~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


miércoles, 28 de marzo de 2012

GETSEMANÍ - Neville Goddard

26. GETSEMANÍ

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.” [Mateo 26:36]


Uno de los romances místicos más maravillosos se cuenta en la historia de Jesús en el Jardín de Getsemaní, pero el hombre ha fallado en ver la luz de su simbología y ha interpretado erróneamente esta unión mística como una experiencia agonizante en la que Jesús suplicó en vano con Su Padre para cambiar Su destino.

Getsemaní es, para el místico, el Jardín de la Creación – el lugar en la conciencia donde el hombre acude para realizar sus objetivos definidos. Getsemaní es una palabra compuesta que significa exprimir una sustancia oleosa: Geth, exprimir, y Shemen, una sustancia oleosa. La historia de Getsemaní le revela al místico, en simbología dramática, el acto de creación. Así como el hombre contiene en su interior una sustancia oleosa, que en el acto de creación, es exprimida en la semejanza de sí mismo, del mismo modo él tiene dentro suyo un principio divino (su conciencia) que se condiciona como un estado de conciencia y sin asistencia se exprime u objetiva a sí misma.

Un jardín es un trozo de tierra cultivada, un campo especialmente preparado, donde las semillas de la propia elección del jardinero se plantan y cultivan. Getsemaní es tal jardín, el lugar en la conciencia donde el místico acude con sus objetivos bien definidos.

Los claros deseos del hombre son semillas que contienen el poder y los planes de auto-expresión y, como las semillas dentro del hombre, éstas también están enterradas dentro de una sustancia oleosa (una actitud de la mente alegre y agradecida). Cuando el hombre se contempla siendo y poseyendo lo que él desea ser y poseer, él ha comenzado el proceso de exprimir o el acto espiritual de creación. Estas semillas se exprimen y plantan cuando el hombre se pierde en un estado salvaje y loco de alegría, sintiendo conscientemente y afirmando para sí mismo ser lo que antes deseaba ser.

Los deseos expresados, o exprimidos, dan lugar a que suceda ese particular deseo. El hombre no puede poseer una cosa y todavía desear poseerla al mismo tiempo. Por lo tanto, cuando uno se apropia conscientemente la sensación de ser la cosa deseada, este deseo de ser la cosa sucede – se realiza. La actitud receptiva de la mente, sintiendo y recibiendo la impresión de ser la cosa deseada, es la tierra fértil o matriz que recibe la semilla (el objetivo definido).

La semilla que se exprime de un hombre crece en la semejanza del hombre del que fue exprimida. Del mismo modo, la semilla mística, tu afirmación consciente de que eres lo que hasta ahora deseabas ser, crecerá en la semejanza de ti – de quien y en quien se exprimió. Sí, Getsemaní es el jardín cultivado de romance a donde el hombre disciplinado acude para prensar semillas de alegría (deseos definidos) por él mismo en esta actitud receptiva de la mente, y allí cuidarlas y nutrirlas caminando conscientemente en la alegría de ser todo lo que anteriormente él deseaba ser.

Siente con el Gran Jardinero la emoción secreta de saber que las cosas y cualidades que ahora no se ven serán vistas tan pronto como estas impresiones conscientes crezcan y alcancen la madurez. Tu conciencia es el Señor y Esposo [Isaías 54:5]; el estado de conciencia en el que moras es la esposa o amada. Este estado hecho visible es tu hijo dando testimonio de ti, su padre y madre, pues tu mundo visible está hecho a imagen y semejanza [Genesis 2:26] del estado de conciencia en el que vives; tu mundo y su plenitud son nada más y nada menos que tu conciencia definida objetivada.

Sabiendo que esto es cierto, asegúrate de que eliges bien a la madre de tus hijos – ese estado de conciencia en el que vives, tu concepción de ti mismo. El hombre sabio elige a su esposa con gran discreción. Se da cuenta de que sus hijos deben heredar las cualidades de sus padres y por eso es que dedica mucho tiempo y atención a la selección de su madre. El místico sabe que el estado de conciencia en el que vive es la elección que ha hecho de una esposa, la madre de sus hijos, que ese estado con el tiempo debe encarnarse en su mundo; por consiguiente él siempre es selecto en su elección y siempre afirma ser su más alto ideal. Él conscientemente se define como lo que desea ser.

Cuando el hombre se da cuenta de que el estado de conciencia en el que vive es la elección que ha hecho de una compañera, será más cuidadoso de sus estados de ánimo y sentimientos. No se permitirá reaccionar a las sugestiones de miedo, carencia o cualquier impresión indeseable. Tales sugestiones de carencia nunca podrían superar la vigilancia de la mente disciplinada del místico, porque él sabe que cada afirmación consciente con el tiempo debe expresarse como una condición de su mundo – de su entorno. Por lo tanto, permanece fiel a su amada, su objetivo definido, definiendo y afirmando y sintiendo que es lo que desea expresar. Deja que un hombre se pregunte si su objetivo definido sería una cosa de alegría y belleza si fuera realizado. Si su respuesta es afirmativa, entonces él puede saber que su elección de una novia es una princesa de Israel, una hija de Judá, porque cada objetivo definido que expresa alegría cuando se realiza es una hija de Judá, el rey de la alabanza.

Jesús en su hora de oración tomó con Él a Sus discípulos, o atributos disciplinados de la mente, y les ordenó vigilar mientras Él oraba, de modo que ningún pensamiento o creencia que podría negar la realización de Su deseo pudiera entrar en su conciencia. Sigue el ejemplo de Jesús, que, con Sus deseos claramente definidos, entró en el Jardín de Getsemaní (el estado de alegría) acompañado de sus discípulos (Su mente disciplinada) para perderse en una alegría desenfrenada de realización. La fijación de Su atención en Su objetivo era Su orden a Su mente disciplinada de vigilar y permanecer fiel a esa fijación. Contemplando la alegría que sería suya en el cumplimiento de Su deseo, Él comenzó el acto espiritual de generación, el acto de exprimir la semilla mística – Su deseo definido. En esta fijación permaneció, afirmando y sintiendo que era eso que (antes de entrar en Getsemaní) Él deseaba ser, hasta que todo Su ser (la conciencia) fue bañado en un sudor oleoso (la alegría) semejante a sangre (la vida), en fin, hasta que toda Su conciencia estuvo impregnada de la alegría viva y constante de ser Su objetivo definido.

Cuando se logra esta fijación de modo que el místico sabe por su sentimiento de alegría que él ha pasado de su estado de conciencia anterior a su conciencia actual, la Pascua o Crucifixión se alcanza. Esta crucifixión o fijación de la nueva afirmación consciente es seguida por el Sabbath, un tiempo de descanso. Siempre hay un intervalo de tiempo entre la impresión y su expresión, entre la afirmación consciente y su encarnación. Este intervalo se llama el Sabbath, el periodo de descanso o de no esfuerzo (el día de la sepultura).

Caminar inmóvil en la conciencia de ser o poseer un cierto estado es guardar el Sabbath. La historia de la crucifixión expresa bellamente este silencio místico o descanso. Se nos dice que después de que Jesús gritó, “¡Consumado es!” [Juan 19:30], Él fue colocado en una tumba. Allí permaneció durante todo el Sabbath. Cuando te apropias del nuevo estado o conciencia de modo que te sientes, por esta apropiación, fijado y seguro en el conocimiento de que está consumado, entonces, tú también gritarás, “¡Consumado es!” y entrarás en la tumba o Sabbath, un intervalo de tiempo en el que caminarás inamovible en la convicción de que tu nueva conciencia debe ser resucitada (hecha visible).

La Pascua, el día de la resurrección, se celebra el primer domingo después de la luna llena en Aries. La razón mística de esto es simple. Un área definida no se precipitará en forma de lluvia hasta que este área alcance el punto de saturación; precisamente de este modo, el estado en el que moras no se expresará hasta que todo esté impregnado con la conciencia de que es así – de que está consumado.

Tu objetivo definido es el estado imaginario, al igual que el ecuador es la línea imaginaria a través de la cual el sol debe pasar para marcar el comienzo de la primavera. Este estado, como la luna, no tiene luz o vida por sí mismo; pero reflejará la luz de la conciencia o sol – “Yo soy la luz del mundo” [Mateo 5:14, Juan 8:12, Juan 9:5, Juan 12:46] – “Yo soy la resurrección y la vida” [Juan 11:25].

Del mismo modo que la Pascua está determinada por la luna llena en Aries, así, también, la resurrección de tu afirmación consciente está determinada por la plena conciencia de tu afirmación, por vivir realmente como este nuevo concepto. La mayoría de los hombres fallan en resucitar sus objetivos porque fallan en permanecer fieles a su reciente estado definido hasta que se alcanza esta plenitud. Si el hombre tuviera en cuenta el hecho de que no puede haber Pascua o día de la resurrección hasta después de la luna llena, se daría cuenta de que el estado al que conscientemente ha pasado solamente será expresado o resucitado después de haber permanecido dentro del estado de ser su objetivo definido. Hasta que todo su ser no se estremezca con la sensación de ser realmente su afirmación consciente, al vivir conscientemente en este estado de serlo, y sólo de esta manera, el hombre jamás podrá resucitar o realizar su deseo.



Traducido por Manu Anderson
Tomado del libro
YOUR FAITH IS YOUR FORTUNE, capítulo 26 “Gethsemane”, Neville Goddard (1941)
© Todos los derechos reservados




jueves, 22 de marzo de 2012

CÓMO FUNCIONA LA LEY - Neville Goddard

CÓMO FUNCIONA LA LEY

La ley de la cosecha idéntica o de “causa y efecto” es impersonal y puede ser usada para traer a tu experiencia cualquier cosa que tú puedas concebir. Ya que la creación está terminada, todo estado posible ya existe. Tu fusión con un estado en particular (imaginando con sentimiento lo que tú experimentarías si estuvieras en ese estado) causa que ese estado se proyecte en tu pantalla del espacio. Esta ley no se puede cambiar o romper y siempre reproduce en tu mundo exterior el duplicado exacto de cualquier creencia que consientas como verdadera.

Si quieres cambiar tu mundo, debes cambiar tus creencias.

Puesto que la conciencia es la única causa, no puedes culpar a los demás por las condiciones que actualmente existen [en tu mundo], ni pueden el destino o la suerte ser la causa de lo que ahora estás experimentando. Nada puede alterar el curso de los acontecimientos en tu vida excepto un cambio en tu propia conciencia. Lo que sea que esté ocurriendo en tu mundo ahora, aunque parezca real y un hecho inalterable, es un reflejo de la actividad anterior de tu propia conciencia. Por lo tanto, un cambio de conciencia reflejará ese cambio en el futuro tan ciertamente como las creencias pasadas reflejan el presente.

El hombre es pura conciencia sin forma y lo que él se concibe ser es una ilusión o reflejo de las ideas particulares que sostiene como verdades. Estas ilusiones existen sólo mientras el hombre enfoca su atención sobre ellas y les da vida. La mente consciente se forma creencias y opiniones a partir de la evidencia de los sentidos o el mundo exterior percibido. El poder creativo dentro de cada uno de nosotros acepta como cierto lo que la mente consciente imprime sobre él. Tu poder creativo toma esas ideas, que son pensadas con sentimiento, y las proyecta en tu mundo exterior. Es importante recordar que no todos los pensamientos son creativos.

Sólo aquellos [pensamientos] que creíste ciertos o a los que les uniste sentimientos crean las circunstancias y eventos que te encontrarás. Por lo tanto, las emociones como la ira, el miedo, el amor o la alegría son creativas. Debes vigilar las emociones que permites que entren en tu conciencia del mismo modo que discriminarías al permitir a un extraño en tu casa. No puedes permitir que las emociones negativas llenen tu mente sin sufrir las consecuencias de experimentar el estado con el que esas emociones están unidas.

El miedo a la pérdida produce pérdida en tu mundo. Tú podrías tomar todas las precauciones en el exterior para protegerte contra la pérdida, pero si la temes, con toda seguridad la experimentarás en tus asuntos. Los sentimientos de amor y alegría crean acontecimientos felices y buenas relaciones. Sentirte abundante produce riquezas en tu vida. Una persona carente de amor o desconfiada y que siente que los demás se aprovechan de ella atrae hacia sí misma eso mismo que ella cree. No importa lo que haga en el exterior, sus relaciones con los demás reflejarán lo que ella acepta como cierto. Puede que quiera una relación amorosa, pero sólo puede atraer lo que ella es consciente de ser.

Lo semejante literalmente atrae a lo semejante. Como dentro, así afuera. La conciencia es la realidad y lo que percibimos a través de nuestros sentidos y nos parece tan real es sólo la sombra de lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo.

~Neville Goddard



Traducido por Manu LDA
Tomado de Rare Lectures by Neville Goddard




martes, 6 de marzo de 2012

EL ARTE DE MORIR (Neville Goddard - 23 de marzo de 1959)

Neville Goddard (23 de marzo de 1959)


EL ARTE DE MORIR



Si estás con nosotros por primera vez, esto es lo que creemos y enseñamos aquí. Creemos firmemente que tú, el individuo, puedes realizar cada uno de tus sueños, y la razón es que Dios y el hombre son uno. Creemos que la diferencia no está en la mentalidad con la que operamos sino sólo en los grados de intensidad del poder operante mismo, y que llamamos Imaginación humana.

Keats [John Keats (1795-1821)] dijo: “Puedes tomar cualquier pasaje importante y espiritual y te servirá como un punto de partida hacia los treinta y dos palacios”. Toma esta simple sentencia de las cartas de Pablo a los Corintios: “Muero cada día”, o la declaración de Blake en su carta a Crab Robinson: “La muerte es lo mejor de la vida. No hay nada en la vida como la muerte, pero la gente toma mucho tiempo en morir. Al menos, sus vecinos nunca los verán levantarse de la tumba.” Si entiendes a Blake no podrías pensar de la muerte como el mundo piensa de la muerte, sino que verías que nadie puede crecer sin superar situaciones y condiciones con la edad. Pero el hombre no está dispuesto a superar situaciones y condiciones con la edad y, sin embargo, quiere cosas distintas de las que tiene. Pero si permaneces en un estado, siempre tendrás que sufrir las consecuencias de no estar en otro estado. (De la “Hermética”) Si me quedo en el estado de la pobreza tengo que sufrir las consecuencias de no estar en el estado de la riqueza. Por lo tanto debo aprender el arte de morir. Pablo dice: “Muero cada día”. Blake dice: “La gente toma mucho tiempo en morir”. El hombre no supera con la edad su estado de mala salud o su viejo empleo o su entorno. Debemos aprender el arte de morir, y esta semana es la gran muerte y se nos dice que Dios muere para que el hombre pueda vivir.

Nosotros decimos que la Imaginación de Dios y la del hombre son una, sin importar cuan lejos vaya. Los universos son creados y sostenidos por “el mismo poder que sostiene nuestro entorno”. Nosotros decimos que el poder es el mismo, pero reconocemos una gran diferencia entre el poder que sostiene el universo y el que sostiene un ambiente. La diferencia está sólo en el grado de intensidad del centro de imaginación. Por tanto, si incrementamos la intensidad [en] el centro de imaginación, crearemos cosas cada vez más grandes. Así que veo mi sueño, y debo aprender a morir a lo que soy para vivir a lo que quiero ser.

Ahora, este es el significado místico de una muerte en la Biblia – la muerte de Moisés, una historia familiar para todos nosotros. Se nos dice que Moisés viene de la tierra de Moab (Deuteronomio 34) y después escala la montaña de Nebo, va a Pisga, ve Galaad, y finalmente él observa la tierra prometida de Jericó. Pero el Señor le dice: “Te dejaré ver la tierra, pero no podrás entrar en ella”. Luego Moisés muere. (El estado actual no puede ser llevado al nuevo; tiene que morir como consecuencia del nuevo [estado] vivificado.) “Pero sus ojos no se oscurecieron y su vigor no disminuyó”. Y nadie sabe dónde está enterrado. En primer lugar recuerda que todos los personajes de la Biblia se desarrollan en la mente del hombre. Yo soy Moisés, tú eres Moisés. Su significado es “levantar” o “sacar de”. Se nos dice al principio de la historia que él fue sacado de entre los juncos. La palabra [“Moisés” – en hebreo, “Moshe”] escrito al revés en el antiguo hebreo significa “el Nombre” [haShem] o “YO SOY”. Así que estoy sacando de mi propio ser, o el YO SOY. Moisés viene de “Mo ab”. Esto viene de dos palabras hebreas que significan “Madre-Padre”, o “matriz”. Después él escala la montaña de Nebo, que significa “profetizar”, o que representa el estado subjetivo que se anhela. Voy a profetizar para ti, o tú para otro. Tú singularizas el anhelo de una persona. Si él anhela algo significa que no lo tiene, de lo contrario no podría estar anhelándolo. Pero Moisés escala Nebo – es decir, él participa en ver el estado anhelado. Yo singularizo algo que implica que soy el hombre que quiero ser. Yo escalo la montaña. Luego viene Pisga, que significa “contemplar”. Yo contemplo lo que quiero ser. Entonces él ve Jericó, que significa “un olor fragante”. Voy a contemplar el estado deseado hasta que obtenga el sentimiento o la reacción que satisface. No sólo he escalado Nebo sino que he alcanzado Pisga y observado Jericó. Estoy lleno de la emoción que implica que el acto se ha completado. Luego está Galaad, que significa “cerro de los testigos”. Entonces yo, como Moisés, muero. No puedo entrar en la tierra prometida, y nadie puede encontrar el lugar donde estoy enterrado.

¿Qué significa eso? Si estoy asolado por la pobreza y el miedo y entonces te encuentras conmigo y me ves [en tu imaginación] tan libre como un pájaro y feliz, en ese momento no soy el hombre que conocías que estaba asustado. Entonces, ¿dónde está ese otro hombre enterrado? Pues Moisés es el poder en el hombre (en el hombre genérico, macho-hembra) para sacar de sí mismo cualquier cosa que él desee en este mundo, y para así representar el drama de que él muere a lo que era, para que él pueda vivir a lo que él está representando. Eso es Moisés – y nadie puede saber dónde está enterrado. Pero se nos dice: “Su ojos no se oscurecieron ni perdió su vigor”. Es decir, cuando yo muero, es cuando represento el drama. No espero a que aparezcan señales; es cuando estoy más consciente de mis limitaciones y siento la presión, entonces es cuando debo aprender a morir. Tengo que aprender a dejar ir lo que mis sentidos dictan y “volverme loco” y entregarme a lo que es sólo un sueño. Pero sosteniéndolo y viviendo en él, muero a lo que físicamente era real mientras gradualmente elevo lo que sólo era un sueño. Tú conocías únicamente al hombre asustado y no al otro. Nadie puede decir a dónde se fue el hombre asustado.

De esta manera es como el arte de morir se dramatiza en la Biblia como la muerte de un hombre. Pero no tiene nada que ver con un hombre específico, pues la historia de la Biblia tiene lugar en la mente de cada hombre. Me crucificaré a mí mismo, porque Dios se crucificó en mí para que yo pueda vivir. Pero ahora debo clavarme a mí mismo sobre lo que deseo y, permaneciendo fiel a ello, levantarlo como [hizo] Dios [cuando] se clavó en mí. (Hablando de su cuerpo actual) se cree un hombre llamado Neville, dándole a Neville el mismo poder que es suyo (pero con menos intensidad) con la esperanza de que yo levantaré el poder para más grandes cosas en mi mundo en las que pueda clavarme, y así levantarlas. No hay ninguna posibilidad de que el hombre dé vida a su sueño a menos que Él se clave en esta cruz que es el hombre. Estamos viviendo porque Dios se clavó a nosotros. Ahora el hombre, con menos intensidad, le da paso a otros estados y no a lo que los sentidos dictan, se hace uno con el estado y se clava a él (fijándose en el estado mediante la emoción y el sentimiento) y entonces él será elevado.

Porque la crucifixión viene antes de la resurrección. La crucifixión sin la resurrección sería impensable; sería el triunfo total de la tiranía. Si pudiera entregarme a mi sueño y no se convirtiera en carne, sería la tiranía total sobre este maravilloso concepto de la vida. Pero no puedes fallar si te entregas. Si te retienes en tu interior, preguntándote “¿Qué voy a jugar como mi última carta si esto no funciona?” entonces no te has entregado, no te has clavado a él. Es una entrega completa. Es el gran grito “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” Si sabes que eres Dios haciéndolo, puedes entregarte. Pero debe haber total abandono, como si fuera verdad y entonces lo conviertes en una realidad. El precio es esa forma de abandono mental que Blake llama “locura”. Pero el hombre tiene miedo; no se atreve a abandonarse de ese modo a su sueño, así que nunca “muere”. Por tanto Blake tenía razón cuando dijo: “No hay nada como la muerte: lo mejor en la vida es la muerte”.

Muchas personas sólo envejecen, pero nunca cambian interiormente. Sólo maduran físicamente, pero no han muerto en el sentido místico. No hay poder transformador en la muerte física, y todavía estarán anclados en un mundo más grande con todas las tendencias de este mundo. Para nuestros sentidos ellos parecen estar muertos, pero todavía, en otro plano, tendrán que aprender el arte de morir. Yo puedo en cualquier lugar desprenderme tan completamente de lo que está ocurriendo que puedo “morir” a ese estado. Así que cada pequeña muerte es el levantamiento de la imagen divina. Esto significa morir como el místico da a entenderlo. Significa morir mentalmente. El hombre muere a la mala salud, o a la pobreza, o a la falta de armonía, etc., pero lo hace entregándose a los otros estados.

Blake considera a todos los estados como permanentes, al igual que en su gran poema respecto a Los Salones de Los: “Maldigo la tierra para el hombre y lo hago permanente”. Así que los estados permanecen y el hombre pasa a través de los estados, como si fueran ciudades. Si no paso a través de algún estado pero permanezco en él, creo que [ese estado] es la única realidad. No puedes concebir que un estado no existe, porque la totalidad está terminada; pero el hombre sólo está despertando al morir a un estado tras otro.

Toma a un amigo que no esté bien o que no pueda liberarse de algún estado. Represéntate a ese amigo como debería ser visto por el mundo entero, y en el grado en que tú seas fiel a esa representación, a tal grado lo sacarás del viejo estado. No importa si él sabe que tú lo hiciste o no; él no tiene por qué saberlo. Pero permanece fiel y lo sacarás del viejo estado hacia el nuevo estado que estás viendo. Todas las cosas se extinguen cuando dejamos de observarlas. Moisés pudo ver la tierra prometida pero no pudo entrar en ella. Si soy fiel a la semejanza de lo que observo, entonces yo – el hombre “antiguo” – no puedo entrar al nuevo estado. Algo llamado el poder entra en él, pero [nadie] lo reconoce, porque ellos no pueden reconocer al ser transformado.

Todos nosotros nos sentimos muy seguros en la recurrencia. Si sabemos que una cosa es fija y que la próxima semana las cosas seguirán como hoy, me siento seguro en esa recurrencia. Puedo haber hecho algo que viole los códigos morales, puedo haber llegado desde el lado equivocado de las vías, pero puedo aceptar eso, porque estoy acostumbrado a ello. Pero decir que algo se despierta en mí y que puedo llegar a ser lo que quiera – eso asusta al hombre. Así que se nos dice que despertemos del sueño, porque la recurrencia trae seguridad al vasto mundo entero. Uno hace lo que hace como si lo hiciera en una pesadilla. Pues Dios tuvo que “olvidar” que él era Dios para convertirse en hombre y esa reducción gradual a este nivel es el mismo límite de la contracción. Pero luego viene el despertar de ese sueño profundo en el cual se sumergió para darme vida. Por lo tanto, este poder de elevación se ocupa de liberar a los hombres, pues Dios se convirtió en cada hombre, de modo que cada hombre pudiera despertar con el tiempo como Dios. Finalmente el mundo entero despertará y el poema estará en plena floración y será noble más allá de nuestros sueños más locos. Y entonces existirá para nosotros y seremos uno con el creador del gran poema. Eso es el arte de morir.

El próximo domingo es el gran drama. Estoy montando a un animal y estoy en una encrucijada. “Traedme un pollino al que ningún hombre ha montado antes, que está amarrado en una carretera donde dos caminos se encuentran.” Aquí tenemos al estado al que nunca antes he montado. Es tan poco natural sentir que soy el hombre que quiero ser y realmente pasar a ese estado y montarlo sin ser tirado por la razón, que me dice que estoy loco. Pero si sabes que el Señor es tu Imaginación, puedes montarlo a Jerusalén. Se nos dice que encontraremos al animal en una encrucijada donde dos caminos se encuentran. Siempre estamos en una encrucijada de lo que soy y lo que quiero ser. Así que, ¿puedo montar al animal que encontré en la encrucijada y llevarlo a Jerusalén? Entonces voy hacia el “cielo”, pero no es continuo en mi línea de movimiento. Es contiguo. Está al lado de donde yo estoy, pues el cielo es un estado de conciencia. Trato de captar la sensación que sería mía si yo fuera el hombre que quiero ser, pero eso implica una muerte. Debo abandonarme a mi sueño como si fuera cierto, y – viviendo en él – lo levanto y lo hago realidad. Todos tenemos que pasar por este estado, porque esta es la única religión verdadera del mundo. La religión, como la caridad, empieza en casa, con uno mismo. La semilla madre de todas las creencias religiosas se encuentra en las experiencias místicas de la persona. Todas las ceremonias no son sino agregados secundarios superpuestos sobre ella.

Religión significa, “estar atado o dedicado a”. Pero si yo no estoy enamorado de [eso] a lo que estoy atado, debo entregarme a algo más encantador y hacerlo real. Debo llevar mi cruz. Voy hasta cierto punto y luego quiero cruzar a la otra línea donde está mi cielo. Pues todo está interrelacionado. Todos nos interpenetramos los unos a los otros. Todos somos uno. Así que el mundo entero se interpenetra y entonces aparece el conflicto, y de eso viene la solución del conflicto. Pues tenemos que estar en conflicto si estamos todos interpenetrados. Pero luego debemos traer la reconciliación. Cualquiera que sea la solución, eso es la reconciliación. Pero no podemos permanecer en un estado o en alguna condición para siempre. Cada nuevo estado lleva en sí las semillas de un nuevo conflicto. Todo cielo se convierte con el tiempo en infierno. Una cosa es nuestra por un momento, pero a medida que continuamos en ella, traerá conflicto. Mientras haya interpenetración siempre habrá conflicto. Por tanto, vive en cualquier estado deseado y entonces, cuando surja el conflicto, resuélvelo y muere a él y luego muévete a otro estado. Así es como crecemos y nos superamos; así es como el hombre despierta.

Ningún hombre puede nacer en un entorno y luego realizar otro si no se entrega al estado deseado. Por tanto Blake tenía razón: “Lo mejor de la vida es la muerte, pero al hombre le toma tanto tiempo morir que sus amigos jamás le verán levantarse de la tumba.” ¿Puedes ver entonces lo que pasa con tu amigo que siempre te dice las mismas cosas, incluso si no le has visto desde hace diez años? Todo se sigue repitiendo, nada es nuevo, pero eso le hace sentirse seguro. El hombre no quiere cambiar; le asusta.

Te digo que tu Imaginación es Dios. Créelo. Ejercítala. Yace con baja intensidad, pero conforme la levantas la intensificas y luego visión tras visión serán tuyas a medida que empiezas a despertar. No creas que eres codicioso porque estás exigiendo cosas o el cambio de las cosas. Estás aquí para crear como tu Padre crea. Quiere lo que quieres y entrégate a ello y créalo. Luego querrás cosas cada vez más grandiosas. Pero nada bendice a un hombre a menos que baje de su estado celestial y se encarne. Tú eres el único que puede vestirlo en la realidad. Pero permanece como un estado a menos que te entregues a ello.

Este drama de la Biblia es todo sobre ti, pues el Jesucristo de los evangelios es tu propia maravillosa Imaginación. Sólo hay un Dios infinito y la creación que él amaba. Y tanto la amaba, que quiso darle vida y luego compartirla e incluso cambiarla, así que Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios. Esa es la gran historia de los evangelios. Cada místico en el mundo cuenta esta misma historia. Por tanto, cada hombre es libre. No hay juicio, porque no importa lo que el hombre haya hecho, es Dios haciéndolo en una pesadilla. Sólo hay completo perdón del pecado – nada de juicio ni objeción, sin embargo el hombre puede cambiar los hechos. El pasado se puede deshacer. De modo que un hombre ha hecho esto o aquello. Usa tu poderosa Imaginación y “haz girar la gran rueda hacia atrás hasta antes del incendio de Troya”. Eso significa revisar.

Conozco a una señora que se quemó la mano y luego se la “desquemó”. Se vertió agua hirviendo en la mano. Se tumbó en el sofá y trató de deshacer mentalmente lo que había hecho. Era difícil por el dolor, pero ella siguió intentándolo. Rehízo la escena y vertió el agua hirviendo sobre el té y lo preparó y luego se lo bebió. Lo hizo una y otra vez y, finalmente, en el acto de hacer de ese modo el té se quedó dormida. Cuando se despertó unas horas más tarde no había ni rastro de la quemadura. Ella escribió: “Se podría haber pensado que debería haber ido directamente al hospital, pero ahora no hay ni siquiera una señal de la quemadura.”

Comentario: El pasado y el presente son uno en un momento mayor.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Manu LDA
La conferencia original en inglés es THE ART OF DYING (Neville Goddard 03-23-1959)