~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


miércoles, 1 de junio de 2016

ORACIÓN RESPONDIDA (Neville - julio de 1951)

Neville Goddard (julio de 1951)


ORACIÓN RESPONDIDA (Charla de Radio – Emisora KECA, Los Ángeles)



¿Alguna vez tuviste una oración respondida? Qué no daría el hombre para solo sentir la certeza de que cuando oran, algo definitivo sucederá. Por esta razón, me gustaría tomar un poco de tiempo para ver por qué algunas oraciones son respondidas y algunas aparentemente caen en tierra seca. “Cuando ustedes oren, crean que ya han recibido y recibirán” (Marcos 11: 24). Crean que ya han recibido - es la condición impuesta sobre el hombre. A menos que creamos que recibimos, nuestra oración no será respondida. Una oración - concedida - implica que algo se hace como consecuencia de la oración que, de otra manera, no hubiese sido hecho. Por lo tanto, aquel que ora es el disparador de la acción - la mente que dirige - y aquel que concede la oración. El hombre rechaza en asumir tal responsabilidad, porque la responsabilidad, aparentemente, es la pesadilla invisible de la humanidad.

El entero mundo natural está construido sobre la ley. Aun así, entre la oración y su respuesta no vemos tal relación. Sentimos que Dios podría responder o ignorar nuestra oración, que nuestra oración podría embocarle o errar al blanco. La mente todavía no está dispuesta a asumir que Dios se somete a sí mismo a sus propias leyes. ¿Cuánta gente cree que hay una relación de causa y efecto entre la oración y su respuesta?

Observemos los medios utilizados para sanar a los diez leprosos como se lo menciona en el capítulo 17 del Evangelio de San Lucas. La cosa que nos llama la atención en esta historia, es el método que se usa para elevar su fe a la intensidad necesaria. Se nos dice que los diez leprosos acudieron a Jesús para que “tenga misericordia” sobre ellos - es decir - para que los sane. Jesús les ordena a que vaya y se muestren a los sacerdotes, y “cuando estaban yendo, fueron sanados”. La ley de Moisés demandaba que cuando un leproso se recuperaba de su enfermedad, él debía mostrarse a sí mismo a los sacerdotes para obtener un certificado de su salud recuperada. Jesús impuso una prueba sobre la fe de los leprosos y les dio los medios por los que su fe podía ser elevada a su máxima potencia. Si los leprosos hubiesen rechazado ir - no tendrían fe - y, por lo tanto, no podrían haber sido sanados. Pero, si le obedecían, la completa realización de lo que su viaje implicaba asaltaría sus mentes a medida que ellos iban, y este pensamiento dinámico los sanaría. Por eso leemos, “cuando estaban yendo, fueron sanados”.

Tú, sin duda alguna, has oído más de una vez las palabras de aquel himno inspirador: “Oh, qué paz que a menudo perdemos; oh que innecesario dolor cargamos, todo porque no entregamos todo a Dios en oración.” Yo mismo llegue a esta convicción a través de la experiencia, habiendo sido guiado a inquietarme sobre la naturaleza de la oración. Yo creo en la práctica y la filosofía de lo que los hombres llaman oración, pero no todo lo que recibe ese nombre es realmente oración.

La oración es la elevación de la mente hacia aquello que buscamos. La mismísima primera palabra de corrección es “levántate”. Siempre elevemos la mente a aquello que buscamos. Esto se hace fácilmente al asumir el sentimiento del deseo cumplido. ¿Cómo te sentirías si tu oración fuese respondida? Bueno, asume ese sentimiento hasta que experimentes en la imaginación aquello que experimentarías en la realidad si tu oración fuese respondida. La oración significa ponerse en acción mentalmente. Significa sostener la atención sobre la idea del deseo cumplido hasta que llene a la mente, y empuje a todas las otras ideas hacia afuera de la conciencia. Esta declaración, de que la oración significa ponerse en acción mentalmente y sostener la atención sobre la idea del deseo cumplido, hasta que llene a la mente y empuje a todas las otras ideas hacia afuera de la conciencia, no significa que la oración es un esfuerzo mental - un acto de la voluntad. Por lo contrario, la oración debe ser contrastada con un acto de voluntad. La oración es una rendición. Significa abandonarse a uno mismo al sentimiento del deseo cumplido. Si la oración no trae resultados - hay algo que está mal con la oración, y la culpa yace generalmente en demasiado esfuerzo. Serias confusiones surgen en tanto que el hombre identifique el estado de oración con un acto de voluntad. La regla soberana es no hacer ningún esfuerzo, y si esto es observado, tú caerás intuitivamente en la actitud correcta.

La creatividad no es un acto de la voluntad, sino una receptividad más profunda - una susceptibilidad más aguda. La aceptación del final - la aceptación de la oración respondida - encuentra los medios para su realización. Siéntete a ti mismo, en el estado de la oración respondida hasta que el estado llene la mente, y empuje a todos los otros estados hacia afuera de tu conciencia. En lo que debemos trabajar, no es en el desarrollo de la voluntad, sino en la educación de la imaginación, y en la estabilización de la atención. La oración tiene éxito al evitar el conflicto. La oración es, por sobre todo, fácil. Su más grande enemigo es el esfuerzo. Lo poderoso se rinde a sí mismo sólo para aquello que es lo más gentil. La riqueza de los Cielos no se atrapa con una voluntad fuerte, sino que se entrega a sí misma, un regalo gratuito, a un momento de inversión-en-Dios. Sobre las líneas de menor resistencia viajan las fuerzas espirituales, así como también las físicas.

Debemos actuar en la asunción de que ya poseemos aquello que deseamos, porque todo lo que deseamos ya está presente dentro de nosotros. Solo espera a ser reclamado. El hecho de que debe ser reclamado es una condición necesaria por la cual realizamos nuestros deseos. Nuestras oraciones son respondidas si nosotros asumimos el sentimiento del deseo cumplido y continuamos en esa asunción. Yo presencié en mi sala de estar, uno de los más maravillosos ejemplos de la oración respondida. Una señora muy encantadora de otra ciudad vino a verme respecto a la oración. Como no tenía a quien dejarle a su hijo de ocho años, lo trajo con ella en el momento de nuestra entrevista. El niño aparentaba estar concentrado en su juego con un camión de juguete, pero al finalizar la entrevista con su madre, él dijo: “Señor Neville, ahora sé cómo orar. Yo sé lo que quiero - un cachorrito collie - y puedo imaginar que estoy abrazándolo cada noche en mi cama.” Su madre le explicó a él y a mí, las imposibilidades de su oración, el costo del cachorrito, que la casa era pequeña, y hasta su incapacidad de poder cuidar a un perro propiamente. El niño miro a los ojos a su madre y simplemente dijo, “pero madre, ahora sé cómo orar.” Y así lo hizo. Dos meses después, durante la “semana de amabilidad hacia los animales” en su ciudad, todos los niños de la escuela debían escribir un ensayo, sobre cómo ellos amarían y cuidarían a una mascota. Y has adivinado la respuesta. Su ensayo, fuera de los cinco mil que fueron presentados, ganó el premio, y ese premio, presentado por el alcalde de la ciudad al pequeño - era un cachorrito collie. El niño realmente asumió el sentimiento de su deseo cumplido, abrazando y amando a su cachorrito cada noche.

La oración es un acto de Amor Imaginativo, lo cual es el tema de mi mensaje el próximo domingo por la mañana a las 10:30 en el Teatro Fox Wilshire, en el Wilshire Boulevard cerca de La Ciénaga. Es mi deseo, el próximo domingo, que les pueda explicar como ustedes, así como el pequeño niño, pueden entregarse a ustedes mismos a las imágenes amorosas de sus deseos, y persistir en sus oraciones aunque se les diga a ustedes, como al pequeño, que sus deseos son imposibles.

La necesidad de la persistencia en la oración se nos muestra en la biblia. “Quién de ustedes”, preguntó Jesús, “va a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”;  y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada. Os digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.   [Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.  Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ] (Lucas 11: 5 al 10). La palabra traducida “Importunidad” significa, literalmente, descarada impudicia. Debemos persistir hasta que tengamos éxito en imaginarnos a nosotros mismos en la situación de la oración respondida. El secreto del éxito es encontrado en la palabra “perseverancia”. El alma imaginándose a sí misma en el acto, adopta los resultados del acto. Si no se imagina a si misma dentro del acto, estará siempre sin resultados. Experimenta en la imaginación lo que experimentarías en la realidad si ya fueras aquello que quieres ser, y adoptarás los resultados de ese acto. Si no experimentas en la imaginación lo que quisieras experimentar en la realidad, siempre estarás sin resultados. “Cuando ustedes oren, crean que ya han recibido y recibirán” (Marcos 11: 24). Uno debe persistir hasta llegar al amigo en un nivel más alto de conciencia. Se debe persistir hasta que su sentimiento del deseo cumplido tenga todas las sensaciones vívidas de la realidad.

La oración es un sueño despierto controlado. Si queremos orar exitosamente, debemos estabilizar nuestra atención para observar al mundo como se vería por nosotros si nuestra oración fuese respondida.

Estabilizar la atención no requiere de ninguna facultad especial, pero sí demanda un control de la imaginación. Debemos extender nuestros sentidos - observar nuestra relación cambiada respecto a nuestro mundo, y confiar en esta observación. El nuevo mundo no está allí para agarrar, sino para sentir, para tocar. La mejor manera de observarlo es estar intensamente consciente de él. En otras palabras, podemos, al escuchar como si hubiésemos oído, y al mirar como si hubiésemos visto, realmente escuchar voces y ver escenas desde adentro de nosotros que de otra manera no son audibles o visibles. Con nuestra atención enfocada en el estado deseado, el mundo externo se derrumba y luego el mundo - como la música - con un nuevo orden, transforma todas las discordancias en armonías. La vida no es una lucha, sino una rendición. Nuestras oraciones son respondidas por los poderes que invocamos y no por los que ejercemos. Siempre y cuando los ojos presten atención, el alma estará ciega - porque el mundo que nos mueve es el mundo que imaginamos, no el mundo que nos rodea. Debemos entregar nuestro ser completo al sentimiento de ser aquel noble que deseamos ser. Si hay algo que queda guardado, la oración es en vano. A menudo somos privados de nuestro objetivo más alto por nuestro esfuerzo en poseerlo. Somos llamados para actuar en la asunción de que ya somos el hombre que seríamos. Si hacemos esto sin esfuerzo - experimentar en la imaginación lo que experimentaríamos en la carne si hubiésemos realizado nuestro objetivo, descubriremos que realmente, lo poseemos.  El toque sanador está en nuestra actitud. No tenemos que cambiar nada más que nuestra actitud hacia eso.  Asume una virtud si no la tienes, asume el sentimiento de tu deseo cumplido. “Ora por mi alma; más cosas son originadas por la oración de lo que este mundo sueña.”



Traducido por Laura Arrojo
La conferencia original en inglés es ANSWERED PRAYER “Radio Talk – Station KECA, Los Angeles” (Neville Goddard – July 1951
) 



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