento, a menos que cambiemos nuestras ideas. Nuestros pensamientos son el flujo natural de nuestras ideas, y nuestras ideas más íntimas son el hombre mismo.
El fin de anhelar, es siempre SER, no hacer. Aquiétate y sabe: “Yo Soy, aquello que Yo deseo”.
Esmérate siempre por ser. Las reformas externas son inútiles, si tu corazón no es reformado.
Al cielo se entra, no por retener nuestras pasiones; sino por cultivar nuestras virtudes.
Una vieja idea no se olvida aleatoriamente, sino que es empujada hacia afuera por nuevas ideas.
Desaparece cuando una completa nueva y absorbente idea ocupa nuestra atención. Viejos hábitos de pensamiento y sentimiento, así como las viejas hojas del roble, siguen colgadas hasta que son empujadas por unas nuevas.
La creatividad es básicamente una receptividad más profunda, una susceptibilidad más profunda. El sueño futuro debe convertirse en un hecho presente en la mente de cualquiera que desea cambiar su vida.
Cada gran proyección exteriorizada, es precedida por un período de profunda absorción.
Cuando esa absorción es llenada con nuestro ideal más alto, cuando nos convertimos en ese ideal, luego lo vemos manifestarse en nuestro mundo, y nos damos cuenta que el presente no retrocede hacia el pasado, sino que avanza hacia el futuro.
Así es esencialmente cómo cambiamos a nuestro futuro.
Un “ahora”, que está en “otro lugar”, no tiene sentido en absoluto para nosotros. Sólo reconocemos el “ahora”, cuando está al mismo tiempo, “aquí”. Cuando nos sentimos a nosotros mismos dentro del estado deseado, “aquí” y “ahora”, hemos realmente cambiado nuestro futuro. Es este “Cambiar nuestro futuro”, que espero poder explicarles en totalidad el próximo domingo por la mañana cuando hable para el doctor Bailes, a las 10:30 en el Teatro Fox Wilshire en el Whilshire Boulevard cerca de La Ciénaga.
Es mi propósito removerte hacia un concepto más elevado de ti mismo, y explicarte claramente el método por el cual, puedes lograr este concepto, así cada uno de ustedes se irán del servicio del domingo por la mañana, como seres transformados.
La gente desalentada está extremadamente necesitada de inspiración, de grandes principios. Debemos volver a los primeros principios, si vamos a hablar con una voz que encenderá la imaginación e incitará al espíritu.
Otra vez, debo repetir, en la creación de una nueva manera de vivir, debemos comenzar por el comienzo, con nuestra propia regeneración individual.
El delirio más grande del hombre, es su convicción de que él puede hacer lo que sea. Todos piensan que pueden hacer, todos quieren hacer, y todos preguntan: ¿Qué hay que hacer?, ¿Qué hay que hacer?
Es imposible hacer nada. Uno debe ser.
Es difícil para nosotros aceptar el hecho de que: “Nosotros, por nuestra cuenta, no podemos hacer nada”.
Es especialmente difícil porque, es la verdad, y la verdad, es siempre difícil de aceptar para el hombre. Pero, en realidad, nadie puede hacer nada. Todo sucede, todo lo que le ocurre al hombre, todo lo que es hecho por él, todo lo que viene de él, todo esto sucede, y sucede exactamente de la misma manera en que la lluvia cae, por resultado de un cambio en la temperatura en las regiones más altas de la atmósfera.
Esto es un desafío para todos nosotros. ¿Qué concepto estamos sosteniendo de nosotros mismos en las regiones más altas de nuestra alma?
Todo depende de la actitud del hombre hacia sí mismo. Aquello que él no afirma como verdadero dentro de sí mismo, nunca podrá desarrollarse en su mundo. Un cambio de concepto de sí mismo es el ajuste correcto, la nueva relación entre la superficie y la profundidad del hombre.
Profundizar es, en principio, siempre posible, porque la profundidad máxima vive en todos, y es sólo una cuestión de hacernos concientes de ella. La vida demanda de nosotros, la voluntad de morir y nacer de nuevo. Esto no significa que morimos en la carne. Morimos en el espíritu del viejo hombre, para convertirnos en el nuevo hombre, luego vemos al nuevo hombre en la carne.
“Someternos a la voluntad de Dios”... es una vieja frase para ello, y no existe, creo yo, alguna nueva que sea mejor.
En ese auto-compromiso al ideal que deseamos expresar, todo conflicto es dispersado, y somos transformados a la imagen del ideal en quién descansamos.
Se nos dice que el hombre sin traje de boda, alcanza el Reino al pretender inteligentemente. Él no cree internamente, lo que practica externamente. Él aparenta ser bueno, amable, bondadoso. Él usa las palabras correctas, pero internamente no cree en nada. Al verse bajo la luz fuerte de aquellos mucho más concientes que él mismo, él deja de engañar. Un traje de boda significa un deseo de unión. Él no tiene deseo de unirse con aquello que enseña, aún si lo que enseña es la verdad. Por lo tanto, él no tiene traje de boda. Cuando somos unidos con la verdad, entonces nos sacaremos la vieja naturaleza y seremos renovados por el espíritu de nuestra mente.
La verdad desnudará a los inteligentes farsantes de su falsa aristocracia. La verdad, en su vuelta, será conquistada y gobernada por la aristocracia de la bondad, la única cosa inconquistable en el mundo.
Traducido
por Laura Arrojo
La conferencia original en inglés es AFFIRM THE REALITY OF OUR OWN GREATNESS “Radio Talk – Station KECA, Los Angeles” (Neville Goddard – July 1951)
AUDIOS en MP3 de todas las conferencias de Neville: << AQUÍ >>
PDF de todas las conferencias de Neville Goddard: << AQUÍ >>
La conferencia original en inglés es AFFIRM THE REALITY OF OUR OWN GREATNESS “Radio Talk – Station KECA, Los Angeles” (Neville Goddard – July 1951)
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gracias!!
ResponderEliminarBuenìsimo todo !!!
ResponderEliminargracias por sus traducciones, siempre estoy pendiente para nuevas lecciones que usted traduzca. gracias!!!
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarDe gran ayuda las experiencias de otras personas, no siempre es facil aplicar lo que nos dice el maestro, con testimonios de compañeros llega mas adentro y se ve mas posible, el camino hacia la fe require mucho entrenamiento y constancia, estos testimonios son de mucha ayuda. Muchisimas gracias por vuestra perseverancia en facilitarnos peridicamente todas estas enseñanzas, por dedicarnos vuestro tiempo, vuestra vida.