~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


viernes, 3 de febrero de 2017

MEDIANTE AGUA Y SANGRE (Neville - 1956)

Neville Goddard (1956)


MEDIANTE AGUA Y SANGRE 



Mi tema de esta mañana es sacado de la primera epístola de Juan. Ahora, estas veintiún cartas, o como bien las llamamos epístolas, no son realmente dirigidas a individuos o grupos. Son misterios, como lo es la Biblia completa. Ya sea que la Biblia en el Viejo Testamento cuenta la historia en forma de historia, o ya sea que la cuentan en forma de parábola, o ya sea que la cuentan en forma de carta, son todas revelaciones de la mente de Dios expresadas en simbolismo.

Ahora, yo no estoy declarando que puedo darte una interpretación exhaustiva de cada una de las historias de la Biblia, porque son revelaciones de la mente del Infinito, ninguna interpretación singular podría ser jamás exhaustiva. En un nivel podría ser verdad, y luego tú te expandes en la conciencia y re-lees la carta y la vez diferente, y causa aún otra expansión más de la conciencia en nosotros, aún cuando la leamos otra vez por la tercera o cincuentava vez, veremos a la carta bajo una luz diferente. Así que en la interpretación de esta mañana trataré de mantenerla en un nivel que es de lo más práctico.

Se nos dijo en el quinto capítulo de la Primera de Juan: “Este es Jesucristo que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre.” (1ra. De Juan 5: 6) Así que estos son símbolos de nacimiento. Cada nacimiento natural en el mundo es acompañado por el fluido de agua y sangre. Está tratando de contarle al individuo sobre un cierto misterio de nacimiento, pero él usa la palabra Jesucristo y ese es el símbolo de un verdadero nacimiento misterioso, algo que sale de la nada. Ese es el misterio. De la muerte sale la vida. El hombre no puede concebirlo. ¿Cómo algo vivo puede salir de aquello que está muerto? ¿Cómo algo puede salir de la nada? El hombre lo acepta en el mundo mineral porque él ve que si va para atrás en el tiempo lo suficiente, puede empujar al misterio en algún pasado remoto, él puede aceptar el hecho de que en algún momento, de alguna manera no conocida por la ciencia moderna, salió de una sustancia inorgánica un organismo.

Él le pondrá algún pequeño nombre, una ameba (organismo unicelular) y eso satisface a su mente, pero ahí se detiene, él aún no admitirá que afirmó que había una sustancia inorgánica, o nada, o algo que estaba muerto, de la cual salió vida, de la cual salió algo. Él no quiere luchar con ese problema así que lo deja, salta por arriba de las hojas de la historia y va hacia algo un poco más complejo. Luego él enseña la evolución desde ese estado. Pero cuando él va para atrás lo suficiente, no encuentra respuesta para la aparición de la vida fuera de la nada, o muerte.

Así que aquí está el misterio. Viene mediante el agua y la sangre, no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Este es el gran misterio de la encarnación, la muerte y la resurrección. ¿Qué encarnación? ¿Qué muerte y qué resurrección? La mente instantáneamente piensa en términos de hace dos mil años atrás, y pensamos que ese fue el gran misterio, pero antes de que entremos en el misterio, déjenme que cite el último verso de este maravilloso quinto capítulo: “Pequeños hijos absténganse de los ídolos.” (1ra. De Juan 5: 21) No importa cuánto y cómo las autoridades justifiquen y te digan que esta o esa es la imagen de tu Salvador revelada en las mentes de un Santo o un gran artista, se te advierte en este capítulo que te abstengas y te mantengas a ti mismo libre, completamente libre de ídolos, en armonía con el Segundo Mandamiento, “no te harás imagen, ni ninguna semejanza del Señor tu Dios” (aprox. Éxodo 20: 4) No importa cómo esté justificado por las autoridades o la sociedad ortodoxa, se te pide que por favor no hagas de nada externo a tu propia mente y te arrodilles ante eso como si fuera el poder creativo, porque aquí él está tratando de revelar el verdadero poder creativo, que es el hombre. Duerme en el hombre como su mente pasiva. Cuando desenvuelves el misterio, éste despierta de su estado pasivo a su estado activo, y el nacimiento de la mente activa es verdaderamente la resurrección de Cristo en el hombre. Es Cristo en el hombre lo que es la esperanza de la gloria.

Ahora, aquí hay otro versículo, él te da una prueba. Te dice que pidas lo que sea en este mundo en Mi Nombre, que el Padre te lo dará. Él no te restringió a un solo deseo; pide la cosa que sea que deseas en mi nombre, y el Padre te la dará. Si lo tomas literalmente, como he escuchado a miles y miles de oraciones en mi propio hogar, criado en una atmósfera cristiana, decimos las gracias en las comidas y mi madre lo decía invariablemente terminando con las palabras: “En el nombre de Jesús, Amen”, pero nada sucedía. Nosotros comíamos la comida y disfrutábamos la comida; y siempre hacíamos oraciones, pedidos verbales largos a Dios por alguna cosa, siempre terminando: “en el nombre de Jesús, amen”, pensando que si decía que era en el nombre de Jesús, quizás tentaría a mi Padre que me lo dé, porque, ¿acaso él no dijo: “Lo que sea que desees, pídelo en mi nombre, y el Padre te lo dará”? Bueno, pídelo por toda la eternidad en ese nombre y nada sucederá, por lo tanto él no entendió el misterio, así que ¿cuál es el misterio? Este es Jesucristo que no vino mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre.

Tenemos que ponerlo de la manera más práctica en el mundo, algo que sale de la nada, la vida que sale de la muerte. Concibe algo que tú deseas. Tan solo piensa en eso. Sólo el pensar en algo, eso ya es una concepción que no tuvo ayuda de otro. ¿Acaso eso no es una “inmaculada concepción”? No has estado con nadie en la formulación de tu deseo. Ahora tienes la intención de realizarlo. Está claro en el ojo de tu mente, es una santa concepción, es una concepción virgen. ¿Puedes traer a la existencia algo que aparentemente no existe, que es inexistente, que no tiene existencia en hechos, y personificarlo? ¿Puedes encarnarlo? Porque este es el misterio de la encarnación que viene mediante agua y sangre. Este es un nacimiento que puede suceder si estoy dispuesto a darle paternidad humana. Yo debo darle paternidad humana, no puede nacer por sí solo, porque a menos que yo mismo me convierta en él, no puede nacer; así que deseo ser otra cosa de lo que soy ahora.

Ahora, ¿Qué es el agua? El agua es el gran misterio, la gran verdad psicológica que yo debo descubrir, que será lo que me permitirá, si la acepto, vivir una vida de acuerdo a esa verdad y darle expresión a mi deseo. Porque el agua es la verdad, y la sangre es la aplicación de esa verdad.

Yo podría saber todo lo que en este mundo se conoce sobre el misterio, pero nunca vivir mediante ello; y aún continuar viviendo como siempre he vivido, pasivamente, aceptando la evidencia de mis sentidos como hecho. Aceptando los dictámenes de la razón como mi guía; podría escuchar una conversación, o podría leerlo en un libro, escucharlo en un lugar como este en algún domingo por la mañana, que si tú deseas algo intensamente y verdaderamente lo deseas, y tienes una clara imagen mental de lo que te gustaría ser o lo que te gustaría lograr, o lo que te gustaría que algún amigo logre, tú sabes exactamente qué quieres en este mundo. Esto es el agua mediante la cual puede nacer, pero no puede nacer solamente mediante agua, debe nacer de agua y sangre, así que te daré el agua: Cuando sabes lo que deseas, tú haces la más vivida y realista representación de lo que verías, de lo que escucharías y de lo que harías si estuvieses físicamente presente moviéndote dentro de esa situación.

Para tomar un ejemplo, supongamos que yo deseo cierto departamento, o cierta casa, o cierto negocio. Tomemos a uno, así no nos confundiremos. Tomaremos un departamento. Pero la razón me dice que no puedo pagarlo. La razón me dice que no tengo suficientes muebles para un departamento tan grande, la razón me dice miles de cosas que lo negarían, diciéndome que jamás podría realizarlo, pero aún así me gustaría tenerlo. Ahora, esto es lo que te daría en forma de agua, porque algo debe salir de la nada, y la vida de la muerte. Para encarnar aquel estado, yo lo hago real. Tú lo jalas, lo extraes, de lo que parecería ser un estado que es inexistente; por lo tanto, algo que sale de la nada. Para hacerlo real, y para encarnarlo, y tomar vida para el estado, y que el estado tome vida para ti, tú estás extrayendo vida de la muerte.

Ahora, esto es lo que haces. Hay una muerte involucrada, pero no es el tipo de muerte que los hombres llaman muerte. Hay una muerte, hay un cambio radical de tu estado mental. Tú completamente abandonas la creencia de que no estás viviendo en ese lugar; eso es irracional, pero es lo que se te pide que hagas; que completamente niegues la evidencia de tus sentidos, y que audazmente asumas que ya estás en ese estado que ocupas. Allí moras, en un estado que tu razonamiento niega. Tú moras en una asunción que tus sentidos niegan. Eso es solo el agua. Si lo haces, estás aplicando la sangre. Si se te dice que lo hagas, se te ha dado la verdad, porque funcionará. Si a esa agua le pudieras agregar la sangre, traerá al estado invisible hacia el mundo visible, y lo que aparentemente es inexistente, se cristalizará y materializará en hechos. Pero si tú solo lo sabes, como muchos de nosotros lo sabemos, y piensas que el mero conocimiento es suficiente, vendremos aquí el domingo por la mañana y disfrutaremos en gran manera esta maravillosa hora, la música, el mensaje, la meditación, el sentimiento de compañerismo que encuentras aquí, y toda la cosa será una excitación por una hora, pero tal conocimiento no podrá hacer que Jesucristo nazca. En este estado, Cristo Jesús, ahora, lo analizaré para ustedes, en un plano más bajo, la palabra Jesús significa salvación; la palabra Jesús, la cual es Yeshúa, significa salvar. Si yo deseo algo y no lo he realizado, entonces simplemente continúo una vida de frustración. Si realizo mi objetivo, yo he sido salvado de la frustración. Toma a una situación más simple. Supone que yo quiero un conjunto de ropa porque estoy en necesidad de cierta vestimenta. Si no materializo al conjunto de ropa, no he sido salvado de mi desnudez. Si materializo el conjunto de ropa, he sido salvado. Porque este es un Salvador que todo lo incluye, no es solamente a un hombre.

Si yo quisiera agua, literalmente agua, una conferencia no satisfaría mi sed. Si yo quisiera comida, literalmente comida, la revelación más maravillosa no satisfaría realmente mi hambre, así que Jesús incluye a todo, es decir, todo lo que tú deseas. Él es todo, porque si tu encarnas a ese deseo, tu encarnas a tu Jesús. Ahora, para encarnar a Jesús; él no puede ser encarnado solamente por el conocimiento de lo qué hacer. Él puede ser encarnado solamente mediante la aplicación de ese conocimiento. Así que el conocimiento del qué hacer, es llamado agua; el agua de la Verdad; pero el uso de eso amorosamente es llamado el flujo de la sangre.

Aquí encontramos a los símbolos que siempre acompañan al nacimiento, aquello que es presentado en este misterio. Se te ha dicho que el límite está dentro tuyo. Tú creas al límite. No existe límite. Lo que sea que desees, pídelo en Mi nombre, porque: “Nombre”, simplemente significa “naturaleza”. Si yo quisiera estar en una casa, y sentir que soy el ocupante de esa casa, existe un cierto sentimiento, una cierta naturaleza que va con eso. Yo debo apropiarme de eso como si fuera verdad. Aquí estoy siendo llamado para traer algo a la vida, extrayéndolo de un estado que está muerto, porque si te dijera lo que he hecho, tú cuestionarías mi sanidad (mental), y creerías que estoy tratando de darle expresión a algo que está siendo extraído de la nada, porque tú no puedes verlo, tú no me ves en la casa, no me ves realmente ocupando y disfrutando la vida que tú sabes que yo deseo disfrutar, así que si yo persisto en esa asunción, para ti, si conocieras mi persistencia, tú creerías que me estoy encaminando hacia algún tipo de locura, pero si mañana la casa se convierte en un hecho materializado y yo soy el ocupante, entonces lo observarás pasivamente, tú todavía tratarás de justificarlo al rastrear su apariencia hacia atrás a una causa visible. Verás que de alguna manera, desconocida para ti, mis recursos fueron elevados, que de alguna manera me hice más elegible para esa casa, y rastrearás su origen hacia atrás, hacia algún cambio en mi fortuna, rastrearás su origen hacia algún cambio en mi mundo, pero no rastrearás su origen hacia la asunción invisible en la cual yo estoy morando.

Entonces, como el místico nos dice en el capítulo 11 de sus cartas a los Hebreos: “Lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.” El hombre se rehúsa a aceptarlo, así que toma a todo en su mundo y trata de rastrear su origen hacia alguna causa visible, aún con la ayuda del microscopio. Él toma al microscopio y observará a través de él para demostrar para su propia satisfacción, que hay una causa visible y tangible; o va hacia el espacio con su telescopio. Él debe encontrar en el mundo externo, las causas para los cambios en el mundo externo. No puede creer que el mundo entero se mantiene unido desde adentro, y que estamos solo en la superficie mirándolo desde afuera y tratando de analizarlo y de entenderlo desde afuera, y todo lo que aparenta estar afuera, aunque aparenta estar allí, no lo está. Está todo dentro, todo dentro de la mente del hombre, y ese es el misterio.

Así que no hagan a un ídolo, no importa quién haga al ídolo, no importa que un hombre santo te diga que es una cosa maravillosa que te bendecirá, no hay bendiciones en estados exteriores. No te arrodilles ante nada en el exterior. Nos hemos preguntado por qué, a través de los siglos, cierta clase de gente no se han convertido en grandes escultores, grandes artistas al pintar grandes maestros religiosos. Quizás se estaban tomando al segundo mandamiento muy, muy en serio. No graven imágenes, ni siquiera una, ante Mi. Si me quieres adorar, adórame en espíritu y en verdad, pero no en nada a lo que te puedas dirigir en el exterior y ante lo que te arrodilles, ya sea en una iglesia, en una sinagoga, o ante alguna estatua que cuelga en tu pared, ÉL no está allí, Él es tu mente; Él está alojado dentro tuyo, allí está el Dios viviente, dentro del Templo, y el templo es el hombre. “Ustedes son el Templo del Dios Viviente.”

Cuando hablo del agua y de la sangre, no hablo de las cosas que puedes ver con los ojos, como el agua o como la sangre. Son tan solo funciones simbólicas de la mente y la función primero viene con el agua. Yo primero debo saber qué hacer antes de que pueda hacerlo. Así que el agua viene primero. Él toma al agua y la pone en una jarra de piedra, le da algún tipo de forma, y desde esa jarra de piedra llena de agua, Él extrae, no el agua; Él la convierte, Él extrae vino.

Aquí está el primer milagro. Yo sé que hacer. Yo tomo a este pequeño mundo mío, que es piedra, y luego extraigo de él algo que no es visible, algo no tan duro como eso. Lo llamo agua. Veo algo trayendo todo esto a la existencia. Yo sé cómo es traído a la existencia. Un hombre viviendo en la opulencia no debe ser juzgado duramente porque él lo tiene y tú no lo tienes. Él está viviendo en un estado de conciencia que se solidifica en la forma que tú ves ahora, y la llamas opulencia; otro en un estado de salud, otro que es reconocido, otro que es talentoso, otro que está contribuyendo en gran manera al mundo. No los juzgues. Estos son estados hechos visibles. Trata de descubrir si puedes entrar en algún estado similar. Él no está ocupando el único estado en el mundo. Existen infinitos estados, y si tratas aunque sea de duplicar aquel estado, puede ser duplicado, o puedes acercarte a él, o puedes transcenderlo. Descubre desde adentro de tu propio ojo mental lo que quieres. No le tengas envidia a él. Déjalo en paz, porque él está aplicando la ley: Él tiene derecho a todo en este mundo, que él pueda concebir y desear, y en lo que él pueda ponerse dentro y vivirlo, porque el hombre está viviendo en un mundo infinito de infinitos estados, y un individuo sabiamente o tontamente ocupa un estado. Mientras que él permanezca fiel a ese estado, el estado se externalizará y se convertirá en las circunstancias y las condiciones de su vida. En el momento en que él se desprenda a sí mismo de la conciencia de ese estado, las cosas que el antes disfrutaba, se desvanecerán de su mundo.

Ahora, si todo en mi mundo depende de un estado de conciencia, sería el extremo de la locura buscar una cosa antes de realmente fijar dentro mío, el estado del cual depende esa cosa, porque aquello que requiere un estado de conciencia para producir su efecto, no puede ser efectuado sin tal estado de conciencia, así que cuando sé lo que quiero, para sostener eso, existe un estado de conciencia invisible.

El mundo llama a ese estado invisible: “La nada no-existente”. No pueden ni llamarlo “una cosa”, porque para ellos, no tiene existencia, no tiene realidad. Ese es el misterio, un hijo auto-concebido, sin la ayuda de otro, y siendo llevado fielmente en el vientre de Dios, el cual es la mente del hombre; fue puesto allí sin la ayuda de otro, mediante el deseo del hombre. Esa fue la inmaculada concepción, esa es la concepción de la virgen.

Ahora, al nacimiento de la virgen. ¿Puedo traerlo de su estado invisible y realmente hacerlo un hecho tangible dentro de mi mundo? ¡Inténtalo! Cuando lo pruebas con una cosa, y tienes éxito, lo intentarás con dos, y con cuatro, y con ocho, y así sucesivamente, y eventualmente el gigante dormido en el hombre, el cual es el hijo de Dios en el hombre llamado Cristo, despertará. Él despertará al moverse de un estado pasivo, a un estado activo. El estado pasivo es simplemente la completa y absoluta rendición del hombre a las apariencias; es vivir creyendo que la vida está afuera, y él se mueve desde ese estado donde él se rinde, y cree que todas estas cosas son causadas por el estado activo, en donde él pone todo bajo sometimiento de ese algo dentro suyo, lo cual es su imaginación despierta. Él se imagina que una cosa es así, se persuade a sí mismo que es así, y camina siendo fiel a su asunción.

Luego sabrás porqué en el capítulo 14 de las cartas a los Romanos, él nos dice que cada hombre debe ser completamente persuadido en su propia mente, no la persuadas a ella, déjala en paz, tú te persuades a ti mismo de los cambios que tú deseas expresar en ella. Si deseas un cambio en tus relaciones, en tu hogar, o en los negocios, tú no discutes, no los persuades a ellos, permite que cada hombre sea completamente persuadido en su propia mente; entonces ¿puedo persuadirme a mí mismo, de que tú eres como yo deseo verte? Entonces, al grado en que pueda persuadirme a mí mismo, tú te moldearás en el mundo exterior conforme a esa persuasión. Si espero ver cambios allí, antes de que yo mismo comience el cambio en mi interior, las chances son que yo esperaré en vano. Tú mismo podrías desear ciertos cambios y yo podría verlos cambiar en mi mundo, pero no fueron causados porque yo no me moví a un estado activo. Yo todavía sigo siendo reflectante, y la mayoría de nosotros en este mundo estamos reflejando a la vida, y el propósito de una iglesia de esta naturaleza es hacernos no reflejar, sino afectar a la vida. Si yo la afecto, entonces Cristo despierta en mí.

Si yo la reflejo solamente, entonces estoy durmiendo con Adán, y el objetivo es moverse del dormir de Adán, hacia el despertar del hijo de Dios, llamado Cristo. Adán también es llamado el hijo de Dios, pero en el estado de un profundo sueño, pero él se mueve desde ese estado de sueño, o el estado mental pasivo, hacia el estado activo, y luego es llamado Cristo Jesús. Pero tal, no puede nacer solamente por el conocimiento de lo que hay que hacer. Solo puede nacer si tal conocimiento es aplicado.

Si tomo aunque sea un poquito de esto, aún si nunca más viniera aquí, y tomara lo que he aprendido esta mañana, ese poquito de conocimiento, si lo aplico, será mucho más fructífero que mucho conocimiento que he acumulado domingo tras domingo, el cual no es aplicado, así que si tienes a toda el agua del mundo, y por agua me refiero a las verdades espirituales, y nunca las haz aplicado, entonces no estarás más cerca de probarlo de lo que estás ahora; pero si tomas un poquito, una gota de esta agua, y sales al menos para refutarlo, pero para poder refutarlo, debes seriamente y sinceramente probarlo. Si lo intentas, no lo podrás refutar, serás alentado a tomar más agua y aún más, y traerás este nacimiento de tu Salvador; y tú decidirás qué es lo que te salvará hoy de tu situación actual. Podría ser un trabajo. Podría ser un incremento de fondos, podría ser compañía. Podría ser algo, no sé, pero lo que sea que desees hoy en este día, y que si no lo obtienes te sentirás desbaratado, te sentirás frustrado, entonces te salvaría si lo obtuvieras. Ahora toma a eso, como a tu Salvador. Míralo en el ojo de tu mente y obsérvalo claramente. Puede sonar como un sacrilegio para la mente ortodoxa, decirte que cuando lo veas claro en el ojo de tu mente al estado deseado, ya sea para ti o para otro, estás realmente mirando al rostro de Jesús, porque estás viendo el estado que te salvaría de donde ahora estás, o de lo que ahora eres.

Así que lo intentas, y la mente se expandirá. Te encontrarás a ti mismo, no sólo engrandeciéndote en este mundo, en el mundo externo, sino que también encontrarás revelaciones místicas tomando lugar dentro tuyo, lo cual es el propósito de esta enseñanza. No es solo para traer a la existencia cambios que son deseables en el mundo externo; también es para traer a la existencia cambios en el interior, que ascienden al hombre hacia niveles más altos de conciencia, porque el propósito de toda la apariencia del hombre, es despertar del descenso de lo más bajo de la escala, hacia lo más alto; él está ascendiendo hacia lo más alto, porque se nos dijo en la visión de Jacob, arriba de todo estaba parado Dios, en la escalera (escala), estaban parados estos seres celestiales, ascendiendo y descendiendo, pero arriba de todo estaba parado Dios, así que el destino verdadero del hombre, es alcanzar la altura para que pueda despertar como Dios.

El misterio es que Dios se convirtió en el hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios. Él descendió como el hombre. Toma al mismo versículo y dale una interpretación más elevada. Así que Dios muere aquí, así es, para convertirse en el hombre. La muerte de Dios, es el completo olvido del hecho de que Él es Dios. Tuvo que olvidarse completamente de que Él es Dios, y por lo tanto murió para despertar como el hombre. Si él recordara que es Dios, tan solo no podría ser el hombre, pero hay una completa y absoluta muerte, lo cual es un completo olvido de que yo soy Dios, para convertirse en el hombre.

El poeta lo escribió bellamente y dijo, Dios se convirtió en el hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios. Luego continúa preguntándole al hombre, “podrías tú amar a uno que nunca ha muerto por ti, o podrías tu morir por uno que no haya muerto por ti”, y entonces pone a esto en el más maravilloso y poético misterio en el libro Jerusalén, de Blake; él lo revela para la mente que lo puede ver, para ti, que porque eres visible, crees y debes hacer lo que el hombre pasivamente debe hacer: Rastrear su origen hacia el germen. Mientras que te hayas originado desde un germen, no eres más que un germen gigante. Si originas de otra cosa, serás solamente algo engrandecido de esa misma cosa. Porque todos los finales son fieles a sus orígenes.

Si puedo llevarte hacia atrás, hacia donde no puedas verlo, y te llevo hacia el gran misterio, para que veas que realmente eres el unigénito de Dios, si tu origen es Dios, tu final es Dios. Si tu origen es un insecto, entonces tu final es un insecto, así que tienes la opción de elegir, a la mente pasiva, la cual en realidad es la mente científica, que todavía insiste en encontrar causas externas a sí misma. No puede encontrar causas dentro suyo en ese estado pasivo.

Les digo que el gran misterio es que tú has salido de una aparente muerte. Es una muerte. Dios murió para convertirse en el hombre, porque Él deseaba el compañerismo de los hombres como Dioses, como el poeta nos dijo: “El hombre no debería permanecer como hombre. Su objetivo debería ser más alto. Porque Dios solo aceptará a Dioses como compañía.” Así que ustedes no pueden, en su estado actual de mente pasiva, ser compañeros de su Padre, quien anhela y desea a que cada hijo suyo, cada niño, despierte para convertirse en compañeros de la Deidad.

Así que háganlo. Él tuvo que morir a ser Dios, y convertirse en Su creación, con la esperanza de que la creación se despertará, y se convertirá en su compañero. Pero verás, él nos dio semejante regalo. Él me liberó completamente de la responsabilidad de volver. Yo no estoy obligado a despertar. Soy tan libre como el viento. Él me dio completa libertad de elección. Puedo lastimarme a mí mismo, arruinarme a mí mismo, a causa del regalo de Dios para mí, para hacerme vivir. Él no puede interferir y causar mi despertar. Él podrá acudir a hijos que han despertado, y ellos podrían acudir a sus hermanos dormidos, pero ellos tampoco, por la misma ley, pueden interferir con la voluntad de sus hermanos dormidos. No importa quién despierta, no pueden interferir para despertarme a mí. Ellos solo pueden acudir y tratar, de alguna manera sutil, sugerir, pero el regalo fue absoluto. Dios se dio a Si mismo para convertirse en mí, y encontrándome a mí mismo siendo un hombre, creo que mi origen fue el hombre, así que mi destino, no importa en qué tan grandioso hombre me convierta, no importa en qué tan sabio hombre me convierta, aún así todavía seré un hombre. Pero si mi origen es Dios, mi destino es Dios, y yo despertaré algún día para descubrir este maravilloso misterio que se desenvuelve dentro de mí.

Y ahora, se ha terminado mi tiempo.



Traducido por Laura Arrojo
La conferencia original en inglés es BY WATER AND BY BLOOD (Neville Goddard – 1956)




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