~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


viernes, 2 de diciembre de 2011

Extracto del libro “Imaginación Despierta”, pág. 14

Extracto del libro “Imaginación Despierta”, pág. 14

El mundo presenta diferentes apariencias según difieran nuestros estados de conciencia. Lo que vemos cuando estamos identificados con un estado no podemos verlo cuando ya no estamos unidos a él. Por estado se entiende todo lo que el hombre cree y acepta como verdad. Ninguna idea presentada a la mente puede realizarse a menos que la mente la acepte. Depende de la aceptación, el estado con el que estamos identificados, cómo las cosas se presentan. En la fusión de la imaginación y los estados se encuentra la formación del mundo tal como se muestra [ante nosotros]. El mundo es una revelación del estado con el que la imaginación se funde. El estado desde el que pensamos determina el mundo objetivo en el que vivimos. El hombre rico, el pobre, el bueno, el ladrón, son lo que son en virtud de los estados desde los cuales ellos ven el mundo. De la distinción entre estos estados depende la distinción entre los mundos de estos hombres. Individualmente tan diferente es este mismo mundo. No son las acciones y el comportamiento del buen hombre que deberían armonizar sino su punto de vista. Los cambios externos son inútiles si no se cambia el estado interno. El éxito no se logra por imitar las acciones externas del exitoso sino mediante correctas acciones y conversaciones internas.

Si nos separamos de un estado, y podemos hacerlo en cualquier momento, las condiciones y circunstancias que resultaron de esa unión se desvanecen.

Fue en el otoño de 1933 en la ciudad de Nueva York que acudí a Abdullah con un problema. Él me hizo una simple pregunta, “¿Qué es lo que quieres?” Yo le dije que me gustaría pasar el invierno en Barbados, pero que estaba arruinado. Yo, literalmente, no tenía un centavo.

“Si te imaginaras estar
en Barbados,” dijo, “pensando y viendo el mundo desde ese estado de conciencia en lugar de pensar acerca de Barbados, tú pasarías el invierno allí. No debes preocuparte por las formas y los medios para ir allí, porque el estado de conciencia de estar ya en Barbados, si es ocupado por tu imaginación, creará los medios más adecuados para su realización.”

El hombre vive comprometiéndose con estados invisibles, fusionando su imaginación con lo que él sabe que es distinto a sí mismo, y en esta unión él experimenta los resultados de esta fusión. Ningún hombre puede perder lo que ha conservado al separarse del estado donde las cosas experimentadas tienen su vida natural.

“Debes imaginarte exactamente en el estado de tu deseo cumplido,” me dijo Abdullah, “y quedarte dormido viendo el mundo desde Barbados.”

El mundo que describimos por observación tenemos que describirlo relativo a nosotros. Nuestra imaginación nos conecta con el estado deseado. Pero tenemos que usar la imaginación con maestría, no como un espectador pensando en el final, sino como un participante pensando desde el final. Tenemos que estar allí en la imaginación realmente. Si hacemos esto, nuestra experiencia subjetiva se llevará a cabo de manera objetiva.

“Esto no es mera fantasía,” dijo él, “sino una verdad que puedes probar por experiencia.”

Su apelación a
entrar en el deseo cumplido era el secreto de pensar desde el final. Cada estado ya está ahí como “mera posibilidad” siempre y cuando pienses en él, pero es tremendamente real cuando piensas desde él. Pensar desde el final es el camino de Cristo.

Empecé justo ahí y luego [comencé a] fijar mis pensamientos más allá de los límites de los sentidos, más allá de ese aspecto al que mi estado presente daba existencia, hacia la sensación de estar ya
en Barbados y ver el mundo desde ese punto de vista.

Él enfatizó la importancia del estado
desde el que el hombre ve el mundo cuando se está quedando dormido. Todos los profetas afirman que la voz de Dios se oye por el hombre principalmente en sueños.

“En un sueño, en una visión de la noche, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre su lecho; entonces él abre los oídos de los hombres y sella sus instrucciones.” [Job 33:15:16]

Esa noche y durante varias noches después de eso me quedé dormido en la asunción de que yo estaba en la casa de mi padre en Barbados. Al cabo de un mes recibí una carta de mi hermano diciendo que tenía un fuerte deseo de tener a la familia junta en Navidad, y pidiéndome que usara el billete de barco adjunto para ir a Barbados. Dos días después de recibir la carta de mi hermano navegué, y pasé un invierno maravilloso en Barbados.

Esta experiencia me ha convencido de que el hombre puede ser cualquier cosa que quiera si hace habitual la concepción [de su deseo] y piensa
desde el final. También me ha demostrado que ya no puedo excusarme echándole la culpa al mundo de las cosas externas – que mi bien y mi mal sólo dependen de mí, que depende del estado desde el que veo el mundo cómo las cosas se presentan.

~Neville Goddard



Traducido por Manu LDA
Tomado del libro Awakened Imagination, pág. 14
Copyright © 1954 Neville




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